domingo, 11 de octubre de 2015

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS. CARTA N°. 27

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS.
CARTA N°. 27
Carta del Mahatma K.H. a A. P. Sinnett.

CARTA Nº 27
Recibida en Simla,en otoño de 1881.
Había previsto lo que ahora sucede. En mi carta de Bombay yo le aconsejaba prudencia en cuanto a lo que usted permitiera que S.M. conociera sobre + y sobre su propia mediumnidad, sugiriéndole que se le comunicara simplemente el sentido de lo que yo dije. Cuando, al observarle a usted en Allahabad le vi, en cambio, anotando para él numerosos fragmentos de mi carta percibí de nuevo el peligro, pero no me interpuse por diversas razones. Una de ellas es que creo que ha llegado el momento en que la seguridad social y moral exige que algún miembro de la Sociedad Teosófica diga la verdad, aunque luego le caigan los Himalayas encima. Sin embargo, el descubrimiento de la desagradable verdad tiene que hacerse con la mayor discreción y precaución; y veo que en lugar de ganar amigos y partidarios en el campo de los filisteos —sea en éste o en el otro lado de los océanos, —muchos de ustedes —incluido usted mismo— no crean más que enemigos al hablar demasiado de mí y de mis opiniones personales. Por un lado, la irritación es grande y usted se encontrará pronto con sus estallidos en Light y en otras partes; y usted "perderá a S.M.". Los numerosos extractos dieron su resultado porque fueron —demasiado abundantes. Ningún poder humano o superhumano puede abrir jamás los ojos a S.M. —era inútil obligarlos a abrirse. Por otro lado, todavía es peor. La buena gente de Simla no es muy partidaria de las metáforas, y las alegorías no se adherirán a su epidermis más de lo que lo haría el agua a las plumas de un ganso. Además —a nadie le gusta que le digan que "huele mal", y la broma surgida de una observación demasiado llena de profundo significado psicológico, ha producido un daño incalculable en lugares donde, de no haber sido por eso, la S.E.T.S. (Simla Eclectic Theosophical Society.)  podría haber reclutado más de un prosélito. . . .
Pero tengo que volver nuevamente a la carta.
La razón más fuerte de las quejas contra mí radica en el hecho de que mi afirmación implica: 
(a) una especie de reto a S.M. para que probara que + es un "Espíritu" —
(b) nuestro amigo me acusa seriamente por hacer aparecer a + como un mentiroso.
Ahora bien; me propongo aclararlo, pero no me propongo presentar excusas. No hay duda de que yo tenía la intención de ambas cosas; sólo que lo pensé para usted, que me había pedido la información, pero de ninguna manera para él. El no ha demostrado su punto de vista, ni yo esperaba que lo hiciera, aún cuando él pensara que podía hacerlo, ya que su reclamación se basa enteramente en su propia afirmación personal, debido a su fe inquebrantable en sus propias impresiones. En cambio, sería fácil para mí demostrar que + no es ningún Espíritu desencarnado, si no tuviera muy buenas razones para no hacerlo ahora. Había redactado mi carta con sumo cuidado, de modo que al mismo tiempo que le permitía a usted vislumbrar algo de la verdad le mostraba, lo más claramente posible, que yo no tenía derecho a divulgar el "secreto de un Hermano".
Pero, mi buen amigo, yo nunca había entrado en detalles sobre quién y qué era él. Tal vez podría haberle aconsejado a usted que juzgara a + por sus pretendidos escritos, porque, más afortunados en esto que Job, todos nuestros "enemigos escriben libros". Son muy aficionados a dictar evangelios "inspiradores" y así —quedan atrapados en su propia retórica. ¿Y quién de entre los espiritistas más intelectuales que haya leído las obras completas atribuidas a + se atrevería a sostener que, salvo unas cuantas páginas muy notables, el resto no está por debajo de lo que el mismo S.M. hubiera podido escribir, y mucho mejor? Tenga la seguridad de que ningún médium inteligente, hábil y sincero necesita "inspiración" de un "Espíritu" desencarnado. La verdad se sostendrá sin inspiración de dioses ni espíritus y, mejor todavía —se sostendrá a pesar de todos ellos; en general, los "ángeles" no hacen otra cosa que susurrar falsedades y aumentar el cúmulo de supersticiones. Debido a esos pequeños contratiempos tengo que abstenerme de dar satisfacción a C.C. Massey. No me aprovecharé de su "autorización" ni voy a cumplir su "deseo", y me niego rotundamente a "comunicar su secreto", puesto que es de una naturaleza que resulta un obstáculo en su camino hacia la consecución del adeptado, aunque nada tiene que ver con su carácter particular. Esta información también estaba destinada a usted, en respuesta a su sorprendente pregunta de si podrían existir algunos impedimentos para que yo me comunicara con él y le guiara hacia la Luz, pero nunca fue para sus oídos. El puede tener en la historia de su vida una página o dos que preferiría ver borradas; pero sus leales y fieles instintos siempre le concederán prioridad, y le situarán muy por encima de muchos hombres que se mantuvieron castos y virtuosos sólo porque jamás supieron lo que era la tentación. Me abstendré, pues, con su amable permiso. En el futuro, mi muy querido amigo, tendremos que limitarnos enteramente a la filosofía y a evitar —los chismes de familia. A veces, mi querido e ilustre amigo, resulta aún más peligroso airear los trapos sucios de la familia —que ocuparse de —turbantes sucios. Y no deje que se perturbe su corazón demasiado sensible, o que su imaginación le lleve a suponer que una sola palabra de lo que acabo de decir esté destinada a reprocharle nada. Nosotros, asiáticos medio salvajes, juzgamos a un hombre por sus motivos, y los de usted eran todos sinceros y buenos. Pero tiene que recordar que está en una dura escuela y tratando con un mundo totalmente distinto del suyo. Especialmente, debe tener en cuenta que la causa más insignificante producida, aunque sea inconscientemente y por el motivo que sea, no puede ser anulada, ni sus efectos obstaculizados en su marcha —ni siquiera por millones de dioses, demonios y hombres, combinados. Por consiguiente, no debe considerarme demasiado hipercrítico cuando digo que todos ustedes han sido más o menos imprudentes, cuando no indiscretos; esta última palabra es aplicable —hasta ahora— tan sólo a uno de los miembros. Por tanto —usted verá tal vez que las equivocaciones y tropezones de H. Steel Olcott son de un matiz más tenue de lo que parecen a primera vista, puesto que incluso los ingleses, mucho más inteligentes y mucho más versados que él en las costumbres del mundo, también están sujetos a error. Porque ustedes se han equivocado, individual y colectivamente, como verá en un futuro muy cercano; y la dirección y el éxito de la Sociedad demostrarán, como resultado, ser mucho más difíciles en su caso, puesto que ninguno de ustedes está dispuesto a admitir que ha procedido así, ni tampoco están preparados, como él lo está, para seguir cualquier consejo que se les ofrezca, aunque, en cada caso, esté basado en la previsión de los acontecimientos inminentes, incluso cuando sean vaticinados en una fraseología que no siempre puede alcanzar "la calidad" de la de un adepto —tal como él debería ser, según la opinión de ustedes.
Puede decirle a Massey lo que ahora digo de él y las razones aducidas. Aunque yo no se lo aconsejaría —puede usted leer esta carta al señor Hume. Pero quisiera llamarle fuertemente la atención sobre la necesidad urgente de tener más discreción que nunca. No obstante la pureza de los motivos, algún día el Chohan podría tener en cuenta sólo los resultados, y éstos pueden amenazar en convertirse en demasiado desastrosos para que él los pase por alto. Debería presionarse constantemente a los miembros de la S.E.S. para que contengan su lengua y su entusiasmo. Y sin embargo, existe un interés creciente en la opinión pública respecto a su Sociedad, y puede que pronto les exija a ustedes que definan con más claridad su posición.
Muy pronto tendré que dejarles solos durante un período de tres meses. Que este período comience en octubre o en enero dependerá del impulso que se dé a la Sociedad y de su progreso.
Le estaría personalmente muy agradecido si tuviera la bondad de examinar un poema escrito por Padshah y me diera su opinión sobre sus méritos.
Creo que es demasiado largo para el Theosophical Journal, y tampoco creo que sus méritos literarios respondan exactamente o justifiquen la petición de su publicación. Pero lo dejo a su mejor juicio. Desearía que la revista tuviera más éxito este año del que ha tenido hasta ahora. La idea de traducir el Gran Inquisidor es mía; porque su autor, sobre el cual ya pesaba la mano de la muerte cuando lo escribía, dio la descripción más real y convincente que jamás se haya dado de la        Compañía de Jesús. Hay allí una extraordinaria lección para muchos, e incluso usted puede aprovecharla.
Mi querido amigo, no debe usted sorprenderse si le digo que me siento realmente cansado y        desanimado ante la perspectiva que tengo ante mí. Me temo que no tendrá usted nunca la paciencia de esperar el día en que me sea permitido complacerle. Hace ya muchísimo tiempo que nuestra gente empezó a establecer ciertas reglas, con arreglo a las cuales intentaron vivir.
Todas estas reglas se han convertido ahora en LEY. Nuestros predecesores tuvieron que aprender todo lo que saben por ellos mismos; sólo se les facilitaron los cimientos. Nosotros nos ofrecemos para facilitarles esos cimientos, pero ustedes no quieren aceptar nada que no sea el edificio completo, listo para que tomen posesión de él. No me acusen de indiferencia ni de negligencia cuando no reciban contestación mía durante varios días. Muy a menudo no tengo nada que decir, porque usted hace preguntas que no me es dado contestar.
Pero debo terminar aquí, porque mi tiempo es limitado y tengo otro trabajo que hacer.
Suyo sinceramente,
K.H.

La atmósfera de la casa, saturada de coñac, es terrible.

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