LAS CARTAS DE LOS
MAHATMAS.
CARTA N°. 11
Carta del Mahatma
K.H. a A. P. Sinnett.
Transcrita de una
copia manuscrita del señor Sinnett
Recibida por A.O.H.
el 30 de junio de 1882.
La prudencia más
elemental me hace dudar ante el pensamiento de emprender mi nuevo papel de
"instructor". Si M. no le
satisface demasiado, me temo que yo todavía le satisfaré menos ya que, además
de ser parco en mis explicaciones —porque existen miles de cosas que tendré que
dejar sin revelar por mi voto de silencio— dispongo de mucho menos tiempo que
él.
Sin embargo,
trataré de hacer lo que pueda. Que no se diga que fracasé al no reconocer su
sincero deseo actual de ser útil a la Sociedad, y por lo tanto a la Humanidad,
porque soy profundamente consciente del hecho de que nadie en la India está
mejor capacitado que usted para dispersar las nieblas de la superstición y del
error popular, arrojando luz sobre los problemas más oscuros. Pero antes de que
conteste a sus preguntas y de proseguir la explicación de nuestra doctrina,
tendré que iniciar mis respuestas con una larga introducción.
…
Para comprender mis
respuestas, ante todo tendrá que considerar la Esencia eterna, el Swabhavat, no como un
elemento compuesto al que usted llama espíritu-materia, sino como el elemento único para el cual el idioma
inglés no tiene ningún nombre. Es, a la
vez, pasivo y activo, Esencia-Espíritu puro en su condición de carácter
absoluto y en reposo; materia pura en su estado finito y condicionado —al igual
que un gas imponderable, o como ese gran desconocido al que la ciencia se ha
complacido en llamar Fuerza.
Cuando
los poetas hablan del "océano sin orillas de la inmutabilidad", no
debemos considerar esta expresión más que como una divertida paradoja, ya que nosotros
sostenemos que no existe la inmutabilidad —al menos no en nuestro sistema solar.
La inmutabilidad —dicen los teístas y los cristianos—
"es un atributo de Dios", e inmediatamente dotan a ese Dios con toda
cualidad y todo atributo mudable y variable, habido y por haber, y creen haber
resuelto lo insoluble y haber descubierto la cuadratura del círculo.
A esto contestamos
que si eso a lo que los teístas llaman Dios, y la ciencia "Fuerza" y
"Energía Potencial", se convirtiera en inmutable, aunque fuera por un
solo instante, aún durante el Maha-Pralaya, período en el que incluso Brahm, el
arquitecto creador del mundo se dice que se ha sumido en el no-ser, entonces no
podría existir ningún Manvántara y sólo el espacio reinaría inconsciente y
supremo en la eternidad del tiempo.
Sin embargo, el
teísmo, al hablar de una inmutabilidad mudable, no es más absurdo que la
ciencia materialista cuando habla de "energía potencial latente" y de
la indestructibilidad de la materia y de la fuerza.
¿Qué es lo que
entendemos por indestructible?
Es ese algo
invisible que mueve la materia, o ¡la energía de los cuerpos en movimiento!
¿Qué sabe la
ciencia moderna de la fuerza propiamente dicha, o de la causa o las causas del movimiento?
¿Cómo puede existir
algo como energía potencial, es decir, una energía que tenga un poder latente
inactivo, puesto que es energía sólo en tanto que mueve la materia y que si
alguna vez dejara de mover la materia dejaría de ser, y con ella desaparecería
la misma materia?
Pero, ¿es
"fuerza" un término más acertado?
Hace
unos treinta y cinco años, un doctor llamado Mayer lanzó la hipótesis, aceptada
ahora como axioma, de que la fuerza, en el sentido que le da la ciencia
moderna, es indestructible, como la materia; es decir, que cuando deja de
manifestarse en una forma, sigue existiendo y no ha hecho más que pasar a otra
forma.
Y sin
embargo, vuestros hombres de ciencia no han encontrado un solo caso en el que
una fuerza se transforme en otra, y el señor Tyndall dice a sus adversarios que
"en ningún caso la fuerza que produce el movimiento se aniquila ni se
transforma en ninguna otra cosa". Es más, le estamos reconocidos a la
ciencia moderna por el nuevo descubrimiento de que existe una relación
cuantitativa entre la energía dinámica productora de algo y ese
"algo" que produce.
Indudablemente, existe
una relación cuantitativa entre la causa y el efecto, entre la cantidad de energía
empleada para romperle la nariz a un semejante y el daño causado a esa nariz,
pero esto no resuelve en lo más mínimo el misterio de lo que ellos se complacen
en llamar correlaciones, puesto que puede demostrarse fácilmente, y ello con la
autoridad de esa misma ciencia, que ni el movimiento ni la energía son
indestructibles, y que las fuerzas físicas no son, en absoluto, convertibles
una en otra.
A mi vez, y con su
propia fraseología, yo les interrogaré y veremos si sus teorías están
calculadas para servir de contención a nuestras "asombrosas
doctrinas".
Al prepararme, tal
como lo hago, para exponer una enseñanza diametralmente opuesta a la suya, es
más que razonable que trate de despejar el terreno de hojarasca científica, no
sea que lo que tengo que decir cayera en un terreno demasiado recargado y sólo
produjera malezas.
"Esta materia
prima, potencial o imaginaria, no puede existir sin forma", dice Raleigh, y tiene razón,
puesto que la materia prima de la ciencia no existe más que en la imaginación
de ellos.
¿Es que pueden
decir que a la materia del Universo la ha estado moviendo siempre la misma
cantidad de energía?
Por supuesto que
no, mientras sigan enseñando que cuando los elementos del cosmos material
—elementos que tuvieron primero que manifestarse en estado gaseoso no
combinado— se estaban uniendo, la cantidad de energía de la materia en
movimiento era un millón de veces mayor de lo que es ahora, cuando nuestro
globo se está enfriando.
Porque, ¿a dónde fue a
parar el calor generado por ese tremendo proceso de construcción de un
universo?
A las vacías
regiones del espacio, dicen ellos. Muy bien, pero si se ha ido para siempre del
universo material, y si la energía que opera en la tierra no ha sido nunca y en
ningún momento la misma, entonces, ¿cómo
pueden tratar de sostener que la "cantidad invariable de energía",
esa energía potencial que un cuerpo puede ejercer algunas veces, la FUERZA que
pasa de un cuerpo a otro produciendo el movimiento, sin embargo "no se
aniquila ni se transforma en ninguna otra cosa"? Sí, se nos
contesta, "pero seguimos sosteniendo su indestructibilidad; mientras siga
conectada con la materia nunca puede dejar de ser, ni más ni menos".
Veamos ahora si ésto es así. Yo lanzo un ladrillo a un albañil que está
construyendo el tejado de un templo. El lo coge y lo coloca con mortero en el tejado.
La gravedad superó a la energía propulsora que inició el movimiento ascendente
del ladrillo, y a la energía dinámica del ladrillo que ascendía, hasta que dejó
de ascender. En ese momento fue atrapado y colocado en el tejado. Ninguna
fuerza natural podría moverlo ahora, y por lo tanto el ladrillo ya no posee
energía potencial. El movimiento y la energía dinámica del ladrillo en ascenso
han quedado absolutamente aniquilados.
Otro ejemplo sacado
de sus propios libros de texto:
Desde el pie de una
colina y en sentido ascendente, dispara usted un rifle y la bala queda incrustada
en una grieta de la roca en dicha colina. Durante un período de tiempo indeterminado
ninguna fuerza natural puede moverla, de modo que la bala, como el ladrillo, ha
perdido su energía potencial. "Todo el movimiento y la energía que fue
sacada de la bala ascendente por la gravedad, quedan absolutamente aniquilados;
ningún otro movimiento o energía les sustituye y la gravedad no recibe ningún
aumento de energía". Entonces, ¡no es verdad que la energía sea
indestructible! ¿Cómo es, pues, que
vuestra gran autoridad enseña al mundo que "en ningún caso la fuerza que
produce el movimiento es aniquilada ni se transforma en algo distinto"?
Soy perfectamente
consciente de su respuesta, y le doy a usted estos ejemplos tan sólo para demostrar
cuan desorientadores son los términos que utilizan los científicos, cuan
endebles e inciertas son sus teorías y, finalmente, cuan incompletas son todas
sus enseñanzas.
Una objeción más y
habré terminado. ¿Enseñan
ellos que todas las fuerzas físicas que ostentan nombres específicos como
gravedad, inercia, cohesión, luz, calor, electricidad, magnetismo, atracciones
químicas, pueden cambiarse la una por la otra?
Si es así, la
fuerza productora debe dejar de existir a medida que la fuerza producida se
pone de manifiesto. "Una bala de
cañón disparada se mueve sólo en virtud de la fuerza inherente de su propia
inercia". En el punto del impacto produce calor y otros efectos, pero la
fuerza de su inercia no se ha visto reducida en lo más mínimo. Se requeriría
tanta energía para lanzarla de nuevo a la misma velocidad como la que hizo
falta la primera vez. Podemos repetir la experiencia miles de veces y mientras
la cantidad de materia siga siendo la misma, la fuerza de su inercia será
también la misma en cantidad.
Lo mismo ocurre en
el caso de la gravedad. Un meteoro cae y
produce calor. Se responsabiliza a la Gravedad de ésto, y sin embargo, la
fuerza de la gravedad que interviene en el cuerpo caído no ha disminuido.
La atracción química atrae y mantiene unidas las partículas de materia y su
colisión produce calor. ¿Ha pasado la
primera al segundo? En absoluto, puesto
que reuniendo las partículas de nuevo cada vez que se separan, se comprueba que
la afinidad química no ha disminuido, sino que quedan tan fuertemente unidas
como siempre. Ellos dicen que el calor genera y produce electricidad, y sin
embargo no constatan ninguna disminución de calor en este proceso.
¿Nos dicen que la
electricidad produce calor?
Los electrómetros
muestran que la corriente eléctrica pasa a través de algún conductor débil, por
ejemplo un alambre de platino, y lo calienta. Exactamente la misma cantidad de electricidad,
no existiendo pérdida ni disminución.
¿Qué es, pues, lo
que se ha convertido en calor?
Se dice también que
la electricidad produce magnetismo. Tengo en la mesa, ante mí, electrómetros
primitivos a los cuales se acercan durante todo el día los chelas para
restablecer sus incipientes poderes. Yo no registro ni la más mínima
disminución en la electricidad almacenada. Los chelas quedan magnetizados, pero
su magnetismo, o mejor dicho, el de sus varillas, no es esa misma electricidad
bajo un nuevo aspecto. Del mismo modo que las llamas de un millar de velas
encendidas con el fuego de la lámpara Fo no son la llama de esta última.
Por lo tanto, si
gracias a la incertidumbre y confusión de la ciencia moderna, es una verdad axiomática
el que "en los procesos vitales tiene lugar la transformación solamente y
nunca la creación de materia o de fuerza" (el movimiento orgánico en su relación con la
nutrición, según el Dr. J. R. Mayer), ésto, para nosotros, no es más que una verdad a
medias. No se trata ni de transformación ni de creación, sino de algo para
lo cual la ciencia no tiene nombre todavía.
Tal vez ahora
estará usted preparado para entender mejor las dificultades con las que tendremos
que luchar. La ciencia moderna es nuestro mejor aliado. Pero, por lo general,
es esa misma ciencia la que se convierte en arma para golpear nuestras cabezas.
Sin embargo, tendrá
que tener presente
(a) que nosotros no
reconocemos más que un elemento único en la Naturaleza (tanto espiritual como
física) aparte del cual no puede existir ninguna naturaleza, puesto que ello es
la Naturaleza en sí (No
en el sentido Natus, "nacido", sino de la Naturaleza como la suma de
todo lo visible, de formas y mentes, el conjunto de causas y efectos (conocidos
y desconocidos), en resumen, el universo infinito e increado y sin fin, puesto
que no tiene principio.) y
que, como Akasa, llena nuestro sistema solar, cada átomo es parte de él,
penetra todo el espacio y es el espacio en sí, que late como en profundo sueño
durante los pralayas, y [es] el Proteo universal, la Naturaleza siempre activa
durante los Manvántaras;
(b) que, por
consiguiente, espíritu y materia son uno, no siendo más que una diferenciación
de estados, no de esencias; y que la idea del filósofo griego que sostenía que
el Universo era un inmenso animal, se propagó a través del simbolismo de la
mónada pitagórica —que se convierte en dos, luego en tres A y finalmente, en la
tetraktís o cuadrado perfecto, evolucionando así de sí misma cuatro e
involucionando tres El y forma el sagrado siete —así que estaban mucho más
adelantados que los hombres de ciencia de hoy en día;
(c) que nuestras ideas
sobre la "materia cósmica" son diametralmente opuestas a las de la
ciencia occidental. Posiblemente, si usted recuerda todo esto, conseguiremos
comunicarle, al menos, los axiomas elementales de nuestra filosofía esotérica
mejor que hasta ahora. No tema, mi buen hermano; su vida no se está
extinguiendo todavía y no se extinguirá antes de que haya usted terminado su
misión.
No puedo decir nada
más, excepto que el Chohan me ha permitido que dedique mi tiempo libre a
instruir a aquellos que están deseosos de aprender y usted tendrá suficiente
trabajo en "soltar" sus "Fragmentos" a intervalos de dos o
tres meses. El tiempo es muy limitado, pero haré lo que pueda. No puedo
prometer nada más. Tendré que guardar silencio respecto a los Dhyan Chohans, y
tampoco puedo comunicarle los secretos relativos a los hombres de la séptima
ronda.
La comprensión de
las fases más elevadas de la existencia
del hombre en este planeta no se va a lograr con la simple adquisición de conocimientos.
Volúmenes enteros de la información más perfectamente elaborada no pueden revelar
al hombre la vida en las regiones superiores. Se tiene que alcanzar el
conocimiento de las realidades espirituales a través de la experiencia personal
y de la verdadera observación, pues, tal como
dice Tyndall, "los hechos que se juzgan directamente son vitales;
cuando se traducen en palabras la mitad de su vitalidad desaparece".
Y el hecho de que
usted acepte este importante principio de la observación personal y no sea
remiso para poner en práctica lo que ha adquirido en cuanto a información útil,
es tal vez la razón de por qué, el hasta ahora inexorable Chohan, mi Maestro,
me ha permitido, finalmente, que dedique, hasta cierto punto, una parte de mi
tiempo al progreso de la Ecléctica ( La Sociedad
Teosófica Ecléctica de Simla.) .
Pero yo no soy más
que uno y ustedes son muchos, y ninguno de mis Hermanos, mis Compañeros, a
excepción de M., me ayudará en este trabajo, ni siquiera nuestro Hermano griego
medio europeo, quien hace sólo unos pocos días comentó que cuando "cada
uno de los eclécticos de la Colina se haya convertido en un zetético, (Del
griego "Zeteis": buscar, investigar) entonces veré qué puedo hacer por ellos". Y, tal
como usted ve, hay muy poca esperanza en ese sentido.
Los
hombres van tras el conocimiento y se agotan hasta morir, pero aún no sienten
mucha impaciencia para ayudar a su prójimo con su conocimiento; de ahí que nazca
una frialdad, una indiferencia mutua que convierte al que sabe en incongruente
consigo mismo e inarmónico con lo que le rodea. Considerado desde
nuestro punto de vista, el daño es mucho peor del lado espiritual del hombre
que no del lado material; por eso le doy mis más sinceras gracias y desearía
que dirigiera usted su atención en una dirección que favorecerá su conocimiento
en una enseñanza permanente, en forma de artículos y folletos.
Pero para conseguir el
objetivo propuesto, es decir, para una comprensión más clara de las teorías de
nuestra doctrina oculta —extremadamente abstrusas y al principio incomprensibles—
no permita nunca que la serenidad de su mente se vea perturbada durante sus
horas de labor literaria, ni antes de empezar el trabajo. Es en la plácida y
tranquila superficie de una mente serena que las visiones recogidas en el mundo
invisible encuentran manifestación en el mundo visible. De otro modo,
buscaría usted en vano esas visiones, esos ramalazos de súbita luz que ya le
han ayudado a solucionar tantos problemas menores y que es lo único que puede
hacer llegar la verdad ante los ojos del alma. Hemos de proteger con celoso
cuidado nuestro plano mental de todas las influencias adversas que surgen
diariamente, durante nuestro caminar a través de la vida terrestre.
Son muchas las
preguntas que usted me hace en sus cartas, pero sólo puedo contestar unas pocas.
Respecto a Eglinton, yo le pediría a usted que esperara los acontecimientos. En
cuanto a su amable esposa, la cuestión es más grave y no puedo aceptar la
responsabilidad de hacerla cambiar de dieta en forma tan BRUSCA como usted
sugiere. Puede prescindir en cualquier momento
de las substancias cárnicas, ya que ello no puede perjudicarla en absoluto; por
lo que respecta al alcohol, con el que
durante largo tiempo la señora H. ha estado alimentando su naturaleza, usted
mismo conoce los efectos fatales que se pueden producir en una constitución debilitada
si ésta se viera privada de repente de su estimulante. Su vida física no es
una existencia que se apoye realmente en una reserva de fuerza vital, sino una
vida artificial, alimentada por el alcohol de la bebida, por pequeña que sea la
cantidad. Si bien una constitución robusta podría recuperarse después del
primer "shock" producido por este cambio que usted propone, existe
sin embargo el riesgo de que fuera presa de decaimiento.
Ocurriría lo mismo
si fueran el opio o el arsénico su principal sustento. Por otra parte, no prometo
nada, pero haré lo que pueda en este caso. "¿Conversar con usted e instruirle a través de la
luz astral?" Semejante desarrollo
de sus poderes psíquicos auditivos, tal como usted los llama, (el Siddhi de la
percepción de los sonidos ocultos) no sería en absoluto cosa tan fácil como
usted se imagina. Esto nunca se hizo para ninguno de nosotros, porque el férreo
reglamento es que los poderes que uno obtenga debe adquirirlos por sí mismo. Y
una vez adquiridos y dispuestos para el uso, los poderes yacen mudos y dormidos
en su potencialidad, como el mecanismo interior de relojería de una caja de
música; y solamente entonces resulta fácil darles cuerda con la llave y
ponerlos en movimiento.
Desde
luego que ahora tiene usted más oportunidades ante sí que mi zoófago amigo el
señor Sinnett quien, aunque estuviera dispuesto a prescindir de la alimentación
cárnica, sin embargo, todavía sentiría un vehemente deseo por esos alimentos;
un deseo sobre el cual no tendría ningún control, y en ese caso, el obstáculo
sería el mismo. Sin embargo, todo hombre seriamente dispuesto, puede adquirir prácticamente
esos poderes. Esto es lo esencial. No hay más discriminación de las personas en
esto de la que hay en aquellos sobre los que el sol brillará o el aire
prodigará su vitalidad. Los poderes de la Naturaleza entera están ante usted;
tome lo que pueda.
Reflexionaré sobre
su sugerencia respecto a la caja. Sería necesario disponer de algún mecanismo
para prevenir la descarga de fuerza una vez la caja cargada, tanto durante el transporte
como después; lo tendré en cuenta y pediré consejo, o mejor dicho, pediré
permiso.
Pero debo decir que
la idea es totalmente incompatible con nosotros, como todo lo demás que huele a
espíritus y a mediumnidad.
Preferiríamos mucho
más usar medios naturales, como en la última transmisión de mi carta para
usted. Fue
uno de los chelas de M. quien la dejó para usted en el invernadero de flores,
donde entró invisible para todos, aunque en su cuerpo natural, como había
entrado muchas veces en su museo y en otras habitaciones sin saberlo ninguno de
ustedes, durante y después de la estancia de la "Vieja Dama". Pero, a
menos que M. se lo ordene, él no lo hace nunca, y es por esto que su carta
dirigida a mí pasó desapercibida. Usted le guarda rencor a mi Hermano, querido
señor, y eso es injusto, porque él es mejor y más poderoso que yo; al menos no
está tan limitado ni obligado como yo.
He pedido a H.P.B.
que le envíe a usted unas cuantas cartas filosóficas de un teósofo holandés de Penang,
por quien tengo interés; me pide usted más trabajo, y aquí lo tiene. Son
traducciones originales de aquellos párrafos de Schopenhauer que más afinidad
tienen con nuestras doctrinas Arhat. El inglés no es el corriente, pero el
material es valioso. Si estuviera usted dispuesto a utilizar algún párrafo, le
recomendaría que se pusiera en contacto directamente con el señor Sanders, el
traductor, M.S.T. El
valor filosófico de Schopenhauer es tan conocido en los países occidentales que
una comparación o connotación de sus enseñanzas sobre la voluntad, etc., con
las que usted ha recibido de nosotros, podría resultar instructiva.
Sí, estoy totalmente
dispuesto a revisar sus 50 ó 60 páginas y hacer anotaciones en los márgenes; póngalas
a punto, por supuesto y envíemelas, bien a través del pequeño "Deb" o
de Damodar, y Djual Kool las transmitirá. Dentro de unos días, o tal vez
mañana, contestaré ampliamente a sus dos preguntas.
Mientras tanto,
Suyo sinceramente,
K.H.
P.D.— La traducción
tibetana todavía no está completamente terminada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario