El
Antakarana es el Puente de Luz,
que
conduce al Hombre al Sendero,
hacia
la Eterna Presencia de Lo Infinito.
(Anónimo)
Probablemente, el más importante trabajo de
realización interna que cualquier persona puede realizar libre, voluntaria y
conscientemente, es el de lograr
la construcción del puente de luz o de continuidad de conciencia que une su
parte humana, con su parte divina. Por
las implicaciones tanto individuales como grupales que tiene este tipo de
entrenamiento integral, las verdaderas escuelas de misterios, desde la más
remota antigüedad han puesto siempre especial énfasis en éste tipo de enseñanza
y de entrenamiento. Desde finales del siglo diecinueve aparece en occidente
la definición de Antakarana, palabra
sánscrita, que si bien tiene diferentes interpretaciones según las diferentes
escuelas filosóficas, la más divulgada, es la que hace referencia al Sendero
o Puente que une a Manas Superior (mente espiritual y abstracta)
con Manas Inferior (mente lógica y analítica).
Es
decir, la unión de la parte divina y trascendente del ser humano, con su parte
objetiva y personal.
Esta
unión, sirve de medio de comunicación entre ambos aspectos, haciendo posible la
transmisión de cualquier tipo de impresión, ya sea una emoción, deseo o
pensamiento, para que puedan ser asimilados o retenidos por la entidad
atemporal e imperecedera, del Ego o Yo Superior.
La Sabiduría Antigua, dice sobre el
Antakarana, que es como … “Un hilo de luz dorada que une el Alma a
la Personalidad, la Mente Superior a la Mente Inferior, estableciendo esa
continuidad de conciencia, que establece de forma consciente el Alma con la
Mente y el Cerebro del Hombre”.
El
estudio, la práctica y la realización consciente del Antakarana, es por tanto,
el más importante y sugestivo intento que puede realizar el hombre por acelerar
de forma consciente su evolución y expansión de su conciencia, aminorando así
el tiempo, que en condiciones normales y de acuerdo a la Ley de la Evolución,
tardaría largas edades en conseguir.
La realización del Antakarana marca un
hecho crucial en la vida, en la conciencia y en la personalidad del buscador o
aspirante al Sendero. El
logro paulatino de la conexión interna entre sus dos naturalezas, la divina y
la humana, hace que se establezca de forma consciente el contacto entre el
mundo físico de los efectos de la vida cotidiana, con el mundo de las causas
que los producen. Cuando el hombre, en alguna fase de su
existencia, logra esta vinculación de lo personal con lo trascendente, llega a
vivir, sentir y hacerse uno con toda la Vida Planetaria. A través de esta
Unicidad, llega a comprender y a saber por propia experiencia el verdadero
significado de lo que es en realidad la Fraternidad Universal.
Desde los orígenes de la humanidad, el
hombre, ha estado construyendo el Antakarana de forma inconsciente a través de
las múltiples experiencias en el plano físico, sobre todo a través de los
errores, sacrificios y renunciaciones en los que se ha visto inmerso, al tener
que doblegar y encauzar correctamente las emociones, deseos y sentidos físicos.
Sin darse cuenta ha ido creando y construyendo, paulatinamente, el Sutratma o Puente Interno de Iridiscente Luz,
que ha hecho posible el contacto con su propia Alma, con el Alma
Universal y con el Alma de todos los Seres.
Cuando
el hombre ha alcanzado un cierto grado de integración espiritual, cuando llega
a descubrir que es un Espíritu Inmortal, reconoce entonces que sólo por medio de la
meditación, puede acelerar el proceso de construcción del Antakarana y por lo tanto de la unión con su Alma.
En
el proceso meditativo modela y construye ese Puente de luz, que como el cordón
umbilical de un recién nacido, enlaza la Tríada Inferior (mente concreta,
cuerpo astral y cuerpo físico-etérico), con la Tríada Superior (atma, buddhi, y
manas -mente abstracta-), haciendo posible que el hombre despierte así a la
Realidad Espiritual.
Dice uno de los Maestros refiriéndose a la
meditación, que… “A través del
Raja-Yoga, la Mente es conocida como instrumento del Alma y el medio por el
cual el cerebro del Aspirante se ilumina, adquiriendo así el Conocimiento de
todo aquello que concierne al Reino del Espíritu.”
A
través de la meditación, de la abstracción, de la purificación de su mecanismo
kama-manásico (pensamientos-emociones-deseos) y también de la práctica de la
impersonalidad, de la plena confianza que deposita en sí mismo y del total
convencimiento de que los pasos que está dando son los correctos, el Aspirante
al Sendero, después de un arduo y duro entrenamiento que puede durar varias
existencias, logra su objetivo.
Partiendo de la premisa de que
el
Control de Sí Mismo,
la
práctica de la Impersonalidad y
el
Servicio Altruista,
son elementos imprescindibles y previos
para este acercamiento consciente de la personalidad hacia el Yo Superior, la
meditación se convierte en la herramienta y elemento clave para la rápida
ejecución de éste feliz y trascendente encuentro de lo humano con lo divino. El
hecho de este reconocimiento interno en la vida de cualquier ser, marca de
forma positiva y tangible su presente y futura proyección evolutiva.
De los resultados que se derivan de la
construcción del Antakarana en la conciencia del ser humano, se pueden extraer
algunas consideraciones importantes si las contemplamos bajo una doble
perspectiva, la personal y la grupal.
Dentro
del aspecto personal o individual, el alineamiento y contacto del Alma con la
personalidad (en los inicios evolutivos de la conciencia), son poco frecuentes,
esporádicos e imprecisos, difícilmente reconocidos por el hombre en el estado
de vigilia que solamente es capaz de registrar y de responder a las lentas y
grotescas vibraciones de los sentidos físicos. Los escasos contactos con su
Alma solamente son detectados por la personalidad en los momentos de intensa
aspiración, de recogimiento interno y también durante las diversas fases de crisis
que tienen lugar en su vida.
El Alma, a través de estos esporádicos
contactos crea, lenta y eficazmente, la conexión de una tenue luz, que en forma
de sutilísimo y transparente hilo, ilumina y trasmite su presencia cada vez con
mayor intensidad y frecuencia a la personalidad, comenzando a tener acceso a
esos estados o niveles de conciencia donde reside y surge el Conocimiento y la
Sabiduría, capacitándole para cumplir cada vez con mayor precisión y eficacia
su Trabajo de Servicio Universal.
Es
precisamente, por la práctica del servicio hacia todos los seres y de la
meditación, como éste Camino de Luz se va ensanchando y expandiendo cada
vez más, alcanzando a iluminar cada vez más intensamente a la personalidad,
logrando en determinado momento, hacerse tan amplio y abarcante este puente de
luz, que el aura magnética que proyectan todos sus vehículos, se convierten en
el vivo reflejo y expresión del Alma, hasta tal punto, que llegan a formar una
sólida y activa Realidad Causal.
El Alma llega a vivir, a respirar y a
expresarse plenamente a través de todos los átomos, moléculas y células de cada
uno de los vehículos de la triple personalidad.
La alineación Alma, mente y cerebro
funcionan al unísono, como una sola unidad de conciencia.
El ser humano, en esta etapa final de su
existencia, llega a convertirse en un Maestro de Perfección, de Compasión y de
Sabiduría.
La
paulatina concreción del Antakarana, desencadena la purificación de los
vehículos de expresión de la personalidad, así como la manifestación de las
cualidades y potencialidades del Alma, que cada vez con más frecuencia se van a
manifestar de forma tangible en el aspirante. De esta forma, los elementos energéticos
negativos que se hayan presentes en los vehículos periódicos se desprenden, siendo
atraídos y sustituidos por otros elementos energéticos más sutiles y altamente
vibrantes.
Este proceso de trasvase e intercambio
energético es posible, por la invocación que en forma de potente aspiración
espiritual efectúa el aspirante hacia su Alma, dando lugar a que, a su vez,
ésta, responda a la personalidad en forma de arquetipos, cualidades y energías,
utilizando el Antakarana como medio de comunicación y de interrelación.
Este
proceso de purificación y de unificación integral, da origen a un alineamiento
y sincronismo energético de los Vehículos Inferiores (físico-etérico, astral y
mental), con el Yo Superior, generándose en todos ellos una transmutación
alquímica global. En
este proceso mágico de transformación, se sustituyen las imperfecciones que
pudieran existir en forma de vicios, hábitos y deficiencias propias de la
personalidad, por las virtudes y potencialidades innatas del Alma. Este
hecho, da lugar, a la restitución de lo Superior en lo Inferior y a la
expansión del Aura Causal del Ego. Como resultado de todo este proceso
interno, los vehículos, adquieren un especial grado de sensibilidad y de
percepción, siendo capaces de sentir y de responder a cualquier tipo de energía
en el medio donde evoluciona y se relaciona, en especial con los seres a los
que está kármicamente unido.
La
unión cada vez más intensa y consciente del hombre con su Yo Superior, hace que
Buddhi, transmita vía el cerebro a la personalidad, el Amor, la Intuición y la
Sabiduría, con una amplia perspectiva sobre la Realidad Trascendente de los
planos más sutiles de la realidad.
El Antakarana hace también posible obtener
un mayor grado de consciencia sobre estos mundos sutiles e invisibles, donde se
generan y distribuyen esas leyes universales que son la voluntad y expresión
del Plan Evolutivo del Logos hacia los planos inferiores.
Es,
en estos niveles de la realidad, donde los grandes intérpretes y realizadores
de este Gran Plan, la Jerarquía Planetaria y las elevadas entidades dévicas o
angélicas, en colaboración con los seres humanos, materializan en los
diferentes planos, los designios evolutivos del Logos Planetario.
Esta situación de alto contenido espiritual
que tiene lugar en el aspirante, como resultado de la cada vez más profunda
meditación y abstracción hacia los planos superiores, hace asequible a la
conciencia, los grandes Arquetipos, los Patrones sobre los que se han de gestar
los más importantes cambios universales que engloban, a los seres y conciencias
de todos los reinos, pero en especial al Reino Humano.
El
hombre llega a sentir, a ver y a comprender esa Verdad que está detrás de estos
Arquetipos o Representaciones Modélicas. A observar internamente lo que son y
lo que expresan, ya sea como símbolos tangibles de una bien definida intención
Logoica, o también como resultado de la confluencia y condensación de energías
y fuerzas puestas en perfecta actividad armónica por la Divinidad para llevar a
cabo Su Proyecto Evolutivo en todos los niveles de Su Creación
Multidimensional.
Hasta aquí hemos contemplado algunos de los
aspectos internos más importantes que tienen lugar en la persona que se ha
decidido voluntaria y libremente hacer los esfuerzos necesarios para lograr
esta transformación integral y ser así más útil a los demás. A continuación vamos
tratar de describir brevemente las consecuencias que se derivan a nivel grupal
y de relación con aquellos seres con los que el aspirante evoluciona, su
entorno familiar, social, etc.
Indudablemente, la construcción del
Antakarana y el acercamiento al Yo Superior trae, a su vez, un
mayor grado de responsabilidad, en especial hacia la familia, esposa e hijos,
que son los que de forma más efectiva deben beneficiarse, por expresarlo de
alguna forma, de la mutua relación y contacto áurico-energéticos. Como resultado
de ésta convivencia interna y de relación, todo el grupo familiar, como un todo
armónico y homogéneo, se elevan a un mayor nivel de integración, de estabilidad y de sintonía
espiritual.
Otro grupo que también se ve involucrado en
este sincronismo y armonización áurica, es el de los hermanos espirituales con los
que está unido interna y externamente y con los que contribuye activamente en
el Servicio Grupal y Mundial. Esta singularidad y simpatía
trascendente, da origen a la creación de esa atmósfera de armonía y de sintonía
que es de desear conseguir en cualquier Grupo Interno, tan necesarios para que
se pueda desarrollar con toda normalidad cualquier tipo de actividad
espiritual. Si todos los componentes del Grupo, están individual y colectivamente
en similares condiciones de relación con su Yo Superior, entonces el trabajo
subjetivo y objetivo que se vaya a realizar en cualquiera de los Niveles de la
Realidad, serán efectivos y duraderos.
En esta misma situación se encuentran el
resto de familiares, amigos y personas que componen su círculo social con los
que convive y con los que está en contacto durante un determinado tiempo.
De alguna manera, la proximidad y contacto personal con estos seres debe
repercutir en sus personalidades y en sus vehículos de manifestación periódica,
dotándolas de un atractivo, simpático y activo impulso espiritual.
El hecho de vivir cada vez más intensamente
este proceso de Unificación Global, hacen al hombre, ser cada vez más consciente
de su cumplimiento con los compromisos kármicos, originados y engarzados en
anteriores existencias, impulsándole a asumir la realización de su Dharma, de
su Deber hacia sí mismo y hacia los demás, en la medida de sus posibilidades,
para colaborar así conscientemente en alguna medida a la evolución y
engrandecimiento moral, científico, religioso y espiritual de su ciudad, su
país y del Mundo.
Como resumen, se podría añadir que el
Antakarana, hace aflorar también en el ser, la sensibilidad a las corrientes de las
Nuevas Energías y Arquetipos que comienzan a circular por el Mundo y que son el
anuncio y preludio de la Nueva Era de Acuario, de esos nuevos modelos de
sociedad y de nuevas y trascendentes relaciones que se han de producir entre
todos los reinos y todos los seres.
El Antakarana, en fin, le hace comprender
al aspirante, que su mente no debe circunscribirse sólo al mundo inmediato
donde vive, sino que debe poseer esa cualidad de penetración y de síntesis, de
amplio espectro abarcante, capaz de
captar lenta y muy sutilmente cualquier situación, dotándola de esa sabia
asimilación y reconocimiento interno que le hace distinguir lo Verdadero de lo Falso, lo Real de lo Irreal, el Discernimiento, tan necesario para llevar a feliz término
cualquier trabajo de Servicio Universal.