LAS CARTAS DE LOS
MAHATMAS.
CARTA N°. 14
(Transcrita de una copia
manuscrita del señor Sinnett.)
Carta del Mahatma
K.H. a A. P. Sinnett.
Carta de K.H.
contestando preguntas. Recibida por A.O.H. el 9 de julio de 1882.
(1)
Entendemos que el ciclo de necesidad de la gestación del hombre en nuestro
sistema solar se compone de 13 globos objetivos, de los cuales el nuestro es el
más bajo, seis en el ciclo ascendente y seis en el descendente, con un
decimocuarto más bajo todavía que el nuestro.
¿Es
esto correcto?
(1) El número no es totalmente exacto. Hay siete globos objetivos y siete subjetivos
(ahora, por primera vez, se me ha autorizado a darle el número exacto), los mundos de las causas y de los efectos.
Entre los primeros,
nuestra
tierra ocupa el punto crucial donde se equilibra la materia y el espíritu. Pero
no se moleste usted haciendo cálculos, ni siquiera sobre esta base correcta,
porque sólo le llenaría de confusión, teniendo
en cuenta las infinitas ramificaciones del número siete (que es uno de nuestros
mayores misterios) al estar tan íntimamente relacionado y ser interdependiente
con los siete principios de la Naturaleza y del hombre — esta cifra es lo
único que se me ha permitido (por ahora) proporcionarle. Lo que puedo revelar,
ya lo hago en una carta que estoy terminando.
(2)
Entendemos que, por debajo del hombre, usted estima no tres reinos —como
hacemos nosotros (mineral, vegetal y animal), sino siete. Enumérelos y
explíquelos, por favor.
(2) Por debajo del hombre hay tres reinos en la
región objetiva y tres en la subjetiva que, con el hombre, constituyen un
septenario.
Dos de los tres
primeros nadie más que un iniciado podría concebirlos;
el tercero es el
reino Interior—bajo la corteza terrestre— el cual podríamos nombrar pero
tendríamos
dificultades para describirlo.
Estos
siete reinos están precedidos por otros numerosos estados y combinaciones septenarias.
(3)
Entendemos que la mónada, que empieza en el mundo más elevado de la serie descendente,
aparece allí con una configuración mineral y prosigue
a través de una serie de siete estructuras que representan las siete clases en
las que se divide el reino mineral; y que hecho esto pasa al planeta siguiente
y hace lo mismo (deliberadamente
no digo nada de los mundos de resultados, donde la mónada recoge el resultado
de las experiencias realizadas en el último mundo y donde obtiene la preparación
necesaria para su paso al mundo siguiente),
y así sucesivamente en las trece
esferas, lo que hace un total de 91 existencias como minerales,
(a)
¿Es esto correcto?
(b)
Si lo es, ¿qué grupos son los que debemos computar en el reino mineral? Además
(c)
¿Cómo pasa la mónada de una estructura a otra?; en el caso de invegetalizaciones
y encarnaciones, la planta y el animal mueren pero, hasta donde se nos alcanza,
el mineral no muere; por lo tanto, ¿cómo pasa la mónada, en la primera ronda,
de una inmetalización a otra?
(d)
¿Tiene cada molécula mineral separada una mónada, o sólo la tienen aquellos
grupos de moléculas donde se observa una clara estructura, como en los cristales?
(3) Sí; en nuestra
sarta de mundos la mónada empieza en el
Globo "A" de la serie descendente, y pasando a través de todas
las evoluciones preliminares y combinaciones de los tres primeros
reinos, se encuentra envuelta en su primera forma
mineral (en lo que llamo raza cuando hablo del hombre y que podemos denominar
grupos, en general) —de la clase I. Sólo que pasa a través de siete en
lugar de "trece esferas", incluso omitiendo los "mundos de resultados"
intermedios. Después de haber pasado a
través de sus siete grandes grados de inmetalización (una buena palabra
ésta) con sus ramificaciones septenarias —la
mónada da nacimiento al reino vegetal y pasa al siguiente planeta
"B".
(a) Tal como usted
lo ve ahora, excepción hecha de las cifras.
(b) Los geólogos de
ustedes dividen —creo— las rocas en tres grandes grupos —rocas areniscas,
graníticas y calizas; o sea, sedimentarias, ígneas y orgánicas, según sus
características físicas, igual que los psicólogos y los espiritistas dividen al
hombre en una trinidad de cuerpo, alma y espíritu.
Nuestro método es
totalmente distinto. Clasificamos los
minerales (y también los demás reinos) según sus propiedades ocultas, es decir,
según la proporción relativa de los siete principios universales que contienen.
Siento tener que negarme, pero no puedo, no estoy autorizado a contestar su
pregunta. Sin embargo, para facilitarle una cuestión de simple nomenclatura
le aconsejaría que estudiara a fondo los siete principios en el hombre y
separara entonces, correlativamente, los siete grandes grupos de minerales.
Por ejemplo, el
grupo de los sedimentarios correspondería (químicamente hablando) al cuerpo
compuesto del hombre o su primer principio;
el grupo orgánico,
correspondería al segundo principio o jiva (algunos lo llaman el tercero), etc.
etc.
Debe usted ejercitar
su propia intuición en esto. Así podría también intuir ciertas verdades, incluso
en lo referente a sus propiedades. Estoy más que deseoso de ayudarle, pero las
cosas tienen que ser divulgadas gradualmente,
(c) Por osmosis oculta. La planta y el animal
abandonan sus caparazones cuando la vida se extingue. Lo mismo hace el mineral, sólo que a intervalos más largos ya que su
cuerpo rocoso es más resistente. El mineral muere al final de cada ciclo
manvantárico o al término de una "Ronda", como usted lo llamaría.
Esto se explica en la carta que estoy preparando para usted,
(d) Cada molécula es parte de la Vida Universal.
El
alma del hombre (sus principios cuarto y quinto) no es más que un compuesto de las entidades
desarrolladas del reino inferior.
La superabundancia
o la preponderancia de un compuesto sobre otro determinarán, a menudo, los
instintos y pasiones de un hombre, a menos que éstas sean controladas por la
influencia suavizadora y espiritualizadora de su sexto principio.
(4)
Observe, por favor, que nosotros llamamos "ronda" al Gran Ciclo que
la mónada ha recorrido en el reino mineral, la cual, según entendemos, contiene
trece estaciones (siete) o mundos objetivos más o menos materiales. En cada una
de estas estaciones la mónada realiza lo que llamamos un "anillo
mundial" que incluye siete inmetalizaciones, una en cada una de las siete
clases de este reino. ¿Se admite ésto como una nomenclatura correcta?
(4) Creo que ello aumentará la confusión.
Hemos
convenido en llamar "Ronda" al paso de una mónada desde el Globo
"A" al Globo "Z" (o "G") a través de su
experiencia en todos y cada uno de los cuatro reinos, es decir, como mineral,
vegetal, animal y como ser humano o como miembro del reino Dévico. La expresión
"anillo mundial" es correcta. M. aconsejó insistentemente al señor
Sinnett que decidiera una nomenclatura antes de seguir adelante.
Hasta la fecha se
le han proporcionado a usted unos cuantos hechos aislados de contrabando y fraudulentamente.
Pero, puesto que parece estar real y seriamente decidido a estudiar y a aprovechar
nuestra filosofía, ya es hora de que empecemos a trabajar en serio. El que nos veamos
obligados a negar a nuestros amigos una exposición de las matemáticas
superiores no es razón para que nos neguemos a enseñarles aritmética.
La mónada realiza
no solamente "anillos mundiales" o siete inmetalizaciones,
invegetalizaciones, zoonizaciones (?) y encarnaciones mayores —sino también una
infinidad de sub-anillos o giros, subordinados todos en series de siete. Así
como el geólogo divide la corteza terrestre en grandes divisiones, subdivisiones,
compartimentos menores y zonas, el botánico divide sus plantas en órdenes, clases
y especies, y el zoólogo agrupa a sus individuos en clases, órdenes y familias,
del mismo modo que nosotros tenemos nuestras clasificaciones convencionales y
nuestra nomenclatura. Pero, además de resultar todo esto incomprensible para
usted, tendrían que escribirse volúmenes y mas volúmenes sobre los Libros
Kiu-te y otros. Los comentarios de estos libros son todavía más difíciles.
Están llenos de los más abstrusos cálculos matemáticos, cuya clave, en su mayor
parte, está únicamente en manos de nuestros adeptos más elevados, ya que,
exponiendo como lo hacen la infinitud de las manifestaciones fenomenales en las
proyecciones adicionales de la Fuerza única, son además secretos. Por tanto,
dudo que me sea permitido, por ahora, proporcionarle algo más que una mera idea
unitaria o fundamental. De todos modos haré lo que pueda.
(5)
Entendemos que una mónada realiza análogamente una ronda completa en cada uno
de los otros seis reinos de que usted habla, deteniéndose en cada una de las
trece estaciones para pasar allí un anillo mundial de siete vidas, una vida en
cada una de las siete clases en las que se divide cada uno de dichos seis
reinos.
¿Es esto
correcto?
Y si
es así, ¿no nos indicará las siete clases de estos seis reinos?
(5) Si por reinos
se quiere indicar los siete reinos o regiones de la tierra —y no veo cómo podrían
querer decir otra cosa— entonces la pregunta está contestada en mi respuesta a
su Pregunta (2); y si es así, entonces cinco de los siete están ya enumerados.
Los dos primeros están relacionados, al igual que el tercero, con la evolución
de los elementales y del reino Interior.
(6)
Si estamos en lo cierto, las existencias totales anteriores al período humano
suman 637.
¿Es
ésto exacto?
O
bien, ¿hay siete existencias en cada clase de cada reino: 4.459? O bien,
¿cuáles
son las cifras totales y cómo se las divide?
Un
punto más todavía. En estos reinos inferiores, ¿es invariable, por así decirlo,
el número de vidas, o varía?; y si varía, ¿cómo, por qué y en qué límites?
(6) Al no estarme
permitido proporcionarle la verdad completa o divulgar el número de fracciones
aisladas, no puedo satisfacerle dándole el número total. Tenga la seguridad, mi
querido hermano, que para aquel que no busca convertirse en un ocultista
práctico estos números carecen de importancia. Incluso a nuestros chelas
superiores les son negados estos pormenores hasta el momento de su iniciación
en el adeptado. Estas cifras, como ya le he dicho, están entrelazadas de un
modo tal con los profundos misterios psicológicos, que divulgar la clave equivaldría
a poner el cetro del poder al alcance de todo hombre inteligente que leyera su
libro. Todo lo que puedo decirle es que
dentro
del Manvántara Solar, el número de existencias o de actividades vitales de la
mónada es fijo, pero existen
variaciones locales de número en los sistemas menores, en los mundos individuales,
las rondas y los anillos mundiales, según las circunstancias. Y por lo que a eso
respecta, recuerde también que las personalidades humanas son aniquiladas a
menudo, mientras que las entidades, ya sean simples o compuestas, completan
todos los ciclos de necesidad menores y mayores, en cualquier forma que sea.
(7)
Hasta aquí esperamos que nuestras ideas hayan sido suficientemente acertadas,
pero cuando llegamos al hombre se vuelven confusas.
(7) Y no es
extraño, ya que no se le ha dado la información exacta.
(7a)
¿Recorre la mónada, como Hombre (desde el antropoide humano hacia arriba) una o
siete rondas, según se define anteriormente? Colegimos que es lo último.
(7a) Como
hombre-simio, realiza absolutamente la misma cantidad de rondas y anillos que toda
otra raza o clase; es decir, recorre una Ronda y en cada planeta, desde
"A" a "Z", tiene que pasar por 7 razas principales como
hombre-simio y por otras tantas sub-razas, etc. etc., (Vea las notas
suplementarias) tal como la raza descrita más arriba.
(7b)
En cada ronda, ¿se compone este círculo mundial de siete vidas en 7 razas, (49)
o sólo de siete vidas en una raza? No estamos seguros en qué sentido utiliza
usted la palabra raza, si es que hay solamente una
raza para cada estación de cada ronda, es decir, una raza para cada círculo mundial,
o si es que hay siete razas (con sus siete ramificaciones y una vida para cada una
en cada caso) en cada círculo mundial. Además, por sus palabras: "y a través
de cada una de éstas, el hombre tiene que evolucionar antes de pasar a la
siguiente raza superior, y eso siete veces", no estamos seguros de que no
haya siete vidas en cada ramificación, tal como usted la llama, o en cada
sub-raza, como diríamos nosotros, si le parece bien. Así, puede que haya siete
rondas, cada una con siete razas, cada una con siete sub-razas, cada una con
siete encarnaciones = 13 x 7 x 7 x 7 x 7 = 31.213 vidas, o bien una ronda con
siete razas y siete sub-razas y una vida en cada una = 13 x 7 x 7 = 637 vidas,
o sea, 4.459 vidas. Por favor, corríjanos aquí, indicándonos el número normal
de vidas (las cifras exactas variarán debido a los idiotas, los niños, etc. que
no cuentan) y díganos cómo dividirlo.
(7b) Tal como en la raza descrita anteriormente, es
decir, en cada planeta —incluido nuestra Tierra— el hombre tiene que recorrer
siete anillos a través de siete razas (uno en cada una) y siete ramificaciones
multiplicadas por siete.
Hay siete
razas-raíz y siete sub-razas o ramificaciones.
Nuestra doctrina
considera la antropología como un sueño absurdo y sin sentido por parte de los
fanáticos y la limita a la etnología. Es posible que mi nomenclatura deje mucho
que desear; en ese caso, puede usted cambiarla. Lo que yo llamo "raza"
usted lo denominaría tal vez con el término "estirpe", aunque la
palabra "sub-raza" expresa mejor lo que queremos decir que la palabra
"familia" o "división" del género homo. Sin
embargo, para ayudarle a ver claro hasta aquí, le diré que hay una vida en cada una de las siete razas-raíz; siete vidas en
cada una de las 49 sub-razas, es decir, 7 x 7 x 7 = 343, y añada todavía 7 más.
Y luego, una serie
de vidas en razas subsidiarias y ramificaciones; sumando 777 el número de encarnaciones
del hombre en cada estación o planeta. El principio de aceleración y aminoración
se aplica de tal modo que se eliminan todas las estirpes inferiores y se deja
sólo una superior para formar el último anillo. Eso no es mucho para distribuirlo
en unos cuantos millones de años que el hombre pasa en un mismo planeta.
Admitamos solamente un millón de años —período sospechado
y ahora aceptado por la ciencia de ustedes— para representar el término
completo de la existencia del hombre en nuestra Tierra en esta Ronda y asignemos
un promedio de un siglo para cada vida y encontramos que, mientras que el
hombre no ha pasado más que 77.700 años en todas sus vidas en nuestro planeta
(en esta Ronda), ha pasado en cambio en las esferas subjetivas 922.300 años.
¡No resulta demasiado halagüeño para los exagerados reencamacionistas modernos
que recuerdan sus diferentes existencias previas!
Si
usted se sintiera tentado a realizar algunos cálculos, no olvide que hemos
computado, en lo que antecede, solamente un promedio total de vidas con
conciencia y responsabilidad. No se ha dicho
nada en cuanto a los fracasos de la naturaleza en abortos, idiotas congénitos, mortalidad
infantil en su primer ciclo septenario, ni de las excepciones, de las que no
puedo hablar. Tampoco debe usted dejar de recordar que el promedio de una
vida humana varía enormemente según las Rondas. Aunque esté obligado a negarle
información sobre muchos puntos, si usted llegara a desentrañar algunos de los
problemas por sus propios medios, será mi deber decírselo. Trate de resolver el
problema de las 777 encarnaciones.
(8)
"M" (Morya)dijo que todo el género humano está en la cuarta ronda; la
quinta no ha comenzado todavía, pero pronto lo hará. ¿Fue ésto un lapsus? Si lo
es, entonces, cotejando esto con sus presentes observaciones llegamos a la
conclusión de que todo el género humano está en la cuarta ronda (aunque en otro
lugar usted parece decir que estamos en la quinta); que los hombres superiores
que actualmente se encuentran en esta tierra pertenecen a la primera subraza de
la quinta raza, la mayoría a la séptima subraza de la cuarta raza y también con
restos de las otras subrazas de la cuarta raza y la séptima subraza de la
tercera raza. Le rogamos que nos aclare estos datos.
(8) "M"
sabe muy poco inglés y detesta escribir. Pero incluso yo hubiera podido muy
bien servirme de la misma expresión.
Unas
cuantas gotas de lluvia no hacen un monzón, aunque lo presagien.
La
quinta ronda no ha empezado todavía en nuestra tierra, y las razas y
sub-razas de una ronda no deben confundirse con las de otra. Puede decirse que
la humanidad de la quinta ronda habrá "empezado" cuando no quede en
el planeta precedente ni un solo hombre de aquella ronda, y en nuestra tierra
ni uno solo de la cuarta ronda. También
sabrá usted que los fortuitos hombres de la quinta ronda (muy escasos y
contados) que aparecen entre nosotros como heraldos, no engendran en la tierra
progenie de la quinta ronda.
Platón y Confucio
fueron hombres de la quinta ronda, y nuestro Señor fue un hombre de la sexta (del misterio de
su avatar hablaré en mi próxima carta) y ni siquiera el hijo de Gautama Buddha
fue otra cosa más que un hombre de la cuarta ronda.
Nuestros términos
místicos, en su tosca transliteración del sánscrito al inglés, resultan tan confusos
para nosotros como para ustedes —especialmente para "M". A menos que
al escribirle uno de nosotros no tome su pluma de adepto y la use en calidad de
tal desde la primera a la última palabra, estamos
tan expuestos a tener un "lapsus" como cualquier otro hombre.
No,
no estamos en la quinta ronda, pero hombres de la quinta ronda han estado llegando
a la tierra durante los últimos milenios. Pero, ¿qué significa ese mísero período de tiempo en
comparación con uno solo de los varios millones de años pasados por el hombre
en la tierra durante una sola ronda?
K.H.
Le ruego que, con
todo cuidado, examine unos cuantos detalles adicionales que le doy en las últimas
páginas sueltas. Damodar ha recibido órdenes de enviarle la Nro. 3 de las
cartas de Terry —un buen material para el folleto Nro. 3 de los Fragmentos de la Verdad Oculta.
Esta figura
representa, en términos generales, el desarrollo de una humanidad en un planeta
—digamos nuestra Tierra. El hombre evoluciona en siete razas mayores o razas
raíz; en 49 razas menores; y las razas secundarias o subordinadas, las
ramificaciones de estas últimas, no están representadas en el dibujo.
La flecha indica la
dirección seguida por el impulso evolutivo. Los números I, II, III, IV, etc., son
las siete razas mayores o razas-raíz.
Los números 1, 2,
3, etc., son las razas menores. a, a, a, son las razas secundarias o ramificaciones.
N, es el punto inicial y terminal de la evolución en el planeta. S, es el punto
axial donde el desarrollo se equilibra o se ajusta en cada evolución de la
raza.
E, son los puntos
ecuatoriales donde, en el arco descendente, el intelecto deja atrás a la espiritualidad,
y en el arco ascendente la espiritualidad vence al intelecto.
(N.B.— Lo que
antecede está escrito de mano de D.K. —el resto de mano de K.H.—A.P.S.)
P.D.—Con la prisa,
D.J.K. hizo el dibujo algo inclinado, fuera de la perpendicular; pero servirá
como un apunte imperfecto. Lo dibujó para representar la evolución en un solo planeta,
pero yo he añadido una palabra o dos para que también pueda aplicarse (y así
es) a una cadena entera manvantárica de mundos.
K.H.
EL HOMBRE EN UN
PLANETA (Véase
a continuación la explicación de la figura.)
NOTAS
SUPLEMENTARIAS
Cada vez que una
pregunta sobre la evolución o sobre el desarrollo en cualquier Reino se presente
ante usted, tenga siempre presente que todo
está sometido a la regla septenaria de series con sus correspondencias y su
mutua relación con todas las partes de la naturaleza. En la evolución del
hombre existe el punto más alto, el punto más bajo, un arco descendente y un
arco ascendente. Como es el
"Espíritu" el que se transforma en "materia" (y no es la "materia" la que
asciende —pero) es la materia la que se
convierte una vez más en espíritu, es evidente que la primera evolución de la
raza del planeta y la última (al igual
que la de cada ronda) debe ser más
etérea, más espiritual; la 4ª raza o la del nivel más inferior tendrá que
ser más física (progresivamente, en cada ronda, desde luego) y, al mismo
tiempo —como la inteligencia física es la manifestación velada de la
inteligencia espiritual— cada raza evolucionada en el arco descendente
debe ser físicamente más inteligente que su predecesora, y cada una en el arco
ascendente debe tener una forma más refinada de mentalidad mezclada con
intuición espiritual.
La primera raza (o
estirpe) de la primera ronda, después de un manvántara solar sería pues, una raza de
hombres-dioses, de una configuración casi impalpable, y en realidad así
es; (por favor, espere mi próxima carta antes de que esto vuelva a confundirle
o a embrollarle —ella le explicará muchas cosas) pero entonces surge la
dificultad para el estudiante de conciliar este hecho con la evolución del
hombre a partir del animal, por muy superior que sea su forma entre los antropoides.
Y sin embargo, es conciliable para aquel que se atenga religiosamente a una
estricta analogía entre las operaciones de los dos mundos, el visible y el
invisible —en realidad un solo mundo, ya que uno está actuando dentro de sí
mismo, por así decirlo.
Ahora
bien, hay —tiene que haberlos— "fracasos" en las razas etéreas de las
muchas clases de Dhyan Chohans o Devas, lo mismo que entre los hombres. Pero
sin embargo, estos fracasos están demasiado adelantados y espiritualizados para
verse obligados a retroceder desde su estado de Dhyan Chohan, al vórtice de una
nueva evolución primordial a través de los reinos inferiores —he aquí lo que
ocurre: cuando tiene que evolucionar un nuevo sistema solar, estos Dhyan
Chohans (recuerde la alegoría hindú de los Devas Caídos, arrojados por Siva al Andarah
(Nos preguntamos si se tratará del Antarâla (estado
intermedio). a
quienes Parabrahm permite que lo consideren como un estado intermedio donde ellos
pueden prepararse, mediante una serie de renacimientos en esa nueva esfera,
para un estado superior —una nueva regeneración) son conducidos a él por la
afluencia "en cabeza" de los elementales y se quedan como fuerza
espiritual, latente o inactiva, en el aura del mundo naciente de un nuevo sistema,
hasta que se alcanza la etapa de evolución humana.
Entonces,
el Karma los alcanza y tendrán que apurar hasta la última gota de la amarga
copa de la retribución. Después, se convierten en una Fuerza activa y se unen a
los Elementales o a entidades avanzadas del reino animal puro, para desarrollar,
poco a poco, el tipo completo de humanidad. En esta combinación pierden su
inteligencia superior y su espiritualidad dévica, para recuperarlas al final
del séptimo anillo de la séptima ronda.
De
manera que tenemos:
1ª Ronda. —Un ser etéreo— no
inteligente pero super-espiritual. En cada una de las subsiguientes razas,
sub-razas y razas menores de evolución, este ser se desarrolla cada vez más en
un ser delimitado o encarnado, pero todavía preponderantemente etéreo. Y del
mismo modo que el animal y el vegetal, él desarrolla cuerpos monstruosos en
correspondencia con la tosquedad del medio ambiente.
2ª Ronda. —Todavía es
gigantesco y etéreo, pero con un desarrollo corporal más sólido y más condensado
—un hombre más físico, pero todavía menos inteligente que espiritual, porque la
mente es una evolución más lenta y más difícil que la estructura física, y no
se desarrollará tan rápidamente como el cuerpo.
3ª Ronda. —Ahora tiene un
cuerpo perfectamente concreto o compacto; al principio revestido de la forma de
un simio gigante y más inteligente (o más bien astuto) que espiritual. Porque en
el arco descendente ya ha alcanzado el punto en que su espiritualidad
primordial queda eclipsada u oscurecida por la naciente mentalidad. En la
última mitad de esta tercera ronda, su estatura gigantesca se reduce, su cuerpo
mejora en contextura (tal vez el microscopio podría ayudar a demostrar ésto) y
se convierte en un ser más racional —aunque todavía es más un simio que un
hombre Deva.
4ª Ronda. —El
intelecto tiene un enorme desarrollo en esta ronda. Las razas mudas adquieren nuestro
lenguaje humano, en nuestro globo, en el cual, a partir de la 4ª Raza, el
lenguaje se perfecciona y aumenta el conocimiento de las cosas físicas. En este
punto, a mitad de camino de la 4ª ronda, la Humanidad cruza el punto axial del
ciclo menor del Manvántara. (Además, en el punto medio de cada evolución mayor
o raza-raíz de cada ronda, el hombre cruza el ecuador a su paso en ese planeta,
y la misma regla se aplica al conjunto de la evolución, o sea a las siete rondas
del Manvántara menor — 7 rondas ÷ 2 = 3½ rondas).
En este punto,
pues, el mundo rebosa con los resultados de la actividad intelectual y con la
decadencia de la espiritualidad.
En la primera mitad
de la cuarta raza, nacieron las ciencias, las artes, la literatura y la
filosofía, se eclipsaron en una nación y renacieron en otra, girando en ciclos septenarios
la civilización y el desarrollo intelectual, igual que todo el resto; mientras
que no es hasta la última mitad que el Ego espiritual empieza su verdadera
lucha con el cuerpo y la mente para manifestar sus poderes trascendentes.
¿Quién ayudará en
la gigantesca batalla que se avecina?
¿Quién? Dichoso el
hombre que tienda una mano generosa.
5ª Ronda. —Continúan el
mismo desarrollo relativo y la misma lucha.
6ª Ronda.
7ª Ronda.
De estas dos
últimas no es necesario hablar.
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