LOS CUERPOS ASTRALES o
DOPPELGANGERS
(2ra. Parte)
PREG. –Esto se aplica a la forma más simple de la aparición del doble. Pero
¿qué pasa en los casos en que el doble hace lo contrario de los sentimientos y
deseos del hombre?
RESP. –Esto es imposible. El
doble no puede aparecer a menos que el motivo de su aparición haya
impactado la mente de la persona (a quien pertenece el doble), esté esta
persona recién muerta, o viva, con buena o mala salud.
Si se detiene el pensamiento un segundo –espacio de
tiempo suficientemente largo para darle forma– antes de pasar a otras imágenes
mentales, este único segundo es suficiente para concretar su personalidad
en las ondas astrales, como lo es para un rostro impresionarse por sí mismo sobre
la placa sensible de una cámara fotográfica. Nada impide que su forma sea entonces
apresada por fuerzas circundantes –como una hoja seca caída de un árbol es cogida
y llevada lejos por el viento– para caricaturizar y distorsionar su pensamiento.
PREG. – ¿Y si el doble expresa con palabras concretas un pensamiento
desagradable para la persona, y lo expresa por ejemplo a un amigo que vive
lejos, quizás en otro continente? He conocido casos de este tipo.
RESP. –Eso sucede entonces porque la imagen creada es cogida y usada por un “cascarón”. (También
llamado “elementario” o “espectro”. Son los cadáveres astrales de
los muertos, que tarde o temprano se descompondrán en sus elementos
constituyentes. En condiciones normales no tienen conciencia propia; pero
pueden recibir vitalidad del médium, o ser utilizados a modo de máscaras por
algún espíritu elemental de la Naturaleza. Ver El Glosario Teosófico.)
Es justamente lo que sucede en las sesiones
espiritistas cuando “imágenes” del muerto –que pueden estar ligadas
inconscientemente en la memoria o incluso en las auras de las personas
presentes– son captadas y materializadas por los elementales o sombras elementarias,
siendo estas imágenes visibles para los presentes e incluso obligadas a actuar
bajo el mandato de una voluntad más fuerte, en este caso la de las muchas y
diferentes personas reunidas en el salón. En
el caso que usted cita debe existir además un vínculo de unión, (un “cable
telegráfico”) entre las dos personas, un punto de simpatía psíquica, y sobre
éste viajará el pensamiento instantáneamente.
Naturalmente en cualquier caso debe haber una buena
razón para que ese pensamiento en particular tome aquella dirección; debe estar
relacionado de alguna manera con la otra persona, pues de otro modo tales
apariciones serían hechos comunes y cotidianos.
PREG. –Esto parece muy simple ¿Por qué sucede entonces sólo con personas excepcionales?
RESP. –Porque el poder plástico de la imaginación es mucho más fuerte en unas personas
que en otras.
La mente
es dual en su potencialidad: es física y metafísica.
La parte
superior de la mente está asociada con el alma espiritual o Buddhi; la
inferior, con el alma animal, el principio Kâma.
Hay personas que no
piensan nunca con las facultades superiores de su mente; aquellos que si lo
hacen son minoría, y están por tanto de alguna manera más allá –si no por encima– del común de la Humanidad. Incluso
sobre cuestiones comunes ellos pensarán en aquel plano más alto. La idiosincrasia de una persona determina en qué
“principio” de la mente se estaba desarrollando el pensamiento, así como las
facultades de una vida anterior y algunas veces las herencias físicas.
Por
eso es tan difícil para un materialista –cuya porción metafísica de la mente está
casi atrofiada– elevarse por sí mismo; o para alguien que tiene por naturaleza inclinaciones
espirituales, descender al nivel concreto del pensamiento vulgar.
El
optimismo y el pesimismo dependen en gran medida de ello.
PREG. –Pero, ¿puede desarrollarse el hábito de pensar con la Mente superior?
Pues si no, no habría esperanza para personas que desean cambiar sus vidas y
evolucionar.
RESP. –Ciertamente puede ser
desarrollado; pero sólo con gran dificultad, con una firme determinación y a
través de mucho sacrificio.
Sin embargo, es relativamente fácil para los que
han nacido con ese don.
¿Por qué
hay personas que ven poesía en una col o en un cerdo con sus crías, mientras
que otros, que sólo perciben los aspectos más bajos y materiales de las cosas más elevadas, se
reirán de la música de las esferas y
ridiculizarán las más sublimes concepciones y filosofías?
La diferencia radica simplemente
en el poder innato de la mente de pensar en un plano superior o inferior, con
el astral (en el sentido en que usa esa palabra Saint Martin) (Luis
Claudio de Saint Martin (1743–1803). Ver en Glosario Teosófico, la palabra
“Martinistas”.) o con la mente física.
El tener
una gran capacidad intelectual frecuentemente no beneficia, sino más bien es impedimento hacia lo espiritual y su recta
comprensión. Ved si no a los grandes hombres de ciencia.
Debemos más bien apiadarnos de ellos que culparlos.
PREG. – ¿Pero cómo es que la persona que piensa en el plano superior produce imágenes
y formas objetivas más perfectas y poderosas en su pensamiento?
RESP. –No sólo esa “persona”, sino todas aquellas que son generalmente
sensibles. La persona dotada de esta facultad de pensar, –por virtud de ese don
que posee– tiene un poder plástico formativo desde ese plano superior del
pensamiento, por decirlo de alguna manera, en su misma imaginación, incluso
sobre los asuntos más insignificantes.
Sea cual
sea el tema de su pensamiento, éste será sumamente más intenso que el de una
persona normal y, por esta misma intensidad, obtendrá el poder de crear.
La ciencia ha
establecido el hecho de que el pensamiento es una energía. Esta energía perturba
con su acción los átomos de la atmósfera astral que existen alrededor de nosotros.
Ya lo dije antes: los rayos del pensamiento tienen la misma potencia para producir
formas en la atmósfera astral que los rayos del Sol con respecto a una lente.
Así, cada pensamiento producido con la energía del cerebro crea, queriendo
o sin querer, una forma.
PREG. – ¿Es esta forma absolutamente inconsciente?
RESP. –
Totalmente
inconsciente, a menos que sea creada por un Adepto que tenga el propósito
preconcebido de darle conciencia, o mejor dicho, de enviar junto a ella lo suficiente
de su propia voluntad e inteligencia como para hacer que parezca conciente. Esto
debería hacernos más prudentes con respecto a nuestros pensamientos.
Pero la gran diferencia que existe, en esta materia,
entre el Adepto y el hombre común está en la mente. El Adepto puede usar a
voluntad su Mâyâvi–rûpa, pero
el hombre normal no, salvo en casos muy raros.
Se le llama Mâyâvi–rûpa
porque es una forma ilusoria creada para usarse en un caso determinado, y
tiene en sí lo bastante de la mente del Adepto como para conseguir el propósito
para el que fue fabricado. El hombre común solamente crea
una imagen de pensamiento cuyas propiedades y poderes son al mismo tiempo
totalmente desconocidos para él.
PREG. –¿Puede decirse entonces que la forma de un Adepto que aparece a
distancia de su cuerpo, como por ejemplo Ram Lal en Mr. Isaacs, es
simplemente una imagen?
RESP. –Exactamente. Es un
pensamiento ambulante.
PREG. –Y en tal caso, un Adepto puede aparecerse en varios sitios casi simultáneamente.
RESP. –Puede hacerlo. Justo
como Apolonio de Tyana, que fue visto simultáneamente en dos lugares a la vez
mientras su cuerpo estaba en Roma. Pero debe entenderse que ni siquiera el astral
del Adepto está completamente presente en cada aparición.
PREG. – ¿Es entonces muy necesario que las personas que posean imaginación y poderes
psíquicos en algún grado controlen sus pensamientos?
RESP. –Ciertamente,
pues cada pensamiento tiene una forma que adopta la apariencia del hombre
ocupado en la acción que pensó. Si fuese de otra manera, ¿cómo podrían ver los
clarividentes en el aura de una persona el pasado y el futuro de ésta?
Lo que ellos ven es un panorama pasajero de la persona, que aparece
representada por sus propios pensamientos realizando las acciones que pensó.
Usted
me preguntaba si somos castigados a causa de nuestros pensamientos.
No por todos, ya que algunos
abortaron; pero sí a causa de aquellos otros que llamamos pensamientos “mudos”
y que sin embargo están en potencia. Tomemos un caso extremo: por ejemplo, una
persona tan perversa que desea la muerte de otra, a menos que quien desee ese
mal sea un dugpa, un alto adepto de Magia Negra, en cuyo caso se demora
el karma, entonces, tal deseo sólo vuelve para producir frutos amargos.
PREG. –Pero suponiendo que el que desea el mal tenga una voluntad muy
fuerte, sin ser un dugpa, ¿puede conseguir la muerte de otra persona?
RESP. –Sólo si esa persona
maliciosa tiene el “mal de ojo”, lo cual significa simplemente poseer un enorme
poder plástico de la imaginación trabajando involuntariamente, y que es
empleado de manera inconsciente para malos fines.
Pero, ¿qué es el poder del mal de ojo?
Simplemente un gran
poder plástico del pensamiento, pero tan grande como para producir una
corriente impregnada con todo tipo de desgracias y accidentes en potencia, que
se inyecta o se prende por sí misma a cualquier persona que entra dentro de él.
Un jettatore –alguien que posee el mal de ojo–
no necesita siquiera ser imaginativo ni tener malas intenciones o deseos. Puede
ser simplemente una persona que sea aficionada a presenciar o leer sobre
escenas de violencia, tales como asesinatos, ejecuciones, accidentes, etc.; puede
que ni siquiera esté pensando en ninguna de estas cosas en el momento en que su
ojo encuentra a su futura víctima. Pero las corrientes han sido producidas y
existen en su rayo visual, listas a entrar en acción en el instante en que encuentren
terreno adecuado para ello, como una semilla caída a la vera de un camino,
dispuesta para brotar en la primera ocasión.
PREG. –Pero, ¿y los pensamientos que usted llama “mudos”? ¿Producen malos resultados
en nosotros tales deseos o pensamientos?
RESP. –Sí, de la misma manera
que una pelota que no logra penetrar en un objeto rebota contra el que la
lanzó. Esto les sucede inclusive a algunos dugpas o hechiceros que no
son suficientemente fuertes o no siguen las normas –pues también ellos tienen reglas
a las que se han de someter–; pero no les ocurre a los verdaderos “magos
negros”, ya completamente desarrollados, pues estos tienen el poder de
conseguir lo que desean.
PREG. –Ya que usted habla de normas, quisiera terminar esta charla
preguntándole lo que quiere saber todo aquel que tiene algún interés por el
Ocultismo.
¿Qué
indicación principal e importante les daría a quienes teniendo estos poderes
quieren controlarlos correctamente, para de verdad entrar en el Ocultismo?
RESP. –El primer y más
importante paso que se da en Ocultismo es aprender a adaptar los propios
pensamientos e ideas a la potencia creadora de uno mismo.
PREG. – ¿Por qué es esto tan importante?
RESP. –Porque de otra manera está usted
creando cosas que pueden generar mal karma.
Nadie
debería practicar el Ocultismo, ni siquiera superficialmente, antes de conocer
a la perfección sus propios poderes y saber cómo aplicarlos en sus acciones. Y esto
se puede lograr sólo mediante un estudio profundo de la filosofía del Ocultismo
antes de entrar en la preparación práctica. De otra forma, con toda seguridad… caerá
en la Magia Negra.
(tomado del libro: Estudios Ocultistas)
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