La Genealogía Espiritual
PRIMERA CONFERENCIA
Parte I
Tomado del libro: “La Genealogia del Hombre.”
De Annie Besant
PREFACIO
Al mandar estas
conferencias a los estudiantes de Teosofía, deseo advertirles que no tienen la
pretensión de ser una exposición más “autorizada" que la de los demás
libros que han salido de mi pluma, Quizás podrá parecer superfluo que repita
una advertencia que con tanta frecuencia he hecho; pero la tendencia a
considerar la simple labor de una estudiante como una enseñanza autorizada se
repite una y otra vez, y de aquí la necesidad de repetir lo que tantas veces se
ha dicho.
En estas
conferencias trato un asunto sumamente complicado y difícil. Además, no he tenido la oportunidad de
consultar con nadie acerca de la exactitud de las observaciones hechas, por
medio de las cuales he llenado los vacíos que se observan en la serie de hechos
que nos dejó H. P. B. De aquí que estas conferencias solo sean las
observaciones todavía no demostradas de una simple estudiante, llevadas a cabo
solo con la ayuda de los pobres y escasos poderes que poseo, y realizadas en
medio del tumulto de las ocupaciones de la vida. Las cosas que he tenido ocasión de observar han arrojado
mucha luz sobre mi espíritu, y han resultado beneficiosas a la par que
interesantes para los muchos asiduos estudiantes en cuya presencia se dieron
estas conferencias. Ellas han solventado muchos enigmas, y han hecho
inteligibles muchos datos antes confusos y de difícil comprensión. Sin embargo,
es muy posible que, en cuanto a los detalles, existan
muchos errores, si bien parece ser que los principales hechos nuevamente
observados son exactos. Con respecto a fijar fechas, por lo que a los antiguos
tiempos se refiere, me creo completamente incompetente. Fácil es el
observar la presencia del hombre junto con la de algunas especies de animales
sobre este globo, pero esto no es suficiente para fijar fechas precisas. Por lo
que a este punto se refiere, he tomado por norma la Doctrina Secreta, debido a
que, a medida que mi conocimiento se ha aumentado paulatinamente, me ha
demostrado la exactitud por punto general de este maravilloso libro, así como
que H. P. B. poseía una suma de conocimiento oculto que ninguno de entre
nosotros puede pretender sobrepujar.
Quizás deba
añadir que estas materias, tales como son tratadas en estas conferencias, no
tienen una gran importancia. Sin embargo, todo lo que se refiere a nuestro
pasado es sumamente interesante, a pesar de los errores de detalle, los cuales
no son obstáculo que nos impida adquirir el conocimiento de las verdades y
principios capitales. Por mi parte he hecho cuanto me ha sido dable para descubrir
la verdad y evitar las equivocaciones y errores, pero la exactitud en semejantes
materias es más cuestión de poder que de buen deseo.
Por lo tanto, al publicar mi pequeño libro, lo hago con el
pleno conocimiento de su insuficiencia, si bien con la esperanza de que pueda
ser de utilidad a mis compañeros de estudio, a lo menos temporalmente, hasta
que llegue el momento en que todos sepamos más.
ANNIE BESANT
Queridos amigos,
Muchos de vosotros sabéis que durante los últimos cincuenta años, la ciencia de
los países Occidentales ha tratado de hallar las huellas de lo que se llama la
genealogía del hombre. En Alemania, en Francia y en Inglaterra, los hombres de
Ciencia han tratado de ordenar el gran número de hechos recogidos, a fin de
hallar un árbol genealógico y comprender el sistema por medio del cual el
hombre ha evolucionado desde la niebla de fuego hasta el Ser humano civilizado.
La gran dificultad
con que se ha tropezado para hallar las genealogías del hombre, estriba en el
hecho de que dichas genealogías sólo se han buscado en su naturaleza física.
En las huellas de su cuerpo, los hombres de Ciencia
siguen paso a paso el camino a lo largo del cual este maravilloso y complicado
organismo ha sido construido célula tras célula en todos los reinos de la
naturaleza; y esto lo han hecho con una paciencia digna del mayor encomio y con
bastante éxito, aunque su ignorancia de los ciclos sucesivos de progreso ha
causado mucha confusión, muchos enlazamientos de tipos separados por
incalculables eones de tiempo, y mucho revolver de arriba abajo las series y
sucesiones, así como el trasladar los descendientes en el lugar que antes
ocupaban los antecesores y viceversa.
Ahora bien; una vez
habéis seguido punto por punto las huellas de la genealogía del cuerpo del
hombre, esto no obstante no os halláis en posesión de su genealogía.
El hombre no es el
cuerpo; el cuerpo no es más que el vestido que el hombre lleva; y aquél jamás
puede ser comprendido si de su genealogía excluye al Espíritu que lo hace
eterno, y a la inteligencia que es un aspecto de este Espíritu, el cual se diferencia
en este mundo de materia, y se manifiesta como intelecto y como mente.
De esta suerte
las genealogías científicas del hombre son todas prácticamente excluidas por la
naturaleza parcial de la genealogía, y por el hecho de que se
examina
exclusivamente la parte humana menos importante del hombre. En las enseñanzas
Teosóficas, las cuales nos han sido legadas por los grandes Rishis del pasado,
y además, apoyadas, comprobadas y perpetuadas en las escrituras de todas las
grandes religiones del mundo, hallaréis una genealogías más verdadera que trata
de cada una de las partes de la naturaleza del hombre. No es sólo en los
Shástras Indos, aunque son los más
completos acerca de este punto, en donde podéis hallar huellas de esta
revelación primitiva, y en donde podéis ver algo referente al dilatado camino
que el hombre ha recorrido en su viaje desde el mineral hasta Dios; más aun,
mejor debiera decir desde Dios al mineral, y luego desde el mineral a Dios,
puesto que, como en verdad se ha dicho, no sólo en los escritos Indos, sino
también por nuestros hermanos del Islam, "De Dios procedemos, y a Dios
volvemos".
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