lunes, 6 de junio de 2016

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS. CARTA N°. 141

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS.
CARTA N°. 141
Carta del Mahatma K.H. a A. P. Sinnett.

APENDICE

CARTA Nº 141(Véase la Nota de la Carta 139, ante., Eds.)
17 de marzo de 1886
Mi querido señor Sinnett,
Haga todo lo que le plazca. Estoy en sus manos. Sólo que no puedo entender qué mal podría haber si les dijera a los abogados que es una mentira que yo sea Madame Metrovitch, o cualquier otra Madame, excepto yo misma. Les pondría sobre aviso y evitaría que me dirigieran cartas a ese nombre; porque con seguridad que no están tan locos para no saber que esta calumnia descarada va contra la ley. Ellos lo han hecho porque la Bibiche les hizo creer que yo soy realmente bígama y trígama. Bien, puede que muy pronto reciba una carta dirigida a mí y a nombre de la señora Leadbeater, o señora Damodar, o tal vez sea acusada de haber tenido un hijo con Mohini o Bowajee. Quién puede decirlo, a menos que algo SEA refutado.
Pero todo eso son menudencias. Hay algo completamente odioso para mí en la idea de cualquier ocultamiento de nombres. Detesto el incógnito y la suplantación de nombres. ¿Por qué tendría que ser causa de más molestias para usted, encima de las que ya ha tenido por mi culpa? ¿Por qué tendría usted que perder tiempo y dinero para reunirse conmigo? No lo haga.
Enviaré las cosas por adelantado y saldré con Louise tranquilamente y en segunda clase, pasando la noche en Bonn o en Achen (Aix la Chapelle), o en algún lugar del camino. El alojamiento será caro en Ostende en junio, pero no antes. Además, puedo ir a algún lugar de los alrededores. No sé cuando saldré de aquí. Puede que lo haga el día uno o sobre el día quince. Tengo pagado hasta esa fecha.
¿Por qué la señora Sinnett no habría de venir con Dennie? ¿Dónde está el mal, y por qué no ha de quedarse ella conmigo si encuentro un buen alojamiento? No me sentiría feliz si ella no estuviera conmigo, porque ¿qué utilidad tiene que se aloje en otra parte? Sólo sería una incomodidad para ella, y un disgusto para mí.
He escrito a mi tía y a mi hermana, dándoles la dirección de Redway. Todas las cartas le serán enviadas a usted, a su dirección, diciendo solamente: para Madame B. debajo de su nombre.
Sin embargo, me importa muy poco recibir cartas o no. En los periódicos rusos hay un extenso artículo donde se me ensalza y se me glorifica y se me llama "la mártir de Inglaterra".
Es reconfortante y me hace sentir como si realmente yo fuera ¡una "gran espía rusa!" Oiga, ¿sabe usted? —pero usted nunca lo creerá—bien, no lo haga, pero algún día se verá obligado a creerlo: Gladstone es un converso secreto católico-romano. Esto es cierto. Utilícelo como quiera, pero usted no puede cambiar los HECHOS. ¡Ah, pobre Inglaterra; y qué locos y ciegos son aquellos que quieren destruir a la Sociedad Teosófica!
Bien; debo decir algunas palabras al respecto. Usted dice: "nosotros estamos casi fuera del alcance de las oraciones. . . inermes y desamparados. Las Ramas francesa y alemana de la S.T. están prácticamente muertas. El movimiento en Londres sólo puede ser revitalizado en un futuro período, etc.". Y a usted se le pregunta: ¿Por qué? Usted no está muerto. La Condesa vive. A su alrededor todavía alientan dos o tres compañeros. La Sociedad en la India progresa, y NUNCA puede morir. En América se está convirtiendo en un gran movimiento.
Al doctor Buck, al profesor Coues, a Arthur Gebhard y a unos cuantos se les ayuda, porque ellos actúan y demuestran el mayor desprecio por todo lo que se dice, se imprime o se grita en las calles. ¡Oh, trate de ser intuitivo! Por favor, no cierre sus ojos, y por el hecho de que usted no puede ver objetivamente, no paralice la ayuda subjetiva que está ahí, viva, palpitante, manifiesta. ¿Acaso todo lo que se encuentra a su alrededor no le revela la indestructibilidad de la Sociedad? Si consideramos de qué manera las terribles oleadas levantadas por el mundo de los Dugpas han estado batiendo durante los dos últimos años, expandiéndose y azotando ferozmente alrededor de la Sociedad para destrozar ¿el qué? —Sólo los restos podridos del "Arca del Diluvio". ¿Han arrastrado a alguien realmente digno del movimiento? A nadie. ¿Sospecha usted que los "Maestros" quieren terminar con el movimiento? Ellos ven que usted no comprende lo que están haciendo y se lamentan por ello. ¿Tienen que ser condenados ellos por lo que ocurrió o hemos de ser condenados nosotros. Si el Fundador de la Sociedad y los Fundadores o Presidentes de las Ramas hubieran tenido siempre presente el hecho de que no es tanto la cantidad como la calidad lo que se necesita para que la Sociedad triunfe, la mitad de los desastres ocurridos se hubieran evitado. Se presentaban dos caminos ante la Rama Londres, como ante cualquier otra Rama, cuando usted recogió sus fragmentos dispersos y reconstruyó con ellos la próspera corporación que fue: un camino llevaba a la formación de una Sociedad arcana, secreta, para estudiantes del ocultismo práctico; el otro, llevaba a una organización abierta, a la moda. Ustedes siempre han preferido el último. A todos ustedes se les dio la oportunidad para la formación de un grupo interno: usted no quiso imponer su autoridad y la delegó en el Presidente nominal —el cual se tambaleaba ante cada débil brisa, interna y externa, y que lo convirtió en una ruina y luego lo abandonó. Cada intento parecido, o bien era rechazado o, si se llevaba a cabo, contaba con un ingrediente tan fuerte de hipocresía que se convertía en un fracaso. Se vio que resultaba imposible ayudarlo y fue abandonado a su suerte. Hay un proverbio asiático que dice: "Puedes cortar en cien pedazos la serpiente de la sabiduría, pero mientras su corazón, que reside en su cabeza, permanezca intocado, la serpiente reunirá sus pedazos y vivirá de nuevo". Pero cuando el corazón y la cabeza parece que están en todas partes y no están en ninguna, ¿qué puede hacerse? La R.L., al haber ocupado un rango y su lugar entre las entidades públicas, tenía que ser juzgada por sus apariencias. No basta alabar a la Corporación y a las Ramas, como si se tratara de escuelas de moralidad, sabiduría y buena voluntad, porque siempre serán juzgadas por el mundo externo por sus frutos, no por sus postulados —ni por lo que ellas dicen, sino por lo que  hacen. La Rama siempre tuvo necesidad de trabajadores eficientes; como en todas las organizaciones el trabajo recayó sobre unos cuantos. De estos cuantos, sólo uno tenía en perspectiva un claro objetivo, lo persiguió con firmeza y sin vacilar —USTED. Sin embargo, su reserva natural y el poderoso ingrediente profano que se encuentra dentro de la organización Oculta y el sentido inglés de la individualidad y de la conveniencia por parte de cada miembro, impidieron por un lado que usted hiciera valer sus derechos como debería haber hecho, y fue motivo de que el resto se separaran y se alejaran de usted, cada uno decidiendo actuar tal como él o ella pensaban que era lo mejor, para asegurarse su propia salvación y satisfacer sus propias aspiraciones, "agotando Karma en un plano superior", según la disparatada frase que ahora circula entre ellos. Tiene usted razón al decir que "los golpes asestados al movimiento lo han sido todos como resultado de las consecuencias de las delegaciones de la India"; se equivoca usted al pensar que
(1) estas consecuencias hubieran sido también desastrosas si el elemento hindú no hubiera estado mezclado con el elemento europeo y no hubiera sido fuertemente ayudado y empujado en mala dirección por el elemento femenino de la R.L.; y
(2) que "los Poderes Superiores quieren impedir el desarrollo de la Sociedad". Se envió a Mohini, y al principio se ganó los corazones e imprimió nueva vida en la R.L. Se echó a perder por la adulación de hombres y mujeres, por las constantes lisonjas y por su propia debilidad —su reserva y su orgullo hicieron que usted se mantuviera inactivo cuando debiera haber actuado. La primera gran sorpresa del mundo Dug-pa llegó de América; usted le dio la bienvenida y la acogió calurosamente; y llevó en más de una ocasión a la que esto escribe hasta el borde de la desesperación, y su excesivo celo y su sincera formalidad, su devoción a la Verdad y a los "Maestros", al haber resultado por de pronto ineficaz para discernir la verdad real, para intuir aquello que se callaba porque no se podía decir, proporcionó así el más amplio margen para las sospechas. Esto último no era infundado.
El elemento Dugpa triunfó plenamente en un momento dado; —¿por qué? Porque usted creyó en una persona que había sido enviada por las fuerzas de la oposición para la destrucción de la Sociedad, y le permitió que actuara como ella y los otros lo hicieron, porque los "poderes superiores", como usted los llama, cuyo deber no era interferir en la gran prueba excepto en último extremo, lo permitieron. Hasta hoy, usted es incapaz de decir qué era lo verdadero y qué era lo falso —porque no hay ningún núcleo aislado separado de la Sociedad y consagrado al único elemento puro en ella, el amor y la devoción por la verdad, tanto abstracta como concreta en los "Maestros" —un núcleo en el que no entrara ningún elemento de personalidado de egoísmo— un verdadero grupo interno, de eso se trata. El grupo oriental ha demostrado ser una farsa. La señorita —— se preocupa más de los chelas (?) que de los Maestros; está ciega ante el hecho de que aquellos que fueron (y que sin embargo todavía creen que son) los más devotos a la Causa, a los Maestros, a la Teosofía, llámesela como se quiera —son aquellos que son más probados; ella no ve que está ahora siendo puesta a prueba, que es su última prueba y que, según parece, no sale de ella como vencedora. "En ausencia de cualquier medio directo de comunicación con ellos, yo sólo puedo juzgar por los signos" —dice usted.
Los signos son evidentes. Es la gran prueba suprema para todos. El que se mantiene pasivo no perderá nada, pero no ganará ningún título cuando todo termine. Incluso puede que haga que su Karma le haga retroceder imperceptiblemente en el sendero por el cual ya estaba ascendiendo. Lo que a usted, lastimosamente, le falta es la bendita confianza en sí mismo que tiene Olcott y —excúseme— su vulgar pero super-eficaz franqueza. Para eso no se necesita prescindir del tacto ni de la educación. Es como un Proteo de múltiples rostros que puede tener una u otra de sus caras o de sus mejillas vuelta hacia el enemigo y obligarle a retirarse. Si la R.L. se compone sólo de seis miembros —siendo el séptimo el Presidente, y si esa intrépida "vieja guardia" se enfrenta al enemigo serenamente, no dejando que éste sepa cuantos son, e impresionándole con signos externos, como si se tratara de una multitud por la cantidad de folletos, convocatorias y demás pruebas materiales demostrativas de que la Sociedad no ha sido conmocionada, que no se ha resentido de los golpes, que hace chasquear sus dedos ante las narices del enemigo, pronto tendrán la batalla ganada; habrán agotado al enemigo antes de que éste haga que se rinda hasta el último miembro. Todo esto puede conseguirse fácilmente, y en realidad ningún "devastador desastre" la afectará si sus miembros tienen la suficiente intuición para ver qué es lo que realmente quieren "los poderes superiores" y qué es lo que pueden y no pueden impedir. Lo que se pretende es el discernimiento espiritual. "No se trata tanto de una cuestión de salvar lo que queda de la Sociedad —como de reorganizar el movimiento en el futuro". Fatal política. Síganla y habrán ustedes hecho desaparecer para ese tiempo (el futuro) todo lazo vital invisible, aunque poderoso, que une a la R.L. con los ashrams del otro lado de las grandes montañas. NADA PUEDE DESTRUIR la R.L., excepto una cosa —la Pasividad. Tenga esto presente, usted que confiesa que "no se siente con fuerzas, por el momento, para pronunciar conferencias ni discursos". "TRABAJE EN SECRETO" —es lo mejor que puede hacer— pero no en silencio—si no quiere destruir a la Sociedad y a sus propias aspiraciones personales con su propia mano. No todos son conferenciantes en la R.L., por suerte, o se convertiría en una Babel. No todos son eruditos, pero los que lo son deberían compartir lo que saben con los demás.
Combínense para complementar las cosas. Hagan que su actividad sea proporcional a sus oportunidades, y no vuelvan la cabeza ante estas últimas, menos aún ante aquellas que se crearon para ustedes. "Arroje a un lado los tizones encendidos y rápidamente se extinguirán; atícelos todos a la vez y se reavivarán estallando en llamas que se proyectan hacia el cielo con un rojo resplandor". Así brillará la R.L., si no cunde la desmoralización y si no se deja que sus luces parpadeen como puntos intermedios y aislados, sino que sean reagrupadas y concentradas con todo su completo fulgor por la mano de su Presidente, y si esta mano no suelta la bandera que se le confió para ello. El barro humano nunca se adhiere ni contamina la llama contra la cual se arroja. Sólo se adhiere con fuerza al marmóreo y frío corazón que ha perdido su última chispa de la llama Divina. Sí, desde luego, los "Maestros" y los "Poderes existentes" podrían llamar y guiar a tantos y tan tristes solitarios y cansados seres hacia este hermoso campo de la Teosofía psíquica oculta para que se reunieran con ellos alrededor de sus altares. Ya hay dos que, en cuerpo físico, han ganado la batalla y han encontrado a los mencionados seres "invisibles" —cada uno por su propio camino. Porque las enseñanzas de la "Orden" son como piedras preciosas —hacia cualquier lado que uno se vuelva, la luz, la verdad y la belleza resplandecen y guían al fatigado viajero que anda en su busca, tan sólo que no se detenga en su camino para perseguir los fuegos fatuos del mundo ilusorio y se mantenga sordo ante el rumor de la multitud.
Y ahora, por lo que más quiera —trate de despertar, por una vez, su intuición, si es que puede.
Sufro por usted y haría cualquier cosa para ayudarle. Pero usted me lo impide. Perdone esta carta y trate de descubrir lo que se oculta detrás de mis palabras.
H.P.B.


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