lunes, 6 de junio de 2016

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS. CARTA N°. 140

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS.
CARTA N°. 140
Carta de H.P.B. a A. P. Sinnett.

APENDICE


CARTA N° 140
6 de enero de 1886. Wurzburg
Mi querido señor Sinnett,
Me siento impelida a comunicarle lo siguiente: primero, déjeme decirle que la querida Condesa salió hacia Munich, disparada, para tratar de salvar a Hübbe de su debilidad y a la Sociedad de desmoronarse. Estuvo toda la noche en trance, saliendo y entrando de su cuerpo.
Vio al Maestro y lo sintió toda la noche: ella es una gran clarividente. Bien: después de leer unas pocas páginas del Informe, me quedé tan disgustada con las mentiras gratuitas de Hume y con las absurdas deducciones de Hogdson que, en mi desesperación, estuve a punto de renunciar a todo. ¡Qué podía yo hacer o decir en contra de la evidencia del plano natural mundano! Todo estaba contra mí y no quedaba más que morirme. Me fui a acostar y tuve la más extraordinaria de las visiones. Yo había estado llamando en vano a los Maestros —que no se me acercaron durante mi estado vigílico, pero ahora, en sueños, los veía a ambos, y yo estaba otra vez en casa del Mahatma K.H. (una escena de años atrás). Me encontraba sentada en un rincón sobre una estera, y él caminaba alrededor de la habitación vestido con su traje de montar, y el Maestro estaba hablando con alguien que se encontraba al otro lado de la puerta.
"Recordar no puedo", pronuncié en respuesta a una pregunta Suya sobre una tía muerta. El sonrió y dijo: "Curioso inglés el que usted habla". Entonces, yo me sentí avergonzada, herida en mi amor propio, (tenga en cuenta que se trataba de mi sueño o visión que era la exacta reproducción de lo que había tenido lugar, palabra por palabra, dieciséis años atrás) y empecé a pensar: "ahora que estoy aquí y que sólo hablo inglés en lenguaje fonético verbal, tal vez pueda aprender a hablar mejor con El.". (Para aclararle las cosas le diré que, con el Maestro, yo siempre utilizaba el inglés, y tanto que fuera bueno como malo, a El le daba lo mismo, porque él no lo habla pero entiende cada palabra que digo desde mi cabeza; y hace que yo Le comprenda —de qué modo lo hace, jamás podría decirlo ni expresarlo, aunque me mataran, pero es así. Con D.K. también hablé en inglés, y él lo habla incluso mejor que el Mahatma K.H.). Entonces, y siguiendo con mi sueño, tres meses después, a medida que se me hacía experimentar esa visión —me hallé de pie delante del Mahatma K.H., cerca del viejo edificio derruido que él estaba contemplando, y como el Maestro no estaba en casa cogí para él unas cuantas frases que había estudiado en lengua senzar en la habitación de su hermana, y le pedí que me dijera si las había traducido bien— y le di una hoja de papel con estas frases escritas en inglés. El las tomó y las leyó y corrigiendo la interpretación las volvió a leer diciendo:
"ahora su inglés está mejorando —trate de sacar de mi cabeza incluso lo poco que yo sé de él" Y puso su mano en mi frente, en la parte de la memoria, y presionó con sus dedos allí (e incluso, en el sueño, sentí el mismo dolorcillo y el escalofrío que había experimentado entonces). Y a partir de ese día. El hizo eso cada día con mi cabeza, durante dos meses. La escena cambia de nuevo y me veo alejándome con el Maestro que me está enviando de regreso a Europa. Me veo despidiéndome de su hermana y de su niño, y de todos los chelas.
Escucho lo que me dicen los Maestros y luego, llegan las palabras de despedida del Mahatma K.H. riéndose de mí, como siempre lo hacía, y diciéndome: "Bien, si usted no ha aprendido mucho de las Ciencias Sagradas y del Ocultismo práctico —y quien esperaría que una MUJER lo hiciera— al menos ha aprendido un poco de inglés. ¡Ahora lo habla sólo un poco peor que yo!", y se reía.
La escena cambia de nuevo. Me encuentro en la calle 47 de Nueva York, escribiendo Isis, y Su voz dictándome. En ese sueño o visión retrospectiva volví a escribir, una vez más, todo Isís, y ahora podría señalar todas las páginas y todas las frases dictadas por el Mahatma K.H. —así como las que me dictó mi Maestro— en mi deficiente inglés, cuando Olcott se mesaba los cabellos con desesperación al no poder desentrañar el significado de lo que decían. Me veía de nuevo a mí misma, noche tras noche, acostada —escribiendo Isis en sueños, en Nueva York, escribiéndolo absolutamente en mi sueño y sintiendo las frases del Mahatma K.H. imprimiéndose en mi memoria. Luego, a medida que iba despertando de esa visión (en Wurzburg ahora) oía la voz del Mahatma K.H.: "Y ahora, sume dos y dos, pobre y ciega mujer. El inglés deficiente y la mala construcción de las frases que usted conoce, incluso aquello que ha aprendido de mí . . . haga desaparecer la mancha lanzada contra usted por ese hombre mal aconsejado y engreído (Hogdson); explique la verdad a unos cuantos amigos que la creerán —porque el público nunca lo hará, hasta el día en que salga a la luz LA DOCTRINA SECRETA". Me desperté y fue como un destello luminoso; sin embargo, todavía seguía sin comprender a qué se refería. Pero una hora después, llega la carta de Hübbe Schieiden para la Condesa, en la cual dice que, a menos que yo explique cómo es posible ese parecido descubierto y demostrado por Hogdson entre mi inglés defectuoso y algunas expresiones del Maestro K.H., la construcción de las frases y algún galicismo característico —tengo que seguir siendo acusada para siempre de falsaria y embustera, (!!) y quién sabe cuantas cosas más. ¡Desde luego, yo he aprendido mi inglés de El! Incluso Olcott comprenderá esto. Usted sabe, y ya lo dije a muchos amigos y a muchos enemigos, que yo aprendí el terrible inglés del Yorkshire de mi niñera, a la que llamábamos Institutriz. Por el tiempo en que mi padre me llevó a Inglaterra, a los catorce años, pensando que yo hablaba un pulcro inglés —y la gente le preguntaba si me había educado en el Yorkshire o en Irlanda— y se reían de mi acento y de mi modo de hablar, abandoné el inglés por completo, tratando de evitar el hablarlo tanto como me era posible. A partir de los catorce años y hasta después de los cuarenta, nunca más lo hablé ni lo escribí, y lo olvidé por completo. Podía leer en inglés —cosa que hacía en muy raras ocasiones— y no podía hablarlo. Recuerdo cuan difícil fue para mí entender un libro escrito en un buen inglés no más allá de 1867, en Venecia. Todo lo que yo sabía cuando llegué a América en 1873 era hablar un poco, y esto pueden corroborarlo Olcott y Judge, y todos aquellos que me conocieron en aquella época. Me gustaría que la gente viera un artículo que traté de escribir en una ocasión para el Banner of Light, donde en lugar de sanguino (Confiado, optimista. N.T.)  puse sanguinary, (Sanguinario. N.T.) etc. Aprendí a escribir el inglés a través de Isis, eso es cierto, y el profesor A. Wilder que venía semanalmente para ayudar a Olcott a ordenar los capítulos y a escribir el índice, puede testificarlo. Cuando lo hube terminado (y este Isis es sólo una tercera parte de lo que escribí y destruí) podía escribir tan bien como lo hago ahora, ni peor ni mejor. Mi memoria y sus capacidades parecen haber desaparecido desde entonces.
¡Qué de extraño tiene, pues, que mi inglés y el inglés del Mahatma se parezcan! El de Olcott y el mío también se parecen en nuestros americanismos que yo he copiado de él durante estos últimos diez años. Al traducirlo yo todo mentalmente del francés, no hubiera escrito escéptico con una k, aunque el Mahatma K.H. lo hacía, y cuando yo lo escribí con una c, Olcott, Wilder y el corrector de pruebas lo corrigieron. Ahora bien, el Mahatma K.H. ha conservado esa costumbre y persiste en ella, y yo no la uso desde que fui a la India. Yo nunca hubiera puesto carbólico en lugar de "carbónico", y fui la primera en darme cuenta de la equivocación cuando Hume recibió en Simla la carta del Mahatma en la que ocurre esto. Es mezquino y necio por parte de él publicarlo, porque si dice esto refiriéndose a una frase encontrada en alguna revista, entonces la palabra correctamente escrita estaba allí, ante mis ojos o ante los ojos de cualquier chela que precipitara la carta —y por lo tanto, es evidente que se trata de un lapsus calami, si es que hubo algún calami en la precipitación. "La diferencia en la caligrafía" —¡Oh, la gran maravilla! ¿Es que ha escrito el mismo Maestro K.H. todas SMS cartas? Sólo el cielo sabe cuantos chelas han estado precipitándolas y escribiéndolas. Ahora bien, si existe una diferencia tan señalada entre las cartas escritas mecánicamente por la misma e idéntica persona (como en mi caso, por ejemplo, que nunca tuve una caligrafía/irme), cuánto más en la precipitación que es la reproducción fotográfica del propio contenido de la cabeza, y apuesto cualquier cosa a que ningún chela (si es que los Maestros pueden) es capaz de precipitar su propia caligrafía dos veces seguidas exactamente de la misma manera —una diferencia, y una de tan señalada siempre existirá— igual que un pintor no puede pintar dos veces la misma imagen (véase Schmiechen con sus retratos del Maestro). Ahora bien, todo esto se comprenderá fácilmente por los teósofos (no por todos) y por aquellos que han meditado profundamente y han conocido algo de la filosofía. ¿Quién creerá todo lo que digo en esta carta, aparte de unos cuantos? Nadie. Y sin embargo, se me exige una explicación, y cuando ésta llegue (si usted escribe sobre los hechos que yo puedo darle) nadie la creerá. Sin embargo, tiene usted que demostrar al menos una cosa: que las transacciones ocultas, las cartas, la caligrafía, etc. no pueden ser juzgadas por el patrón cotidiano, ni por éste o por aquel otro experto. No hay tres soluciones, sino dos: o yo me he inventado a los Maestros, su filosofía, y he escrito sus cartas, etc., o bien no lo he hecho. Si lo he hecho, y los Maestros no existen, entonces sus manuscritos no pueden haber existido, o bien: yo los he inventado también; y si lo he hecho —¿cómo puedo ser llamada "falsificadora"? Las cartas son de mi puño y letra, y yo tengo el derecho de utilizarlas, ya que soy tan inteligente. En cuanto a la filosofía y a la doctrina inventadas, la D.S. lo demostrará. Ahora estoy aquí sola con la Condesa por testigo. No tengo ningún libro, nadie que me ayude. Y le digo a usted que La Doctrina Secreta será veinte veces más estudiada filosóficamente, que Isis, obra que será desplazada por ella. Ahora hay cientos de cosas que se me permite decir y explicar. Ella demostrará lo que puede hacer una espía rusa, una supuesta falsificadora y plagiaría, etc. Toda la Doctrina se revela como la piedra angular y la base de todas las religiones, incluyendo el cristianismo, y apoyándose en la fuerza de los libros hindúes exotéricos publicados con su simbolismo explicado esotéricamente. La extrema lucidez de El Buddhismo Esotérico también se revelará y sus doctrinas se demostrarán correctas matemáticamente, geométricamente, lógicamente y científicamente. Hogdson es muy inteligente, pero no lo suficiente para la verdad y ésta triunfará, después de lo cual ya puedo morirme en paz.
¡Babula escribiendo las cartas de mi Maestro, verdaderamente! Hume descubriendo, cinco años después, que el sobre de la municipalidad había sido "manipulado" por mí y traído por Babula. ¡Qué memoria tan buena debe tener su recadero mahometano para recordar que fue precisamente ese sobre!. Y la carta había sido depositada en el sagrario y había desaparecido de allí. Su carta sellada y engomada con toda precaución no presentaba, la noche que se cursó, esas señales que ahora se describen, y ahora, dos años más tarde, después de haber pasado por mil manos, de haber sido manoseada por Garstin y los mismos expertos, tratando de averiguar por sí mismos de qué manera pudo haber sido abierta —¡ahora todo ello se vuelve contra mí! Y las mentiras de Hume. El ha averiguado que ese papel tibetano o nepalí se podía adquirir cerca de Darjeeling. Los Maestros, dijo él, nunca escribieron antes en semejante papel antes de que yo hubiera ido a Darjeeling. ¿Verdaderamente? Aquí adjunto un pedazo de ese papel para que usted lo examine. Ese que, con su memoria, es seguro que va a reconocer. Es el pedazo original de aquel en que el Maestro les dio sus primeras lecciones a usted y a Hume en su Museo, en Simla. Usted lo vio muchas veces. Le ruego que cuando lo haya identificado me lo devuelva. Es privado y confidencial y le pido su palabra de que no dejará que salga de sus manos, ni tampoco lo dará a nadie. Ningún experto u orientalista descubriría ni comprendería nada de él más que las letras, que tienen un significado para mí y para nadie más. Pero lo que yo quiero que usted vea y recuerde es que yo fui a Darjeeling un año más tarde de que Hume se hubiera discutido con K.H. y este papel yo lo tenía en Simla cuando empezaron las primeras lecciones. Y todo el contenido del Informe en su totalidad no es más que las mismas mentiras, falso testimonio, etc.
De usted —la ya no abatida,


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