La Genealogía Intelectual
TERCERA CONFERENCIA
Parte III
Tomado del libro: “La Genealogia del Hombre.”
De Annie Besant
Cuando los
"Hijos" reciben la orden del Lagos Planetario de que deben
"crear sus Imágenes", dan principio a su última lucha para obtener la
independencia, la lucha que, a su conclusión, les demostrará la verdadera
naturaleza del "yo". Ellos no quieren crear: "Una tercera parte rehúsa; dos obedecen. La maldición es pronunciada.
Ellos nacerán en la Cuarta; sufrirán y harán sufrir" (Stanzas de
Dzyan, D. S., l, 64). Ellos serán los
"Señores de la Faz Oscura" de los Atlantes, y lucharán contra los
"Señores de la Faz Resplandeciente"(D. S., ll, 445.) y, por medio de su terrible y desastrosa derrota,
aprenderán la lección final, volviendo a buscar la unidad a través de las más
avanzadas razas humanas. Estos Asuras constituyen la quinta de las grandes
Ordenes Creadoras, la de Makara, con justicia llamada la más misteriosa de
todas.
La segunda clase
de Manasaputras es aquella que tan conocida es de los Teosofístas bajo el
nombre de Pitris Agnishvatta. Ellos son el fruto
de la segunda Cadena planetaria, nacidos del Cuerpo de Luz o del Día de Brahma;
espléndidos y radiantes Seres, Pitris de los Devas, los Suras de las más
sutiles esferas, y semejantes a Devas en su naturaleza, con el sentimiento de
la unidad más fuertemente arraigado que el de la separatividad.
En la evolución
ocupan diversos grados, siendo los unos más avanzados que los otros.
Constituyen una parte de la sexta Orden Creadora. En la historia antigua se les
llama por diversos nombres. El ocultista los
llama los Hijos de Sabiduría -no de la Sabiduría Tenebrosa, tenedlo en cuenta-
los Señores de la Llama, los Hijos del Fuego, los Dhyanis del Fuego, el
"Corazón del Sistema"; también los llama Triángulos --debido a
que los tres aspectos Atma Buddhi Manas están todos activos en ellos- los
cuales en la tierra se convierten en Pentágonos, puesto que Manas se hace dual,
y Buddhi se refleja en Kama, y de esta suerte se hacen quíntuples. No pueden dar el Atma al hombre; ésta es una tarea
demasiado elevada para ellos; pero
mandan su energía en materia etérea, y de esta suerte forman el verdadero Prana
humano, proporcionando así el "plasma espiritual", el lado de la vida
de los átomos permanentes que fluye
"del séxtuple Hombre
Celeste" (D. S., l, 224.).
Los llama, además, los Pranidhananath, los Señores
de Profunda meditación, los Señores de Yoga. Ellos son los Vírgenes, los
Kumaras que no pueden crear al hombre de carne cuando Brahma desea poblar la
tierra, pues son demasiado puros y sutiles para llevar a cabo semejante tarea. En la tercera
Cadena formaron los hombres de la misma, pero en la presente la materia era más
densa, y ellos más sutiles. Después de llevar a cabo su tarea en la tierra -la
tarea de que hablaremos esta mañana renacieron como hijos de Marichi, o de
Pulastya, como dicen algunos y se convirtieron en los Pitris de los Devas. Su morada celeste es
Viraja Loka, siendo llamados posteriormente los Varajas, otro de sus muchos
sobrenombres. Muchas son las formas que han asumido, y muchos son sus nombres
en los Puranas; ellos son los Ajitas, los Satyas, los Haris, los Vaikunthas,
los Sadhyas, los Adityas, los Rajasas, etcétera (D. S., ll, 94.).
La tercera clase
de Manasaputras la constituyen Seres que descienden a nuestra tierra
procedentes de otra Cadena planetaria. No son, como las otras dos clases, los resultados de la
evolución de nuestras propias Cadenas en sus primeras fases, sino que proceden
de fuera; proceden de la Cadena de la cual el planeta Venus, Shukra, es el
Globo D. En la historia
antigua habréis quizás notado ciertas frases que demuestran la existencia de
relaciones entre nuestra tierra y Shukra, el planeta Venus. Habréis leído que
Shukra fue el preceptor de los Asuras, Danavas y Daityas, y además que Shukra
se encarnó como Ushanas en nuestra tierra.
¿Cuál es el
significado de estas embrolladas frases?
Esto se refiere a la
tercera clase de Manasaputras. La evolución de Venus es anterior a la de
nuestro globo; es un planeta más antiguo que el nuestro, puesto que se halla en
su séptima Ronda, en tanto que nosotros sólo nos hallamos en la cuarta, por
cuyo motivo, y en virtud de que la evolución de su humanidad ha alcanzado un
grado de desarrollo mucho más elevado que el nuestro, puede obrar como un padre
sobre la tierra. De aquí que se diga que Venus adoptó
a la tierra como hija, debido a que la tierra es su hermana más joven. Esto,
traducido en lenguaje más inteligible, significa que Venus mandó a la tierra
algunos de sus propios hijos; Hombres que poseían un poder y un conocimiento
maravillosos; Hombres de su séptima Ronda. Venus mandó estos Hombres a la joven
tierra a fin de que obrasen en ella como Instructores de su humanidad. El deber de
estos Hombres no era el de sembrar los destellos de la mente, sino el de tomar
cuerpos en la tierra, y convertirse así en los Instructores y Guías de su
infantil humanidad. Ellos descendieron a la tierra cuando su tercera Raza
estaba bajo la tutela de Shukra, el planeta del
cual procedían, constituyendo una brillante y espléndida hueste que,
atrayendo en tomo de si materia diáfana y transparente, se construyó vestiduras
externas a través de las cuales brillaban Sus sutiles y radiantes cuerpos. El Principal de Ellos, Su Jefe, es conocido bajo diversos
nombres místicos en los escritos antiguos. H. P. B. Lo llama el Pedestal de la
Jerarquía oculta, el frondoso Árbol Bayan, porque por El, por Su creación de
los Hijos de la voluntad y del yoga, fue formada la Jerarquía oculta que
protege a la tierra, la cual es el Árbol de Vida bajo el cual hallamos nosotros
refugio. Lo llama también el Gran Iniciador, porque sólo de El procede el poder
de la verdadera Iniciación. Por estos y otros nombres descriptivos se Le
designa en Su misteriosa Existencia. A veces se Le llama el Virgen, el Kumara,
el Solo y Único sobre todos los demás. En torno de Él se agrupan una
pequeña, una muy pequeña hueste de Seres procedentes de Su misma esfera, de Su
mismo planeta, los cuales descienden a la tierra para trabajar con Él para el
desarrollo de la humanidad.
La humanidad de la cuarta Ronda no se había desarrollado
lo suficiente para poder proporcionar algunos de sus hijos para llevar a cabo
la gran empresa; todos necesitaban ser enseñados; ninguno de ellos podía
enseñar.
De aquí la
necesidad del auxilio exterior. Esta pequeña hueste de Seres constituye lo que
se ha venido en llamar el plantel de los Adeptos, el núcleo de la primera gran
Logia Blanca de la tierra, la cual desde aquel día, hace de esto más de dieciocho
millones de años, hasta el presente, en este moderno siglo xx - jamás ha cesado
de funcionar; jamás ha cambiado su carácter. Es la única suprema Logia de los
Guías e Instructores de la humanidad, sin los cuales la evolución espiritual
sería prácticamente imposible, sin los cuales la tierra yacería en las
tinieblas, y durante largas edades no podría hallar el camino que conduce al
Supremo. Estos Seres, los Hijos de Venus, son, pues, los .que constituyen la
tercera clase de Manasaputras, el núcleo o base de la gran Logia Blanca.
Hay, además,
otra clase de Manasaputras, y éstos son los Pitris Solares de la Luna,
divididos en dos grandes clases según su estado evolucionario. Estos seres pasaron
al Nirvana lunar durante el periodo que medió entre la Cadena Lunar y la
terrestre, y permanecieron allí, además, durante todo el inmenso lapso de tiempo
que abarcan las tres y media Rondas de la Cadena terrestre que han pasado. Acerca de este
punto dice un Maestro: "Estos
fracasos han progresado y se han espiritualizado demasiado, para poder ser
lanzados forzosamente desde el estado
Dhyán-chohánico al vórtice de una nueva
y primordial evolución a través
de los
reinos inferiores" (D. S., 1, 210.). Los "éxitos" de la Luna fueron los Pitris
Lunares, los Señores del Crepúsculo, siendo el resto "fracasos",
comparativamente hablando. La segunda clase de estos Pitris encarnó en la humanidad
terrestre después de la separación de sexos en la tercera Raza, y la primera
clase encarnó durante la cuarta Raza, la Atlante. Sin embargo, desde las
primeras etapas de la actividad de la tierra en esta cuarta Ronda, vagaban en
torno de ella como si esperasen el momento en que sus tabernáculos estuviesen
prontos para recibirlos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario