La Genealogía Espiritual
PRIMERA CONFERENCIA
Parte VI
De Annie Besant
Una vez
expuestos los amplios contornos de las Jerarquías y del Campo, podemos volver
al estudio de la cuarta Jerarquía, la de las Monadas Humanas, aquellas que han
de convertirse en "Hombres" durante la Cadena planetaria terrestre.
Esta Cadena es
la cuarta,
la Cadena de la
lucha,
del equilibrio,
la Cadena en la
cual el Espíritu y la Materia se entremezclan y confunden, de modo que lo mas
elevado y lo mas inferior,
los dos polos de
la naturaleza se unen y forman un ser complejo,
el Hombre: el
Hombre que es el punto de partida para una evolución más elevada. Por lo demás, estas Monadas se hallan al presente en el
cuarto Globo, el Globo D, el cual es nuestra tierra, el Globo de lucha y de
equilibrio, el Globo típico de esta Cadena, hallándose colocado con respecto a
los demás Globos, en la misma situación que esta Cadena esta colocada con
respecto a las demás Cadenas. Las Monadas se hallan, pues, en el mismo centro de la
lucha, en el punto mas recio y culminante del combate y de las mayores
dificultades, se hallan verdaderamente en el Kuruskshetra planetario. Aquí, en el cuarto Globo de la cuarta Cadena, deben tener
lugar los mas grandes conflictos entre el Espíritu y la Materia, para concluir
al fin con el triunfo del Espíritu.
He empleado la
palabra "Monada Humana". Permítaseme definir lo que se quiere
dar a entender en ocultismo por la palabra "Hombre".
El
"Hombre" es aquel ser en el universo, en cualquier punto del universo
en donde se halle, en quien el mas elevado Espíritu y la Materia mas inferior y
grosera se han unido por medio de la Inteligencia, constituyendo así un Dios
manifestado, que, a través del ilimitado futuro que tiene ante sí, vencerá al
fin todos los obstáculos que se le presenten.
El
"Hombre" no es necesariamente
la forma que al presente veis, puesto que puede tener un millón de formas.
El
"Hombre" significa aquel ser en quien el Espíritu y la Materia se han
dado la mano, en quien ambos se han puesto de acuerdo, o se están poniendo de
acuerdo, se están equilibrando, en quien al fin el Espíritu ha vencido o
vencerá a la Materia.
En los escritos
ocultos se emplea la palabra "Hombre"
para describir a todos aquellos seres en quienes concurren estas condiciones.
Esta palabra no está simplemente
limitada a nosotros, que solo somos una pequeña raza de la gran Jerarquía
humana.
Para demostrar
la posición que el "Hombre" ocupa en la evolución, y que esta posición
es la intermedia que acabo de describir, H. P. B. ha dicho que cada ser en este universo ha pasado, o debe pasar
por el reino humano; si se halla más allá del mismo, debe haber pasado por él;
si no lo ha alcanzado, tendrá que pasar por él en lo futuro. Este paso del
ser a través del reino humano no está limitado a este globo ni a esta raza. El
"Hombre" es el campo de batalla entre la Materia y el Espíritu, y
cada ser debe, como Yudhishthira, tener su Kuruskshetra y vencer, antes de que
pueda entrar en su reino divino. Tal es el "Hombre". La Monada es el Espíritu
divino, el polo superior del hombre, nacida del Mismo Ishvara, o mas bien,
nacida dentro de Él como un centro en Su vida, "una porción de El
Mismo". Levanta tu cabeza, Oh Lanu; ¿ves tú una o innumerables
luces brillando en el oscuro y estrellado cielo de media noche? "Yo
percibo una Llama, oh Gurudeva; veo innumerables
e inseparables chispas
brillando en ella" (Catecismo
Oculto, citado en la Doctrina Secreta, I, 145.). La Llama es lshvara en Su
manifestación como el Primer LOGOS; las inseparables chispas son las Monadas
humanas y otras.
Para
manifestarse la voluntad de Ishvara obra sobre estas porciones de Si mismo,
inseparables de Él, y esta voluntad las dirige hacia el mundo de materia,
y así pasan al
Segundo LOGOS y viven en El, los Hijos del Padre.
Del Tercer LOGOS
reciben el impulso que da a cada una de ellas una "individualidad
espiritual", el confuso sentimiento de la separatividad.
Así entran en las
corrientes en que el Tres se divide en Siete, tomando cada grupo el color
especial del Logos Planetario del cual procede, y entonces los siete colores se
entremezclan en un maravilloso haz de brillantes luces -la primera gran danza
coral celeste, el Rasalita solar- hasta que en cada Logos Planetario se perciben
los siete rayos de color, un séxtuple esplendor, dominando en cada uno de ellos
Su color peculiar, el cual presta su matiz a todos los rayos que con él se
hallan entremezclados. De aquí que se
diga que "cada hombre nace bajo la influencia de un planeta", puesto
que en cada Globo de cada Cadena Planetaria aparecen los siete grupos de
Monadas, presentando cada uno de ellos el peculiar color de su "Estrella
Padre".
La Monada no está
todavía pronta para emprender su largo peregrinaje, pues su atención no está
dirigida al exterior, y los tres aspectos de su naturaleza, que son las
reproducciones de los tres aspectos de Ishvara, dormitan en ella, y no son dirigidos
hacia el universo. Pero luego estos aspectos
principian a despertarse en ella por medio de las Órdenes Creadoras.
De la primera
Jerarquía Creadora procede el impulso de vida que despierta la Voluntad, el aspecto atmico; de la segunda se deriva el
impulso que de una manera parecida despierta la Sabiduría, el aspecto búddhico; y de la tercera se origina el impulso que
despierta la Actividad, el aspecto manásico.
Habiendo de esta suerte sido despertada su atención hacia lo externo, la Monada
esta pronta para su descenso.
Una vez
franqueadas estas etapas preparatorias, la gran hueste de las Monadas que deben
alcanzar la condición humana, han alcanzado su punto de residencia, en donde
moraran durante edades innumerables. Esta
Monadas son la cuarta Jerarquía Creadora, pronta para su larga peregrinación.
Cada una de ellas es "un
Dhyan Chohan
individual distinto de los demás"(Doctrina Secreta, I, 285.), pero son demasiado
sutiles, demasiado elevados en su naturaleza para poder entrar en el quíntuple
universo, el universo de la más grosera materia. Sin embargo, deben agenciarse
un vehículo a fin de que sus poderes divinos puedan manifestarse en los mundos
que tienen ante sí, por cuyo motivo, y así como las poderosas vibraciones del
Sol lanzan materia en las vibraciones que llamamos sus rayos, de la propia
suerte hace la Monada vibrar la atómica materia de los planos átmico, buddhico
y manásico que la rodean, del mismo modo que el éter del espacio rodea al Sol,
y de este modo se construye un Rayo triple, como triple es su naturaleza. La Monada es
ayudada en esta tarea por la quinta y sexta Jerarquías Creadoras, las cuales
han pasado antes por experiencias similares. La quinta Jerarquía dirige la
oleada vibratoria desde el aspecto Voluntad hacia el átomo atmico, y el átomo
atmico, vibrando como el aspecto Voluntad, es llamado Atma.
La sexta
Jerarquía dirige la oleada vibratoria desde el aspecto Sabiduría hacia el Átomo
buddhico, y el átomo buddhico, vibrando como el aspecto Sabiduría, es llamado
Buddhi. Además, la sexta Jerarquía dirige también la oleada vibratoria del
aspecto Actividad hacia el átomo manasico, y el átomo manasico, vibrando como
el aspecto Actividad, es llamado Manas. Así, Atma-Buddhi-Manas, es Mo- nada
en el mundo de la manifestación, el Rayo de la verdadera Monada, se forma mas
allá del quíntuple universo.
Aquí yace el
misterio del Vigilante, del Espectador, del inactivo Atma, que mora
constantemente en su triple naturaleza en su propio plano, y vive en el mundo
de los mortales por medio de su rayo, el cual anima sus sombras, las pasajeras
vidas terrestres. En las Stanzas de Dzyan esta escrito: "Dijo la Llama a la Chispa: Tu eres yo misma, mi Imagen y mi
Sombra. Yo me he revestido de ti, y tu eres mi vahan (vehículo), hasta el día,
sea con nosotros, en que tu volverás a ser yo misma y otras, tú misma y
yo" (Doctrina Secreta, I, 286). La Llama, la Monada, extiende el hilo de Vida, el
triple hilo tejido de su propia naturaleza, y en este el Sutratma, "el
Alma Hilo", son enzarzadas todas las encarnaciones, las sombras. "El
Vigilante y sus Sombras -siendo estas últimas tantas como reencarnaciones tiene
la Monada- son uno. El Vigilante, o el Prototipo Divino, se halla en el extremo
superior de la escala del ser, y la Sombra en el inferior"(Doctrina
Secreta, I, 285-2, Ibid.-285.). Él, el Vigilante, es nuestro Padre en el cielo, y
"Yo y mi Padre somos uno". Nosotros somos las sombras
en nuestras personalidades, y la imagen -el Hijo del Padre- en nuestras individualidades.
Las innumerables sombras son lanzadas por el Rayo, y son las perlas
enzarzadas en el hilo de Vida. Las sombras ejecutan su labor en los planos inferiores,
y son impulsadas por la Monada por medio de su Imagen o Rayo, al principio tan
débilmente que su influencia apenas es perceptible, pero mas adelante con un
poder siempre creciente. "El hilo entre el Silencioso Vigilante y sus Sombras
se hace más resistente y radiante con cada cambio".
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