sábado, 6 de septiembre de 2014

El Festival de Asala



El Festival de Asala

Fuente: Extractos del Libro "Los Maestros y el Sendero"


Es una de las festividades
más sagradas …
donde se le rinde homenaje
a los Maestros,
esos Grandes Seres que
practican lo
que predican.


Además del festival de Wesak hay otro día del año en que se congregan reglamentariamente los miembros de la Fraternidad. Esta reunión se celebra usualmente en la casa particular del Señor Maitreya, situada también en los Himalayas, pero en la vertiente meridional en vez de en la septentrional.
  
   En esta ocasión no hay peregrinos del mundo físico, aunque bien se recibe a todo visitante astral. Se celebra la reunión el día del plenilunio del mes de Ashadha, correspondiente a nuestro Julio, por ser el aniversario del notable sermón pronunciado por el Señor Buda ante sus cinco discípulos anunciándoles el descubrimiento de la verdad.
  
   A este sermón se le llama comúnmente el Sutta Dhammachakkappavattana, que el profesor Rhys Davids ha traducido con el título de La puesta en marcha de la Regia carroza del reino de la justicia. Los libros budistas lo describen más brevemente con el título de El giro de la rueda de la ley. En este sermón explicó Buda por vez primera las Cuatro Nobles Verdades y el Noble Óctuple Sendero con el término medio del Buda, que consiste en vivir rectamente en el mundo sin caer por una parte en las extravagancias del ascetismo ni por otra en el libertinaje de la disolución.
  
   Movido el Señor Maitreya de profundo afecto a su insigne antecesor ordenó que en cada aniversario de dicho sermón se recitara ante la congregada Fraternidad, y después del recitado acostumbra el Señor Maitreya dirigir una sencilla plática a los reunidos, respecto a la práctica de las enseñanzas expuestas en el sermón.

   Comienza a recitarse este sermón en el preciso instante del plenilunio y el recitado y la plática duran cosa de media hora. El Señor Maitreya suele sentarse en el sitial de mármol colocado en el borde de la terraza del ameno jardín de su casa. Los adeptos de superior categoría se sientan en su cercano alrededor y los demás en el jardín un poco más abajo. En esta reunión, como en la de Wesak, suele haber oportunidad para entablar placenteras conversaciones y amable trato de los Maestros con los discípulos y aspirantes a quienes benévolamente bendicen.

   Convendrá dar algunos informes de la ceremonia y de lo que en ella se dice, aunque es de todo punto imposible reproducir fielmente la maravillosa belleza y elocuencia de la plática del Señor Maitreya en aquella ocasión. El siguiente relato no es total, sino una combinación de fragmentos muy imperfectamente transcritos y que algunos de ellos ya se han publicado en otra parte; pero al menos darán idea de la marcha general de la ceremonia a quienes nada sepan todavía de ella.

   El gran Sermón es admirablemente sencillo y el Buda lo repitió sin cesar, para que los discípulos lo transcribiesen y de allí en adelante pudieran todos leerlo pues en aquel tiempo se ignoraba la estenografía. Como los discípulos habían de retener en la memoria las palabras de Buda para después anotarlas, fue el sermón muy sencillo, y al leerlo se echa de ver que Buda lo compuso con el propósito de facilitar su perpetuación de modo que todos lo recordasen fácilmente. Sus puntos están dispuestos con riguroso orden lógico, de modo que cada uno recuerda el anterior, como si se ajustaran a un método nemotécnico.

Cada frase suelta sugiere a los budistas un conjunto de relacionadas ideas; y así es que a pesar de su sencillez contiene el sermón una completa norma de recta conducta.

   Se podría creer que ya está dicho todo cuanto cabe decir sobre el sermón; pero el Señor Maitreya, con su maravillosa elocuencia y hábil exposición, lo renueva de año en año, y a cada circunstante le parece que la plática va dirigida a él personalmente. En cada aniversario, lo mismo que en la original predicación, se repite el pentecóstico milagro. El Señor Maitreya habla en el armonioso idioma pali primitivo: y sin embargo cada circunstante lo oye en su propia lengua materna.

   Comienza el Sermón diciendo que el sendero intermedio es el más seguro y el único verdadero. Sumirse en la grosera concupiscencia de los placeres mundanos es vil y degradante y no conduce a parte alguna. Más por otro extremo, también es maligno y estéril el extravagante ascetismo. Puede haber algunos, muy pocos, que tengan sincera vocación para la vida contemplativa y solitaria, y pueden ser capaces de llevarla rectamente; y aun en este caso hay que prevenirse contra las exageraciones; mas para la generalidad de las gentes el camino mejor y más seguro es vivir rectamente en el mundo y no según el mundo. Lo primero que se necesita para vivir de tal manera es conocer las condiciones requeridas por dicho género de vida.

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