DHARMA,
“FILOSOFIA DE LA CONDUCTA”
Annie Besant
LAS DIFERENCIAS
(2da parte)
CAPITULO 2
¿En qué consiste la perfección de un
Universo?
Tomemos la idea Universo y preguntémonos lo que entendemos
por esta palabra. Llegamos a definirlo así: es un número inmenso de objetos
separados trabajando en conjunto con más o menos armonía. La
variedad es la nota "tónica" del universo, e igualmente la unidad es
la del No - Manifestado, del No Condicional, del Único que no tiene igual. La
Diversidad es la "tónica" de lo manifestado y condicional, es el
resultado de la voluntad de multiplicar. Cuando un Universo
debe comenzar a existir se dice, que la Causa Primera, Eterna, Inconcebible,
Imposible de discernir y Sutil, hace radiar su luz hacia fuera en virtud de su
propia Voluntad. Lo que esta radiación significa para Ella misma, nadie se
atrevería a conjeturarlo; pero lo que significa, estudiada en la fase que nos
presenta, podemos concebirlo hasta cierto punto.
Ishvara aparece. Pero al aparecer, Él se
muestra envuelto con el velo de Máya. Tales son los dos aspectos del Supremo
Manifestado. Muchas palabras han sido empleadas para expresar esta unión
fundamental de opuestos: Ishvara y Máya, Sat y Asat, Realidad e Irrealidad,
Espíritu y Materia, Vida y Forma.
He aquí las palabras de que nos servimos en nuestro insuficiente lenguaje para
expresar lo que nuestro pensamiento puede apenas comprender. Solo podemos
decir: "Esta es la enseñanza de los Sabios y la repetimos
humildemente". Ishvara y Máya. ¿Qué debe ser el Universo? - La imagen de
Ishvara reflejada en Maya, la imagen fiel que le plugo presentar a este universo
particular cuya hora de nacer ha sonado. Su imagen, pero limitada, sometida a
condiciones, por Él mismo, es lo que el universo debe manifestar perfectamente.
Pero ¿cómo lo que es limitado y parcial, puede ofrecer la imagen
de Ishvara? Por
la multiplicidad de las partes reuniendo su trabajo en un todo armonioso. La
infinita variedad de las diferencias y sus condiciones múltiples, expresarán la
ley del pensamiento divino, hasta que este pensamiento encuentre su fórmula en
la totalidad del Universo hecho perfecto. Debéis tratar de entrever lo que esto puede significar. Busquemos
juntos para comprender. Ishvara piensa en la Belleza. Inmediatamente su
formidable energía, omnipotente y fecunda, viene a tocar a Maya y la transforma
en miríadas de formas que llamamos bellas. Toca la materia maleable, el agua,
por ejemplo y el agua reviste un millón de formas de belleza. Vemos una de
ellas en la vasta superficie del Océano calmado y tranquilo que ningún viento
agita y cuyo seno profundo refleja al cielo. Otra forma de Belleza se nos ofrece
cuando al impulso del viento, las olas suceden a las olas, los abismos a los
abismos, hasta que toda la masa de agua se presenta terrible en su cólera y en
su majestad. Después aparece una nueva forma de Belleza. Las furiosas y
espumantes aguas se han apaciguado, y el Océano presenta ahora miríadas de
ondulaciones que brillan y juguetean a la luz de la luna, de la que quiebran y
refractan los rayos en millares de chispas y esto también nos da una idea de lo
que significa la Belleza. Después contemplamos el Océano cuyo horizonte no
limita tierra alguna y cuya inmensa extensión nada interrumpe, o bien en la
orilla vemos las olas que vienen a nuestros pies. Cada vez que el mar cambia de
humor, sus ondas expresan un nuevo pensamiento de Belleza expresada por el lago
alpestre en la inmovilidad y serenidad de su apacible superficie; por el arroyuelo
que salta de roca en roca; por el torrente que se deshace en millares de gotas
que refractan la luz del sol con todos los tonos del arco-iris. Del agua bajo todos sus aspectos y todas sus formas desde
el agitado Océano hasta el témpano de hielo; desde las nieblas y turbonadas
hasta las nubes de brillantes colores se desprende el pensamiento de belleza
que en ella imprimió Ishvara cuando la palabra salió de Él. Si dejamos el agua,
encontramos otros pensamientos de Belleza en la delicada planta trepadora y los
brillantes colores que reúne en sí, en las plantas: más fuertes, en la robusta
encina y en el bosque de obscuras profundidades. Nuevos pensamientos de Belleza
llegan a nosotros desde las cimas de las montañas, de la sábana ondulada por
innumerables valles en que la tierra parece solicitada por nuevas
posibilidades de existencia, de las arenas del desierto, de la vegetación de
los prados. ¿No separamos de la tierra? El telescopio presenta a nuestra vista
la belleza de miríadas de soles, que se lanzan y gravitan a través de las
profundidades del espacio. El microscopio a su vez, descubre a nuestras miradas
asombradas, las bellezas de lo infinitamente pequeño como el telescopio nos
revela las de lo infinitamente grande. Una nueva puerta se abre así para
nosotros y nos deja contemplar la Belleza. En torno nuestro hay millones y
millones de objetos que todos tienen su belleza. La gracia del animal, la fuerza
del hombre, la suave belleza de la mujer, los hoyuelos del riente niño, todo
esto nos da una idea de lo que es el pensamiento de la Belleza en el espíritu
de Ishvara. De esta manera podemos comprender hasta
cierto punto como su pensamiento hace nacer el esplendor en miríadas de formas
cuando Él habla en belleza al mundo. Será lo mismo para la Fuerza, la Energía,
la Armonía, la Música, etc. etc. Ahora comprendéis porqué la variedad es necesaria: porque
ningún objeto limitado puede expresar por completo lo que Él es, porque ninguna
forma limitada es suficiente para expresarla. Pero a medida que cada forma
llega a la perfección en su género, todas ellas llegan, en conjunto, a
revelarle parcialmente. La perfección del Universo es, pues, la perfección en
la variedad y en la armonía de las partes. Comprendido esto, empezamos a ver
que el Universo no puede alcanzar la perfección sin que cada parte juegue su
papel especial y desenvuelva de una manera completa la parte de vida que le es
propia. Si el bosque pretendiera imitar al agua o a la tierra,
los unos perderían sus bellezas sin obtener las de los otros. La perfección
del cuerpo no resulta de que cada célula lleve la misión de otra célula, sino
que cada una cumpla perfectamente sus propias funciones. Nosotros tenemos un cerebro, pulmones, un corazón, órganos
digestivos. Si el cerebro tratase de hacer el trabajo del corazón, o si los
pulmones ensayaren digerir los alimentos, el cuerpo quedaría seguramente en un
triste estado. La salud corporal está asegurada por el hecho de que cada
órgano ejerce sus propias funciones. Comprendemos así que, en el desenvolvimiento
del universo, cada parte debe seguir el camino que le está trazado por la ley
que gobierna su propia vida. La imagen de Ishvara en la naturaleza no será
perfecta, mientras cada parte no esté completa en si misma y en sus relaciones
con las demás.
¿Cómo nacen estas innumerables
diferencias?
¿Cómo llegan a existir?
¿Cuáles son las relaciones del
Universo, evolucionando como un todo con las partes, si evoluciona cada una
siguiendo una línea particular?
Se ha dicho que Ishvara, expresándose
bajo su aspecto de Prakriti, manifiesta tres cualidades:
Sattva, Rajas y Tamas. Estas palabras no tienen equivalente en inglés. No pueden
traducirse de una manera satisfactoria.
Podría sin embargo, por el momento, traducir
Tamas por la inercia, la cualidad
que, opuesta al movimiento, da la estabilidad. Rajas es la
cualidad de la energía y del movimiento.
La palabra que mejor idea da de Sattva, es armonía, la cualidad de lo que causa placer, teniendo éste
su origen en la armonía y siendo solo ella quien puede darlo. Vemos
enseguida que estos tres Gunas se modifican de siete maneras diferentes,
siguiendo en cierta forma siete grandes, direcciones y dando nacimiento a
innumerables combinaciones. Cada religión menciona esta división séptuple y proclama
su existencia. En la religión hindú está representada por los cinco grandes
elementos y los dos superiores, siendo los siete Purushas de que habla Manú.
Los tres Gunas se combinan y se dividen, constituyendo siete grandes grupos, de
donde nacen por combinaciones variadas, una infinidad de cosas. Recordad que
en cada una de ellas, está representada cada una de las cualidades en un grado
variable sometida a una de las siete grandes clases de modificaciones. Esta diferencia
inicial, transmitida por un Universo pasado porque un mundo se relaciona a
otro mundo y un Universo a otro Universo nos lleva a comprobar que el torrente
de la vida es dividido y subdividido al caer en la materia, hasta que,
encontrando la circunferencia del enorme círculo, retrocede sobre sí mismo.
La evolución comienza, cuando cambiando
de dirección, la ola de vida empieza a retornar a Ishvara. El periodo precedente
ha sido el de la involución, durante el cual la vida se mezcla, con la materia.
En la evolución, la vida desenvuelve
las facultades que están en ella. Para citar a Manú, podemos decir que Ishvara
ha colocado Su semilla en las grandes aguas. La vida dada por Ishvara no era
una vida desarrollada, sino una vida susceptible de desarrollo. Todo comienza
por existir en germen. El
padre da su vida por engendrar al hijo. Esta semilla de vida se desenvuelve a
través de mil combinaciones hasta que llega el nacimiento; después, los años se
suceden -a través de la infancia, la juventud y la virilidad hasta alcanzar la
edad madura y que la imagen del padre se encuentra en el hijo. Igualmente
el Padre Eterno da la vida cuando coloca la semilla en el seno de la materia;
pero esta es una vida que no está todavía evolucionada. El germen comienza
ahora su ascensión, pasando por las fases sucesivas de la existencia que llega
gradualmente a expresar. Al estudiar el Universo, vemos que las variedades
que en él se encuentran, son constituidas por diferencias de edad. Este es un
punto que interesa a nuestro problema. El
mundo ha sido traído a su condición actual por la virtud de una palabra
creadora. Ha sido lenta y gradualmente y por una prolongada meditación
como Brahma hizo el mundo. Las formas vivientes aparecieron unas después de
otras. Una tras otra fueron sembradas las simientes de vida. Tomad un Universo cualquiera, en un momento
determinado y veréis que tal Universo, tiene por factor principal el Tiempo. La
edad del germen en curso de desarrollo determinará el grado alcanzado por el
germen. En un Universo existen, simultáneamente gérmenes de diversas edades y
desigualmente desarrollados. Hay gérmenes más jóvenes que los minerales,
constituyendo lo que se llama reinos elementales. Los gérmenes en vías de
desarrollo llamado reino mineral, son
más viejos que aquellos. Los que evolucionan en el reino vegetal, son a su vez
más antiguos que los del mineral; es decir, tienen tras de sí un pasado de
evolución más largo. Los animales son gérmenes de un pasado mayor aún y los
gérmenes que llamamos humanidad tienen un pasado mayor que todos los demás.
Cada gran clase se distingue, por su antigüedad. Lo mismo en un hombre, la
vida separada e individual (entiéndase, no la vida esencial, sino la vida
individual y separada) difiere de la de otro hombre. Diferimos por la edad de nuestras existencias
individuales, como diferimos por la edad de nuestros cuerpos físicos. La vida
es una, una en todo, pero ha sido involucionada en épocas diferentes, si se
tiene en cuenta el punto de partida dado al germen que crece. Es necesario
comprender bien esta idea. Cuando un universo toca a su fin, se encuentran
en él entidades que han alcanzado diversos grados de desenvolvimiento. Ya he
dicho que un mundo se relacionaba a otro mundo y un Universo a otro Universo.
Ciertas unidades se encontrarán al principio en un período de evolución poco
avanzado; otras, muy cerca del momento en que su conciencia se extenderá hasta
Dios. En este Universo habrá cuando su periodo de existencia llegue a su fin,
todas las diferencias de crecimiento resultantes de las diferencias de edad.
No hay más que una vida en todos;
pero el grado de desenvolvimiento de una vida particular depende del tiempo
desde que ha comenzado a evolucionar separadamente. Tocamos aquí a la misma
raíz de nuestro problema, una sola vida inmortal, eterna, infinita por su
origen y por su fin. Solamente que esta vida se manifiesta siguiendo diferentes
grados de evolución, diferentes periodos de desenvolvimiento. Las
facultades inherentes se manifiestan más o menos y proporcionalmente a la edad
de la vida separada. Tales son los dos puntos que hay que comprender y
enseguida podréis abordar la segunda parte de la definición del Dharma.
Podemos ahora definirlo Como: "la naturaleza interior de una
casa en un momento dado de la evolución y la ley que rige al periodo próximo en
que entrará su desenvolvimiento",
la naturaleza en el punto alcanzado
por el desenvolvimiento, más la ley conducente al periodo de desenvolvimiento
que va a seguir. La
naturaleza misma determina el grado de evolución alcanzado. Después vienen las
condiciones a que están subordinados los progresos ulteriores de su evolución. Poned
estas dos ideas en contacto y comprenderéis porqué nuestro propio Dharma es el
único camino que lleva a la perfección. Mi Dharma es el grado de evolución
alcanzado por mi naturaleza en el desenvolvimiento de la semilla divina que
está en mi misma, más la ley de vida que determina la manera de que yo debo
elevarme al grado siguiente. El pertenece al yo separado. Es preciso que
yo conozca el grado de mi desenvolvimiento y que conozca también la ley que me
permite llevarlo más lejos. Entonces yo conoceré mi Dharma y siguiéndole iré
hacia la perfección. Realizando el sentido de lo que precede, vemos
claramente la razón por la cual es preciso estudiar esta condición presente y
este período que va a seguir. Si no
conocemos el grado alcanzado actualmente, forzosamente ignoraremos el grado
siguiente que debe ser nuestro objetivo y por lo tanto actuamos contra nuestro
Dharma y retardamos nuestra evolución.
En
cambio, conociendo una y otro podemos trabajar de una manera conforme a
nuestro Dharma y apresurar nuestra evolución.
Aquí se presenta un escollo peligroso. Vemos que una cosa es buena, elevada y
grande y aspiramos a realizarla. ¿Es este nuestro próximo grado de evolución?
¿Es esto lo que exige la ley de nuestro desenvolvimiento vital para asegurar el
armonioso florecimiento de nuestra vida? Nuestro objetivo inmediato no es aquello
que es lo mejor en sí, sino aquello que es lo mejor según el grado actualmente
alcanzado por nosotros, aquello que nos haga dar un paso de avance. He aquí una criatura. Sí es una niña, es inútil decir que
tiene ante sí un porvenir más noble, más elevado y más vasto que el momento
actual en que ella juega a las muñecas. Porque el ideal femenino perfecto es
la madre con su hijo. Pero aunque este sea el ideal de la mujer perfecta, tomar
este ideal antes de tiempo no es un bien, sino un mal. Todo debe venir en su
tiempo y lugar. Si esta madre debe alcanzar el desenvolvimiento perfecto de la
mujer y llegar a ser una madre de familia bien dispuesta, fuerte y capaz de
soportar la presión de la gran ola vital, entonces es necesario un período en
que la niña debe jugar con su muñeca, debe aprender sus lecciones, debe desenvolver
su cuerpo. Pero si con la idea de que la maternidad es una cosa más elevada y
más noble que el juego, esta maternidad es impuesta muy temprano y un niño nace
de una niña, el hijo, la madre y la nación sufren y esto sucede porque no se ha
tenido en cuenta el momento y la ley del desenvolvimiento de la vida ha sido
violada. Es ir al encuentro de toda clase de
sufrimientos coger el fruto antes de que esté maduro. He puesto este ejemplo porque es llamativo. El os hará comprender porque nuestro propio Dharma vale
más para nosotros que el Dharma bien ejecutado de otro, pero que no entra en el
dominio de nuestro desenvolvimiento vital. Podemos esperar una posición elevada en el porvenir, pero
es preciso que el momento llegue y que el fruto madure. Recogedle antes de su madurez y os hará rechinar los
dientes. Dejadle en el árbol, obedeciendo así a la ley del tiempo
y del orden evolutivo y el alma crecerá bajo el impulso de una vida sin fin.
Esto nos da una nueva solución al problema: la
función está en razón directa del poder. Ejercer la función antes del desarrollo del poder es extremadamente pernicioso
para el organismo. Aprendamos, pues, a tener paciencia y a conformamos con la
Buena Ley. Se puede juzgar de los progresos de un hombre por la buena
voluntad que emplea en trabajar con la naturaleza y en someterse a la ley. He aquí
porque al Dharma se le llama ley o deber indistintamente, porque estas dos
ideas tienen por raíz común el principio de que el Dharma es la naturaleza
interior, en un momento dado de la evolución y la ley del período de desenvolvimiento
que va a seguir.
Esto
explica porqué la moralidad es una cosa relativa, porqué el deber debe ser
diferente para cada alma según su grado de evolución. Si aplicamos esto a las
disquisiciones del bien y del mal, veremos que nos será posible resolver algunos
de los problemas de más sutil moralidad considerándolos según este principio. En un Universo condicional, el bien y el mal absolutos no
son encontrados nunca, sino solamente el bien y el mal relativos. Lo absoluto no existe más que en Ishvara, donde se le
encontrará eternamente. Las diferencias son, pues, necesarias a nuestra existencia
condicional. Nosotros pensamos, sentimos y sabemos por diferencias. Solo por ellas sabemos que somos hombres vivientes y
pensantes.
La unidad no hace ninguna impresión
sobre la conciencia.
Las diferencias y la diversidad son las
que hacen posible el desenvolvimiento de la conciencia.
La conciencia no condicional escapa a
nuestra comprensión.
No podemos pensar más que dentro de los
límites de lo que es separado y condicional.
Ahora tenemos la
posibilidad de ver como las diferencias se manifiestan en la naturaleza, como
interviene el factor tiempo y como (por más que todos tengan la misma
naturaleza y deben alcanzar el mismo fin) hay diferencias en los grados de la
evolución y por consiguiente, hay leyes apropiadas a cada grado. Esto es lo que
tenemos que comprender esta tarde antes de tratar del complejo problema de: ¿cómo se desenvuelve esta naturaleza interior? El asunto es realmente
difícil. Sin embargo, los misterios del sendero de la acción podrán aclararse
para nosotros si comprendemos la ley subyacente y reconocemos el principio de
la vida evolucionante, Pueda Aquel que ha dado a la India por nota
"tónica" el Dharma, iluminar, por Su vida ascendente e inmortal, por
Su luz resplandeciente e inalterable, nuestras obscuras inteligencias que
buscan a tientas Su ley. Porque sola Su bendición descendiendo sobre el
suplicante que busca, permitirá que Su ley sea comprendida por nuestra inteligencia,
que Su ley se grabe en nuestros corazones.