sábado, 24 de septiembre de 2016

LA CONCIENCIA Y LA AUTOCONCIENCIA

LA CONCIENCIA Y LA CONCIENCIA
DE SÍ MISMO1

Blavatsky

El ciclo de la conciencia. Se argumenta que no puede haber más de un objeto de percepción al mismo tiempo ante el alma, porque el alma es una unidad.
El Ocultismo enseña que nuestra conciencia puede recibir simultáneamente no
menos de siete distintas impresiones, e inclusive pasarlas a la memoria.
Esto puede ser comprobado tocando al mismo tiempo siete tonos de la escala de un instrumento, digamos de un piano  los 7 sonidos alcanzarán la conciencia simultáneamente; aunque la conciencia no entrenada no pueda ser capaz de registrarlos al primer segundo, sus vibraciones prolongadas percutirán los oídos con 7 distintos sonidos, cada uno con un tono más alto que el otro.
Todo depende del entrenamiento y de la atención.
Es así que la transferencia de una sensación a la conciencia a partir de cualquier órgano es casi simultánea si la atención se concentra en ella, pero si la atención es distraída por cualquier ruido, llevará varios segundos antes de que alcance la conciencia. El Ocultista debería entrenarse a sí mismo para recibir y transmitir toda impresión o impresiones simultáneamente en el sentido de las siete escalas de su conciencia. Aquel que más reduzca los intervalos del tiempo físico, habrá hecho el mayor progreso posible.

Los nombres y el orden de las siete escalas son:
1. Percepción de los Sentidos.
2. Percepción de Sí mismo (o apercepción).
3. Apercepción Psíquica,
4. Percepción Vital.
Estas son las cuatro escalas inferiores y pertenecen al hombre psicofísico.
Luego vienen:
5. Los discernimientos Manásicos.
6. La percepción de la Voluntad
7. La apercepción consciente Espiritual.

El órgano especial de la conciencia está desde luego en el cerebro, y se localiza en el aura de la glándula pineal en el hombre vivo. Durante los procesos de la mente o del pensamiento manifestado a la conciencia, tienen lugar constantes vibraciones de luz. 
Si uno pudiese ver clarividentemente en el cerebro de un hombre vivo, casi podría contar (y ver con los ojos) los siete matices de las escalas sucesivas de luz, desde el más lánguido hasta el más brillante.
Fisiológicamente nunca podrá ser definido lo que es la conciencia.
Podemos clasificar y analizar sus obras y sus efectos, pero no podremos definirla al menos que postulemos un Ego distinto del cuerpo. La escala septenaria de los estados de conciencia se refleja en el corazón, o más bien en su aura, la cual vibra e ilumina los siete cerebros del corazón como lo hacen las siete divisiones o rayos alrededor de la glándula pineal.
Esta conciencia nos muestra la diferencia entre la naturaleza y la esencia entre, por ejemplo, el cuerpo astral y el Ego. El primero es molecular, e invisible a menos que se condense el otro es espiritual-atómico.(Ver el ejemplo del fumador en diez cigarrillos el humo de cada uno retendrá su afinidad).
La idea del Ego es la única compatible con los hechos de la observación psicológica.
La mente o Ego, el sujeto de todos y cada uno de los estados de conciencia es esencialmente una unidad. Los millones de diferentes sub-estados de conciencia son una prueba de la existencia de ese Ego.
Hasta las células del cerebro nos proporcionan esos estados de conciencia que nos confirman que hay un alma inmortal, etc.
Cada uno de los cinco sentidos aceptados actualmente fue primariamente un sentido mental. Un pez nacido en una caverna es ciego pero si se le deja salir a un río, comenzará a sentir que ve, hasta que gradualmente el órgano físico de la visión evolucione y llegue a ver. Un hombre sordomudo oye internamente, a su manera.
Conocer, sentir, querer, no son facultades de la mente sino sus colegas.

Este texto es posiblemente el comienzo inacabado de un artículo escrito por H.P.B. el cual existe en los archivos de Adyar en un manuscrito de su puño y letra.
Originalmente fue publicado en The Theosophist, Vol.XLVI,No.11,agosto,1925,pp.632-34,el cual se reprodujo de acuerdo a C.Jinarâjadâsa, exactamente como lo escribió H.P.B. Nota de Boris de Zirkoff.
Ver Atma Vidyâ N º.4, Diagrama del cerebro,p.6 y las explicaciones acerca de la glándula pineal en pp.
10-12.(Editor).

Ver Atma Vidyâ N º.2,pp.27-28 (Editor).

viernes, 23 de septiembre de 2016

¿QUÉ ES PRIMERO: EL HUEVO O LA GALLINA?

¿QUÉ ES PRIMERO: EL HUEVO O LA GALLINA?
Blavatsky
  
RUEGO presentar mi más cálida gratitud al Sr. William Simpson, F.R.G.S., el artista y anticuario distinguido que el año pasado extendió sus investigaciones al valle de Peshawur y en otros lados, y de este modo enriqueció el Museo de Lahore, por presentarme amablemente una copia de su muy valioso documento, "Arquitectura budista: Jellalabad", enriquecido con siete ilustraciones. Nuestras gracias no son de ningún modo menos debido a que con el Sr. Simpson en un punto, y en uno muy importante,  no podemos estar de acuerdo con sus conclusiones, tanto nuestra Sociedad como yo.
La característica sobresaliente del interesante y versado documento del  Sr. Simpson es, y para citar las palabras del Sr. James Fergusson, F.R.G.S., pasado Vicepresidente, que cada "forma de arte se importó en India, y nada alguna vez salió de ella". El Sr. Simpson construye sus apresuradas conclusiones  en el hecho de que la mayoría de los capiteles de las columnas y pilastras en las ruinas del valle del río de Kabul, son Corintios, y "las bases y molduras generalmente son como la mayoría, derivadas, inequívocamente, del lejano oeste", y finalmente que "numerosos capitales con forma de campana, con animales dobles por encima que parecen una reminiscencia de los pilares de Persepolis", también se encuentra en las cuevas de Karli, y otras cuevas de India, así como en el valle de Peshawur. 

Yo no limitaré mi protesta en este caso a apuntar meramente a las palabras de Sr. Fergusson que cautamente comenta que "la similitud es, sin embargo, tan remota que es argumento escasamente suficiente para sostener la aserción del Sr. Simpson de que cada forma de arte se importó en India, y nada alguna vez salió de ella.  "Pero yo sugeriré humildemente que en un país como India, cuya historia pasada es un espacio en blanco total, cada esfuerzo por decidir la edad de los monumentos, o si su estilo era original o  prestado, es ahora una pregunta sin respuesta, como lo era hace un siglo. Un nuevo descubrimiento puede cualquier día aniquilar la teoría del día anterior. Falta de espacio me prohíbe que entre más detalladamente en la discusión. Por consiguiente, sólo me permitiré decir que la "aserción" presente de Sr. Simpson permanece tan hipotética como antes. Por otra parte, nosotros tendríamos que decidir á priori, si India o Grecia pidieron prestado del otro en otros casos importantes que están pendientes. Además de los "pilares corintios"  y los "animales dobles", alguna vez tan estimados a los Persepolitanos, nosotros tenemos aquí, la estirpe solar del Hari-Kula (la familia del Sol) cuyas escrituras deben de haber sido una copia de, o el modelo para, las de Hércules, el Dios-Sol Griego. No menos es una materia para la consideración de filólogos y arqueólogos, cualquiera de los dos, que la Esfinge egipcia, llamada por ellos Harimukh, o Har-M-Kho (el Sol en su lugar de descanso) o las elevadas cimas del Himâlaya, también llamadas Harimukh (la boca del Sol) a la altura del norte de Cashmir, deben su nombre al otro.

MAHATMAS Y CHELAS

MAHATMAS Y CHELAS
Blavatsky


Un mahatma es un personaje que mediante una preparación y educación especiales ha desarrollado aquellas facultades superiores y ha alcanzado aquel conocimiento espiritual que la humanidad común adquirirá después de pasar a través de innumerables series de reencarnaciones durante el proceso de evolución cósmica, siempre que, como es natural, no vaya durante ellas en contra de los fines de la Naturaleza y cause su propia aniquilación.
Este proceso de autoevolución de los Mahâtmâs se extiende sobre un cierto número de “encarnaciones", aunque, comparativamente hablando, son muy pocas. Pero, ¿qué es lo que encarna?
La Doctrina Secreta, hasta donde ha sido revelada, muestra que los tres primeros principios mueren más o menos con la llamada muerte física.
El cuarto principio, junto con las partes inferiores del quinto donde residen las tendencias animales, tiene a Kâma-loka por morada, donde sufre la agonía de la desintegración en forma proporcional a la intensidad de los deseos inferiores; mientras que es el Manas superior, el hombre puro, el que está asociado con los principios sexto y séptimo, quien entra en el Devachan para disfrutar ahí los efectos de su buen Karma, y reencarnar después en una individualidad superior. Ahora bien, una entidad que está pasando por la instrucción oculta en sus sucesivos nacimientos, en cada encarnación tiene gradualmente cada vez menos de ese Manas inferior, hasta que llega el momento en que todo su Manas, siendo de carácter totalmente elevado, está centrado en su individualidad superior, es entonces cuando puede decirse que tal persona se ha convertido en un Mahatma.
En el momento de su muerte física perecen los cuatro principios inferiores sin ningún sufrimiento, pues estos son para él, de hecho, como un adorno superficial que se quita o se pone a voluntad. El verdadero Mahâtmâ no es entonces su cuerpo físico, sino ese Manas superior que está inseparablemente unido a Âtmâ y a su vehículo (el sexto principio), una unión efectuada por él en un período comparativamente muy corto, debido a que sigue el proceso de auto-evolución establecido por la Filosofía Oculta.
Por eso, cuando la gente expresa el deseo de “ver a un Mahâtmâ”, realmente no parecen entender que es lo que piden.
¿Cómo pueden esperar ver con sus ojos físicos lo que trasciende a la vista?
¿Es el cuerpo –una mera cáscara o máscara – lo que imploran ver y tras lo que van?? Y suponiendo que ven el cuerpo de un Mahâtmâ,
¿cómo pueden saber que tras esa máscara hay oculta una entidad elevada?
¿Bajo qué criterios van a juzgar si Mâyâ refleja ante ellos la imagen de un verdadero Mahâtmâ?
¿Y quién puede decir que lo físico no es Mâyâ?

Las cosas elevadas pueden ser percibidas sólo mediante un sentido relacionado con esas cosas elevadas; por tanto quien desee ver a un verdadero Mahâtmâ deberá usar entonces su vista intelectual. Deberá elevar su Manas de tal manera que su percepción sea clara y todas las neblinas creadas por Mâyâ sean dispersadas. Su visión será entonces brillante y podrá ver a los Mahâtmâs dondequiera que esté; pues estando fusionados el sexto y el séptimo principio que son ubicuos y omnipresentes, puede decirse que los Mahâtmâs están en todas partes.

Esto sería como encontrarnos en la cima de una montaña y tener  a nuestra vista toda la llanura, y con todo, no estar enterados de cada árbol o lugar particular, ya que desde esa elevada posición todo lo que está debajo es casi idéntico, y así como nuestra atención puede ser atraída hacia algo que sobresale o desentona del entorno, de esta misma manera, aunque toda la humanidad está dentro de la vista mental de los Mahatmas, no se puede esperar de ellos que tomen nota especial de cada ser humano, a menos que éste atraiga su particular atención por sus actos especiales. Su preocupación esencial es el mayor bien para la humanidad en conjunto, pues ellos mismos se han identificado con esa Alma Universal que traspasa la Humanidad, y el que quiera atraer su atención debe hacerlo de esa manera, a través ,de esa Alma que se extiende por doquier.
Esta percepción del Manas puede ser denominada “fe”, que no debe ser confundida con “creencia ciega”. “Creencia ciega” es una expresión usada a menudo para indicar la creencia sin percepción o comprensión; mientras que la verdadera percepción de Manas es esa creencia inteligente, que es el verdadero significado de la palabra “fe ”.Esta creencia debe estar al mismo tiempo acompañada por el conocimiento, es decir, por la experiencia, pues “el verdadero conocimiento lleva consigo la fe”.
La fe es la percepción del Manas (el quinto principio),mientras que el conocimiento, en el verdadero sentido de la palabra, es la capacidad del Intelecto, es decir, es percepción espiritual.
En resumen, la individualidad superior del hombre, compuesta por su Manas superior, el sexto principio y el séptimo, debe trabajar como una unidad, y sólo entonces se puede obtener “la sabiduría divina”, pues las cosas divinas sólo pueden ser percibidas mediante facultades divinas. Así, el deseo que debe mover a alguien a pedir ser aceptado como chela ,es el comprender las funciones de la Ley de Evolución Cósmica para poder trabajar en armonioso acuerdo con la Naturaleza, en vez de ir en contra de sus fines por ignorancia.


Publicado en “The Theosophist” de 1884


¿ES EGOÍSTA EL DESEO DE VIVIR?

¿ES EGOÍSTA EL DESEO DE VIVIR?

Blavatsky


En un artículo publicado en Abril 1882 en esta misma revista, bajo el nombre El Elixir de Vida, se encuentra una frase que dice “Vivir, vivir, Vivir, debe ser una indesviable determinación”. Esta frase es citada a menudo por lectores superficiales que no simpatizan con la S. T., como un argumento de que las enseñanzas del ocultismo son la forma más concentrada de egoísmo. Para determinar si esa crítica es correcta o no, hay que asegurarse primero sobre el significado de la palabra egoísmo.
Conforme a autoridades reconocidas, egoísmo es aquella “consideración exclusiva al interés o felicidad de uno mismo; aquel supremo amor o preferencia por sí mismo, que lleva a la persona a dirigir todos sus propósitos al adelanto de su propio interés, poder, o felicidad, sin considerar los de los demás.”
En resumen, un individuo absolutamente egoísta es el que solo se cuida de  sí mismo y de nadie más, o, en otras palabras, el que está tan fuertemente imbuido de un sentido de la importancia de su propia personalidad que eso es para él la cima de sus pensamientos, deseo y aspiraciones, más allá de la cual todo es un complejo vacío.
¿Puede decirse, pues, que un ocultista es “egoísta” cuando desea vivir en el sentido que le da a este verbo quien escribió el artículo sobre El Elixir de Vida?
Se ha dicho muchísimas veces que la finalidad suprema de todo aspirante al conocimiento oculto es el Nirvana, cuando el individuo, libertado de toda envoltura mayávica se unifica con el Alma Suprema, o sea cuando, según la terminología cristiana, el Hijo se identifica con el Padre. Para ese propósito ha de rasgar todo el velo de ilusión que crea un sentido de aislamiento personal, un sentimiento de estar separado del TODO, o, en otras palabras, el aspirante debe descartar gradualmente todo sentido del egoísmo que a todos nos inficiona más o menos.
El estudio de la Ley de Evolución Cósmica nos enseña que cuanto más alta sea la evolución, más tiende hacia la unidad.
En efecto, la Unidad es el objetivo supremo de la Naturaleza, y quienes por vanidad y egoísmo van contra sus propósitos no pueden dejar de incurrir en el castigo de la aniquilación total.
El Ocultista reconoce así que el altruismo y el sentimiento de filantropía universal constituyen la ley de nuestra existencia, y se dedica a intentar destruir las cadenas de egoísmo con que Maya nos ata a todos.
La lucha, entonces, entre el Bien y el Mal, entre Dios y Satanás, entre Ángeles y Demonios, que se menciona en los libros sagrados de todas las naciones y razas, simboliza la batalla entre los impulsos altruistas y los egoístas, la cual tiene lugar en el hombre que trata de seguir los propósitos más altos de la Naturaleza, hasta que las tendencias inferiores, creadas por el egoísmo, quedan completamente vencidas, y el enemigo totalmente derrotado y aniquilado.
Con frecuencia se ha dicho en varias obras teosóficas y otros escritos ocultos, que la única diferencia entre un hombre ordinario que trabaja naturalmente durante el curso de la evolución cósmica, y un ocultista, es que el ocultista, por su conocimiento superior, adopta ciertos métodos de adiestramiento y disciplina que aceleran ese proceso de evolución, y así alcanza en un tiempo comparativamente corto aquella cima que a un individuo corriente le puede tomar quizá billones de años. En unos pocos miles e años se acerca a aquella forma de evolución que la humanidad corriente alcanzará tal vez en la sexta o séptima ronda de progresión cíclica.
Es evidente que el hombre medio no puede convertirse en un Mahatma en una sola vida o encarnación. Y quienes hayan estudiado las enseñanzas ocultas referentes al Devachán y estados post-morten, recordarán que entre dos encarnaciones hay un período considerable de existencia subjetiva. Cuanto más largo sea el número de tales períodos Devachánicos, mayor será la extensión de esta evolución. La aspiración principal del ocultista es por tanto controlarse de tal modo que sea capaz de regular sus estados futuros, y así acortar gradualmente la duración de sus estados Devachánicos entre dos encarnaciones.
En su progreso, llega un tiempo pequeño entre una muerte física y su siguiente renacer, no hay ningún Devachán sino una especie de ensueño espiritual; el choque de la muerte, por decirlo así, lo aturde en un estado de inconsciencia del cual se recupera gradualmente para encontrarse renacido y continuar su carrera. El período de este sueño puede variar desde 25 hasta 200 años, según el grado de su adelanto. Pero hasta de este período puede decirse que es un tiempo desperdiciado, y por tanto dedicará todos sus esfuerzos a acortar su duración, de modo de llegar gradualmente a un punto en que el paso de un estado de existencia a otro sea casi imperceptible. Esta viene a ser como su última encarnación, pues el choque de la muerte no vuelve a aturdirlo. Esta es la idea que el autor de El Elixir de Vida trata de transmitir cuando dice:
“Lo que él ha hecho es extender a un número de años el suave proceso de disolución que otros soportan, desde un breve momento hasta unas pocas horas. El Adepto más elevado está muerto para el mundo y está absolutamente inconsciente de él; indiferente a sus placeres, despreocupado de sus miserias en cuanto a sentimentalismos; aunque el severo sentido del deber no le enceguece jamás a la existencia del dolor...”
Ese Adepto se libera gradualmente de todas las partículas viejas y densas de su cuerpo, por el proceso de emisión de átomos que ha sido discutido en ese artículo y en otros escritos, y va sustituyéndolos por otros más finos y etéreos, hasta que el cuerpo denso está completamente muerto y desintegrado y él vive en un cuerpo enteramente de su propia creación adecuado a su trabajo. Este cuerpo es esencial para sus propósitos, pues como dice ese artículo:
“Para hacer el bien, lo mismo que para todo, el hombre debe disponer de tiempo y materiales con que trabajar. Estos son medios necesarios con los cuales hacer infinitamente más bien que sin ellos. Al que adquiere estos poderes, se le presentarán oportunidades de usarlos...”

Más adelante , al dar instrucciones prácticas para ese propósito, el mismo artículo dice:

          “El hombre físico debe hacerse más etéreo y sensitivo; el hombre mental más penetrante y profundo; el hombre moral más abnegado y filosófico.”
          Estas importantes consideraciones las pierden de vista los que sonsacan del contexto el siguiente pasaje del mismo artículo:
          “...podrá verse cuán necio es que la gente le pida a los Teósofos que “les procuren comunicaciones con los Adeptos más elevados”. Es sumamente difícil inducir a uno o dos de ellos a perjudicar su propio progreso interviniendo en los asuntos mundanos, incluso con los clamores de todo el mundo. El lector ordinario dirá: “Eso es Divino, eso es el colmo del egoísmo”. Pero dese cuenta de que un Adepto muy elevado que ha emprendido la tarea de reformar el mundo, tendría necesariamente que someterse una vez más a la reencarnación. ¿y el resultado de todo lo que ha conseguido antes en esa dirección, es suficientemente alentador para incitarlo a un nuevo intento?”
          Los lectores y pensadores superficiales que condenan este pasaje como inculcador de egoísmo, pierden de vista varias consideraciones importantes. En primer lugar, olvidan los otros pasajes ya citados que imponen la abnegación como una condición necesaria para triunfar, y que dicen que con el progreso se adquieren nuevos sentidos y poderes con los cuales puede hacerse infinitamente más bien que sin ellos. Cuanto más espiritual se hace el Adepto, menos puede inmiscuirse en los asuntos mundanos ordinarios, y más tiene que dedicarse al trabajo espiritual.
          Innumerables veces se ha repetido que el trabajo en un plano espiritual es tan superior al trabajo en el plano intelectual, como el trabajo intelectual es superior al que se hace en el plano físico. Los Adeptos muy elevados, por tanto, sí ayudan a la humanidad, pero sólo espiritualmente; están constitucionalmente impedidos para interferir en los asuntos mundanos. Pero esto se aplica solamente a Adeptos muy elevados. Existen diversos grados  de Adeptado, y los de cada grado trabajan por la humanidad en los planos a los que se han elevado. Sólo los chelas pueden vivir en el mundo, hasta que se eleven a cierto grado. Y es precisamente porque los Adeptos se interesan por el mundo, que hacen que sus chelas vivan y trabajen en él, como lo saben muchos de los que han estudiado este tema.
          Cada ciclo produce sus propios ocultistas que serán capaces de trabajar por la humanidad de su época en todos los diferentes planos. Pero cuando los Adeptos prevén que en cierto período determinado la humanidad de entonces será capaz de producir ocultistas para trabajar en planos particulares, se aprestan para semejantes ocasiones, bien sea renunciando voluntariamente a su propio progreso y esperándose en esos grados hasta que la humanidad llegue a ese período, o rehusándose a entrar en Nirvana y sometiéndose a reencarnar con tiempo para alcanzar esos grados cuando la humanidad requiera su asistencia en esa etapa.
          Y aunque  el mundo no sea consciente del hecho, existen ahora mismo ciertos Adeptos que han preferido permanecer  status quo y rehusar tomar los grados superiores, en beneficio de las futuras generaciones de la humanidad. En resumen, como los Adeptos trabajan en armonía, puesto que la unidad es la ley fundamental de su existencia,  han hecho, como si dijéramos, una división del trabajo, conforme a la cual uno de ellos trabaja en el plano y en el tiempo que se le ha asignado, en pro de la elevación espiritual de todos nosotros. Y el proceso de longevidad mencionado en El Elixir de Vida es solamente un medio para un fin que, lejos de ser egoísta, es el propósito más altruista al cual un ser humano puede consagrarse.


The Theosophist, julio 1884.


jueves, 22 de septiembre de 2016

LAS TRES PROPOSICIONES FUNDAMENTALES

LAS TRES PROPOSICIONES FUNDAMENTALES


La Doctrina Secreta establece tres proposiciones fundamentales:
(a) Un PRINCIPIO Omnipresente, Eterno, Sin Límites e Inmutable, sobre el que es imposible toda especulación, ya que trasciende el poder de concepción humano y sólo lograríamos empequeñecerlo con cualquier expresión o comparación de la inteligencia humana. Está fuera del alcance del pensamiento, y según las palabras del Mandukya Upanishad es "inconcebible e inexplicable".

Para que el lector común perciba más claramente estas ideas, he de comenzar con
el postulado de que hay una Realidad Absoluta anterior a todo Ser manifestado y
condicionado. Esta Causa Infinita y Eterna, oscuramente perfilada en el "inconsciente" y lo "Incognoscible" de la actual filosofía europea, es la raíz sin raíz de "todo cuanto fue, es, y será jamás". Está totalmente desprovista de atributos y
permanece esencialmente sin relación alguna con Ser manifestado y de la que la
existencia consciente es sólo un símbolo. Pero en cuanto nos salimos en pensamiento de ésta que consideramos Absoluta Negación, surge la dualidad de Espíritu (o Conciencia) y Materia, Sujeto y Objeto.

El Espíritu (o Conciencia) y la Materia no deben considerarse, sin embargo,
como realidades independientes, sino más bien como dos símbolos o aspectos de lo Absoluto (Parabrahman), que constituyen la base del Ser condicionado, ya sea
subjetivo u objetivo.

Considerando esta triada metafísica como la Raíz de la cual procede toda manifestación, el Gran Aliento viene a ser la Ideación precósmica. El es la fuente y
origen de la fuerza y de toda conciencia Individual, y provee de inteligencia guiadora al vasto plan de Evolución cósmica.
Por otra parte, la substancia-raíz precósmica (Mulaprakriti) es el aspecto de lo Absoluto que subyace en todos los planos objetivos de la Naturaleza. Tal como la ideación precósmica es la raíz de toda conciencia individual, así la Substancia Pre-Cósmica es el substrato de la Materia en sus diversos grados de diferenciación.
Por lo dicho, se verá con claridad que el contraste entre estos dos aspectos de lo
Absoluto es esencial para la existencia del "Universo Manifestado". Separada de la
Substancia cósmica, la Ideación Cósmica no podría manifestarse como conciencia
individual, pues sólo a través de la materia surge la conciencia como un "Yo soy
Yo", siendo necesaria una base física para localizar un rayo de la Mente Universal a un cierto grado de complejidad. A su vez, separada de la ideación Cósmica, la
Substancia Cósmica permanecería como abstracción vacía, en la que no podría
surgir ninguna manifestación de Conciencia.

El "Universo Manifestado", por lo tanto, está todo impregnado de la dualidad, la
cual diríamos viene a ser la esencia misma de su Existencia como "manifestación".
Pero así como los polos opuestos de Sujeto y Objeto, de Espíritu y Materia, son tan sólo aspectos de la Unidad, en la cual están sintetizados, así también en el Universo Manifestado existe "algo" que une el Espíritu a la Materia, el Sujeto al Objeto.

Este algo, desconocido al presente para la especulación occidental, es llamado
Fohat por los ocultistas. Es el "puente" por el cual las "Ideas" que existen en el
Pensamiento Divino pasan a imprimirse en la Substancia Cósmica, como "Leyes de la Naturaleza".
Fohat es pues la energía dinámica de la Ideación Cósmica; o considerado bajo su otro aspecto, es el medio inteligente, el poder directivo de toda manifestación, el "Pensamiento Divino" transmitido y hecho manifiesto por medio de los Dhyan Chohans, los Arquitectos del Mundo visible. Así pues, del Espíritu o Ideación Cósmica viene nuestra conciencia, y de la Substancia Cósmica vienen los diversos vehículos en que esta conciencia se individualiza y llega al yo, a la conciencia de sí mismo o conciencia reflexiva; mientras que Fohat, en sus variadas manifestaciones, es el eslabón misterioso que une la Mente a la materia; el principio vivificador que electriza cada átomo para darle vida.

El siguiente resumen de esta primera proposición fundamental ofrecerá al lector
una idea más clara:
1. El ABSOLUTO: El Parabrahman de los vedantinos o la Realidad Una; SAT, que, como dice Hegel, es al mismo tiempo Absoluto Ser y No-Ser.
2. La primera Manifestación, el Logos impersonal, y en filosofía no manifestado; el precursor del “Manifestado”. Esta es la "Primera Causa", lo "inconsciente" de los panteístas europeos.
3. Espíritu-materia, VIDA; el "Espíritu del universo", Purusha, Prakriti, o segundo Logos.
4. La Ideación Cósmica, MAHAT o Inteligencia, la universal Alma-Mundo; el Nóumeno Cósmico de la Materia, la base de las operaciones inteligentes de la Naturaleza, llamada también MAHA-BUDDHI. La REALIDAD UNA; sus aspectos duales en el Universo Condicionado.

Las otras dos proposiciones fundamentales de la Doctrina Secreta son:
(b) La Eternidad del Universo in foto, como un campo ilimitado, es periódicamente "el escenario de Universos innumerables, manifestándose y desapareciendo incesantemente", llamados "las estrellas que se manifiestan" y las "chispas de la Eternidad". "La Eternidad del Peregrino es como un abrir y cerrar de ojos de la Existencia por Sí misma", dice el libro de Dzyan. La aparición y desaparición de Mundos, es como el flujo y el reflujo regular de las mareas.

Esta segunda aserción de la Doctrina Secreta es pues la universalidad absoluta de la ley de periodicidad, de flujo y reflujo, de crecimiento y decadencia, que la ciencia física ha observado y registrado en todos los planos de la Naturaleza. Alternaciones tales como Día y Noche, Vida y Muerte, Vigilia y Sueño, son hechos tan comunes, tan perfectamente universales y sin excepción, que será fácil comprender por qué vemos en ellos en acción una de las leyes absolutamente fundamentales del Universo.

Enseña también la Doctrina Secreta:
(c) La identidad fundamental de todas las almas con el Alma Suprema Universal, siendo esta última un aspecto de la Raíz Desconocida; y también el obligatorio peregrinaje de cada alma — que es su destello — a través del Ciclo de Encarnación o de "Necesidad", de acuerdo con la Ley Cíclica y Kármica, durante todo el inmenso período.

En otras palabras: ningún Buddhi puramente espiritual (Alma Divina) puede tener una existencia consciente independiente, antes de que la chispa que brotó de la Esencia pura del Sexto Principio Universal, o sea, del ALMA SUPREMA, haya (a) pasado por todas las formas elementales pertenecientes al mundo fenoménico de aquel Manvántara, y
(b) adquirido individualidad, primeramente por impulso natural, y después por los esfuerzos propios conscientemente dirigidos (y regulados por su Karma), ascendiendo así por todos los grados de inteligencia, desde el Manas (o Mente) inferior hasta el superior; desde el mineral y la planta hasta el Arcángel más santo (Dhyan-Buddha).
La Doctrina fundamental de la Filosofía Esotérica no admite en el hombre, ni privilegios ni dones especiales, salvo aquellos ganados por su propio ego, por esfuerzo y mérito propios, a través de una larga serie de metempsícosis y reencarnaciones.


("La Doctrina Secreta", Vol. 1, pp, 13-17 de la edición original en inglés de 1888)


LOS DIEZ PUNTOS DE "ISIS SIN VELO"

LOS DIEZ PUNTOS DE "ISIS SIN VELO"

Para comprender los principios de la ley natural envuelta en la variedad de fenómenos que se describen a continuación, el lector ha de tener presente las proposiciones fundamentales de la filosofía oriental que aquí se exponen.

Recapitulemos brevemente:
1- No hay milagro. Todo lo que sucede es el resultado de la ley, eterna, inmutable, y por siempre activa. El milagro aparente es tan sólo el efecto de fuerzas contrarias a lo que el Dr. W. B. Carpenter, F.R.S. -un hombre de gran intelecto pero de poco conocimiento- llama "las bien conocidas leyes de la Naturaleza". Como muchos de su clase, el Dr. Carpenter ignora el factor de que hay leyes que fueron una vez "conocidas" y son hoy desconocidas por la ciencia.

2- La Naturaleza es trina: hay la Naturaleza objetiva y visible; otra invisible que la energiza y que es su modelo exacto y principio vital; y por encima de ambas, el Espíritu, la fuente de toda fuerza, y en sí lo único eterno e indestructible. Las dos primeras, interiores, cambian constantemente; la tercera, la superior, no cambia.

3- El hombre es también trino: él tiene su cuerpo físico objetivo; su cuerpo vitalizador (o alma) astral, que es el hombre real; y estos dos son iluminados por el tercero -el soberano espíritu inmortal. Cuando el hombre verdadero logra unificarse con el último, se convierte en una entidad inmortal.

4- La Magia, como una ciencia, es el conocimiento de esos principios, y también de la forma por la que la omnisciencia del Espíritu y su control sobre las fuerzas de la Naturaleza, pueden ser adquiridos por el individuo estando aún en el cuerpo. La Magia, como un arte, es la aplicación de este saber en la práctica.

5- Mal aplicado, el conocimiento Arcano es hechicería; benéficamente usada, la verdadera magia es SABIDURIA.

6- La mediumnidad es lo opuesto al adeptado del mago blanco; el médium es el instrumento pasivo de fuerzas extrañas, el Adepto activamente se controla a sí mismo y a todas las potencias Inferiores.

7-  Todas las cosas que siempre fueron, que son, o que serán, tienen su registro en la Luz Astral, el registro del Universo invisible; el Adepto Iniciado, usando la visión de su propio espíritu, puede saber todo lo que ha sido, es, y podrá ser conocido.

8- Las razas humanas difieren tanto en sus dones espirituales como en su color, estatura o cualquiera otra cualidad externa; entre cierta gente prevalece la videncia natural, entre otras la mediumnidad. Hay unos adictos a hechicería, y transmiten sus secretas reglas prácticas de generación en generación, con el resultado de una gama de tonos psíquicos más o menos amplia.


9- Un aspecto del arte mágico consiste en el retiro consciente y voluntario del hombre interno (la forma astral) de dentro del hombre externo (el cuerpo tísico). Este retiro también ocurre en el caso de ciertos médiums, pero es Inconsciente e involuntario. En este último caso, el cuerpo queda más o menos cataléptico, pero en el Adepto la ausencia de la forma astral no sería notada, ya que los sentidos físicos permanecen alerta y el individuo parece estar solo en una momentánea abstracción.

10- La piedra angular de la MAGIA es un conocimiento profundo y práctico del magnetismo y de la electricidad; de sus cualidades, correlaciones y potencias. Es específicamente necesaria una familiaridad con sus efectos en y sobre los reinos del animal y del hombre.

Para resumir todo esto en unas pocas palabras, la MAGIA es SABIDURIA espiritual, la Naturaleza es su aliado material, pupila y servidora del mago, un principio vital común compenetra todas las cosas, y esto es controlable por la  perfeccionada voluntad humana.