Versos
Áureos
Pitágoras
Honra,
en primer lugar,
y
venera a los dioses inmortales,
a
cada uno de acuerdo a su rango.
Respeta
luego el juramento,
y
reverencia a los héroes ilustres,
y
también a los genios subterráneos:
cumplirás
así lo que las leyes mandan.
Honra
luego a tus padres
y a
tus parientes de sangre.
Y de
los demás, hazte amigo
del
que descuella en virtud.
Cede
a las palabras gentiles
y no
te opongas a los actos provechosos.
No
guardes rencor
al
amigo por una falta leve.
Estas
cosas hazlas
en
la medida de tus fuerzas,
pues
lo posible se encuentra
junto
a lo necesario.
Compenétrate
en cumplir
estos
preceptos,
pero
atente a dominar
ante
todo las necesidades
de
tu estómago y de tu sueño,
después
los arranques
de
tus apetitos y de tu ira.
No
cometas nunca
una
acción vergonzosa,
Ni
con nadie, ni a solas:
Por
encima de todo,
respétate
a ti mismo.
Seguidamente
ejércete
en
practicar la justicia,
en
palabras y en obras,
Aprende
a no comportarte
sin
razón jamás.
Y
sabiendo que morir
es
la ley fatal para todos,
que
las riquezas,
unas
veces te plazca ganarlas
y
otras te plazca perderlas.
De
los sufrimientos que caben
a
los mortales por divino designio,
la
parte que a ti corresponde,
sopórtala
sin indignación;
pero
es legítimo que le busques remedio
en
la medida de tus fuerzas;
porque
no son tantas las desgracias
que
caen sobre los hombres buenos.
Muchas
son las voces,
unas
indignas, otras nobles,
que
vienen a herir el oído:
Que
no te turben ni tampoco
te
vuelvas para no oírla s.
Cuando
oigas una mentira,
sopórtalo
con calma.
Pero
lo que ahora voy a decirte
es
preciso que lo cumplas siempre:
Que
nadie, por sus dichos o por sus actos,
te
conmueva para que hagas o digas
nada
que no sea lo mejor para ti.
Reflexiona
antes de obrar
para
no cometer tonterías:
Obrar
y hablar sin discernimiento
es
de pobres gentes.
Tú
en cambio siempre harás
lo
que no pueda dañarte.
No
entres en asuntos que ignoras,
mas
aprende lo que es necesario:
tal
es la norma de una vida agradable.
Tampoco
descuides tu salud,
ten
moderación en el comer o el beber,
y en
la ejercitación del cuerpo.
Por
moderación entiendo
lo
que no te haga daño.
Acostúmbrate
a una vida sana sin molicie,
y
guárdate de lo que pueda atraer la envidia.
No
seas disipado en tus gastos
como
hacen los que ignoran
lo
que es honradez,
pero
no por ello
dejes
de ser generoso:
nada
hay mejor
que
la mesura en todas las cosas.
Haz
pues lo que no te dañe,
y
reflexiona antes de actuar.
Y no
dejes que el dulce sueño
se
apodere de tus lánguidos ojos
sin
antes haber repasado
lo
que has hecho en el día:
"¿En
qué he fallado? ¿Qué he hecho?
¿Qué
deber he dejado de cumplir?"
Comienza
del comienzo
y
recórrelo todo,
y
repróchate los errores
y
alégrente los aciertos.
Esto
es lo que hay que hacer.
Estas
cosas que hay
que
empeñarse en practicar,
Estas
cosas hay que amar.
Por
ellas ingresarás
en
la divina senda de la perfección.
¡Por
quien trasmitió a nuestro
entendimiento
la Tetratkis
la
fuente de la perenne naturaleza.
¡Adelante
pues!
ponte
al trabajo,
no
sin antes rogar
a
los dioses que lo conduzcan
a la
perfección.
Si
observares estas cosas
conocerás
el orden
que
reina entre los dioses inmortales
y
los hombres mortales,
en
qué se separan las cosas
y en
qué se unen.
Y
sabrás, como es justo
que
la naturaleza es una
y la
misma en todas partes,
para
que no esperes
lo
que no hay que esperar,
ni
nada quede oculto a tus ojos.
Conocerás
a los hombres,
víctimas
de los males
que
ellos mismos se imponen,
ciegos
a los bienes
que
les rodean,
que
no oyen ni ven:
son
pocos los que saben
librarse
de la desgracia.
Tal
es el destino
que
estorba el espíritu
de
los mortales,
como
cuentas infantiles
ruedan
de un lado a otro,
oprimidos
por males innumerables:
porque
sin advertirlo
los
castiga la Discordia,
su
natural y triste compañera,
a la
que no hay que provocar,
sino
cederle el paso
y
huir de ella.
¡Oh
padre Zeus!
¡De
cuántos males
no
librarías a los hombres
si
tan sólo les hicieras
ver
a qué demonio obedecen!
Pero
para ti, ten confianza,
porque
de una divina raza
están
hechos los seres humanos,
y
hay también la sagrada naturaleza
que
les muestra
y
les descubre todas las cosas.
De
todo lo cual,
si
tomas lo que te pertenece,
observarás
mis mandamientos,
que
serán tu remedio,
y
librarán tu alma
de
tales males.
Abstente
en los alimentos como dijimos,
sea
para las purificaciones,
sea
para la liberación del alma,
juzga
y reflexiona
de
todas las cosas y de cada una,
alzando
alto tu mente,
que
es la mejor de tus guías.
Si
descuidas tu cuerpo para volar
hasta
los libres orbes del éter,
serás
un dios inmortal, incorruptible,
ya no sujeto a la muerte.