domingo, 12 de junio de 2016

KARMA, parte 1 libro de Annie Besant

KARMA

CAPITULO  1

Todo desarrollado pensamiento del hombre pasa al mundo interno, y asociado o mejor diríamos entre fundido con una medio inteligente fuerza de los reinos elementales, se convierte en una entidad activa que como engendrada por la mente sobrevive durante un período proporcional a la intensidad del impulso que la generó. Así un buen pensamiento se mantiene como  una fuerza activa  y  benéfica,  y  uno  malo  como  un  maléfico  demonio.    De esta suerte el hombre está continua mente poblando su ambiente con un mundo de su creación, henchido de los brotes de sus caprichos, deseos, impulsos y pasiones, que reaccionan sobre cualquier organismo sensitivo o nervioso puesto en contacto con ellos, en proporción de su dinámica intensidad. El budista llama a este fenómeno su escanda; el hinduista le denomina karma. El adepto emite conscientemente dichas formas mentales; los demás hombres las emiten inconscientemente . No se ha hecho más gráfica descripción de la esencial naturaleza del karma que la contenida en las precedentes frases tomadas de una de las primeras cartas del Maestro K. H. Si claramente se comprenden en todo su alcance, se desvanecerán la mayor parte de las dudas que obscurecen el asunto, y se percibirá el capital principio subyacente en la acción kármica. Por lo tanto, pueden considerarse dichas frases como la mejor norma de estudio, y así comenzaremos por considerar las facultades creadoras del hombre. Basta para introducción el claro concepto de la inmutabilidad de la ley y el de los planos de la Naturaleza.

LA INMUTABILIDAD DE LA LEY

CAPITULO  2


Es axiomático que vivimos sujetos a leyes inquebrantables. Sin embargo, cuando nos percatamos conscientemente de esta verdad y la reconocemos positivamente en los mundos físico, mental y moral, nos invade un sentimiento de impotencia como si irremediablemente nos agarrase una vigorosa Potestad que nos zarandeara a su antojo. Pero sucede precisamente lo contrario, porque una vez conocida tal potente Potestad, nos conducirá sumisa a donde nosotros queramos, pues posible es utilizar todas las fuerzas naturales en la proporción en que las conozcamos. "Por obediencia se vence a la Naturaleza" y a nuestra disposición se hallan sus irresistibles energías en cuanto por el conocimiento actuamos con ellas y no contra ellas. En los inagotables depósitos de la Naturaleza podemos escoger las fuerzas que en intensidad, dirección y sentido mejor sirvan a nuestro  propósito,  y  su  inmutabilidad  afianza  nuestro  éxito.  De  la  inmutabilidad  de  la  ley dependen  los  experimentos  científicos  y  todo  el  poder de  trazar  un  proyecto  y  predecir  el resultado. En esto se funda el químico, seguro de que la Naturaleza dará siempre las mismas respuestas a las mismas preguntas. La alteración del resultado significa para el químico que equivocó el procedimiento y no que la Naturaleza haya mudado el suyo. Lo mismo sucede respecto de las acciones humanas. Cuanto mayor sea el conocimiento, tanto mayor  seguridad habrá en el resultado, pues los que llamamos "accidentes" provienen de la acción de ciertas leyes desconocidas o desdeñadas. También como en el mundo físico, pueden proyectarse, calcularse y predecirse los resultados en los mundos mental y moral.
La Naturaleza nunca nos traiciona.
Traicioneras son nuestra ceguedad e ignorancia.
En todos los mundos el poder es proporcional al conocimiento  y  se  identifican  la  omnisciencia  y  la  omnipotencia. 

La  ley  debe  de  ser  tan inmutable en los mundos mental y  moral como en el físico, pues el universo es la emanación del Absoluto y la Ley no es más que la expresión de la Divina Naturaleza.
Así como toda vida emana de la única Vida, así hay una suprema Ley que todo lo sostiene y como roca de la Divina Naturaleza es el seguro e inconmovible fundamento de todos los mundos.


LOS PLANOS DE LA NATURALEZA

CAPITULO  3


Para estudiar las operaciones del karma, según la norma indicada por el Maestro, hemos de tener claro concepto de los tres planos o mundos inferiores del universo o de la Naturaleza, y de los Principios con ellos relacionados. Los nombres que se les dan indican el estado de conciencia en ellos actuante. Puede ayudamos a la comprensión un diagrama de los planos con los Principios correspondientes, y con los vehículos en que una entidad consciente es capaz de actuar en ellos. El Ocultismo práctico le enseña al estudiante a visitar dichos planos, y por medio de su propia investigación transmutar la teoría en positivo conocimiento. El vehículo inferior, el cuerpo denso, le sirve a la conciencia para actuar en el mundo físico, y en este mundo queda limitada la conciencia por las capacidades del cerebro. El término "cuerpo sutil" denota las modalidades del cuerpo astral correspondientes a las diversas condiciones del complicado mundo psíquico.
En el mundo o plano devachánico hay dos niveles distintamente definidos: el rúpíco o con forma y el arrúpico  o  sin  forma.  En  el  nivel  inferior,  la  conciencia  se  vale  de  un  cuerpo  artificial, el mayavirrupa; pero conviene mejor el término cuerpo mental, porque denota que su materia constituyente pertenece al plano  manásico. En el nivel superior, la conciencia se vale del cuerpo causal. Del plano búdico no hay necesidad de tratar.


LOS PLANOS DE LA NATURALEZA

PLANO o MUNDO
PRINCIPIOS
VEHICULOS


ATMA

BUDICO
BUDDHI
CUERPO ESPIRITUAL
DEVACHANICO
MANAS
CUERPO MENTAL Y CUERPO CAUSAL
PSIQUICO o
ASTRAL
KAMA MANAS:
ASTRAL SUPERIOR
KAMA: ASTRAL INFERIOR
CUERPO SUTIL
FISICO
DOBLE ETERICO
CUERPO DENSO
CUERPO DOBLE ETEREO.
CUERPO DENSO















La materia de estos planos no está en el mismo grado de vibración; y en general, la de cada uno de ellos es s densa que la del inmediatamente superior, de conformidad con la Naturaleza, pues la involución o curso descendente de la evolución procede de lo rarificado a lo denso, de lo sutil a lo grosero. Además, numerosas jerarquías de seres habitan en estos planos, desde las superiores Inteligencias del mundo espiritual hasta los ínfimos elementales subconscientes del mundo físico. En todos los mundos, el espíritu y la materia están entre fundidos, de suerte que cada partícula tiene por cuerpo la materia y el espíritu es su vida.
Todas las independientes agregaciones de partículas, toda separada forma de cualquier tipo, clase y especie están animadas por dichos seres vivientes cuyo grado corresponde al de la forma.
No hay forma alguna que no esté así  animadaperlanimadorentidapuedseunelevadInteligenciauínfimo Elemental o cualquiera entidad de las innumerables huestes existentes entre ambos extremos.

Las entidades de que principalmente vamos a tratar ahora son las del plano psíquico, llamado también mundo o plano astral, pues proporcionan al hombre el cuerpo de deseos o cuerpo de sensación y vivifican los sentidos astrales. Son estas entidades los elementales de la forma del mundo animal, llamados  en  sánscrito  rupa devatas,  que  motivan  la  transmutación  de  las  vibraciones  en sensaciones. La s notable característica de los elementales kámicos es la sensación o facultad de percibir y responder a las vibraciones; y en el plano astral abundan dichas entidades, de diversos grados de conciencia, que reciben toda clase de impresiones y las transmutan en sensaciones. Así pues, todo ser que posea un cuerpo en  el cual residan estos elementales, será capaz de sentir, y el hombre siente por medio de un tal cuerpo. El hombre no es consciente de las partículas de su cuerpo físico ni tampoco de sus células, que tienen conciencia propia y llevan a cabo los procesos de la vida vegetativa; pero el individuo cuyo cuerpo físico constituyen dichas células no participa de su conciencia, ni las  ayuda ni las estorba en su trabajo fisiológico de asimilación y desasimilación ni en ningún caso podría identificar su conciencia con la de una célula de su corazón, para saber exactamente cómo opera. La conciencia del hombre actúa normalmente en el plano psíquico, y aun en las regiones superiores de este plano, la mente humana funciona entremezclada con kama, pues en el plano psíquico o astral no puede actuar la mente  pura.  El  plano  psíquico  o  astral  está  henchido  de  elementales  análogos  a  los  que construyen el cuerpo astral del hombre y de los animales. Por medio del cuerpo astral se relaciona el hombre con los elementales del deseo y con los objetos exteriores que le inspiran atracción o repulsión.  Por  medio  de  su  voluntad,  sus  emociones  y  deseos  influye  el  hombre  en  los elementales que responden sensorialmente a todos los estremecimientos emotivos que emite en todas direcciones. El cuerpo astral del hombre funciona como un instrumento que transmuta en sensaciones  las  vibraciones  procedentes  del  exterior,  y  en  vibraciones  los  sentimientos procedentes del interior.

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