martes, 17 de febrero de 2015

Siete Rayos e incontables chispas

Siete Rayos e incontables chispas
(Título original de H.P.B.)
por Hugh Dixon


La Ley Septenaria

Con objeto de comprender muchas de las enseñanzas relacionadas con el hombre y su evolución, es importante entender la significación de la Ley Septenaria, es decir, el significado del número siete. Es la clave numérica para la comprensión de la naturaleza humana y el vasto potencial del ser humano. Debemos también aprender acerca de la idea fundamental de que todos los seres humanos emergen de la Fuente Espiritual Una por medio de uno de los siete caminos, prosiguen su peregrinaje evolutivo en la materia y regresan nuevamente a la Fuente.

En un principio los poderes latentes del hombre están en el Morador de lo más interno, la mónada,  la chispa de la Llama Una, según se la llama. Durante el viaje cíclico, estos poderes germinan y se desarrollan parcialmente como resultado de las experiencias en la vida manifestada. Al final estos poderes están desarrollados al máximo posible en el ciclo del que se trate.

Otra forma de expresar esta idea, es que las mónadas son proyectadas desde el Logos Solar, la Deidad manifestada, para que puedan regresar tan grandes como soles gloriosos, capaces cada uno de dar vida  y luz a un magnífico sistema a través del cual y por su medio, millones de otras mónadas puedan desarrollarse a su vez.

Una Inteligencia superhumana preside cada uno de estos siete caminos.
Cada uno de estos Siete Rayos, según se llaman a estos caminos, tiene su Adepto al frente del mismo, quien ha educado todos los poderes hasta la perfección. Por encima de estos Adeptos todavía hay seres más elevados, los Espíritus Planetarios, Logos Planetarios, como los llama HPB, señores de los Siete Grandes Sistemas Planetarios del sistema solar, cada uno de los cuales es un canal para cada uno de los Siete Rayos o aspectos del temperamento Logoico y a cada uno de los cuales, cada ser humano pertenece.

HPB escribe en el Glosario Teosófico que los Espíritus Planetarios son:

“…principalmente los regidores o gobernadores de los planetas. Como la Tierra tiene su jerarquía de espíritus planetarios terrestres, desde el plano más elevado al más inferior, también la tiene cada cuerpo celeste. En ocultismo, no obstante, el término Espíritu Planetario se aplica generalmente sólo a las siete jerarquías más elevadas que se corresponden con los arcángeles cristianos. Todos estos últimos han pasado por un estado de evolución correspondiente al de la humanidad en la Tierra, pero en otros mundos en ciclos pasados. Nuestra Tierra, al estar todavía solamente en su cuarta ronda, está muy lejos de haber producido espíritus planetarios elevados. El espíritu planetario que gobierna cualquier globo, es en  realidad el “Dios Personal” de ese planeta, y es verdaderamente mayor su providencia directora que la de la contradictoria Divinidad infinita de la clerecía moderna”.

El Sol, la principal manifestación del Logos Solar en el plano físico, puede ser considerado como la lente a través de la cual el poder del Logos brilla. Hay que poner de manifiesto, que cada estrella es también un sol como el nuestro, siendo cada una de ellas una expresión parcial de un Logos. El Sol físico también puede ser considerado como un chackra o centro de fuerza del Logos Solar que se corresponde con el corazón del hombre.

Los Logos Planetarios tienen numerosos nombres

Muchos son los nombres de los Logos Planetarios, no solamente en las diferentes tradiciones, sino también en la literatura teosófica. Por ejemplo:

Los Dhyan Chohans (Señores de la Luz), las inteligencias divinas encargadas de la supervisión del Cosmos.
Los Siete Sublimes Señores.
Las Inteligencias Incorpóreas.
Los Siete Místicos.
Los Siete Primordiales.
Los Vigilantes de los siete globos de la cadena terrestre.

En el hinduismo, los siete Prajapatis.
En el zoroastrismo, los siete Ameshaspends.
En el judaísmo, los siete Sefirots.
En el cristianismo, los Ángeles de la Presencia y los siete Poderosos Espíritus ante el Trono.
Etc.

Es interesante tener en cuenta que la palabra ‘dhyan’ procede de la raíz sánscrita ‘dhyai’ que significa meditar. El nombre ‘dhyana’ significa profunda y abstracta meditación religiosa. La palabra tibetana ‘chohan’ se traduce por señor, de ahí que los Dhyan Chohans sean los Señores de la Meditación. Esto conlleva una bella idea que puede expresarse así. Significa el estado de elevados seres entregados a la contemplación del Plan Divino y de los medios para desarrollarlo y cumplirlo. Por tanto, en lugar de ‘dioses’, pueden ser considerados como los conscientes e inteligentes poderes de la naturaleza. De hecho, son las inteligencias divinas que tienen a su cargo la supervisión del globo.

Progresión numérica de la cosmogénesis.

Una forma de comprender la importancia del número siete es empezar por el principio, el nacimiento del cosmos, y seguir la progresión numérica de la cosmogénesis según la Teosofía.

Hallamos que el origen pasivo de la Deidad manifestada es denominado el Absoluto, que está representado por el símbolo de un círculo, un Cero. Nos encontramos así en el terreno del misterio, y se produce la pregunta; ¿cómo puede el cosmos nacer de la nada, la no cosa? Las antiguas enseñanzas tratan de explicar el proceso.

Si la Fuente pasiva está simbolizada por un Cero, numéricamente entonces, la Fuente activa de toda vida y forma está representada por el número Uno. El símbolo ha cambiado para pasar a ser un círculo con un punto en el centro.

De acuerdo con la cosmogénesis oculta, el próximo paso en el proceso creador es el nacimiento del Uno de sus aspectos inherentes, positivo y negativo o las potencias masculinas y femeninas. El Uno se hace Dos, y el símbolo se convierte en un círculo con un diámetro horizontal, el Dos en Uno.

Estos dos últimos interactúan para producir el Tercer aspecto de la Deidad divina manifestada. El símbolo ahora es el triángulo equilátero, una trinidad, Kether-Chokman-Binah de la Cábala y el Primero, Segundo y Tercer Logos de la Teosofía.
Esta última terminología puede confundir pues estos son realmente aspectos del Logos trino, no tres Logos separados, como la expresión, en una primera ojeada rápida, parece indicar. Algo más de confusión puede aparecer ante nosotros cuando conocemos por primera vez la expresión las Tres Grandes Emanaciones de la Vida Divina. Esta es la situación, en cosmogénesis, que sigue a la manifestación de la Deidad trina, la Trinidad. Quien estudia este tema aprende que la primera Emanación procede del tercer Aspecto de la Trinidad, dando a los átomos preexistentes el poder de agregarse produciendo elementos químicos. Este hecho está descrito en las Escrituras cristianas como el Espíritu de Dios moviéndose sobre las aguas del Espacio. Pero, esto es otro asunto.

La voz griega Logos se refiere a la expresión externa o al efecto de la causa que está siempre oculta. Así, hablar es el Logos del pensamiento y ha sido acertadamente descrito como ‘verbum’ o ‘verbo’ en su sentido metafísico. Verbum es el término latino para palabra.

Los místicos y los filósofos sintetizan la Trinidad en una pura abstracción. Los ortodoxos la antropormorfizan.

De ese Logos manifestado, el ‘tres en uno’, proceden los Siete Rayos que se llaman en el Zohar los ‘Sefirots inferiores’, y en el ocultismo oriental son ‘los Siete Rayos primordiales’. De aquí dimanan las innumerables series de jerarquías.

Para comprender cómo siete proceden de tres,
podríamos imaginar los tres aspectos de la Divinidad como tres círculos coloreados, rojo amarillo y azul, por ejemplo, o A, B y C si se prefiere.
Podemos ver tres grupos en los cuales cada color, por turno, brilla y domina. Luego, en otros tres grupos, predominan tres pares de diferentes colores (AB, AC, BC).
Así, en una parte, tenemos seis grupos,  y ahora en el séptimo grupo, todos los colores se manifiestan por igual (ABC).
Por tanto, como diría un cristiano, de las Tres Personas de la Bendita Trinidad emana el siete.

Los Siete Rayos del Sol

Según la enseñanza del esoterismo transhimaláyico, nos encontramos con que el sistema solar, también, consta de siete principios, y se puso de manifiesto por la actividad de Fohat, junto con los siete principios del Akasha, actuando sobre la sustancia manifestada o el Elemento Uno, para, diferenciándolo en varios centros de energía, poner en actividad la ley de la Evolución Cósmica que,  en obediencia a la ideación de la Mente Universal, pone en existencia todos los distintos estados del ser en el sistema solar manifestado.

Según enseña la Doctrina Secreta de las más antiguas escuelas, el Siete es el número perfecto y sagrado en este Manvantara nuestro.

El septenario era, desde luego, sagrado para algunos dioses y diosas.
Para Marte con sus siete compañeros.
Para Osiris, cuyo cuerpo fue dividido en siete partes y dos veces siete partes.
Para Apolo, el Sol, entre sus siete planetas tocando el himno de los siete rayos con su arpa de siete cuerdas…
Puesto que un Manvantara se relaciona usualmente con la vida de un planeta, o un sistema planetario, un Mahamanvantara podría ser equivalente a la vida del Sistema Solar, un periodo de tiempo de tan inmensa duración que puede ser considerado como universal por su extensión, por un ser en la Tierra.

Debería también recordarse que ‘la doctrina esotérica tiene más de una clave para leer sus líneas’.

…se interpreta y sus misterios se abren con siete llaves, no dos, o máximo tres.
           
A esto pueden añadirse los comentarios siguientes de la Doctrina Secreta:

“Es de acuerdo con la naturaleza septenaria del Sol como decían los antiguos que era conducido por siete caballos, tantos como los metros de los Vedas, o, de nuevo, que aunque se le identifica con las siete … clases de seres en la esfera, es distinto de ella, como así es, y que también tiene siete rayos, como sin duda sucede.

Los Siete Seres del Sol son los Siete Benditos auto creados del poder inherente en la matriz de la sustancia Madre. Son ellos los que envían las Siete Fuerzas Principales llamadas Rayos, que en el principio del Pralaya se centrarán en siete nuevos soles para el siguiente Manvantara. La energía de la que emanan en la conciencia existente en cada sol, es lo que algunos llaman Vishnu, que es el aliento de lo Absoluto.”

‘Vishnu, en su forma de energía activa, nunca sale ni se pone y es, sin duda, el sol septenario pero distinto de él, dice el antiguo Vishnu Purana’.

En el más antiguo escrito hindú, el Rig Veda, se puede leer esta sugerencia en relación con el mismo asunto; ‘Los siete sabios crean siete senderos. A uno de ellos puede venir el afligido mortal’.

Este verso místico puede interpretarse así: Los ‘siete sabios’ significan los siete rayos de sabiduría, los siete Dhyanis o Dhyan Chohanes, Señores de la Luz, los dioses más elevados, los Arcángeles de la Iglesia Católica, como ya se ha dicho, las inteligencias divinas encargadas de la supervisión del Cosmos, que pertenecen a un sublime reino más allá del humano. Sabemos por la Doctrina Secreta que este último verso acotado está pleno de significado oculto. Los ‘senderos’ pueden representar ‘líneas’, pero básicamente son Rayos de Luz que inciden en los senderos que conducen a la Sabiduría. Son, en pocas palabras, los Siete Rayos que libremente salen del Centro Macrocósmico, los principios en metafísica, las razas en el sentido físico. Todo depende de la clave que se use.

Relación de la Mónada con el sistema y con su origen.

La Mónada que se desarrolla en la Tierra, tiene una relación con el Sistema Solar de más importancia que la de mantener un estado de residencia temporal en una esfera. La relación se extiende a, incluso, más amplias proporciones a causa de la estrecha relación de las Mónadas con potentes focos de vida. Estos focos de vida representan focalizaciones de la Vida-Fuerza que irradian de esferas galácticas, comúnmente conocidas como los Signos del Zodiaco.
Las vestiduras que requieren las mónadas para residir en la Tierra, son los principios de los que el hombre está constituido. Estos principios han sido transmitidos a la Tierra por medio de los Dhyani Planetarios, los arcángeles, que supervisan los siete planetas sagrados. Sin duda, el estado de las Mónadas en el globo Tierra, representa lo que han sido capaces de desarrollar o llevar a cabo durante sus estancias evolutivas en la esfera.

Igual que los Dhyanis de los Siete Planetas sagrados actúan como vigilantes de los siete globos de la cadena terrestre, también son los ‘principales’ de los siete principios del hombre, un Dhyan Planetario para cada principio. Así, cada persona y cada principio en esa persona, consigue su cualidad específica de su primario o principal, el Espíritu Planetario o Dhyani. Por tanto, cada persona es un septenario, una combinación de siete principios que tiene cada uno su origen en una cualidad del Dhyani en particular.

Cuando la Mónada sale de su Fuente, lo hace con el dominio de un Rayo en especial, pero la tarea durante toda la larga serie de vidas es desarrollar por completo todos los Rayos.

Correspondencias, los principios del hombre
y las cualidades de los Siete Rayos.

La principal característica del Primer Rayo es el Poder y éste se corresponde con Atma, la voluntad espiritual en el hombre. Por tanto está representado por el temperamento básico del líder o gobernante.

Sabiduría y amor son las características del segundo Rayo que se relaciona con la conciencia Búddhica en el hombre, su intuición espiritual. El profesor es el tipo de este Rayo

El manas superior corresponde al tercer Rayo, el de la actividad creadora. La comprensión es su nota clave y el filósofo uno de sus representantes.

Sin duda, estos son los tres conocidos componentes de la naturaleza superior del hombre según enseña la Teosofía.

El manas inferior del yo personal corresponde al quinto Rayo, el del conocimiento, el Rayo de la mente analítica. El científico es un buen ejemplo de este Rayo.

El sexto Rayo de la devoción se relaciona con la naturaleza astral o emocional en el hombre, y los devotos de todas las religiones muestran este temperamento.

El séptimo Rayo se relaciona con el primero por lo que la forma física expresa el poder del primer Rayo en acción. Este Rayo es el del ceremonial. Pertenecen a este Rayo las personas a las que les gusta la actividad ordenada, la precisión y los desfiles suntuosos.

Bien, ¿y al cuarto Rayo, qué le corresponde?  El cuarto Rayo es el centro de la conciencia, en el que los mundos de dentro se encuentran con los mundos de fuera. Se puede descubrir una correspondencia de esto en el Antakarana, el puente subjetivo entre el yo superior y el inferior en el hombre. El cuarto Rayo actúa como una lente enfocada hacia los demás. Su característica principal es la belleza y la armonía. Es el Rayo del artista en cualquier campo de expresión, el temperamento artístico que representa el equilibrio de la inspiración en las consecuciones técnicas.

Un Dhyan Chohan tiene que hacerse uno.

Es interesante leer en la doctrina la argumentación de que ‘no hay seres privilegiados en el universo’, tanto en el nuestro como en otros sistemas, en los mundos internos o externos. Un Dhyan Chohan tiene que hacerse uno, no puede nacer o aparecer de repente en el plano de la vida como un ángel que se presenta de improviso. La Jerarquía Celestial del presente Manvantara será transferida en el próximo ciclo de vida a mundos superiores dejando sitio para una nueva jerarquía compuesta por los elegidos de nuestra humanidad. ‘Ser’ es un ciclo sin fin dentro de nuestra absoluta eternidad, dentro de la cual se mueven innumerables ciclos finitos y condicionados.

El anclaje de la Mónada.

Aunque la relación de la Mónada con el sistema solar no está nunca claramente establecida, puede manifestarse que, a menudo, la enseñanza se presenta como una indicación o como una alusión, en lugar de por medio de palabras claras indicativas. ‘El propósito es evocar la intuición’, capacitándole a uno para “saltar” hacia adelante y poder así captar el significado, en lugar de usar el método más lento del análisis deductivo. A despecho de lo que sucede en las esferas visibles externas, es la relación con las esferas invisibles internas lo que importa, y este es el anclaje de la Mónada.

La ultérrima consecución de la Mónada es convertirse en un ser tan completamente consciente como el origen del que emanó, más todas las enriquecidas, ennoblecidas y conscientes ‘vestiduras’ que funcionan. Incluso las propias ‘vestiduras’ constan de ‘seres’ que se han reunido durante los eones de largo peregrinaje que se han producido desde la aparición de la Mónada como una chispa en estado de inconsciencia. De esta forma, los ‘seres’ que forman las ‘vestiduras’ de la Mónada son transportados con ella durante su peregrinaje en el viaje hacia la obtención de la super-conciencia glorificada.

Siete grupos humanos emanan junto a los Siete Rayos.

Según nuestro Sol irradia su luz y los rayos de la misma sobre cada cuerpo en el espacio dentro de las fronteras de su sistema, el Regente de cada estrella-planeta… expulsa de sí mismo la Mónada de cada alma peregrina nacida bajo su casa dentro de su propio grupo. Los Regentes son siete esotéricamente, tanto si son Sefirots, Ángeles de la Presencia, Rishis, Ameshaspends o Dhyan Chohans.

Estos siete grupos básicos se encuentran y son reconocibles en cualquier religión, ya que son los Siete Rayos primitivos.

El ocultismo nos enseña que la humanidad está dividida en estos siete grupos distintos, de ahí, los siete planetas principales, las esferas de los siete Espíritus moradores, bajo cada una de las cuales nace uno de los grupos humanos que es guiado e influenciado desde allí.

Hay sólo siete planetas especialmente relacionados con la Tierra y doce casas, pero las posibles combinaciones de sus aspectos son incontables.

Personalidad e Individualidad.

Además de los siete grupos principales aún hay otra relación, un lazo individual que incluso es más potente. En esta relación, no obstante, hay que hacer otra distinción: entre la personalidad, que significa una persona que vive su vida día a día en la Tierra, y la individualidad, la que permanece vida tras vida sobre la Tierra, juntando las personalidades como perlas de un collar ensartadas por un hilo.

La enseñanza oculta dice que la estrella bajo la cual nace una entidad humana, será por siempre su estrella a través de todo el conjunto de encarnaciones en un Manvantara. Pero ésta, no es su estrella astrológica. Esta última concierne y se conecta con la personalidad, que, por supuesto, varía de vida a vida, mientras que la primera, la estrella de la que sale uno de los Rayos, se conecta con la individualidad.
El ángel de esa estrella, o el Dhyan Chohan, será bien el guía o simplemente el Ángel que preside, por así decirlo, en cada nuevo renacimiento de la Mónada, ‘que es parte de la propia esencia’ a través de su vehículo. El hombre puede siempre ignorar este hecho.

Para terminar, las enseñanzas de los Siete Rayos proponen que en un principio, fuimos coloreados, por decirlo de alguna manera, por una cualidad predominante, la del Rayo a través del cual la Mónada nace, el Rayo Monádico.
Por otro lado, las mismas enseñanzas también ponen de manifiesto que nosotros tenemos en nuestro interior los poderes innatos de todos los Rayos. Estos poderes pueden estar latentes y precisan de ulterior desarrollo o ya son evidentes.
Es necesario  hacer hincapié en que todos los poderes están presentes en todos y cada uno de los hombres y mujeres. No hay nada que una persona haya hecho que otra persona no pueda hacer en su momento.
Al final, todos los Rayos están totalmente desarrollados, pero incluso entonces, la cualidad básica del Rayo Monádico aún predomina.

A través del estudio de los Siete Rayos, se consigue una amplia tolerancia nacida de la profunda comprensión relativa a los ideales y acciones de otras personas y de otras naciones. Esta virtud está bellamente expresada en las palabras del Señor Krishna que hablaba como una encarnación de Vishnu, el segundo aspecto de la trinidad hindú.

“No obstante, los hombres se aproximan a Mi,
yo les doy la bienvenida,
pues el camino que los hombres eligen,
sea el que sea,
es Mío”.

TOPICOS DE TEOSOFIA

TOPICOS DE TEOSOFIA

DE "LA DOCTRINA SECRETA"
La Doctrina Secreta es la Sabiduría acumulada de las Edades, y tan sólo su cosmogonía es el sistema más estupendo y elaborado, por ejemplo, en el exoterísmo de los Puranas. Pero tal es el misterioso poder del simbolismo oculto, que estos hechos que han ocupado a un sinnúmero de generaciones de videntes iniciados y de profetas, en coordinar, registrar y explicar, en el vertiginoso desarrollo del progreso evolutivo, están todos grabados en unas pocas páginas de signos geométricos y glifos. La relampagueante mirada de esos videntes ha penetrado hasta la simiente misma de la materia y registrado allí el alma de las cosas, en donde un profano ordinario, por más educado que fuera, hubiera sólo percibido la obra de la forma externa. Pero la ciencia moderna no cree en el "alma de las cosas", y rechaza por lo tanto el sistema completo de la cosmogonía antigua.
Demás está decir que el sistema en cuestión no es una fantasía de uno o varios individuos aislados. Que éste es el registro ininterrumpido que abarca miles de generaciones de videntes, cuyas respectivas experiencias fueron puestas a prueba como verificadoras de las tradiciones transmitidas oralmente de una antigua raza a otra, y de las enseñanzas de seres superiores y elevados, quienes mantienen vigilia sobre la infancia de la humanidad. Que por largas edades los "Sabios" de la Quinta Raza, provenientes del grupo rescatado del último cataclismo y desplazamiento de continentes, han pasado su vida aprendiendo, no enseñando. ¿Cómo lo han hecho? A lo que se ha contestado: investigando, probando y verificando en cada departamento de la Naturaleza las antiguas tradiciones, por medio de las visiones independientes de los grandes Adeptos, o sea, hombres que han desarrollado y perfeccionado sus cuerpos físicos, mentales, psíquicos y espirituales hasta el más alto grado posible. Ninguna visión de un Adepto fue jamás aceptada hasta que ésta fue verificada y confirmada a la luz de las visiones de otros Adeptos -obtenida de tal manera como para constituir un testimonio Independiente-y por siglos de experiencia.

LOS DIEZ PUNTOS DE "ISIS SIN VELO"
Para comprender los principios de la ley natural envuelta en la variedad de fenómenos que se describen a continuación, el lector ha de tener presente las proposiciones fundamentales de la filosofía oriental que aquí se exponen.
Recapitulemos brevemente:
1- No hay milagro. Todo lo que sucede es el resultado de la ley, eterna, inmutable, y por siempre activa. El milagro aparente es tan sólo el efecto de fuerzas contrarias a lo que el Dr. W. B. Carpenter, F.R.S. -un hombre de gran intelecto pero de poco conocimiento- llama "las bien conocidas leyes de la Naturaleza". Como muchos de su clase, el Dr. Carpenter ignora el factor de que hay leyes que fueron una vez "conocidas" y son hoy desconocidas por la ciencia.
2- La Naturaleza es trina: hay la Naturaleza objetiva y visible; otra invisible que la energiza y que es su modelo exacto y principio vital; y por encima de ambas, el Espíritu, la fuente de toda fuerza, y en sí lo único eterno e indestructible. Las dos primeras, interiores, cambian constantemente; la tercera, la superior, no cambia.
3- El hombre es también trino: él tiene su cuerpo físico objetivo; su cuerpo vitalizador (o alma) astral, que es el hombre real; y estos dos son iluminados por el tercero -el soberano espíritu inmortal. Cuando el hombre verdadero logra unificarse con el último, se convierte en una entidad inmortal.
4- La Magia, como una ciencia, es el conocimiento de esos principios, y también de la forma por la que la omnisciencia del Espíritu y su control sobre las fuerzas de la Naturaleza, pueden ser adquiridos por el individuo estando aún en el cuerpo. La Magia, como un arte, es la aplicación de este saber en la práctica.
5- Mal aplicado, el conocimiento Arcano es hechicería; benéficamente usada, la verdadera magia es SABIDURIA.
6- La mediumnidad es lo opuesto al adeptado del mago blanco; el médium es el instrumento pasivo de fuerzas extrañas, el Adepto activamente se controla a sí mismo y a todas las potencias Inferiores.
7-  Todas las cosas que siempre fueron, que son, o que serán, tienen su registro en la Luz Astral, el registro del Universo invisible; el Adepto Iniciado, usando la visión de su propio espíritu, puede saber todo lo que ha sido, es, y podrá ser conocido.
8- Las razas humanas difieren tanto en sus dones espirituales como en su color, estatura o cualquiera otra cualidad externa; entre cierta gente prevalece la videncia natural, entre otras la mediumnidad. Hay unos adictos a hechicería, y transmiten sus secretas reglas prácticas de generación en generación, con el resultado de una gama de tonos psíquicos más o menos amplia.
9- Un aspecto del arte mágico consiste en el retiro consciente y voluntario del hombre interno (la forma astral) de dentro del hombre externo (el cuerpo tísico). Este retiro también ocurre en el caso de ciertos médiums, pero es Inconsciente e involuntario. En este último caso, el cuerpo queda más o menos cataléptico, pero en el Adepto la ausencia de la forma astral no sería notada, ya que los sentidos físicos permanecen alerta y el individuo parece estar solo en una momentánea abstracción.
10- La piedra angular de la MAGIA es un conocimiento profundo y práctico del magnetismo y de la electricidad; de sus cualidades, correlaciones y potencias. Es específicamente necesaria una familiaridad con sus efectos en y sobre los reinos del animal y del hombre.
Para resumir todo esto en unas pocas palabras, la MAGIA es SABIDURIA espiritual, la Naturaleza es su aliado material, pupila y servidora del mago, un principio vital común compenetra todas las cosas, y esto es controlable por la  perfeccionada voluntad humana.

LAS TRES PROPOSICIONES FUNDAMENTALES
Antes de que el lector pase a considerarlas Estancias del Libro de Dzyan, que constituyen la base de la presente obra, es absolutamente necesario que se familiarice con los conceptos fundamentales que subyacen en el sistema a que se invita su atención. Estas son las ideas fundamentales de todo lo que sigue y por lo tanto el lector deberá familiarizarse con ellas antes de comenzar la lectura de la obra, pues de ello dependerá su comprensión.
La Doctrina Secreta establece tres proposiciones fundamentales:
(a) Un PRINCIPIO Omnipresente, Eterno, Sin Límites e Inmutable, sobre el que es imposible toda especulación, ya que trasciende el poder de concepción humano sólo lograríamos empequeñecerlo con cualquier expresión o comparación de la inteligencia humana. Está fuera del alcance del pensamiento, y según las palabras del Mandukya Upanishad es "inconcebible e inexplicable".
Para que el lector común perciba más claramente estas ideas, he de comenzar con el postulado de que hay una Realidad Absoluta anterior a todo Ser manifestado y condicionado. Esta Causa Infinita y Eterna, oscuramente perfilada en el "inconsciente" y lo "Incognoscible" de la actual filosofía europea, es la raíz sin raíz de "todo cuanto fue, es, y será jamás". Está totalmente desprovista de atributos y permanece esencialmente sin relación alguna con Ser manifestado y de la que la existencia consciente es sólo un símbolo. Pero en cuanto nos salimos en pensamiento de ésta que consideramos Absoluta Negación, surge la dualidad de Espíritu (o Conciencia) y Materia, Sujeto y Objeto.
El Espíritu (o Conciencia) y la Materia no deben considerarse, sin embargo, como realidades independientes, sino más bien como dos símbolos o aspectos de lo Absoluto (Parabrahman), que constituyen la base del Ser condicionado, ya sea subjetivo u objetivo.
Considerando esta triada metafísica como la Raíz de la cual procede toda manifestación, el Gran Aliento viene a ser la Ideación precósmica. El es la fuente y origen de la fuerza y de toda conciencia Individual, y provee de inteligencia guiadora al vasto plan de Evolución cósmica. Por otra parte, la substancia-raiz precósmica (Mulaprakriti) es el aspecto de lo Absoluto que subyace en todos los planos objetivos de la Naturaleza. Tal como la ideación precósmica es la raíz de toda conciencia individual, así la Substancia Pre-Cósmica es el substrato de la Materia en sus diversos grados de diferenciación.
Por lo dicho, se verá con claridad que el contraste entre estos dos aspectos de lo Absoluto es esencial para la existencia del "Universo Manifestado". Separada de la Substancia cósmica, la Ideación Cósmica no podría manifestarse como conciencia individual, pues sólo a través de la materia surge la conciencia como un "Yo soy Yo", siendo necesaria una base física para localizar un rayo de la Mente Universal a un cierto grado de complejidad. A su vez, separada de la ideación Cósmica, la Substancia Cósmica permanecería como abstracción vacía, en la que no podría surgir ninguna manifestación de Conciencia.
El "Universo Manifestado", por lo tanto, está todo impregnado de la dualidad, la cual diríamos viene a ser la esencia misma de su Existencia como "manifestación".
Pero así como los polos opuestos de Sujeto y Objeto, de Espíritu y Materia, son tan sólo aspectos de la Unidad, en la cual están sintetizados, así también en el Universo Manifestado existe "algo" que une el Espíritu a la Materia, el Sujeto al Objeto.
Este algo, desconocido al presente para la especulación occidental, es llamado Fohat por los ocultistas. Es el "puente" por el cual las "Ideas" que existen en el Pensamiento Divino pasan a imprimirse en la Substancia Cósmica, como "Leyes de la Naturaleza".
Fohat es pues la energía dinámica de la Ideación Cósmica; o considerado bajo su otro aspecto, es el medio inteligente, el poder directivo de toda manifestación, el "Pensamiento Divino" transmitido y hecho manifiesto por medio de los Dhyan Chohans, los Arquitectos del Mundo visible. Así pues, del Espíritu o Ideación Cósmica viene nuestra conciencia, y de la Substancia Cósmica vienen los diversos vehículos en que esta conciencia se individualiza y llega al yo, a la conciencia de sí mismo o conciencia reflexiva; mientras que Fohat, en sus variadas manifestaciones, es el eslabón misterioso que une la Mente a la materia; el principio vivificador que electriza cada átomo para darle vida.

El siguiente resumen de esta primera proposición fundamental ofrecerá al lector una idea más clara:
1. El ABSOLUTO: El Parabrahman de los vedantinos o la Realidad Una; SAT, que, como dice Hegel, es al mismo tiempo Absoluto Ser y No-Ser.
2. La primera Manifestación, el Logos impersonal, y en filosofía no manifestado; el precursor del "Manifestado'. Esta es la "Primera Causa", lo "inconsciente" de los panteístas europeos.
3. Espíritu-materia, VIDA; el "Espíritu del universo", Purusha, Prakriti, o segundo Logos.
4. La Ideación Cósmica, MAHAT o Inteligencia, la universal Alma-Mundo; el Nóumeno Cósmico de la Materia, la base de las operaciones inteligentes de la Naturaleza, llamada también MAHA-BUDDHI. La REALIDAD UNA; sus aspectos duales en el Universo Condicionado.
Las otras dos proposiciones fundamentales de la Doctrina Secreta son:
(b) La Eternidad del Universo, como un campo ilimitado, es periódicamente "el escenario de Universos innumerables, manifestándose y desapareciendo incesantemente", llamados "las estrellas que se manifiestan" y las "chispas de la Eternidad". "La Eternidad del Peregrino es como un abrir y cerrar de ojos de la Existencia por Sí misma", dice el libro de Dzyan. La aparición y desaparición de Mundos, es como el flujo y el reflujo regular de las mareas.
Esta segunda aserción de la Doctrina Secreta es pues la universalidad absoluta de la ley de periodicidad, de flujo y reflujo, de crecimiento y decadencia, que la ciencia física ha observado y registrado en todos los planos de la Naturaleza. Alternaciones tales como Día y Noche, Vida y Muerte, Vigilia y Sueño, son hechos tan comunes, tan perfectamente universales y sin excepción, que será fácil comprender por qué vemos en ellos en acción una de las leyes absolutamente fundamentales del Universo.
Enseña también la Doctrina Secreta:
(c) La identidad fundamental de todas las almas con el Alma Suprema Universal, siendo esta última un aspecto de la Raíz Desconocida; y también el obligatorio peregrinaje de cada alma — que es su destello — a través del Ciclo de Encarnación o de "Necesidad", de acuerdo con la Ley Cíclica y Kármica, durante todo el inmenso período. En otras palabras: ningún Buddhi puramente espiritual (Alma Divina) puede tener una existencia consciente independiente, antes de que la chispa que brotó de la Esencia pura del Sexto Principio Universal, o sea, del ALMA SUPREMA, haya
(a) pasado por todas las formas elementales pertenecientes al mundo fenoménico de aquel Manvántara, y
(b) adquirido individualidad, primeramente por impulso natural, y después por los esfuerzos propios conscientemente dirigidos (y regulados por su Karma), ascendiendo así por todos los grados de inteligencia, desde el Manas (o Mente) inferior hasta el superior; desde el mineral y la planta hasta el Arcángel más santo (Dhyan-.Buddha). La Doctrina fundamental de la Filoso

fía Esotérica no admite en el hombre, ni privilegios ni dones especiales, salvo aquellos ganados por su propio ego, por esfuerzo y mérito propios, a través de una larga serie de metempsícosis y reencarnaciones.

lunes, 16 de febrero de 2015

LA LEYENDA DEL LOTO AZUL

LA LEYENDA DEL LOTO AZUL
BLAVATSKY


Todo titulo de revista o de libro tiene que tener su razón de ser, y el de una publicación teosófica sobre todo. El titulo se atiene a la expresión del objeto de que se trate, simbolizando, por así decirlo, el contenido de la publicación. Siendo la alegoría el lema de las filosofías orientales, sería una lástima que uno percibiera en el nombre de “Lotus  Bleu” (Loto Azul) tan solo el nombre de una planta acuática, la Nymphoea Cerulea o Nelumbo.
Con el fin de no cometer semejante torpeza, vamos a tratar de iniciar a nuestros lectores en el simbolismo del loto en general y del loto azul en particular. Esta planta misteriosa y sagrada fue desde siempre considerada como el símbolo del Universo, tanto en Egipto como en las Indias. No existe un solo monumento en el valle del Nilo, ni un papiro, en los que esta planta no tenga su lugar de honor. Desde los capiteles de las columnas egipcias hasta las residencias y hasta el tocado de los reyes-dioses, el loto se encuentra por todas partes simbolizando el Universo. Se convirtió necesariamente en un atributo indispensable de todo dios creador, así como de toda diosa, si bien esta última no tenía en filosofía más que el aspecto femenino del Dios, andrógino en principio, masculino a continuación.
Es del Padma Yont, “el seno del loto”, del Espacio absoluto o del Universo, fuera del tiempo y del espacio, que emana el cosmos condicionado y limitado por el tiempo y por el espacio. El Hiranya Garbha, “el huevo”(o la matriz) de oro, de donde surgió Brahmâ es llamado a menudo el loto celestial. El dios Visnú, la síntesis de la trimurti o trinidad hindú, flota adormecido durante las noches de Brahmâ”, sobre las aguas primordiales, tendido sobre una flor de loto. Su diosa la bella Lakshmi, surgiendo como la Venus Afrodita del seno de las aguas, tiene a sus pies un loto blanco.
Es como un batir de los dioses reunidos, del Océano de leche, símbolo del espacio y de la vía láctea que, formada de la espuma de las olas cremosas, que Lakshmi, diosa de la belleza y madre del amor (kama), se apareció ante los dioses maravillados, apoyada en un loto y sujetando otro en la mano.
He aquí el por qué los dos principales títulos de Lakshmi: padma, el loto, y Ksztrabblit-tazzuyâ, hija del Océano de leche. Gautama, el Buda, que jamás fue degradado al nivel de un dios, al ser sin embargo el primer osado mortal que en la época histórica interrogó a la esfinge muda que se denomina el Universo, y terminó por arrancarles los secretos de la vida y de la muerte, y que sin embargo, repetimos, jamás fue deificado, fue no obstante reconocido por las generaciones posteriores de Asia como dominador del Universo. Y es por esto que este vencedor y dueño del mundo intelectual y filosófico se representa sentado sobre un loto abierto, símbolo de este universo adivinado por él. En las Indias y en Ceilán, el loto es generalmente de color dorado, entre los buddhistas del Norte es azul.
Sin embargo existe en el mundo una tercera clase de loto, el Ztzyphus. El que come de él olvida su patria y a sus seres queridos, dicen los antiguos. No sigamos este ejemplo: no olvidemos nuestra patria intelectual, la cuna de la raza humana, y el lugar del nacimiento del loto azul.
Levantemos pues el velo del olvido que recubre una de  las alegorías más antiguas, una leyenda védica que los cronistas brahmanes han preservado sin embargo. Solo que como estos cronistas la explican cada uno a su manera, añadiendo variaciones,(Comparad la historia de Sunahspha, en “Bhâgavata”,IX, XVI,35; el Ramayana, leer I,cap. LX; Manú X, 105; Koulloûka Bhatla (el Historiador); Bahwruba y Aitareya Brahmanas; Vishnu Purana, etc. Etc. Cada libro en su versión.) la damos aquí, no según las versiones y traducciones incompletas de los señores orientalistas, sino según la versión popular. Así es como la cantan los antiguos bardos del Rajistán, cuando en las tardes cálidas de la estación de las lluvias vienen asentarse bajo el mirador del bungalow de los viajeros. Dejemos, pues, a los orientalistas con sus especulaciones fantasiosas. ¿Que nos importa que el padre del príncipe pusilánime y egoísta, que fue la causa de la transformación del loto blanco en loto azul, se llamara Hartschandra o Ambarisha? Los nombres no tienen nada que ver ni con la candida poesía de la leyenda, ni con su moral, porque se encontrara una si se busca bien. Observemos más bien que el episodio principal  recuerda curiosamente otra leyenda, la de Abraham bíblico y la del sacrificio de Isaac.

He aquí la leyenda del Loto Azul.

Siglos y siglos han transcurrido desde que Ambarisha, rey de Ayodhyâ, reinaba en la ciudad fundada por el santo Manú Vaivasvata, el hijo del sol. El rey era un Sûryavansa (un descendiente de la raza solar) y se decía el servidor más fiel de Varuna, el Eterno, el dios más grande así como el más poderoso en el Rig-Veda (Sólo es mucho mas tarde, en el Panteón dogmático y el politeísmo simbólico de los brahmanes que Varuna se convierte en el Poseidón o Neptuno que ahora es. En el Veda, es el más antiguo de los dioses, uno con el Urano griego; es decir, una personificación del espacio celeste y de los cielos infinitos, el creador y el gobernador del cielo y de la tierra, el Rey, el Padre y el Maestro elegido del mundo, de los dioses y de los hombres. El Urano de Hesiodo y el Zeus de los griegos en uno.). Pero el Eterno había negado herederos masculinos a su adorador, lo cual hacia que el rey se sintiera completamente derrotado.
“¡Ay! Se lamentaba este cada mañana mientras hacia su puja (prácticamente sus devociones) ante los dioses inferiores. “¡Ay, de que me sirve ser el rey más grande de la tierra, si el Eterno me niega un sucesor de mi sangre!”. Cuando haya muerto y este en la pila funeraria, ¿quién llevara a cabo por mí el dulce deber filial de romper el cráneo a mi cadáver para liberar  mi alma de sus últimas trabas terrenales? ¿Qué mano extraña, durante la luna llena, colocara el rij del Sraddha, para honrar a mis manes? (Las cornejas y los cuervos.) los mismos pájaros de la muerte,(La Sraddha es una ceremonia póstuma observada durante nueve días por el pariente más próximo del difunto. Hubo un tiempo en que esta ceremonia era mágica. Actualmente consiste principalmente en esparcir, entre otras prácticas, granos de arroz cocido delante de la puerta de la casa del difunto. Si las cornejas devoran rápidamente el arroz, es un signo de que el alma se ha liberado y está en paz. Si no, estos pájaros tan voraces, al no tocar el alimento, facilitan la prueba de que el pisatcha o blout (fantasma) está allí para impedirlo. La Sraddha es una superstición, evidentemente, pero no más, con toda seguridad, que las novenas y misas de los muertos.) ¿No se sustraerán del festín fúnebre? Porque, con toda seguridad, mi sombra remachada a la tierra por su gran desespero, no les dejara que la toquen!”
De este modo se sentía el rey desolado, cuando su grithasta (capellán de la familia) le inspiro la idea de hacer un voto. Si el Eterno le enviaba dos o más hijos, él le prometía al dios sacrificarle el mayor, en una ceremonia pública, cuando la víctima hubiera alcanzado la pubertad. Atraído por esta promesa de carnes sangrientas y humeantes, de tan grato perfume para todos los grandes dioses, Varuna acepto la promesa del rey, y el feliz Ambarisha tuvo un hijo, seguido de varios otros. El mayor, el heredero de la corona, pro tempore fue llamado Rohita (el rojo) y apellidado el Devarata, lo cual, traducido literalmente significa el “Dios dado”. Devarata creció y muy pronto se convirtió en un guapo príncipe, pero tan egoísta y astuto como bello, si hemos de dar crédito a las leyendas.
Cuando el príncipe hubo alcanzado la edad requerida, el Eterno, hablando por  boca del mismo capellán de la corte, conminó al rey a mantener su promesa. Pero, Ambarisha, inventando cada vez mas pretextos para alejar el momento del sacrificio hizo que, finalmente, el Eterno se enfadara...Y como dios colérico y celoso que era, amenazó al rey con toda su cólera divina.
Durante mucho tiempo, ni requerimientos ni amenazas obtuvieron el efecto deseado. Mientras hubo vacas sagradas que pasaban de los establos reales a la de los brahmanes, y dinero en las tesorerías para llenar las criptas de los templos, los brahmanes consiguieron tener tranquilo a Varuna. Pero, cuando ya no quedaron ni vacas ni dinero, el Eterno amenazo al rey de sumergir su palacio con él y sus herederos, y si escapaban a ellos quemarlos vivos. Habiendo agotado los argumentos, el pobre rey Ambarisha hizo llamar a su primogénito y le informo de la suerte que le esperaba. Pero Devarata no le prestó oídos. Se negó a someterse a la doble voluntad paternal y divina.
De modo que, cuando se hubieron encendido las hogueras del sacrificio y cuando toda la buena gente de Adyodhya  se hubo reunido emocionada. El príncipe heredero fue el único que falto a la fiesta.
Se había refugiado en los bosques de los yoguis. Ahora bien, estos bosques estaban habitados por santos eremitas y Devarata sabía que allí era inatacable e inexpugnable. Se le podía visitar, pero nadie podía violentarle, ni siquiera el mismo Varuna, el Eterno. Esto era muy simple. Las austeridades religiosas de los Aranyakas  (los santos de la selva), de entre los cuales varios eran Datillas, (titanes, la raza de gigantes y demonios), les proporcionaban tal poder que todos los dioses temblaban ante su omnipotencia y sus poderes sobrenaturales, incluido el Eterno.
Estos Yoguis antediluvianos, según parece, poseían el poder de destruir a este mismo Eterno, a voluntad, tal vez porque fueron ellos mismos quienes lo habían inventado.
Devarata pasó en los bosques varios años; luego, finalmente, tuvo bastante. Diciéndose que podría satisfacer a Varuna encontrado un sustituto que se hiciera inmolar en su lugar, con tal que fuera un hijo de un Rishi, se puso en camino y termino por descubrir lo que necesitaba.
En el país que se extiende cerca de las riberas floridas del famoso lago  Pushkara, había hambre, y un gran Santo llamado Ajigarta, (Otros lo llaman Rishita y hacen del rey Ambarisha, Harixhandra, el famoso soberano que fue el parangón de todas las virtudes.) estaba a  punto de morir de hambre con toda su familia. Tenía varios hijos, el segundo de los cuales, un adolescente virtuoso llamado Sunahsepha, estaba  apunto de convertirse en Rishi  él también. Aprovechando la penuria y pensando, con razón, que panza hambrienta tendría más oídos que vientre satisfecho, el astuto Devarata puso al corriente de su historia. Después de lo cual le ofreció cien vacas a cambio de Sunahsepha, para servirle de sustituto como comida de ofrenda en el altar del Eterno. El padre virtuoso se negó abiertamente al principio. Pero el dulce Sunahsepha se ofreció él mismo y hablo de este modo a su padre:
“¿Qué importa la vida de un solo hombre, cuando ésta puede salvar la vida de tantos otros? El Eterno es un Dios grande, y su misericordia es infinita; pero también es un dios muy celoso y su cólera es pronta y vengativa. Varuna es el dueño del terror, y la muerte obedece a su mandato. Su espíritu no se avendrá siempre con el que le desobedece se arrepentirá de haber creado al hombre y entonces quemara vivos cien mil lakhs  de personas inocentes, (Un lakh es una medida de 100.000, se trate de hombres o de monedas.) por un solo culpable. Si su víctima se le escapa, con toda seguridad secará nuestros ríos, hará que la tierra arda y afectará las mujeres en cinta, en su bondad infinita...Deja, pues, que me sacrifique, padre mío, por este extranjero que nos ofrece cien vacas; porque eso evitará que tu y mis hermanos, mueran de hambre y librará a miles de otros de una muerte terrible. A este precio, abandonar la vida es dulce para mí.”
El viejo Rishi vertió un mar de lágrimas; pero terminó por consentir y se fue a preparar la pira de sacrificio. (Manú (lib. X, 105), aludiendo a esta historia señala que Ajigarta, el santo Rishi, no cometió ningún pecado vendiendo la vida de su hijo, puesto que este sacrificio preservaba su vida y la de toda su familia. Esto nos recuerda otra leyenda, más moderna, si bien puede servir de paralelo a está. El Conde Ugolino, condenado a morir de hambre en su torreón, ¿no devoro a sus hijos “para conservarle un padre”?. La leyenda popular de Sunashsepha es más hermosa que el comentario de Manú; una interpolación de los brahmanes en los Manuscritos falsificados, evidentemente.) El lago Pushkara (Este lago es llamado algunas veces Pohker en nuestros días. Es un famoso lugar de peregrinación anual situado en un bonito lugar y a cinco millas inglesas de Ajmir, en el Rajistán. Poushkara significa “loto azul”, y el agua del lago está recubierta como si fuera un tapiz por estas hermosas plantas. Pero la leyenda asegura que en un principio eran blancas. Poushkara es también nombre propio de hombre y el nombre de una de las “siete islas sagradas” de la Geografía de los hindúes, las Sapta dvipa.) era uno de los lugares favorecidos de esta tierra por la diosa Lakshmi-Padma (loto blanco), quien se sumergía a menudo en sus frescas olas para rendir visita  a su hermana mayor, Varuni, la esposa de Varuna, el Eterno. (Varuni, diosa del calor (mas tarde diosa del Vino) también nació del Océano de leche. De los “catorce objetos preciosos” producidos por el batir, ella aparece la segunda y Lakshmi la ultima, precedida por la copa de Amrita, la bebida que proporciona la inmortalidad.) Lakshmi-Padma escucho la ofrenda de Devarata, vio el desespero del padre y admiro la devoción filial de Sunahsepha. Llena de piedad, la madre del amor y de la compasión mando buscar al Rishi Visvamitra, uno de los siete Manús primordiales e hijos de Brahma,  y consiguió interesarle en la suerte de su protegido. El gran Rishi le prometió su ayuda. Apareciéndose ante Sunahsepha mientras permanecía invisible para los demás, le enseño dos versículos sagrados (Mantras) del Rig-Veda, haciéndole prometer que los recitaría en la pira. Ahora bien, el que pronunciara estos dos mantras (invocaciones) obligaría a todo el cónclave de los dioses, con Indra a la cabeza, a venir en su ayuda y se convertiría por eso mismo en Rishi en esta vida o en su próxima encarnación.
El altar se levantó a la orilla del lago, la pira preparada y la multitud reunida. Entendiendo y después atando a su hijo sobre el altar perfumado. Ajigarta se provee del cuchillo del sacrificio. Luego, levanta su brazo trémulo por encima del cuerpo de su hijo amado, mientras éste recita los versículos sagrados. Todavía un instante de duda y de dolor supremo...y, cuando el hijo termina su mantram, el viejo Rishi hunde su cuchillo en el seno de Sunahsepha.....
Pero, ¡Oh milagro! Al instante, Indra, el dios del azur (el firmamento) se desliza desde los cielos y se precipita en medio de la ceremonia. Rodeando la pira y la victima con una espesa nube azulada, la neblina apaga las llamas de la pira y desata las cuerdas que sujetaban al hijo cautivo. Es como si un ángulo del cielo azul se hubiera abatido sobre el lugar iluminando el país entero y coloreando toda la escena con su dorado azul. 
Asustados, la multitud y el mismo Rishi cayeron prosternados, medio muertos de miedo. Cuando volvieron en sí, la niebla había desaparecido y se había verificado un cambio total de la escena.
El fuego de la pira se había reanimado por sí mismo y, extendida encima, se veía una cierva (Rohitj, que no era otra que el príncipe Rohita, el Devarata, que, con el corazón traspasado por el cuchillo que él había dirigido contra otro, se quemaba en holocausto por su pecado.
A pocos pasos del altar, extendiendo, también, pero sobre un lecho de lotos, dormía apaciblemente Sunahsepha. Y en el lugar donde el cuchillo había alcanzado su seno, se vio expandirse un hermoso loto azul. El mismo lago Pushkara, recubierto un instante antes de lotos blancos cuyos pétalos brillaban al sol como copos plateados llenos de amrita (Un juego de palabras, Rohit en sánscrito es el nombre de la hembra del gamo, de la cierva, y Rohita quiere  decir “el rojo”. Es por su cobardía y su miedo a morir que fue transformado en cierva por los dioses, según la leyenda.) Reflejaban ahora el azul del cielo; los lotos blancos se habían convertido en azules.
Entonces se oyó una voz melodiosa como la voz de la vina, elevándose en el aire desde el fondo de las olas, que pronunciaba estas palabras y esta imprecación:
“Un príncipe que no sabe morir por sus súbditos no es digno de reinar sobre los hijos del Sol. Reinará en una raza de cabellos rojos, una raza bárbara y egoísta; y las naciones que descenderán de él no tendrán como herencia sino el poniente. Es el segundo hijo de un asceta mendicante, aquel que sacrifica sin dudar su vida para salvar la de los demás, el que se convertirá en rey y reinará en su lugar.”
Un estremecimiento de aprobación puso en movimiento el tapiz florido que recubría el lago. Abriendo a la luz dorada sus corazones azules, los lotos sonrieron de alegría y enviaron un himno de perfume a Surya, su sol y señor. Toda la naturaleza se regocijó, excepto Devarata que no era más que un puñado de cenizas.
Entonces Visvamitra, el gran Rishi, aunque padre ya de cien hijos, adopto a Sunahsepha como su primogénito, y maldijo de antemano, a modo de precaución, a todo mortal que se negara a reconocer en el último nacido del Rishi, al primogénito de sus hijos y heredero legitimo del trono del rey Ambarisha.
Como consecuencia de este decreto Sunahsepha nació, en su siguiente encarnación, en la familia real de Ayodhyâ, y reino sobre la raza Solar durante 84.000 años.
En cuanto a Rohita, por más Devarata  o dios que fuera, sufrió la suerte a la que Lakshmi-Padma le había señalado. Se reencarnó en la familia de un extranjero sin casta, (Mecckha-Yavana) ,y se convirtió en el antecesor de las razas bárbaras de cabellos rojos que habitan Occidente.”
Es para la conversión de estas razas que le Loto Azul se fundó. Y si algunos de nuestros lectores pone en duda la verdad histórica de esta narración de nuestro antepasado Rohita y de la transformación de los lotos blancos en azules, quedan invitados a realizar un viaje a Ajinir.
Una vez allí, no tendrán  más que situarse a la orilla del lago tres veces santo, llamado Pushkara, donde todo peregrino  que en él se baña durante la luna llena del mes de octubre-noviembre, alcanza la más elevada santidad, sin mayor preocupación. Allí, los escépticos podrán ver con sus propios ojos el lugar donde se levanta la pira de Rohita, así como las aguas frecuentadas en otro tiempo por Lakshmi.
Podrán ver incluso los lotos azules, si gracias a una nueva transformación decretada por los dioses, la mayoría de estas plantas no se han convertido desde entonces en cocodrilos sagrados a los que nadie tiene el derecho de molestar. Lo cual hace que nueve peregrinos de cada diez que se bañan en las aguas del lago, tienen la oportunidad de entrar en el Nirvana casi en seguida, y que los cocodrilos sagrados son los más grandes de su especie.