La Genealogía Intelectual
TERCERA CONFERENCIA
Parte II
Tomado del libro: “La Genealogia del Hombre.”
De Annie Besant
Dieciocho
millones de años han transcurrido desde que los Señores de la Llama
descendieron sobre la tierra. Ahora sabemos que han venido a la tierra tres
clases distintas de grandes Seres. Insistiremos por un momento acerca de estos Seres, puesto
que, oculto en su variada naturaleza, yace el secreto del desarrollo intelectual
del hombre. Teniendo en cuenta su influencia sobre estas formas, así como las
diversas etapas a través de las cuales dichas formas han pasado, podremos,
cuando lo comprendamos, resolver el problema de las diferencias que se notan en
el desarrollo intelectual de la raza humana. Recordad que entre el número de aquellos que se llaman
"hombres" halláis seres que se están extinguiendo rápidamente:
hombres tales como los Veddas de Ceilán; seres que viven en los árboles y
apenas poseen un lenguaje, pues solo profieren gritos inarticulados como los
animales; seres tales como los hombres salvajes de Borneo, apenas distinguibles
de los monos gigantes; hombres tales como los aborígenes de Australia, cuya inteligencia
está tan poco desarrollada que no recuerdan lo que han hecho el día anterior;
que no saben contar más que hasta dos; uno, dos; más allá de dos, significa
todo para ellos. Comparad a estos individuos que son clasificados, y
correctamente clasificados, como seres pertenecientes al género humano, con
hombres tales como Newton, y Descartes; con hombres tales como los antiguos
grandes Instructores de la India, o como el gran Rishi Vyasa, quien todavía uso
la forma humana; o tomad a los grandes Instructores, los grandes Místicos, y
colocadlos al lado de estas razas retrogradas que van desapareciendo por
momentos. Parece que la palabra "humano" apenas puede abarcar a estos
dos tipos de hombres; parece que la diferencia de inteligencia es demasiado
grande para poder ser explicada solamente por la evolución. Por lo tanto, solo
nos será dable resolver este problema por medía de la comprensión del misterio
de la inteligencia, del misterio de los Hijos de la Mente.
Ahora bien; los seres que vienen a la tierra son llamados
por este último nombre. Se les llama Manasaputras, literalmente los Hijos de la
Mente. Sin embargo, este
nombre, por sí solo, únicamente nos da la idea de que estos seres estaban
dotados de mente, Y esto ha producido bastante confusión en la mente de
nuestros estudiantes, debido a que a algunos Manasaputras se les aplican los
más elevados calificativos, y se les llama por nombres que denotan la más elevada
inteligencia espiritual, al paso que también se da este mismo nombre a seres
que evidentemente tienen una muy
limitada inteligencia. Debéis tener en
cuenta que el nombre Manasaputra solo significa lo que
dice, un hijo de la mente, esto es, un ser que posee mente, que posee
inteligencia, pues del mismo modo que la palabra "hombre" es un
término genérico que abarca un gran número de tipos humanos, y nada nos dice
con respecto al grado de desarrollo del hombre, lo mismo sucede con el término
Manasaputra empleado por H. P. B. siguiendo la costumbre de los antiguos
Shastras hindúes, teniendo este término una muy amplia significación, y
abarcando muchos, muchísimos grados de progreso en la escala de la inteligencia.
Dividamos, pues,
las primeras tres grandes clases de seres que se hallan muy por
encima de nuestra humanidad cuando llegan a nuestro globo. La cuarta clase la constituyen los Pitris
Solares de la Luna. A los que pertenecen a la primera clase se les llama los
Hijos de la Noche, los Hijos de la Sabiduría Tenebrosa, los Señores de la
Sabiduría Tenebrosa, y la palabra "Tenebrosa" o "Noche",
les es aplicada una y otra vez. Hablando con entera exactitud, este adjetivo debería ser empleado para
distinguidos de los Pitris Agnishvatta, los cuales constituyen la segunda clase
de los Manasaputras, y son llamados los Señores de la Llama, o los Hijos de Sabiduría.
A fin,
pues, de evitar confusiones, emplearé este adjetivo cuando se trate de la
primera clase. Esta primera clase la constituyen los
Asuras, los nacidos del Cuerpo de Brahma, los cuales, una vez rechazados, se
convirtieron en el Cuerpo de la Noche. Si examináis las Escrituras indas, veréis que en ellas se
habla de seres a quienes se llama Asuras, los cuales juegan un papel muy
importante en la primitiva historia del mundo, abarcando este nombre Asuras,
una clase mucho más numerosa que aquella con la cual nos hallamos al presente
relacionados. Vale la pena de que nos detengamos a reflexionar un momento
acerca de este asunto, puesto que la influencia del moderno pensamiento
religioso ha lanzado un tinte tenebroso sobre este nombre, y lo ha hecho casi
equivalente al "Diablo" cristiano, entidad que no tiene representante
en el hinduismo.
La palabra Asura se
deriva de asu, aliento o vida, significando asumat simplemente un ser viviente. En el Rigveda,
Varuna, Indra y Agní, son llamados Asuras, los seres vivientes, y esto designa
a seres espirituales, mas en modo alguno a los que son malos. Verdad es que
posteriormente los Asuras y los Suras se presentan en abierta oposición entre
sí, puesto que sus funciones en la evolución fueron distintas. Además, los Suras
eran sobre todo mucho más pasivos que los Asuras, más movidos por el
sentimiento de la unidad y de un objetivo colectivo, y de aquí que se
sometiesen más dócilmente a las leyes del sistema, prosiguiendo metódicamente
su labor uniforme, y conservando las cosas en statu qua; por el contrario, los
Asuras eran turbulentos y agresivos, de
carácter independiente y
separatista, predispuestos al
descontento y ansiosos
de cambio. Los Suras representan el Orden, los Asuras el
Progreso, por cuyo motivo se hallan constantemente en abierta oposición, aunque
en realidad son ambos igualmente necesarios. Recordaréis que,
en el sondeo del océano, los Asuras estaban a un extremo de Shesha, y los Suras
al otro, ocupados ambos en dicho sondeo, y que tuvo lugar un combate para
obtener la Amrita, el néctar de inmortalidad, el cual fue negado a los Asuras,
por más que ellos deseaban ardientemente saborearlo.
Veamos por qué
les fue negado. El principio que está encarnado en los Asuras, su
misma esencia, su
característica dominante, es
Ahamkara, el yo constituyendo una potencia independiente, el deseo de estar
separado. Esta es la fuerza que predomina en ellos, su sello característico, y
por medio de él podéis reconocerlos. Ellos son siempre los rebeldes, y doquiera que ellos
están hay lucha. Ahamkara se desarrolla en la lucha, en el aislamiento, en la
rebelión, y pone en acción todas las fuerzas rebeldes, y de esta suerte forma
el yo. Llega un momento en que este yo comprende que la más noble y ventajosa
manifestación de sí mismo está en la voluntad divina, que él es el yo del
universo, y entonces el Asura rompe los lazos de la materia y conoce que es uno
con el Supremo con quien peleaba. Entonces puede beber el néctar de inmortalidad que
constantemente es vertido en la copa de la unidad única, el cual puede ser
bebido por aquellos en quienes la separatividad no se ha desarrollado todavía,
así como por aquellos que la han trascendido, mas no por aquellos en quienes
ella se halla triunfante, y que constituye su misma esencia. Estos son, pues,
los seres que constituyen la primera clase de los Manasaputras que descendieron
a nuestra tierra. Ellos habían desarrollado una extraordinaria inteligencia;
habían alcanzado la etapa humana en la primera Cadena planetaria, y, durante
incalculables eones de tiempo, se habían desarrollado y progresado pasando a través
de las más sutiles esferas, desempeñando el papel de Pitris Barhishad en la
segunda Cadena, el de Pitris Agnishvatta en la tercera, y en la nuestra
vinieron como los Hijos de la Sabiduría Tenebrosa para asistir a la tremenda
lucha de la cuarta Cadena, en su cuarta Ronda y cuarto Globo, el punto non plus
ultra de la separatividad de la materia, y del triunfo de Ahamkara.
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