GENERACION DE LAS
FORMAS MENTALES
CAPITULO
4
Estamos ahora dispuestos
a comprender más claramente las palabras
del Maestro. Al actuar la
mente en el plano mental inferior
genera imágenes o formas mentales,
llamadas también formas
de pensamiento. Se ha dicho con sumo acierto que la imaginación es la facultad
creadora de la mente,
y así es en un sentido
mucho más literal del que
se figuran
los que emplean dicha palabra. La aptitud de producir imágenes es la facultad característica de la mente, y las palabras no son más que toscos intentos
de representar o expresar un cuadro mental.
Una idea, una imagen
mental, es en muchos casos algo muy complicado cuya expresión verbal requiere toda una frase; y
así, la palabra expresiva de una idea sólo
concierne a un incidente en ella
notable sin expresar completamente toda la idea. Por ejemplo, la palabra "triángulo" evoca en la mente de quien la oye una
figura geométrica cuya definición o desarrollo verbal
requiere otras palabras para expresar
el contenido
total de la idea de
triángulo. Pensamos en símbolos y trabajosa e imperfectamente los expresamos
en palabras. Cuando una
mente se comunica en derechura
con otra mente, la expresión es perfecta y transciende las
palabras, y aun
en la
transmisión de pensamientos limitados no se pronuncian palabras sino que se emiten ideas. El orador expresa
con palabras todo cuanto puede de sus imágenes mentales,
que se reproducen en la mente de quienes lo
escuchan. La mente se vale
de ideas,
no de
palabras y la mitad de los
debates y controversias que degeneran
en disputa, provienen de que los polemistas atribuyen diferentes
ideas a las mismas palabras o emplean distintas palabras para expresar las mismas ideas.
Una forma de pensamiento es una
imagen mental que con materia
mental forja el ego por
medio de la mente y pone en vibración
el ambiente mental.
Estas vibraciones descienden al plano astral
donde se transmutan en colores y sonidos
que atraen a los elementales sintonizados con las respectivas vibraciones.
Porque todos los elementales, como las demás entidades
del universo,
pertenecen a uno u otro de los siete Rayos o Hijos primordiales de
la Luz.
La Luz
Blanca dimanante del Tercer Logos o manifestación de la
Mente Divina,
se descompone en siete Rayos,
simbolizados apocalípticamente en "los siete Espíritus
que están delante del trono" y cada uno de estos siete Rayos se subdivide
en siete subrayos y así sucesivamente en seriadas sub divisiones.
De aquí que entre las innumerables diferenciaciones constitutivas del universo, haya elementales
pertenecientes a las varias subdivisiones, que se comunican en un lenguaje basado
en su
color correspondiente. Tal es la razón de que se haya reservado tan celosamente el oculto significado de los colores,
los sonidos y los números (pues los números subyacen
en el sonido y el color) ya que por medio de ellos es posible dominar a los
elementales.
El Maestro K. H. dice muy
claramente acerca del lenguaje de los colores: ¿Cómo podréis comprender, cómo dominar a esas semiinteligentes entidades que no se comunican con nosotros por medio de palabras
sino con sonidos y colores
correspondientes a las mutuas vibraciones? Porque el sonido, la luz y el color
son los principales factores de
los grados de inteligencia de esos seres de
quienes no tenéis idea ni
en los que se os consiente creer, pues ateos y cristianos, materialistas y espiritualistas arguyen
cada cual a su modo contra semejante
creencia, y los
cientistas la tildan enérgicamente de degradante
superstición.
Cuantos hayan estudiado la historia antigua recordarán que de cuando
en cuando se encuentran
obscuras alusiones al lenguaje de los colores,
y que en Egipto se escribían en colores
los manuscritos sagrados y se castigaba con pena de muerte cualquier
error de copia. Pero no quiero dejarme seducir por esta fascinadora digresión.
Nos
contraemos a la circunstancia de que con los elementales nos relacionamos por medio de sonidos y colores
que son para ellos tan
inteligibles como las palabras para
los hombres. El matiz del
color fonético depende del motivo
generador de la forma de
pensamiento. Si el motivo es
puro, amoroso y benéfico, la forma de pensamiento atraerá a un elemental
sintonizado con su color fonético, quien se
infundirá en la forma y será
su alma, constituyendo así en el mundo astral una entidad independiente de carácter puro,
amoroso y benéfico, por el contrario, si el motivo
es impuro, hostil y maléfico,
la forma
de pensamiento atraerá a un elemental
sintonizado con su color fonético
y se infundirá
en la forma y será su alma, constituyendo así en el mundo astral una entidad independiente de carácter maléfico. Por ejemplo,
un pensamiento
iracundo producirá una forma de color de fuego que atrae a los elementales de la ira y uno de ellos se infunde en la forma y la convierte
en una entidad iracunda con actuación independiente.
Los hombres están hablando de
continuo sin darse cuenta en este lenguaje de colores fonéticos y atraen
enjambres de elementales que se aposentan en las formas de pensamiento,
de suerte
que cada cual puebla su
ambiente con los engendros de sus fantasías, deseos,
impulsos y pasiones. Ángeles y demonios de
nuestra propia creación
nos rodean y son causa de dicha o infortunio para nosotros y para los demás. Son
una hueste kármica.
Los clarividentes perciben
los relampagueantes colores de continuo
cambiantes en el aura de
cada individuo, de modo que
todo pensamiento y toda
emoción son visibles
para la vista astral. Los que poseen un mayor grado de clarividencia pueden ver también
las formas de pensamiento y los efectos producidos por los
relámpagos de colores en las huestes de elementales.
ACTIVIDAD DE LAS FORMAS DE PENSAMIENTO
CAPITULO
5
La duración de estas animadas formas de pensamiento depende en primer lugar de la energía que
les
haya comunicado su creador, de su intensidad inicial, y en segundo lugar del alimento que se les proporciona al reiterar el pensamiento su progenitor o cualquier otro individuo, por lo que si
la reiteración
es muy
frecuente, se vigoriza la forma
hasta el punto de estabilizarse
en el
mundo astral.
Las formas de pensamiento de análoga
índole se atraen mutuamente y constituyen por aglomeración una forma de extraordinaria energía e
intensidad.
Las formas de
pensamiento están ligadas con su creador por una especie de lazo magnético,
de suerte
que reaccionan
sobre él, y cuando la repetición del pensamiento las vigoriza, determinan un definido hábito mental a manera de molde en que fácilmente se vierta el pensamiento. Si es de índole elevada, beneficiará a
su
creador, aunque la mayoría impiden por lo siniestros el desenvolvimiento mental.
Consideremos la formación
del hábito porque demuestra en miniatura la operación del karma y nos ayuda a comprenderla. Supongamos una mente virgen, sin pasada actividad,
capaz de actuar libre y espontáneamente.
Si engendra
una forma de pensamiento y la reitera
multitud de veces, se habituará a tal pensamiento
de modo que en él aplique todas sus energías sin acción selectiva de la voluntad.
Supongamos además que el ego nota que aquel hábito mental es un obstáculo para su
progreso, y se propone vencerlo. Sólo podrá lograrlo invirtiendo el procedimiento,
esto es, por la renovada espontánea acción de la mente dirigida a
deshacer lo hecho, a eliminar el contraído hábito
que impide
el adelanto
del ego.
Aquí tenemos idealmente representado un mínimo ciclo kármico, rápidamente recorrido. La mente libre contrae un hábito que la limita; pero dentro
de esta limitación conserva su libertad y puede actuar desde su interior
contra el adquirido hábito
hasta eliminarlo. Desde luego que no somos inicialmente
libres, pues venimos al mundo cargados
con las cadenas que nos forjamos en vidas anteriores; pero el proceso relativo a cada cadena, a cada hábito contraído, es el mismo que indicado queda en el ciclo puesto por ejemplo. La mente forja la cadena, la soporta y al propio tiempo puede limarla (Desde luego se comprende que siempre que la autora habla de la mente, se refiere a la "conciencia mental" o personal, constituida
por la mayor cantidad
y calidad
de los pensamientos
acumulados, cual conciencia contrae
los hábitos y los elimina,
forja y lima las cadenas
simbólicas, es el actor y la mente es un instrumento
de acción.).
El creador de una forma de pensamiento puede dirigirla a determinado individuo para favorecerlo o perjudicarlo, según
la índole del elemental que la anima. No es ficción poética, sino positiva realidad, que los buenos deseos,
las oraciones y los pensamientos amorosos benefician
a quienes se envían, pues forman
una
hueste protectora que los circunda y defiende
de peligrosas influencias.
No sólo genera y emite
el hombre
sus propias formas de pensamiento
sino
que como un imán atrae
las de otros individuos, con tal que sean de la misma índole que las suyas. Así puede atraer poderosos
refuerzos de energía
a él externa y de él depende
que esta energía sea positiva
o negativa. Si los pensamientos son puros y nobles
atraerán huestes de entidades benéficas, y así se explica
que a veces se vea capaz de realizar
lo que en verdad le parece superior a sus fuerzas. Análogamente, los pensamientos
bajos, siniestros y viles atraen huestes
de entidades maléficas, y así se explica que un hombre cometa
crímenes de que al punto
se arrepiente
creído de que algún demonio le ha tentado.
Los elementales que animan
las formas de pensamiento, buenas o malas, flotantes en el ambiente astromental, se enlazan con el elemental
del deseo del cuerpo astral del hombre y con los que animan sus propias formas de pensamiento, con tal que todas sean de la misma índole, pues los elementales de índole contraria
se repelen, de suerte que el hombre de nobles y elevados pensamientos y virtuosas
emociones formará un aura contra la cual se estrellen como en un broquel
toda clase de siniestras
influencias.
Hay otra clase
de actividad
elemental que produce amplios
resultados, y por tanto no puede omitirse en este preliminar examen de las
fuerzas que contribuyen a formar el karma. Lo mismo que las acabadas
de mencionar, las formas
de pensamiento pueblan
el ambiente
que reacciona
sobre todo organismo sensitivo o nervioso que se
ponga en contacto con ellas, aunque también pueden afectar a cualquier otro
organismo. Los elementales son de temperamento gregario y se agrupan por clases,
de suerte que cuando un individuo proyecta una forma de pensamiento atrae a
cuantos elementales de su propia índole alcanza su intensidad y constituyen por aglomeración una entidad colectiva.
Del
carácter de estas entidades colectivas dependen las señaladas
características de las
familias, poblaciones, comarcas,
regiones y naciones,
pues forman un ambiente astral en el que actúan los cuerpos
astrales de los individuos pertenecientes
a la respectiva familia, población, comarca, región o nación,
y en consecuencia tal ambiente colectivo modifica la actividad del individuo y limita hasta
cierto punto la expresión de sus facultades.
Si a un individuo se le presenta
a examen una nueva idea, sólo podrá verla a través de su ambiente familiar,
vecinal, comarcal, regional o nacional,
y
es fácil
que la
vea retorcida
por refracción en el ambiente. Por lo tanto, hay limitaciones kármicas de suma importancia, que requieren ulterior consideración. La influencia
de las entidades
colectivas no se contrae al cuerpo astral de los individuos, sino que cuando son
de siniestra y destructora índole actúan como focos de tremenda energía
desintegradora que ocasiona en el
plano físico estragos tales como
los accidentes, tempestades, ciclones, huracanes, terremotos e inundaciones. También estos resultados kármicos requieren ulterior consideración.
FUNDAMENTO DEL KARMA
CAPITULO
6
Conocida la relación entre el hombre y los reinos elementales y considerada la creadora energía de la mente que engendra las vívidas formas de pensamiento, nos hallamos en disposición de comprender el fundamento
del karma durante un ciclo
de vida
del ego,
o sea
el periodo
que transcurre entre dos nacimientos y abarca por lo tanto una vida terrestre, una vida astral y una vida mental para volver de nuevo a la vida
terrestre. Conviene advertir que durante un ciclo de vida, el ego permanece muchísimo más tiempo
fuera del plano físico, de
suerte que la verdadera vida del ego es la ultraterrena, y así vemos que no será posible comprender acertadamente las operaciones
del karma sin estudiar
las actividades
del ego
fuera del
plano físico. Dice
un Maestro: "Afirman los vedantinos que la vida terrena,
por su inestabilidad y relativamente corta duración, es ilusoria, y que la vida real es la del ego en las esferas superiores" (Revista Lucifer. Octubre de 1892. Artículo: Vida y Muerte). Durante la
vida terrena se
manifiesta más directamente
la actividad
del ego
en la
creación
de formas de pensamiento por medio de la mente. El germen o embrión
de estas formas es una imagen mental
que se mantiene unida a la conciencia de su
creador como una idea concebida, pero todavía no expresada. Esta imagen
mental puede compararse a un molde
estereotipado en la
conciencia del ego, del que puede producir tantas copias o formas de pensamiento
como quiera. La imagen mental es la estereotipia y las
formas de pensamiento son los ejemplares. La imagen
es puro pensamiento. Las formas de pensamiento
son astromentales. El ego
lleva en su conciencia la imagen mental durante
todo un ciclo de vida,
y si al pasar por los
planos astral y mental en el arco ascendente no puede la imagen soportar la sutil atmósfera de uno u otro de ambos planos, prescinde temporáneamente de ella, y al volver a la tierra por el arco descendente, recoge la imagen en
el punto
donde la había dejado sin perder su conexión con ella; es
decir, que la imagen mental puede
permanecer largo tiempo aletargada y recobrar después su actividad. Cada impulso del ego y la influencia de las derivadas
formas de pensamiento y de las entidades análogas acrecientan la energía y modifican la forma de la imagen mental, que evoluciona de conformidad con leyes definidas. La agregación de las imágenes mentales constituye el carácter del individuo,
cuyo aspecto, externo es reflejo
de lo interno; y así como las células
orgánicas se modifican en el transcurso del proceso fisiológico, así también las imágenes que dan la tónica mental del individuo
experimentan notables modificaciones. El estudio de la operación del karma arrojará mucha luz sobre estas modificaciones. De diversa índole puede ser una imagen mental, según el motivo de su creador.
Puede ser pasional,
ética o intelectual; pero sea cual sea su índole es una creación
del ego y el fundamento del karma. Sin imagen mental no habría
karma que enlazase un ciclo
de vida con otro, y es indispensable el cuerpo mental para que haya karma individual. Los minerales, vegetales y animales
no tienen karma individual
porque carecen de manas (Está en ellos latente,
en espera de actualización, el principio manásico, y es como si carecieran
de él.). Consideremos ahora
la imagen
mental con relación a la forma
de pensamiento
en el
plano astral y veamos cómo se produce
esta forma. Las vibraciones
de la
imagen mental levantan vibraciones sintónicas en la materia astral, y como esta materia
es más densa que la mental, constituye la forma o envoltura de la imagen mental,
de modo
que
las imágenes mentales creadas por el ego y adheridas
inalienablemente a su conciencia, tienen
su expresión astromental en las formas
de pensamiento que
constituyen el ambiente peculiar del ego, su propio mundo, de la propia suerte
que las imágenes mentales
del Logos tienen su expresión
en el
universo manifestado y así también, como
aunque cesara la manifestación del universo, no se aniquilaría su imagen en la mente del Logos, así aunque se desvanezca
por consunción la forma de pensamiento, permanece en la conciencia
del ego
la imagen
mental. Conviene añadir que las
vibraciones de la imagen mental
no sólo
provocan otras en la materia del plano astral, sino que repercuten en la
materia indiferenciada, en el akasha, el
inagotable depósito de todas las
vibraciones mentales, emocionales y físicas, que allí
se
estereotipan como imágenes
fijas y constituyen los anales akásicos, los simbólicos libros de los Lipikas, que
puede leer todo el que
según dice la Doctrina Secreta
posee la visión del Dangma (Dangma equivale a vidente que ha alcanzado la suprema sabiduría.)
Una mente ejercitada puede
proyectar en la materia astral las imágenes akásicas como por medio de la
linterna mágica se proyecta una
fotografía en una pantalla, de suerte que una
escena del pasado puede reproducirse en toda su vivida realidad con los más leves por menores,
pues en la materia akásica existe como perpetuo clisé que percibe y es capaz de reproducir el experto vidente. Esta incompleta descripción bastará para dar una débil, pero por de pronto suficiente idea del fundamento del karma. En el akasha se fija la imagen mental creada
por el ego. De la imagen
mental deriva la forma de pensamiento animada según queda dicho, que actúa en el mundo
astral produciendo diversos efectos relacionados con la imagen mental y con el
ego.
Cada uno de los efectos
producidos por la forma de pensamiento puede compararse a un hilo de tela de
araña, y el conjunto de los efectos a la tela tejida por la forma de pensamiento.
Además, cada efecto tiene su peculiar matiz, por el que puede conocerse
de qué imagen mental procede y a qué ego pertenece.
Así cabe tener alguna idea
de cómo
los Señores del karma o administradores
de la ley kármica perciben al primer
golpe de vista la completa
responsabilidad del ego
por la
imagen mental que crea y su responsabilidad parcial
por sus efectos
ulteriores, que será mayor o menor según entren o no otros hilos
kármicos en la determinación de los efectos.
También podemos comprender por qué el motivo desempeña parte tan importante en la operación del karma; por qué las acciones están subordinadas a su
generadora energía; y por qué el
karma opera en cada plano
de conformidad con su índole,
y sin embargo enlaza todos los planos con un hilo sin solución
de continuidad. Cuando los luminosos conceptos de la Religión de la Sabiduría derraman su luz sobre el mundo y disipan las tinieblas, dejando ver la absoluta justicia que obra bajo las aparentes incongruencias, desigualdades y accidentes de la vida, no es extraño que nuestro corazón se dirija con inefable gratitud a los excelsos
seres que mantienen la antorcha de la
Verdad y nos libran de la tensión que estaba a punto de estallar, de la congoja
con que presenciábamos males al parecer irremediables y nos movían a dudar de la justicia y del amor.
¡No estás condenado
! Dulce es el Alma de las cosas, y descanso celestial el corazón del Ser. Más fuerte
que el infortunio es la voluntad. Lo bueno se transmuta en mejor y lo mejor en óptimo.
Tal es la Ley que obra rectamente y nadie puede detener ni desviar. Su corazón es
Amor. Su fin es paz y plenitud. ¡Obedeced!.
Para mayor claridad trazaremos un diagrama del triple resultado de la actividad del ego que crea el karma fundamental. Así tendremos durante un ciclo de vida.
KARMA
|
|||
EL HOMBRE
CREA EN EL
|
PLANO
|
MATERIA
CONSTITUYENTE
|
RESULTADO
|
ESPIRITUAL
|
AKASHA
|
IMÁGENES
AKASHICAS QUE FORMAN
EL REGISTRO KARMICO
|
|
MENTAL
INFERIOR
|
MENTAL
|
IMÁGENES MENTALES QUE PERMANECEN EN LA CONCIENCIA DE SU CREADOR
|
|
ASTRAL
|
ASTRAL
|
IMÁGENES
ASTRO MENTALES, ENTIDADES
ACTIVAS EN EL PLANO ASTRAL
|
El resultado de todo ello son las tendencias, aptitudes, actividades, oportunidades, ambiente, etc,
principalmente en futuros
ciclos de vida, de conformidad con definidas leyes.
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