LOS CUERPOS ASTRALES o
DOPPELGANGERS
(1ra. Parte)
PREG. –Existe una gran confusión en las
opiniones de la gente sobre los distintos tipos de apariciones, fantasmas,
espectros o espíritus. ¿No deberíamos explicar de una vez para siempre el
significado de estos términos? Usted dice que hay varios tipos de dobles. ¿Cuáles son?
RESP. –Nuestra Filosofía
Oculta nos enseña que hay tres clases de
dobles, utilizando esta palabra en su sentido más
amplio.
Primero el hombre
posee un doble, acertadamente llamado sombra,
alrededor
del cual se construye el cuerpo físico del feto, el futuro hombre. La
imaginación de la madre, o un accidente que afecte al niño, afectarán también
al cuerpo astral. El cuerpo físico y el astral existen antes de que la mente se
ponga en acción y antes de que despierte Âtma. Esto ocurre cuando el
niño tiene siete años, y con ello llega la responsabilidad inherente a un ser
sensible y consciente.
Este doble nace
con el hombre, muere con él y nunca puede separarse mucho del cuerpo durante la
vida; y aunque sobrevive a éste, se desintegra a un ritmo parecido al del
cuerpo.
Esto es
lo que, bajo determinadas condiciones atmosféricas, se ha visto algunas veces
sobre las tumbas como la figura luminosa del hombre fallecido. En su aspecto
físico corresponde, durante la vida, al “doble vital”, del hombre, y después de
la muerte, únicamente a los gases emitidos por el cuerpo en proceso de
putrefacción. Pero por lo que se refiere a su origen y esencia, es algo más que
eso. Este doble es lo que hemos convenido en denominar Linga–Sharîra(este nombre fue sustituido posteriormente por cuerpo astral, para
darle un significado mas exacto), pero
que yo propondría llamar, para ser más expresivos, “cuerpo plástico” o
“proteico”.
PREG. –¿Por qué proteico o plástico?
RESP. –Proteico
porque puede asumir todas las formas; por ejemplo la de los “brujos pastores”,
a quienes el rumor popular acusa, quizás no exento de alguna razón, de ser “hombres–lobo”
y “médiums de salón” cuyos cuerpos plásticos hacen el papel de abuelas
materializadas y “John Kings”. Si fuese de otra manera, ¿por qué la costumbre invariable
de los “queridos difuntos” de sobresalir del médium poco más que la longitud de
un brazo, tanto si está en trance como si no? No niego de ninguna manera influencias
exteriores en este tipo de fenómenos. Pero sí afirmo que las interferencias exteriores
son raras, y que la forma materializada
es siempre la del cuerpo astral o proteico del médium.
PREG. – ¿Cómo se crea ese
cuerpo astral?
RESP. –No es creado; como ya le dije, crece con el hombre y existe en estado rudimentario
aun antes del nacimiento del niño.
PREG. – ¿Cuál es el segundo doble?
RESP. –El segundo doble es
el “cuerpo mental”, o mejor dicho
“cuerpo de sueño”, conocido entre los ocultistas como Mâyâvi–rûpa o
“cuerpo de ilusión”. Esta imagen es en vida el vehículo tanto del pensamiento
como de las pasiones y deseos animales, extraídos simultáneamente del manas inferior (mente terrestre) y de Kâma (el elemento de deseo).
Es dual en su potencialidad, y después de la muerte forma lo que en Oriente se llama Bhût o Kâma–Rûpa, también conocido como “espectro”.
PREG. – ¿Y el tercer doble?
RESP. –El tercer doble es el
verdadero “Yo”, llamado en Oriente con un nombre que significa “cuerpo causal”, pero que en
las escuelas transhimaláyicas es denominado siempre “cuerpo kármico”,
lo cual es lo mismo. Pues Karma –o acción– es la causa que produce los
incesantes renacimientos o reencarnaciones. No es la Mónada, ni es Manas
propiamente dicho; pero sí está, de alguna manera, indisolublemente unido –y compuesto
de ambos– a la Mónada y
a Manas en el Devachán.
PREG. –¿Hay entonces tres dobles?
RESP. –Si se considera a la Trinidad cristiana y a otras Trinidades como “tres
Dioses”, entonces hay tres dobles.
Pero en realidad sólo hay uno bajo tres aspectos o fases:
-la parte más material que desaparece con el
cuerpo;
-la intermedia que sobrevive como entidad a la vez
independiente y temporal en la región de las sombras;
-y la tercera, inmortal durante el Manvantara (Es un período de manifestación del Universo, opuesto al Pralaya (reposo
o disolución). Este término se aplica a varios ciclos, especialmente a un Día
de Brahmâ, es decir, 4.320.000.000 de años solares; pero también al reinado
de un Manú: 306.720.000 años. Literalmente significa “período entre dos Manús”.
Puede consultar esto en el libro: El Glosario Teosófico), a menos que el Nirvana le ponga antes fin.
PREG. –Pero, ¿se nos podrá preguntar sobre la diferencia que existe entre
el Mâyâvi y el Kâmâ–rûpa, o como usted propone llamarlos: el
“cuerpo de sueño” y el “espectro”?
RESP. –Desde luego que sí, y responderemos, además de lo expuesto,
que el “poder de pensamiento”, o aspecto del Mâyâvi o “cuerpo de ilusión”, se fusiona después
de la muerte enteramente en el cuerpo causal, el conciente y el Yo pensante.
Los elementos animales, o el poder de deseo del
“cuerpo de sueño”, absorbiendo después de la muerte todo lo que éste ha
acumulado (por medio de su insaciable deseo de “vivir”) durante la vida (esto
es, toda la vitalidad astral, así
como todas las impresiones de sus actos y pensamientos materiales mientras
vivía en posesión del cuerpo), forman el “espectro”
o Kâma–Rûpa. Todo filósofo esoterista sabe que después de la
muerte el Manas superior y
la Mónada se unen y
pasan al Devachan, mientras
que los residuos del manas inferior o mente
animal van a formar el “espectro”. Este tiene vida propia pero casi ninguna
conciencia, excepto cuando es atraído en la corriente de poder de un médium.
PREG. –¿Es eso todo lo que se puede decir sobre el tema?
RESP. –De momento ya hemos
hablado suficiente de metafísica. Ocupémonos del doble en su etapa terrenal.
¿Qué le interesaría saber?
PREG. –En todos los países del mundo se cree, de un modo u otro, en el
doble o doppelgänger. Su forma más simple es la aparición del fantasma
de un hombre a su amigo más querido en el momento después de fallecer o en el
instante mismo de la muerte. ¿Es esta aparición el Mâyâvi–rûpa?
RESP. –Sí, pues es producto
del pensamiento del moribundo.
PREG. – ¿Es inconsciente?
RESP. –Es inconsciente hasta
el punto de que el moribundo generalmente lo produce sin saberlo, y ni siquiera
es conciente de que aparezca así. A continuación exponemos lo que sucede. Si él, en el momento de la muerte, piensa
intensamente en la persona que ansiosamente quiere ver o que más ama, se le
aparecerá a ésta.
El pensamiento se
hace objetivo, y el doble o la sombra del hombre no es más que una fiel
reproducción de él mismo, como una imagen reflejada en un espejo: lo que el
hombre hace, aun mentalmente, es lo que repite el doble.
Es por esto que los fantasmas suelen ser vistos en
tales casos con la ropa que vestían en ese momento particular, y la imagen reproduce
incluso la expresión del rostro del difunto. Si se viera el doble de un hombre
tomando un baño, parecería estar inmerso en agua; así, cuando un hombre que ha
perecido ahogado se le aparece a su amigo, se verá su imagen chorreando agua.
La causa de la aparición puede ser también inversa. La
persona moribunda puede no estar pensando en absoluto en la persona a la que se
le aparece su imagen, sino que es esta última quien puede ser susceptible de
que esto ocurra.
O quizás porque su simpatía o su odio hacia el
individuo cuyo fantasma ha sido así evocado es muy intenso física y psíquicamente.
Y en este caso ha sido creada la aparición por el pensamiento y depende de la
intensidad del mismo.
Lo
que sucede es esto. Llamemos al hombre que está a punto de morir “A”, y al que
ve el doble, “B”. Debido al amor, al odio, o al miedo, tiene este último
tan profundamente impresa la imagen de “A” en su memoria psíquica, que se
establece una verdadera atracción o repulsión magnética entre los dos, tanto si
uno de los dos lo sabe y lo siente, como si no. Cuando “A” muere, el sexto
sentido o la inteligencia espiritual psíquica del hombre interno en “B”
se da cuenta del cambio sufrido por “A”, y en el acto informa a los sentidos
físicos, proyectando ante sus ojos la forma de “A” tal como era en el momento
de ese gran cambio.
Lo mismo sucede cuando el moribundo anhela ver a
alguien: su pensamiento telegrafía a su amigo, conciente o inconscientemente,
mediante el cable de la simpatía,
y se hace objetivo. Esto es lo que la «Spookical» Research
Society llamaría pomposamente –pero sin embargo de manera confusa– “impacto
telepático”.
(tomado del libro: Estudios Ocultistas)
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