ISIS SIN VELO Y EL VISISHTADWAITA
Blavatsky
CORRESPONDENCIA
Señor,
en el número de Octubre de nuestra revista, "R.P." trata de probar
que en el libro "Isis sin Velo" enseñé, sustancialmente, la doctrina Visishtadwaita; sin embargo
discrepo con este punto de vista. Estoy consciente del hecho de que "Isis
sin Velo" dista mucho de ser la obra completa que hubiera podido resultar
si el mismo material lo hubiese redactado una persona más erudita. Vale la pena
agregar que como trabajo literario carece de simetría y, quizá, de vez en
cuando, de exactitud. Pero tengo algunas excusas para todo esto: fue mi primer libro en un idioma que no era
mi lengua madre y, por lo tanto, no tenía la costumbre de escribir en él.
Además, el inglés era un idioma con el cual, ciertos filósofos asiáticos que me
auxiliaron, tenían muy poca familiaridad y, finalmente, elCoronel Olcott, que
revisó el manuscrito, colaborando desde el principio, en 1875-1876, ignoraba,
casi por completo, la Filosofía Aria y, por lo tanto, no podía detectar ni
rectificar, los errores que yo podía fácilmente cometer cuando expresaba mis
pensamientos en inglés. No obstante lo antedicho, opino que la crítica de
"R.P ." es errónea.
Si
me equivoqué porque no enfaticé la distinción entre un Dios Impersonal o Parabrahm
y un Dios Personal, tampoco me confundí al grado de que permuté, completamente,
el uno por el otro. Las páginas 2, 216-17 del primer volumen de Isis sin Velo y
la 153 del segundo volumen (versión inglesa original), de las cuales se vale
"R.P." en su crítica, no representan mi doctrina; sino las ideas de
otros autores. Las primeras dos son una cita entresacada de Manu, mostrando la
respuesta que un brahman y un budista letrados darían a la afirmación del
profesor Max Müller, según la cual, Moksha y Nirvana significan aniquilación.
Mientras en la página 153 del segundo volumen, se encuentra una defensa y una
explicación del sentido esotérico de la Biblia, desde el punto de vista de un
místico cristiano. Es obvio que esto
tendría visos de Visishtadwaítismo que, análogamente al Cristianismo, adjudica
atributos personales al Principio Universal. En lo que concierne al
prefacio de la página 2, podemos decir que, aun cuando se lee literalmente,
refleja sólo mi opinión personal y no la Doctrina Esotérica. Siendo una escéptica en mi juventud, busqué y obtuve, mediante
los Maestros, la
plena confirmación de la existencia de un principio, (no un Dios Personal),
"un océano ilimitado e insondable" del cual mi "alma" era
una gota. Al
igual que los Adwaitas, no hice ninguna distinción entre mi Séptimo Principio y el
Espíritu Universal o Parabrahm, ni creo en un espíritu individual recluído
dentro de mí, como algo separado del entero. Como prueba de lo antedicho, lean mi observación sobre "la
omnipotencia del espíritu inmortal del ser humano", la cual sería un
absurdo lógico si se basara en alguna teoría de separación egoísta. El error
que cometí fue que, en toda la obra usé, indistintamente, la palabras Parabrahm
y Dios para expresar la misma idea: seguramente un pecado venial, cuando uno se
percata de lo limitado que es el idioma inglés, al grado de que, aun ahora,
estoy usando una palabra sánscrita para expresar una idea y el inglés para
otra. Que sea Adwaita ortodoxo o no, como ocultista y valiéndome de la
autoridad de la Doctrina Secreta, sostengo que el espíritu del ser humano, aun cuando se sumerge
enteramente en Parabrahm y aunque no sea individual por sí, preserva su
individualidad distinta en Paranirvana, debido a la acumulación de los
agregados o skandhas que han sobrevivido de las facultades superiores de Manas
después de cada fallecimiento. Después de la muerte de
cada personalidad a lo largo de las líneas de renacimientos, las aspiraciones
más espirituales, es decir, superiores y más divinas de cada personalidad,
siguen a Buddhi y al Séptimo Principio en Devachan (Swarga), convirtiéndose en
parte integrante de la Mónada. La personalidad desaparece, disipándose antes de que ocurra la
evolución de la nueva personalidad que sale del Devachan, renaciendo; sin embargo,
la individualidad del espíritu-alma (ay y de nuevo ay, ¡qué se puede hacer con
este inglés!), se preserva hasta el final del gran ciclo (Maha-Manwantara),
cuando cada Ego entra en Paranirvana o se sumerge en Parabrahm. Para nuestra
comprensión de talpas, el espíritu humano se pierde, entonces, en el Espíritu
Uno, así como la gota de agua en el océano no se puede detectar ni recuperar.
En efecto no es así en el mundo del pensamiento inmaterial, cuya relación con
el pensamiento humano dinámico es comparable al poder visual del microscopio
más poderoso concebible y la vista de un ser semiciego. Sin embargo, este es un
símil muy insuficiente; ya que la diferencia es inexpresable en términos de
sistema métrico. A pesar de lo largo que la "noche de Brahma" o aun
el Pralaya Universal (no el local, que afecta sólo a un grupo de mundos) pueda
ser, cuando
ésta termine, la misma Mónada individual Divina vuelve a empezar su majestuoso
sendero evolutivo, aunque en una cadena de tierras superiores y cien veces más
perfecta y más pura que anteriormente, llevando consigo toda la esencia de las
espiritualidades compuestas por sus previos e innumerables renacimientos. Por lo tanto: lo antedicho demuestra
que estos "espíritus" o unidades Parabrhámicos y Paranirvánicos
tienen y deben conservar sus individualidades divinas y (no humanas).
No
hay que olvidar que la evolución espiral
es dual y que el sendero de la espiritualidad gira, como un sacacorchos, dentro
y alrededor de la evolución física, semifísica y suprafísica. Me estoy
enfrascando en detalles que es mejor dejarlos a la plena consideración que su
importancia se merece y que le otorgaremos en mi inminente libro: "La
Doctrina Secreta".
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