miércoles, 16 de mayo de 2018

La Genealogía Espiritual, PRIMERA CONFERENCIA, Parte I


La Genealogía Espiritual
   PRIMERA CONFERENCIA     
Parte I        

Tomado del libro: “La Genealogia del Hombre.”
De Annie Besant

PREFACIO

Al mandar estas conferencias a los estudiantes de Teosofía, deseo advertirles que no tienen la pretensión de ser una exposición más “autorizada" que la de los demás libros que han salido de mi pluma, Quizás podrá parecer superfluo que repita una advertencia que con tanta frecuencia he hecho; pero la tendencia a considerar la simple labor de una estudiante como una enseñanza autorizada se repite una y otra vez, y de aquí la necesidad de repetir lo que tantas veces se ha dicho.

En estas conferencias trato un asunto sumamente complicado y difícil. Además, no he tenido la oportunidad de consultar con nadie acerca de la exactitud de las observaciones hechas, por medio de las cuales he llenado los vacíos que se observan en la serie de hechos que nos dejó H. P. B. De aquí que estas conferencias solo sean las observaciones todavía no demostradas de una simple estudiante, llevadas a cabo solo con la ayuda de los pobres y escasos poderes que poseo, y realizadas en medio del tumulto de las ocupaciones de la vida. Las cosas que he tenido ocasión de observar han arrojado mucha luz sobre mi espíritu, y han resultado beneficiosas a la par que interesantes para los muchos asiduos estudiantes en cuya presencia se dieron estas conferencias. Ellas han solventado muchos enigmas, y han hecho inteligibles muchos datos antes confusos y de difícil comprensión. Sin embargo, es muy posible que, en cuanto a los detalles, existan muchos errores, si bien parece ser que los principales hechos nuevamente observados son exactos. Con respecto a fijar fechas, por lo que a los antiguos tiempos se refiere, me creo completamente incompetente. Fácil es el observar la presencia del hombre junto con la de algunas especies de animales sobre este globo, pero esto no es suficiente para fijar fechas precisas. Por lo que a este punto se refiere, he tomado por norma la Doctrina Secreta, debido a que, a medida que mi conocimiento se ha aumentado paulatinamente, me ha demostrado la exactitud por punto general de este maravilloso libro, así como que H. P. B. poseía una suma de conocimiento oculto que ninguno de entre nosotros puede pretender sobrepujar.
Quizás deba añadir que estas materias, tales como son tratadas en estas conferencias, no tienen una gran importancia. Sin embargo, todo lo que se refiere a nuestro pasado es sumamente interesante, a pesar de los errores de detalle, los cuales no son obstáculo que nos impida adquirir el conocimiento de las verdades y principios capitales. Por mi parte he hecho cuanto me ha sido dable para descubrir la verdad y evitar las equivocaciones y errores, pero la exactitud en semejantes materias es más cuestión de poder que de buen deseo.
Por lo tanto, al publicar mi pequeño libro, lo hago con el pleno conocimiento de su insuficiencia, si bien con la esperanza de que pueda ser de utilidad a mis compañeros de estudio, a lo menos temporalmente, hasta que llegue el momento en que todos sepamos más.

ANNIE BESANT


Queridos amigos, Muchos de vosotros sabéis que durante los últimos cincuenta años, la ciencia de los países Occidentales ha tratado de hallar las huellas de lo que se llama la genealogía del hombre. En Alemania, en Francia y en Inglaterra, los hombres de Ciencia han tratado de ordenar el gran número de hechos recogidos, a fin de hallar un árbol genealógico y comprender el sistema por medio del cual el hombre ha evolucionado desde la niebla de fuego hasta el Ser humano civilizado.
La gran dificultad con que se ha tropezado para hallar las genealogías del hombre, estriba en el hecho de que dichas genealogías sólo se han buscado en su naturaleza física.
En las huellas de su cuerpo, los hombres de Ciencia siguen paso a paso el camino a lo largo del cual este maravilloso y complicado organismo ha sido construido célula tras célula en todos los reinos de la naturaleza; y esto lo han hecho con una paciencia digna del mayor encomio y con bastante éxito, aunque su ignorancia de los ciclos sucesivos de progreso ha causado mucha confusión, muchos enlazamientos de tipos separados por incalculables eones de tiempo, y mucho revolver de arriba abajo las series y sucesiones, así como el trasladar los descendientes en el lugar que antes ocupaban los antecesores y viceversa.
Ahora bien; una vez habéis seguido punto por punto las huellas de la genealogía del cuerpo del hombre, esto no obstante no os halláis en posesión de su genealogía.

El hombre no es el cuerpo; el cuerpo no es más que el vestido que el hombre lleva; y aquél jamás puede ser comprendido si de su genealogía excluye al Espíritu que lo hace eterno, y a la inteligencia que es un aspecto de este Espíritu, el cual se diferencia en este mundo de materia, y se manifiesta como intelecto y como mente.

De esta suerte las genealogías científicas del hombre son todas prácticamente excluidas por la naturaleza parcial de la genealogía, y por el hecho de que se
examina exclusivamente la parte humana menos importante del hombre. En las enseñanzas Teosóficas, las cuales nos han sido legadas por los grandes Rishis del pasado, y además, apoyadas, comprobadas y perpetuadas en las escrituras de todas las grandes religiones del mundo, hallaréis una genealogías más verdadera que trata de cada una de las partes de la naturaleza del hombre. No es sólo en los Shástras Indos, aunque son los más completos acerca de este punto, en donde podéis hallar huellas de esta revelación primitiva, y en donde podéis ver algo referente al dilatado camino que el hombre ha recorrido en su viaje desde el mineral hasta Dios; más aun, mejor debiera decir desde Dios al mineral, y luego desde el mineral a Dios, puesto que, como en verdad se ha dicho, no sólo en los escritos Indos, sino también por nuestros hermanos del Islam, "De Dios procedemos, y a Dios volvemos".

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