domingo, 28 de septiembre de 2014

LA UNIDAD FUNDAMENTAL DE TODAS LAS RELIGIONES

LA UNIDAD FUNDAMENTAL DE TODAS

LAS RELIGIONES

 (1ra. Parte)

INTRODUCCION

El pensamiento recto es condición necesaria de la vida recta. 
La rectitud de juicio es indispensable para la rectitud de conducta. 
Ya se nos presente con el nombre sánscrito, Brahma-Vidya, o con el de Teosofía, derivado del griego, la Sabiduría Divina viene en nuestro auxilio para realizar ese doble objeto presentándose a la vez como filosofía racional entre todas y como religión y ética universales. 

Echando una ojeada sobre las grandes religiones de la humanidad, se ve cuánto tienen de común en ideas dogmáticas, morales y filosóficas.  El hecho está universalmente reconocido; pero su explicación se discute de modo muy diverso.  Pretenden unos que las religiones han germinado en el campo de la ignorancia humana, donde la imaginación las cultivó, elaborándolas gradualmente desde las formas más groseras como el animismo y el fetichismo.  Sus analogías se deben así a los fenómenos universales de la naturaleza, imperfectamente observados y explicados a capricho.   Semejante escuela da como clave universal el culto del sol y de los astros.  Para otra escuela, la clave no menos universal está en el culto fálico.  El miedo, el deseo, la ignorancia y la admiración llevaron al salvaje a personificar los poderes de la naturaleza, y luego los sacerdotes se aprovecharon de esos terrores y esperanzas, transformando los mitos en Biblias y los símbolos en hechos, mediante sus imaginaciones melancólicas y sus inquietantes contiendas; como la base era en ambas la misma, la semejanza en los resultados era inevitable.  Así hablan los doctores de la Mitología comparada, y bajo el peso de tal cúmulo de pruebas, las gentes sencillas callan, aunque no queden convencidas por completo.  No pueden, en efecto, negar las analogías; pero se preguntan con vaga inquietud: Las concepciones más sublimes de los hombres, sus más halagüeñas esperanzas, ¿sólo son el resultado de los sueños del salvaje o de las adivinaciones de los ignorantes?  Los grandes héroes y mártires de la humanidad, todos los que han vivido, trabajado y sufrido,  ¿murieron en la ilusión forjada por los hechos astronómicos o por las disimuladas obscenidades de los bárbaros?

   La segunda explicación de la base común a las varias religiones humanas, postula la doctrina de una enseñanza original, que indica una fraternidad de grandes instructores espirituales.  Semejantes maestros, fruto de los ciclos pasados de la evolución, tuvieron por misión instruir y guiar a la humanidad nacida sobre nuestro planetaEllos transmitieron a las razas y a las naciones, a su vez, las verdades fundamentales de la religión bajo la forma más adecuada a las necesidades especiales de aquellos que debían recibirlas.  Según este sistema, los fundadores de las grandes religiones son miembros de la fraternidad única, y fueron ayudados en su misión por una pleyade de individuos un poco menos elevados que ellos, iniciados y discípulos de grados diversos, eminentes por su intuición espiritual, por su saber filosófico o por la pureza de su moral.  Tales hombres son los que han dirigido a los pueblos nacientes, los que los civilizaron y dieron leyes (Como monarcas los gobernaron; como filósofos los instruyeron; y como sacerdotes los guiaron).
   Muy difícil parece negar la existencia de semejantes hombres, en presencia de la tradición universal de los documentos escritos aun subsistentes, y de las ruinas prehistóricas, para no citar otros testimonios que recusaría el ignorante. 

Los libros sagrados de Oriente son los más fidedignos testimonios de la grandeza de quienes los escribieron. 
¿Qué puede compararse con la sublimidad espiritual de su pensamiento religioso, con el esplendor intelectual de su filosofía, con la amplitud y pureza de su moral?  

Ahora bien; cuando hayamos que cuanto esos libros contienen sobre Dios, sobre el hombre y el universo, son enseñanzas substancialmente idénticas, bajo múltiple variedad aparente, no será temerario referirlas a un cuerpo céntrico y original de doctrina. 

A este cuerpo doctrinal le damos el nombre de Sabiduría Divina, que es lo que significa la palabra griega Teosofía.
  
Como origen y base de todas las religiones, a la Teosofía no se le puede oponer ninguna otra. La Teosofía purifica y revela el alto significado interno de tanta doctrina adulterada por el error en su exposición exotérica y pervertida por la ignorancia y la superstición.  En cada una de esas formas se reconoce y defiende la Teosofía, tratando también de mostrar la sabiduría que oculta.
  
Para ser teósofo no hay necesidad de dejar de ser cristiano, budista o indo.  Basta con que el hombre sondee profundamente en el corazón de su propia fe, que abrace las verdades espirituales con gran firmeza, y que comprenda sus enseñanzas sagradas con más amplio espíritu. 

Después de haber dado origen a las religiones, la Teosofía las justifica y defiende; pues roca y cantera es de donde se extrajeron.

Ante el tribunal de la crítica intelectual viene a justificar la Teosofía las más profundas aspiraciones y los más nobles sentimientos del corazón humano.  Comprueba las esperanzas que nos forjamos sobre el hombre y ennoblece más nuestra fe en Dios.

   La verdad de esta aserción se evidencia más cuanto más estudiamos las diversas Escrituras santas del mundo.  Algunas selecciones operadas en el conjunto de materiales disponibles bastarán para establecer el hecho y guiar al investigador en la búsqueda de nuevas pruebas.
   Las verdades fundamentales de la religión pueden resumirse así:
1º- La Existencia real, única, eterna, infinita e Incognoscible.
2º- De ella procede el Dios manifestado que desenvuelve su unidad en dualidad, y ésta en        trinidad.
3º- De la Trinidad manifestada proceden las innumerables inteligencias Espirituales, guías de la actividad cósmica.
4º- El hombre, reflejo de Dios manifestado, es, por lo tanto, fundamentalmente trino; y su “Yo” interno y real es eterno y uno con el “Yo” universal.
5º- Evoluciona por encarnaciones repetidas, a las cuales le impele el deseo y de las que se libera por el conocimiento y el sacrificio, llegando a ser divino en acto como lo ha sido siempre en potencia.
  
La China, fue poblada en otros tiempos por los Turanios, cuarta subdivisión de la cuarta Raza Raíz que habitó el continente de la desaparecida Atlántida y que cubrió con sus ramificaciones la superficie del globoLos Mongoles, séptima y última subdivisión de la misma raza, reforzaron más tarde la población de esa comarca, de suerte que en China encontramos tradiciones de la mayor antigüedad, anteriores al establecimiento en la India, de la quinta raza, la raza Aria.  En el Ching Chang Ching o Clásico de la Pureza, encontramos un fragmento de Escritura antigua de singular belleza, donde se percibe ese espíritu de calma característico de la “enseñanza original”.  En el prólogo de su traducción Mr. Legge dice de este tratado:
  
Este libro se atribuye a Ko Yuan (o Hsuan), un Taoísta de la dinastía de Wu  (222 – 227 J.C.).  Se cuenta que este sabio alcanzó la condición de inmortal y se le da generalmente este título.  Se le representa realizando milagros, entregado a la templanza y muy excéntrico en sus procedimientos.
   Al naufragar cierta vez, surgió de las aguas con los vestidos enjutos y anduvo tranquilamente sobre las olas.  Ascendió a los cielos en pleno día.  Estos relatos pueden quizás atribuirse a invenciones de época muy posterior.

   Hechos semejantes se atribuyen con frecuencia a los iniciados de diferentes grados y no son necesariamente puras fantasías.  Lo que Ko Yuan dice a este propósito en su libro nos interesará sin duda mucho más:

   “Cuando alcancé el verdadero Tao, había recitado ya este Ching (libro) diez mil veces.  Es lo que practican los espíritus celestes, y jamás fue comunicado a los sabios de este mundo inferior.  Se me dio por el Jefe Divino del Hwa Oriental quien lo había recibido del Jefe Divino de la Puerta de Oro y éste de la Madre Real de Occidente.”

   Ahora bien; el título de Jefe Divino de la Puerta de Oro era el de un iniciado que gobierna el imperio tolteca en la Atlántida, y su empleo parece indicar que el Clásico de la Pureza fue llevado de la Atlántida a China cuando los turanios se separaron de los toltecas.  Esta idea la corrobora el contenido de este tratadito que tiene por asunto el Tao, literalmente “la Vía”, nombre que designa la Realidad una en la antigua religión turania y mongola.  Así leemos:
 
 “El Gran Tao no tiene forma corporal, pues El es quien ha engendrado y nutrido el cielo y la tierra.  El Gran Tao no tiene pasiones, pero El es la causa de las revoluciones del Sol y de la Luna.  El Gran Tao no tiene nombre, pero es el que asegura el crecimiento y conservación de todas las cosas.”
  
Tal es el Dios manifestado como unidad; pero la dualidad aparece enseguida:
 
 “El Tao (aparece bajo dos formas: el Puro y el Confuso) posee (las dos condiciones de) movimiento y reposo.  El cielo es puro y la tierra es confusa; el cielo se mueve y la tierra está quieta.  Lo masculino es puro y lo femenino es confuso; lo masculino se mueve y lo femenino está quieto.  Lo radical (Pureza) desciende, y el producto (Confuso) se extiende en todo sentido, y así fueron engendradas todas las cosas.”
  
Este pasaje es interesantísimo, porque evidencia los dos aspectos activo y receptivo de la naturaleza, estableciendo la diferencia entre el Espíritu generador y la Materia criadora; distinción familiarizada posteriormente.
 
 En el Tao Teh Ching, la doctrina tradicional sobre lo Inmanifestado y lo manifiesto se expresa claramente:
  
“El Tao que puede suceder no es el Tao eterno e inmutable.  El nombre que puede ser nombrado no es el nombre eterno e inmutable.  El que no tiene nombre es El que ha engendrado el cielo y la tierra; el que no posee nombre es la Madre de todas las cosas...   Bajo estos dos aspectos es idéntico en realidad; pero a medida que el desarrollo se produce, recibe diferentes nombres.  Al conjunto lo llamamos Misterio.”


   Los que estudian la Cábala recordarán uno de los Nombres Divinos: “El Misterio oculto”. 
Más adelante leemos:
  
“Hubo algo indefinido y completo que vino a la existencia antes que el cielo y la tierra.  Como Eso era tranquilo y sin forma, aislado y sin cambio, se extendió por todos sitios sin peligro (de ser agotado).  Eso puede considerarse como la Madre de todas las cosas.  Eso cuyo nombre ignoro, lo llamo el Tao.  Haciendo un esfuerzo para darle un nombre, lo llamo el Grande.  Eso Grande pasa (en un oleaje continuo).  Pasando, Eso se aleja.  Alejado, Eso vuelve.”
  
Es interesante encontrar aquí esta noción de fusión y reabsorción de la Vida-Una, noción tan familiar en la literatura inda.  El versículo siguiente nos parece, por lo tanto, muy familiar:

   “Todas las cosas bajo el cielo han salido de Eso considerado como existente (innominado).   Esa existencia, ella misma ha salido de Eso considerado como no existente (e innominado).”
  
A fin de que el Universo pueda llegar a ser, lo Inmanifestado debe engendrar lo Único, de donde proceden la Dualidad y la Trinidad:
  
“El Tao produjo el Uno; el Uno produjo el Dos; el Dos produjo el tres; los Tres produjeron todas las cosas.  Todas las cosas dejan tras sí la obscuridad (de donde han salido) y avanzan para abrazar la luz (de la que emergen) en tanto que se armonizan por el soplo de vida.”
  
El “Soplo del Espacio” estaría mejor traducido.  Habiendo salido Todo de Eso, Eso existe en Todo:

   “El Gran Tao penetra todas las cosas. Se le encuentra a la derecha y a la izquierda...  envuelve todas las cosas como en un traje y no tiene la pretensión de dominarlas.  Puede nombrarse en las cosas más pequeñas.  Todas las cosas retornan (a su raíz y desaparecen) sin saber que es El quien preside su vuelta.  Puede nombrarse en las cosas más grandes.”

   Chwang-ze (400 a J.C.) en su exposición de enseñanzas antiguas, alude a las inteligencias espirituales procedentes del Tao:
   “Tiene en sí mismo su raíz y razón de ser.  Antes que hubiera cielo y tierra, en los más remotos tiempos, existía con toda seguridad. De El proviene la misteriosa existencia de los espíritus y la misteriosa existencia de Dios.”
  
El hombre es considerado como una trinidad, y el Taoísmo, según Mr. Legge, reconoce en él, espíritu, inteligencia y cuerpo; división que aparece clara en el Clásico de la Pureza, cuando se dice que el hombre debe libertarse del deseo para unirse con el Único:

“El Espíritu del hombre ama la pureza, pero su pensamiento le trastorna. 
El pensamiento del hombre ama la tranquilidad, pero sus deseos le arrastran. 
Si pudiera deshacerse constantemente de sus deseos, su pensamiento se tranquilizaría. 
Si su pensamiento queda limpio, su espíritu se purifica........
La razón por la cual los hombres son incapaces de llegar a ese estado, estriba en que no limpian su pensamiento ni abandonan sus deseos. 
Si el hombre llega a eximirse de sus deseos, cuando mira interiormente su pensamiento no es él; cuando exteriormente su cuerpo no es él;
y cuando dirige sus ojos más lejos, hacia las cosas de fuera, nada hay de común entre ellas y él.”

(Tomado del libro: La Sabiduría Antigua)

lunes, 22 de septiembre de 2014

Los Elementales y los Elementarios.

Los Elementales y los Elementarios.


Elementales.-  Espíritus de los Elementos. 
Criaturas desarrolladas en los cuatro reinos o elementos: tierra, aire, fuego y agua
Los cabalistas los denominan:
Gnomos (los de la tierra),
Silfos (los del aire),
Salamandras (los del fuego) y
Ondinas (los del agua). 

Excepto unos pocos de las especies superiores, y sus regentes, son más bien fuerzas de la Naturaleza, que hombres o mujeres etéreos. 

Estas fuerzas, como serviles agentes de los ocultistas, pueden producir diversos efectos; pero si son empleadas por “Elementarios” (estos seres los describo mas abajo) –en cuyo caso esclavizan a los médium-, ellos engañarán a la gente crédula. 

Todos los seres inferiores invisibles engendrados en los planos quinto, sexto y séptimo de nuestra atmósfera terrestre, se llaman Elementales: Peris, Devs, Djins [o Jins], Silvanos, Sátiros, Faunos, Elfos, Enanos, Trolls, Kobolds, Brownias, Nixias, Trasgos, Duendes, Pinkies, Branshees, Gente musgosa, Damas blancas, Fantasmas, Hadas, etc. 
Los Elementales son espíritus de la Naturaleza. 
Seres materiales, pero invisibles (para nosotros), de naturaleza etérea, que viven en los elementos del aire, agua, tierra o fuego
No son inmortales sino que están hechos de la substancia del alma, y tienen varios grados de inteligencia.  Sus caracteres difieren considerablemente.  Representan en su naturaleza todos los grados del sentimiento.  Unos de ellos son de índole benéfica, y otros maléfica.  (F. Hartmann). 

En el mundo astral… hay numerosas huestes de elementos naturales, o espíritus de la Naturaleza, divididos en cinco clases principales, que son los elementales del éter, del fuego, del aire, del agua y de la tierra.  Los últimos cuatro grupos eran denominados en el ocultismo medieval: Salamandras, Silfos, Ondinas y Gnomos.  (Inútil es decir que hay otras dos clases que completan las siete, que no nos interesan por ahora, puesto que aun no están manifestadas)…

Estos seres tienen por tarea mantener las actividades relacionadas con sus elementos respectivos; son los conductos mediante los cuales obran las energías divinas en estos diversos medios y son en cada elemento la expresión viva de la ley

A la cabeza de cada una de estas divisiones hay un gran Ser (Deva o Dios), jefe de una poderosa hueste inteligencia directriz y guía de todo el departamento de la Naturaleza regido y animado por la clase de elementales que están bajo su dominio. 
Así, Agni, dios del fuego, es una gran entidad espiritual relacionada con las manifestaciones del fuego en todos los planos del universo y mantiene su gobierno por medio de las legiones de elementales del fuego.  

Conociendo la naturaleza de éstos y sabiendo los métodos para dominarlos, se obran los llamados milagros o hechos mágicos que de vez en cuando se registran en la prensa. 

Los cinco dioses que presiden a los elementos son:
Indra, señor del Âkâza o éter;
Agni, señor del fuego;
Pavana [o Vâyu], señor del aire;
Varuna, señor del agua, y
Kchiti, señor de la tierra. 



Elementarios.-  Propiamente, son las almas desencarnadas de las personas depravadas

Estas almas, algún tiempo antes de la muerte, separaron de sí mismas su respectivo Espíritu divino perdiendo de este modo sus posibilidades de inmortalidad. 
Pero en el grado actual de ilustración, se ha creído mejor aplicar dicho término a los fantasmas de personas desencarnadas, en general, aquellos cuya residencia temporal es el Kâma-loka [o sea, los restos Kâma rûpicos de seres humanos en proceso de desintegración, susceptibles de ser temporalmente revivificados y hechos conscientes en parte por medio de corrientes de pensamiento o magnéticas de personas vivas.] 

Eliphas Lévi y algunos otros cabalistas hacen poca distinción entre los espíritus elementarios que habían sido hombres, y aquellos seres que pueblan los elementos y son las fuerzas ciegas de la Naturaleza.  Una vez divorciadas de sus tríadas superiores y de sus cuerpos, dichas almas permanecen en sus envolturas kâma-rûpicas, y son irresistiblemente atraídas a la tierra en medio de elementos afines a sus groseras naturalezas

Su permanencia en el Kâma-loka varía en cuanto a su duración; pero termina invariablemente en desintegración, disolviéndose como una columna de niebla, átomo por átomo, en los elementos que las rodean

Los Elementarios son los cadáveres astrales de los muertos, la contraparte etérea de la persona que un tiempo vivió, que tarde o temprano de descompondrá en sus elementos astrales, de igual modo que el cuerpo físico se disuelve en los elementos a que pertenece. 

Estos elementarios, en condiciones normales, no tienen conciencia propia; pero pueden recibir vitalidad de un médium, y por ello son, digámoslo así, galvanizados durante pocos minutos, volviendo a la vida y conciencia (artificiales), y entonces pueden hablar, obrar y recordar con claridad cosas que hicieron durante la vida.  Con mucha frecuencia son observados por los Elementales, que se sirven de ellos como máscaras para representar personas difuntas y engañar a la gente crédula. 

Los Elementarios de personas buenas tienen poca cohesión y se evaporan pronto; los de los malvados pueden durar largo tiempo; los de los suicidas, etc., tienen vida y conciencia propias mientras no se ha verificado la separación de los principios (esta división se da a consecuencia de la atracción opuesta de la Materia y el Espíritu). Una vez llevado a cabo, el cuerpo astral se disolverá en sus elementos, y el Espíritu entrará en el estado espiritual



(Tomado del Glosario Teosófico)


domingo, 21 de septiembre de 2014

LOS CUERPOS ASTRALES o DOPPELGANGERS (2ra. Parte)

LOS CUERPOS ASTRALES o
DOPPELGANGERS
(2ra. Parte)


PREG. Esto se aplica a la forma más simple de la aparición del doble. Pero ¿qué pasa en los casos en que el doble hace lo contrario de los sentimientos y deseos del hombre?

RESP. Esto es imposible. El doble no puede aparecer a menos que el motivo de su aparición haya impactado la mente de la persona (a quien pertenece el doble), esté esta persona recién muerta, o viva, con buena o mala salud.

Si se detiene el pensamiento un segundo –espacio de tiempo suficientemente largo para darle forma– antes de pasar a otras imágenes mentales, este único segundo es suficiente para concretar su personalidad en las ondas astrales, como lo es para un rostro impresionarse por sí mismo sobre la placa sensible de una cámara fotográfica. Nada impide que su forma sea entonces apresada por fuerzas circundantes –como una hoja seca caída de un árbol es cogida y llevada lejos por el viento– para caricaturizar y distorsionar su pensamiento.

PREG. – ¿Y si el doble expresa con palabras concretas un pensamiento desagradable para la persona, y lo expresa por ejemplo a un amigo que vive lejos, quizás en otro continente? He conocido casos de este tipo.

RESP. Eso sucede entonces porque la imagen creada es cogida y usada por un “cascarón”. (También llamado “elementario” o “espectro”. Son los cadáveres astrales de los muertos, que tarde o temprano se descompondrán en sus elementos constituyentes. En condiciones normales no tienen conciencia propia; pero pueden recibir vitalidad del médium, o ser utilizados a modo de máscaras por algún espíritu elemental de la Naturaleza. Ver El Glosario Teosófico.)

Es justamente lo que sucede en las sesiones espiritistas cuando “imágenes” del muerto –que pueden estar ligadas inconscientemente en la memoria o incluso en las auras de las personas presentes– son captadas y materializadas por los elementales o sombras elementarias, siendo estas imágenes visibles para los presentes e incluso obligadas a actuar bajo el mandato de una voluntad más fuerte, en este caso la de las muchas y diferentes personas reunidas en el salón. En el caso que usted cita debe existir además un vínculo de unión, (un “cable telegráfico”) entre las dos personas, un punto de simpatía psíquica, y sobre éste viajará el pensamiento instantáneamente.
Naturalmente en cualquier caso debe haber una buena razón para que ese pensamiento en particular tome aquella dirección; debe estar relacionado de alguna manera con la otra persona, pues de otro modo tales apariciones serían hechos comunes y cotidianos.

PREG. Esto parece muy simple ¿Por qué sucede entonces sólo con personas excepcionales?

RESP. Porque el poder plástico de la imaginación es mucho más fuerte en unas personas que en otras.
La mente es dual en su potencialidad: es física y metafísica.
La parte superior de la mente está asociada con el alma espiritual o Buddhi; la inferior, con el alma animal, el principio Kâma.

Hay personas que no piensan nunca con las facultades superiores de su mente; aquellos que si lo hacen son minoría, y están por tanto de alguna manera más allá –si no por encima– del común de la Humanidad. Incluso sobre cuestiones comunes ellos pensarán en aquel plano más alto. La idiosincrasia de una persona determina en qué “principio” de la mente se estaba desarrollando el pensamiento, así como las facultades de una vida anterior y algunas veces las herencias físicas.

Por eso es tan difícil para un materialista –cuya porción metafísica de la mente está casi atrofiada– elevarse por sí mismo; o para alguien que tiene por naturaleza inclinaciones espirituales, descender al nivel concreto del pensamiento vulgar.
El optimismo y el pesimismo dependen en gran medida de ello.

PREG. Pero, ¿puede desarrollarse el hábito de pensar con la Mente superior? Pues si no, no habría esperanza para personas que desean cambiar sus vidas y evolucionar.

RESP. Ciertamente puede ser desarrollado; pero sólo con gran dificultad, con una firme determinación y a través de mucho sacrificio.
Sin embargo, es relativamente fácil para los que han nacido con ese don.

¿Por qué hay personas que ven poesía en una col o en un cerdo con sus crías, mientras que otros, que sólo perciben los aspectos más bajos  y materiales de las cosas más elevadas, se reirán de la música de las esferas y ridiculizarán las más sublimes concepciones y filosofías?

La diferencia radica simplemente en el poder innato de la mente de pensar en un plano superior o inferior, con el astral (en el sentido en que usa esa palabra Saint Martin) (Luis Claudio de Saint Martin (1743–1803). Ver en Glosario Teosófico, la palabra “Martinistas”.) o con la mente física.

El tener una gran capacidad intelectual frecuentemente no beneficia, sino más bien es  impedimento hacia lo espiritual y su recta comprensión. Ved si no a los grandes hombres de ciencia. Debemos más bien apiadarnos de ellos que culparlos.

PREG. – ¿Pero cómo es que la persona que piensa en el plano superior produce imágenes y formas objetivas más perfectas y poderosas en su pensamiento?

RESP. No sólo esa “persona”, sino todas aquellas que son generalmente sensibles. La persona dotada de esta facultad de pensar, –por virtud de ese don que posee– tiene un poder plástico formativo desde ese plano superior del pensamiento, por decirlo de alguna manera, en su misma imaginación, incluso sobre los asuntos más insignificantes.

Sea cual sea el tema de su pensamiento, éste será sumamente más intenso que el de una persona normal y, por esta misma intensidad, obtendrá el poder de crear.

La ciencia ha establecido el hecho de que el pensamiento es una energía. Esta energía perturba con su acción los átomos de la atmósfera astral que existen alrededor de nosotros. Ya lo dije antes: los rayos del pensamiento tienen la misma potencia para producir formas en la atmósfera astral que los rayos del Sol con respecto a una lente.

Así, cada pensamiento producido con la energía del cerebro crea, queriendo o sin querer, una forma.

PREG. – ¿Es esta forma absolutamente inconsciente?

RESP.
Totalmente inconsciente, a menos que sea creada por un Adepto que tenga el propósito preconcebido de darle conciencia, o mejor dicho, de enviar junto a ella lo suficiente de su propia voluntad e inteligencia como para hacer que parezca conciente. Esto debería hacernos más prudentes con respecto a nuestros pensamientos.

Pero la gran diferencia que existe, en esta materia, entre el Adepto y el hombre común está en la mente. El Adepto puede usar a voluntad su Mâyâvi–rûpa, pero el hombre normal no, salvo en casos muy raros.

Se le llama Mâyâvi–rûpa porque es una forma ilusoria creada para usarse en un caso determinado, y tiene en sí lo bastante de la mente del Adepto como para conseguir el propósito para el que fue fabricado. El hombre común solamente crea una imagen de pensamiento cuyas propiedades y poderes son al mismo tiempo totalmente desconocidos para él.


PREG. ¿Puede decirse entonces que la forma de un Adepto que aparece a distancia de su cuerpo, como por ejemplo Ram Lal en Mr. Isaacs, es simplemente una imagen?

RESP. Exactamente. Es un pensamiento ambulante.

PREG. Y en tal caso, un Adepto puede aparecerse en varios sitios casi simultáneamente.

RESP. Puede hacerlo. Justo como Apolonio de Tyana, que fue visto simultáneamente en dos lugares a la vez mientras su cuerpo estaba en Roma. Pero debe entenderse que ni siquiera el astral del Adepto está completamente presente en cada aparición.

PREG. – ¿Es entonces muy necesario que las personas que posean imaginación y poderes psíquicos en algún grado controlen sus pensamientos?

RESP. Ciertamente, pues cada pensamiento tiene una forma que adopta la apariencia del hombre ocupado en la acción que pensó. Si fuese de otra manera, ¿cómo podrían ver los clarividentes en el aura de una persona el pasado y el futuro de ésta? Lo que ellos ven es un panorama pasajero de la persona, que aparece representada por sus propios pensamientos realizando las acciones que pensó.

Usted me preguntaba si somos castigados a causa de nuestros pensamientos.
No por todos, ya que algunos abortaron; pero sí a causa de aquellos otros que llamamos pensamientos “mudos” y que sin embargo están en potencia. Tomemos un caso extremo: por ejemplo, una persona tan perversa que desea la muerte de otra, a menos que quien desee ese mal sea un dugpa, un alto adepto de Magia Negra, en cuyo caso se demora el karma, entonces, tal deseo sólo vuelve para producir frutos amargos.

PREG. Pero suponiendo que el que desea el mal tenga una voluntad muy fuerte, sin ser un dugpa, ¿puede conseguir la muerte de otra persona?

RESP. Sólo si esa persona maliciosa tiene el “mal de ojo”, lo cual significa simplemente poseer un enorme poder plástico de la imaginación trabajando involuntariamente, y que es empleado de manera inconsciente para malos fines.

Pero, ¿qué es el poder del mal de ojo?
Simplemente un gran poder plástico del pensamiento, pero tan grande como para producir una corriente impregnada con todo tipo de desgracias y accidentes en potencia, que se inyecta o se prende por sí misma a cualquier persona que entra dentro de él.
Un jettatore –alguien que posee el mal de ojo– no necesita siquiera ser imaginativo ni tener malas intenciones o deseos. Puede ser simplemente una persona que sea aficionada a presenciar o leer sobre escenas de violencia, tales como asesinatos, ejecuciones, accidentes, etc.; puede que ni siquiera esté pensando en ninguna de estas cosas en el momento en que su ojo encuentra a su futura víctima. Pero las corrientes han sido producidas y existen en su rayo visual, listas a entrar en acción en el instante en que encuentren terreno adecuado para ello, como una semilla caída a la vera de un camino, dispuesta para brotar en la primera ocasión.

PREG. Pero, ¿y los pensamientos que usted llama “mudos”? ¿Producen malos resultados en nosotros tales deseos o pensamientos?

RESP. , de la misma manera que una pelota que no logra penetrar en un objeto rebota contra el que la lanzó. Esto les sucede inclusive a algunos dugpas o hechiceros que no son suficientemente fuertes o no siguen las normas –pues también ellos tienen reglas a las que se han de someter–; pero no les ocurre a los verdaderos “magos negros”, ya completamente desarrollados, pues estos tienen el poder de conseguir lo que desean.

PREG. Ya que usted habla de normas, quisiera terminar esta charla preguntándole lo que quiere saber todo aquel que tiene algún interés por el Ocultismo.
¿Qué indicación principal e importante les daría a quienes teniendo estos poderes quieren controlarlos correctamente, para de verdad entrar en el Ocultismo?

RESP. El primer y más importante paso que se da en Ocultismo es aprender a adaptar los propios pensamientos e ideas a la potencia creadora de uno mismo.

PREG. ¿Por qué es esto tan importante?

RESP. Porque de otra manera está usted creando cosas que pueden generar mal karma.
Nadie debería practicar el Ocultismo, ni siquiera superficialmente, antes de conocer a la perfección sus propios poderes y saber cómo aplicarlos en sus acciones. Y esto se puede lograr sólo mediante un estudio profundo de la filosofía del Ocultismo antes de entrar en la preparación práctica. De otra forma, con toda seguridad… caerá en la Magia Negra.



(tomado del libro: Estudios Ocultistas)