KARMA
CAPITULO 1
Todo
desarrollado pensamiento del hombre pasa al mundo interno, y asociado o mejor
diríamos entre fundido con una medio inteligente fuerza de los reinos elementales,
se convierte en una entidad activa que como engendrada por la mente sobrevive
durante un período proporcional a la intensidad del impulso que la generó. Así un buen pensamiento se mantiene
como una fuerza activa y
benéfica, y uno
malo como un
maléfico demonio. De esta suerte el hombre está continua mente poblando su
ambiente con un mundo de su creación, henchido de los brotes de sus caprichos,
deseos, impulsos y pasiones, que reaccionan sobre cualquier organismo sensitivo
o nervioso puesto en contacto con ellos, en proporción de su dinámica
intensidad. El budista llama a este fenómeno su escanda; el hinduista le denomina
karma. El adepto emite conscientemente dichas formas mentales; los demás hombres
las emiten inconscientemente . No se ha hecho más gráfica descripción
de la esencial naturaleza del karma que la contenida en las precedentes frases tomadas de una de las primeras
cartas del Maestro K. H. Si claramente se comprenden en todo su alcance, se
desvanecerán la mayor parte de las dudas que obscurecen el asunto, y se
percibirá el capital principio subyacente en la acción kármica. Por lo tanto,
pueden considerarse dichas frases como la mejor norma de estudio, y así
comenzaremos por considerar las facultades creadoras del hombre. Basta para
introducción el claro concepto de la inmutabilidad de la ley y el de los planos
de la Naturaleza.
LA
INMUTABILIDAD DE LA LEY
CAPITULO 2
Es axiomático que vivimos sujetos a leyes inquebrantables. Sin embargo, cuando nos percatamos
conscientemente de esta verdad y la reconocemos positivamente en los mundos
físico, mental y moral, nos invade un sentimiento de impotencia como si
irremediablemente nos agarrase una vigorosa Potestad que nos zarandeara a su
antojo. Pero sucede precisamente lo
contrario, porque una vez conocida tal potente Potestad, nos conducirá sumisa a
donde nosotros queramos, pues posible
es utilizar todas las fuerzas naturales en la proporción en que las conozcamos.
"Por
obediencia se vence a la Naturaleza" y a nuestra disposición se hallan sus
irresistibles energías en cuanto por el conocimiento actuamos con ellas y no
contra ellas. En los inagotables
depósitos de la Naturaleza podemos escoger las fuerzas que en intensidad,
dirección y sentido mejor sirvan a nuestro
propósito, y su
inmutabilidad afianza nuestro
éxito.
De la inmutabilidad
de la ley dependen
los experimentos científicos
y todo el
poder de trazar un
proyecto y predecir
el resultado. En esto se funda el químico, seguro de que la Naturaleza
dará siempre las mismas respuestas a las mismas preguntas. La alteración del resultado
significa para el químico que equivocó el procedimiento y no que la Naturaleza
haya mudado el suyo. Lo mismo sucede respecto de las acciones humanas. Cuanto mayor sea el conocimiento, tanto
mayor seguridad habrá en el resultado,
pues los que llamamos "accidentes" provienen de la acción de ciertas
leyes desconocidas o desdeñadas. También como en el mundo físico, pueden
proyectarse, calcularse y predecirse los resultados en los mundos mental y
moral.
La Naturaleza
nunca nos traiciona.
Traicioneras son
nuestra ceguedad e ignorancia.
En todos los
mundos el poder es proporcional al conocimiento
y se identifican
la omnisciencia y
la omnipotencia.
La ley debe
de ser tan inmutable en los mundos mental y moral como en el físico, pues el universo es
la emanación del Absoluto y la Ley no es más que la expresión de la Divina Naturaleza.
Así como toda vida emana de la única Vida, así hay una suprema
Ley que todo lo sostiene y como roca de la Divina Naturaleza es el seguro e
inconmovible fundamento de todos los mundos.
LOS PLANOS
DE LA NATURALEZA
CAPITULO 3
Para estudiar
las operaciones del karma, según la norma indicada por el Maestro, hemos de tener
claro concepto de los tres planos o mundos inferiores del universo o de la
Naturaleza, y de los Principios con ellos relacionados. Los nombres que se les dan indican el estado de conciencia en ellos
actuante. Puede ayudamos a la comprensión un diagrama de los planos con los
Principios correspondientes, y con los vehículos en que una entidad consciente
es capaz de actuar en ellos. El Ocultismo práctico le enseña al estudiante a visitar
dichos planos, y por medio de su propia investigación transmutar la teoría en
positivo conocimiento. El vehículo inferior, el cuerpo denso, le sirve a la
conciencia para actuar en el mundo físico, y en este mundo queda limitada la
conciencia por las capacidades del cerebro. El término "cuerpo sutil" denota
las modalidades del cuerpo astral correspondientes a las diversas condiciones
del complicado mundo psíquico.
En el mundo o
plano devachánico hay dos niveles distintamente definidos: el rúpíco
o con forma y el arrúpico o sin
forma. En el nivel inferior,
la conciencia se
vale de un cuerpo artificial, el mayavirrupa; pero conviene
mejor el término cuerpo mental, porque denota que su materia constituyente pertenece
al plano manásico. En el nivel superior,
la conciencia se vale del cuerpo causal. Del plano búdico no hay
necesidad de tratar.
LOS PLANOS DE LA NATURALEZA
PLANO o MUNDO
|
PRINCIPIOS
|
VEHICULOS
|
|
ATMA
|
|
BUDICO
|
BUDDHI
|
CUERPO
ESPIRITUAL
|
DEVACHANICO
|
MANAS
|
CUERPO
MENTAL Y CUERPO CAUSAL
|
PSIQUICO o
ASTRAL
|
KAMA MANAS:
ASTRAL
SUPERIOR
KAMA:
ASTRAL INFERIOR
|
CUERPO
SUTIL
|
FISICO
|
DOBLE
ETERICO
CUERPO
DENSO
|
CUERPO
DOBLE ETEREO.
CUERPO
DENSO
|
La materia de estos planos no está en el mismo grado de vibración;
y en general,
la de cada uno de ellos es más densa que la del inmediatamente superior,
de conformidad con la Naturaleza, pues la involución o curso descendente de la evolución
procede de lo rarificado
a lo denso, de lo sutil
a lo grosero.
Además, numerosas jerarquías de seres habitan en estos planos, desde las
superiores Inteligencias del mundo espiritual
hasta los ínfimos
elementales subconscientes del mundo físico. En todos los mundos, el espíritu y la materia están entre fundidos, de suerte que cada partícula
tiene por cuerpo la
materia y el espíritu
es su vida.
Todas las independientes agregaciones de partículas,
toda separada forma de cualquier tipo, clase y especie están animadas
por dichos seres vivientes cuyo grado corresponde al de la forma.
No hay forma alguna
que no esté así animada;
pero la animadora entidad puede ser una elevada Inteligencia, un ínfimo Elemental
o cualquiera entidad de las innumerables huestes existentes entre ambos
extremos.
Las entidades de que principalmente vamos a tratar ahora son las del plano psíquico, llamado también mundo o plano astral, pues proporcionan al hombre el cuerpo
de deseos
o cuerpo de sensación y vivifican
los sentidos astrales. Son estas entidades los elementales de la forma del
mundo animal, llamados en sánscrito rupa devatas,
que motivan
la transmutación de
las vibraciones
en sensaciones. La más notable característica de los elementales kámicos es la sensación o facultad de percibir y responder
a las vibraciones; y en el plano astral abundan
dichas entidades, de diversos grados
de conciencia, que reciben toda clase de impresiones y las transmutan en sensaciones. Así
pues, todo ser que posea
un cuerpo
en
el cual residan estos elementales, será capaz de sentir, y el hombre siente por
medio de un tal cuerpo.
El hombre
no es
consciente de las partículas de su cuerpo físico
ni tampoco
de sus
células, que tienen conciencia propia y llevan a cabo los procesos
de la vida vegetativa; pero el individuo
cuyo cuerpo físico constituyen dichas células no participa de su conciencia, ni las
ayuda ni las estorba
en su trabajo fisiológico de asimilación y desasimilación ni en ningún caso podría identificar su conciencia con la de una
célula de su corazón,
para saber exactamente
cómo opera. La
conciencia del hombre actúa normalmente en el plano psíquico, y aun en las regiones superiores
de este plano, la mente humana
funciona entremezclada con kama, pues
en el
plano psíquico o astral no puede
actuar la mente pura. El plano
psíquico o astral
está henchido de elementales análogos
a los que construyen
el cuerpo
astral del hombre y de los
animales. Por medio
del cuerpo astral se relaciona
el hombre con los
elementales del deseo y con los
objetos exteriores que le inspiran
atracción o repulsión. Por
medio de su
voluntad, sus emociones
y deseos influye
el hombre
en los elementales que responden sensorialmente a todos los estremecimientos emotivos que emite en
todas direcciones. El cuerpo astral
del hombre funciona como un instrumento que transmuta en sensaciones las
vibraciones procedentes del
exterior, y en vibraciones
los sentimientos
procedentes del interior.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario