jueves, 10 de agosto de 2017

LOS RISHIS

LOS RISHIS

Richis (Rishis) (Sánscrito). - Adeptos; inspirados o iluminados
En la literatura védica se emplea este término para designar a aquellos personajes por medio de los cuales fueron revelados los diversos mantras
Los Richis, literalmente “reveladores”, son santos sabios o iluminados, inspirados cantores o poetas, a quienes fueron revelados los himnos védicos.  Estos sublimes personajes se distinguen por su vasto saber y santidad, y a pesar de haber completado su evolución como hombres, permanecen en las regiones superfísicas en contacto con la humanidad, a fin de ayudarla en su progreso. 
Hay siete órdenes de ellos, a saber:
Brahmarchis (Richis brahmánicos, o que han pertenecido a la clase sacerdotal);
Devarchis (Richis divinos o santos celestes, hijos del Dharma y Yoga, entre los cuales figuran
              Nârada, Bharadvâja, Vasichtha, etc.);
Râjarchis (Richis pertenecientes a la clase real, entre los cuales figura Vizvâmitra);
Maharchis (grandes Richis o santos, en número de siete, y cuyo jefe es Brighu);
Paramarchis (o supremos Richis);
Kândarchis (Richis que explican una sola parte, o Kanda, de los Vedas), y
Zrutarchis (Richis que han recibido la revelación, no directamente, sino de los Richis védicos). 

Segun leemos en la Doctrina Secreta, los primitivos Richis eran siete (los siete sabios primitivos); vivieron antes del período védico y fueron venerados como semidioses, pero hoy se puede demostrar que eran más que simple mortales, filósofos.   
Hay otros grupos de diez, doce y hasta veintiún Richis
En las Leyes de Manú, se hace también mención de siete grandes Richis (Saptarchi), que corresponden a las siete estrellas de la Osa mayor. 
En la misma obra (La Doctrina Secreta) se mencionan diez grandes Richis, señores de criaturas (Prajâpatis), cuyos nombres son:
Marîchi,
Atri,
Angiras,
Pulastia,
Pulaha,
Kratu,
Prachets (o Dakcha),
Vazichtha,
Bhrigu y
Nârada
Estos tres últimos son los más eminentes, de manera que, descontando éstos, queda reducido a siete el número de los Grandes Richis
Segun el Rig-Veda, los siete Grandes Richis son también los Prajêpatis o señores de la existencia, los siete “Hijos nacidos de la mente de Brahmâ”.
En otras obras el número de los Richis se eleva a siete, ocho y aun más. 

En medio de esta confusión, evidentemente intencionada, resulta clara una cosa:
“Ha habido y habrá siete Richis en cada Raza-madre, llamada también Manvantara en los libros sagrados, de igual modo que hay catorce Manús en cada Ronda, siendo idénticos los Dioses presidentes, los Richis y los hijos de Manú”.  (Doctrina Secreta, II, 650, nota). 

Y si los Manús y los Richis son designados con un mismo nombre genérico, esto es debido al hecho de que todos y cada uno de ellos son las Energías manifestadas de un mismo Logos, los Mensajeros a la vez celestiales y terrestres de aquel Principio que se halla siempre en estado de actividad consciente durante el período de evolución cósmica, e inconsciente (desde nuestro limitado punto de vista) en el de reposo cósmico. 

(Tomado del Glosario Teosófico.)


miércoles, 9 de agosto de 2017

LOS SIDDHIS

LOS SIDDHIS


Siddhis(Sánscrito).
La palabra sánscrita siddis es sinónima de la voz pali iddhi. (Voz del Silencio, I, Nota 1). 
Literalmente: “atributos de perfección”; poderes fenomenales que, gracias a su santidad, adquieren los yoguîs. 
Siddhis: facultades psíquicas, poderes anormales o extraordinarios del hombre.  Un grupo de ellos comprende las energías psíquicas mentales inferiores, groseras; el otro requiere la más elevada educación de los poderes espirituales. 
Siddhi significa también: perfección, éxito feliz, bienestar, prosperidad, ventura; logro o realización de un objeto deseado; efecto, consecuencia, resultado; conclusión, consumación, cumplimiento, ejecución; fin; fruto, producto, recompensa; facultad psíquica; poder extraordinario, divino o suprafísico obtenido por el desarrollo espiritual o por la práctica del Yoga. 

Dice Krishna en el Zrîmad Bhagavad: “Aquel que vive consagrado a la práctica del Yoga, que ha subyugado sus sentidos y concentrado su mente en Mí (Krishna), es un Yoguî a quien todos los siddhis están prontos a servir”. 

–En su comentario a los Aforismos de Patañjali, M. Dvivedi enumera ocho siddhis o más elevados poderes ocultos, que son:
animâ (el poder de asimilarse uno mismo con un átomo),
mahimâ (el de dilatarse en el espacio),
laghimâ (el de volverse tan ligero como un copo de algodón),
garimâ (el de volverse tan pesado como el cuerpo más grave),
prâpti (el de llegar a cualquier parte, hasta la luna),
prâkâmya (el de ver realizados todos los deseos),
ichatva (la facultad de crear), y
vazitva (el poder de dominarlo todo).   

“Estos poderes extraordinarios –añade el mencionado comentarista- no se adquieren en una sola vida, y pueden ser resultado de los efectos acumulados durante varias existencias”. 
Esto explica lo expuesto en el Aforismo 1ro. del libro IV: “Los poderes anormales se obtienen por nacimiento, por la virtud de ciertas hierbas, de encantos, de austeridades, o por el Samâdhi”.  –

(Tomado del Glosario Teosófico).


sábado, 18 de marzo de 2017

EL BUDISMO Y LA FILOSOFIA ESOTERICA

EL BUDISMO Y LA FILOSOFIA ESOTERICA

Son unos ignorantes aquellos que, en su ciego y hoy día intempestivo odio al Buddhismo, y por reacción al Budhismo, niegan sus enseñanzas esotéricas que son también las de los brahmanes, simplemente porque el nombre les sugiere lo que para ellos, como monoteístas, son doctrinas perniciosas. Ignorantes, es el término correcto que debe emplearse para su caso, puesto que la Filosofía Esotérica es la única capaz de resistir en esta época de  materialismo craso e ilógico, los ataques repetidos a todo cuanto el hombre tiene por más querido y sagrado en su vida espiritual interna. El verdadero filósofo, el estudiante de la Sabiduría Esotérica, pierde por completo de vista las personalidades, las creencias dogmáticas y las religiones especiales. Además, la Filosofía Esotérica reconcilia todas las religiones, despoja a cada una de ellas de sus vestiduras humanas exteriores, y demuestra que la raíz de cada cual es idéntica a la de las demás grandes religiones.

Ella prueba la necesidad de un Principio Divino y Absoluto en la Naturaleza.
Ella no niega la Deidad como no niega el Sol. La Filosofía Esotérica jamás ha rechazado a Dios en la Naturaleza, ni a la Divinidad como al Ente abstracto y absoluto.
Rehúsa únicamente aceptarlos dioses de las llamadas religiones monoteístas; dioses creados por el hombre a su propia imagen y semejanza, caricaturas impías y miserables del Siempre Incognoscible.

Por lo demás, los archivos que vamos a presentar al lector, abrazan los principios esotéricos del mundo entero, desde el principio de nuestra humanidad; y en ellos el ocultismo Buddhista ocupa su lugar correspondiente, y no más.
A la verdad, las porciones secretas del Dan o Janna (Dhyâna) [Dan, en la moderna fonética china y tibetana Chhan, es el nombre general de las escuelas esotéricas y su literatura. En los antiguos libros, la palabra Janna se define como “la reforma de uno mismo por medio de la meditación y el conocimiento un segundo nacimiento interno. De aquí Dzan Djan fonéticamente, el libro de Dzyan.] de la metafísica de Gautama, por grandes que aparezcan a los que no están enterados de los principios de la Religión de la Sabiduría de la antigüedad, constituyen tan sólo una pequeña porción del total.
El Reformador indo limitó sus enseñanzas públicas al aspecto puramente moral y fisiológico de la Religión de la Sabiduría, a la ética y al hombre únicamente. Las cosas “invisibles e incorpóreas, el misterio del Ser fuera de nuestra esfera terrestre, no fueron tratados en manera alguna por el gran Maestro en sus enseñanzas públicas, reservando las verdades ocultas para un círculo selecto de sus Arhats. Estos últimos recibían la iniciación en la famosa Cueva Saptaparna (la Sattapanni de Mahâvansa) cerca del Monte Baibhâr (el Webhára de los manuscritos palis). Esta cueva estaba en Râjâgriha, la antigua capital de Magadha, y era la Cueva Cheta de Fa-hian, como justamente sospechan algunos arqueólogos. [Mr. Beglor, ingeniero jefe en Buddha Gâya y arqueólogo distinguido, fue el primero en descubrirla, según creemos.]
El tiempo y la imaginación humana disminuyeron la pureza y la filosofía de estas enseñanzas, cuando, durante el curso de su obra de proselitismo, fueron trasplantadas del círculo secreto y sagrado de los Arhats, a un suelo menos preparado para las concepciones metafísicas que la India; o sea, en cuanto fueron llevadas a China, Japón, Siam y Birmania. La manera como fue tratada la prístina pureza de estas grandes revelaciones, puede verse estudiando algunas de las llamadas escuelas buddhistas “esotéricasde la antigüedad en su aspecto moderno, no solamente en China y en otros países buddhistas en general, sino hasta en no pocas escuelas del Tíbet, abandonadas al cuidado de Lamas no iniciados y de innovadores mongoles.
Así es, que el lector debe tener presente las muy importantes diferencias que existen entre el Buddhismo ortodoxo, o sea las enseñanzas públicas de Gautama el Buddha, y su Budhismo esotérico. Su Doctrina Secreta no difiere, sin embargo, en manera alguna de la de los brahmanes iniciados de su tiempo. El Buddha era hijo del suelo ario, un indo, un Kshatriya, discípulo de los 96 nacidos dos veces(los brahmanes iniciados) o Dvijas.

Sus enseñanzas, por tanto, no podían ser diferentes de las doctrinas de  aquéllos, pues toda la reforma buddhista consistió sencillamente en revelar una parte de lo que había permanecido secreto para todos los hombres que estaban fuera del “círculo encantadode los iniciados del Templo y de los ascetas.
No pudiendo, por razón de sus votos, enseñar todo cuanto le había sido comunicado, y a pesar de que Buddha enseñó una filosofía fundada en la base del verdadero conocimiento esotérico, participó al mundo únicamente el cuerpo material externo de aquélla, y guardó su alma para sus elegidos. Muchos orientalistas que se dedican al chino, han oído hablar de la “doctrina del alma. Ninguno parece haber comprendido su verdadera significación e importancia.
Aquella doctrina fue conservada en secreto, en demasiado secreto quizás, dentro del santuario. El misterio que envolvía su dogma principal y sus aspiraciones más exaltadas, el Nirvâna, ha llamado e irritado tanto la curiosidad de los sabios que lo han estudiado, que siendo incapaces de resolverlo de una manera lógica y satisfactoria desatando el nudo

Gordiano, han preferido cortarlo, declarando que el Nirvâna significa la absoluta aniquilación.

Tomado de:  LA DOCTRINA SECRETA DE LAS ERAS ARCAICAS.
H.P. Blavatsky