domingo, 21 de septiembre de 2014

LOS CUERPOS ASTRALES o DOPPELGANGERS (1ra. Parte)

LOS CUERPOS ASTRALES o
DOPPELGANGERS
(1ra. Parte)

PREG. Existe una gran confusión en las opiniones de la gente sobre los distintos tipos de apariciones, fantasmas, espectros o espíritus. ¿No deberíamos explicar de una vez para siempre el significado de estos términos? Usted dice que hay varios tipos de dobles. ¿Cuáles son?

RESP. Nuestra Filosofía Oculta nos enseña que hay tres clases de dobles, utilizando esta palabra en su sentido más amplio.
Primero el hombre posee un doble, acertadamente llamado sombra, alrededor del cual se construye el cuerpo físico del feto, el futuro hombre. La imaginación de la madre, o un accidente que afecte al niño, afectarán también al cuerpo astral. El cuerpo físico y el astral existen antes de que la mente se ponga en acción y antes de que despierte Âtma. Esto ocurre cuando el niño tiene siete años, y con ello llega la responsabilidad inherente a un ser sensible y consciente.
Este doble nace con el hombre, muere con él y nunca puede separarse mucho del cuerpo durante la vida; y aunque sobrevive a éste, se desintegra a un ritmo parecido al del cuerpo.
Esto es lo que, bajo determinadas condiciones atmosféricas, se ha visto algunas veces sobre las tumbas como la figura luminosa del hombre fallecido. En su aspecto físico corresponde, durante la vida, al “doble vital”, del hombre, y después de la muerte, únicamente a los gases emitidos por el cuerpo en proceso de putrefacción. Pero por lo que se refiere a su origen y esencia, es algo más que eso. Este doble es lo que hemos convenido en denominar Linga–Sharîra(este nombre fue sustituido posteriormente por cuerpo astral, para darle un significado mas exacto), pero que yo propondría llamar, para ser más expresivos, “cuerpo plástico” o “proteico”.

PREG. –¿Por qué proteico o plástico?

RESP. Proteico porque puede asumir todas las formas; por ejemplo la de los “brujos pastores”, a quienes el rumor popular acusa, quizás no exento de alguna razón, de ser “hombres–lobo” y “médiums de salón” cuyos cuerpos plásticos hacen el papel de abuelas materializadas y “John Kings”. Si fuese de otra manera, ¿por qué la costumbre invariable de los “queridos difuntos” de sobresalir del médium poco más que la longitud de un brazo, tanto si está en trance como si no? No niego de ninguna manera influencias exteriores en este tipo de fenómenos. Pero sí afirmo que las interferencias exteriores son raras, y que la forma materializada es siempre la del cuerpo astral o proteico del médium.

PREG. – ¿Cómo se crea ese cuerpo astral?

RESP. No es creado; como ya le dije, crece con el hombre y existe en estado rudimentario aun antes del nacimiento del niño.

PREG. – ¿Cuál es el segundo doble?

RESP. El segundo doble es el “cuerpo mental”, o mejor dicho “cuerpo de sueño”, conocido entre los ocultistas como Mâyâvi–rûpa o “cuerpo de ilusión”. Esta imagen es en vida el vehículo tanto del pensamiento como de las pasiones y deseos animales, extraídos simultáneamente del manas inferior (mente terrestre) y de Kâma (el elemento de deseo).
Es dual en su potencialidad, y después de la muerte forma lo que en Oriente se llama Bhût o Kâma–Rûpa, también conocido como “espectro”.

PREG. – ¿Y el tercer doble?

RESP. El tercer doble es el verdadero “Yo”, llamado en Oriente con un nombre que significa “cuerpo causal”, pero que en las escuelas transhimaláyicas es denominado siempre “cuerpo kármico”, lo cual es lo mismo. Pues Karma –o acción– es la causa que produce los incesantes renacimientos o reencarnaciones. No es la Mónada, ni es Manas propiamente dicho; pero sí está, de alguna manera, indisolublemente unido –y compuesto de ambos– a la Mónada y a Manas en el Devachán.

PREG. –¿Hay entonces tres dobles?

RESP. Si se considera a la Trinidad cristiana y a otras Trinidades como “tres Dioses”, entonces hay tres dobles.
Pero en realidad sólo hay uno bajo tres aspectos o fases:
-la parte más material que desaparece con el cuerpo;
-la intermedia que sobrevive como entidad a la vez independiente y temporal en la región de las sombras;
-y la tercera, inmortal durante el Manvantara (Es un período de manifestación del Universo, opuesto al Pralaya (reposo o disolución). Este término se aplica a varios ciclos, especialmente a un Día de Brahmâ, es decir, 4.320.000.000 de años solares; pero también al reinado de un Manú: 306.720.000 años. Literalmente significa “período entre dos Manús”. Puede consultar esto en el libro: El Glosario Teosófico), a menos que el Nirvana le ponga antes fin.

PREG. Pero, ¿se nos podrá preguntar sobre la diferencia que existe entre el Mâyâvi y el Kâmâ–rûpa, o como usted propone llamarlos: el “cuerpo de sueño” y el “espectro”?

RESP. Desde luego que sí, y responderemos, además de lo expuesto,
que el “poder de pensamiento”, o aspecto del Mâyâvi o “cuerpo de ilusión”, se fusiona después de la muerte enteramente en el cuerpo causal, el conciente y el Yo pensante.

Los elementos animales, o el poder de deseo del “cuerpo de sueño”, absorbiendo después de la muerte todo lo que éste ha acumulado (por medio de su insaciable deseo de “vivir”) durante la vida (esto es, toda la vitalidad astral, así como todas las impresiones de sus actos y pensamientos materiales mientras vivía en posesión del cuerpo), forman el “espectro” o Kâma–Rûpa. Todo filósofo esoterista sabe que después de la muerte el Manas superior y la Mónada se unen y pasan al Devachan, mientras que los residuos del manas inferior o mente animal van a formar el “espectro”. Este tiene vida propia pero casi ninguna conciencia, excepto cuando es atraído en la corriente de poder de un médium.

PREG. ¿Es eso todo lo que se puede decir sobre el tema?

RESP. De momento ya hemos hablado suficiente de metafísica. Ocupémonos del doble en su etapa terrenal. ¿Qué le interesaría saber?

PREG. En todos los países del mundo se cree, de un modo u otro, en el doble o doppelgänger. Su forma más simple es la aparición del fantasma de un hombre a su amigo más querido en el momento después de fallecer o en el instante mismo de la muerte. ¿Es esta aparición el Mâyâvi–rûpa?

RESP. Sí, pues es producto del pensamiento del moribundo.

PREG. – ¿Es inconsciente?

RESP. Es inconsciente hasta el punto de que el moribundo generalmente lo produce sin saberlo, y ni siquiera es conciente de que aparezca así. A continuación exponemos lo que sucede. Si él, en el momento de la muerte, piensa intensamente en la persona que ansiosamente quiere ver o que más ama, se le aparecerá a ésta.
El pensamiento se hace objetivo, y el doble o la sombra del hombre no es más que una fiel reproducción de él mismo, como una imagen reflejada en un espejo: lo que el hombre hace, aun mentalmente, es lo que repite el doble.

Es por esto que los fantasmas suelen ser vistos en tales casos con la ropa que vestían en ese momento particular, y la imagen reproduce incluso la expresión del rostro del difunto. Si se viera el doble de un hombre tomando un baño, parecería estar inmerso en agua; así, cuando un hombre que ha perecido ahogado se le aparece a su amigo, se verá su imagen chorreando agua.
La causa de la aparición puede ser también inversa. La persona moribunda puede no estar pensando en absoluto en la persona a la que se le aparece su imagen, sino que es esta última quien puede ser susceptible de que esto ocurra.
O quizás porque su simpatía o su odio hacia el individuo cuyo fantasma ha sido así evocado es muy intenso física y psíquicamente. Y en este caso ha sido creada la aparición por el pensamiento y depende de la intensidad del mismo.

Lo que sucede es esto. Llamemos al hombre que está a punto de morir “A”, y al que ve el doble, “B”. Debido al amor, al odio, o al miedo, tiene este último tan profundamente impresa la imagen de “A” en su memoria psíquica, que se establece una verdadera atracción o repulsión magnética entre los dos, tanto si uno de los dos lo sabe y lo siente, como si no. Cuando “A” muere, el sexto sentido o la inteligencia espiritual psíquica del hombre interno en “B” se da cuenta del cambio sufrido por “A”, y en el acto informa a los sentidos físicos, proyectando ante sus ojos la forma de “A” tal como era en el momento de ese gran cambio.

Lo mismo sucede cuando el moribundo anhela ver a alguien: su pensamiento telegrafía a su amigo, conciente o inconscientemente, mediante el cable de la simpatía, y se hace objetivo. Esto es lo que la «Spookical» Research Society llamaría pomposamente –pero sin embargo de manera confusa– “impacto telepático”.


(tomado del libro: Estudios Ocultistas)

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