miércoles, 1 de junio de 2016

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS. CARTA N°. 137

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS.
CARTA N°. 137
Carta de Blavatsky a A. P. Sinnett.

APENDICE


CARTA N° 137
Clan Drummond: Argel. domingo 8.
Mi querido señor Sinnett:
Ya ve usted que cumplo mi palabra. Ayer por la noche, mientras éramos zarandeados de acá para allá y arrojados con fuerza en la tina de la colada que es nuestro barco, el Clan, apareció Djual K. y me preguntó en nombre de su Maestro si yo le enviaría a usted una nota. Le dije que lo haría. Entonces me pidió papel —el cual yo no tenía. Dijo que cualquier papel serviría.
Procedí entonces a solicitarlo de un pasajero, al no tener la señora Holloway para facilitármelo.
¡Bueno! Hubiera deseado que aquellos pasajeros que discuten con nosotros cada día la posibilidad de los fenómenos ¡hubieran visto lo que estaba sucediendo en mi camarote, al pie de mi litera! De qué manera, la derecha de Djual K., tan real como la vida misma, estaba imprimiendo la carta al dictado de su Maestro, cuya carta iba saliendo en relieve entre la pared del camarote y mis piernas. Me pidió que leyera la carta, pero no estoy mejor informada por eso. Comprendo muy bien que se trataba de una prueba, y todo con la mejor intención; pero es endiabladamente difícil para mí comprender el por qué todo ello tenía que recaer sobre mis sufridas espaldas. Ella mantiene correspondencia con Myers y con los Gebhards, y con muchos otros. Ya verá usted las salpicaduras que van a alcanzarme como consecuencia de las causas producidas por este asunto de la probación. Quisiera no haber visto nunca a esa mujer. Nunca hubiera imaginado semejante felonía y semejante falsedad. Yo también fui chela y fui culpable de más de una tontería; pero antes habría pensado en asesinar a un hombre físicamente, que en asesinar moralmente a mis amigos como ella lo ha hecho. Si el Maestro no hubiera dispuesto una explicación yo me hubiera ido dejando un lindo recuerdo en el corazón de la señora Sinnett y en el de usted. Llevamos a bordo a la señora Burton (el alcalde) de Simla. Abandonó la ciudad un día antes de llegar yo, y después siempre ha estado deseosa de verme. Quiere unirse a nosotros y es una mujcrcita encantadora. Tenemos a varios anglo-indios, y todos con muy buena disposición. El barco es una tina de lavar ropa que va balanceándose de acá para allá, y la administración es una ignominia. Todos estamos hambrientos y nos mantenemos de nuestro propio té y de nuestras galletas. Escriba algunas palabras a Port Said, a la lista de Correos. Nos quedaremos en Egipto tal vez durante quince días. Todo depende de las cartas de Olcott y de las noticias que lleguen de Adyar. No puedo seguir escribiendo debido al balanceo. Cariños para todos.
Siempre sinceramente suya
H. P. BLAVATSKY


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