jueves, 16 de abril de 2015

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS. CARTA N°. 7

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS.
CARTA N°. 7
Carta del Mahatma K.H. a A. P. Sinnett.



Incluida en una carta de Blavatsky desde Bombay. Recibida el 30 de enero de 1881.
En todo este asunto no existe ninguna culpa por su parte. Siento que usted haya creído que yo le hacía responsable de algo. Al contrario, sería usted el que podría reprocharme el haberle hecho concebir esperanzas sin tener el menor derecho a hacerlo. Yo debería haber sido menos optimista, y entonces usted hubiera sido menos confiado en sus expectativas. ¡Me siento como si realmente le hubiera perjudicado! ¡Dichosos, tres veces dichosos y benditos, aquellos que nunca consintieron en visitar el mundo que se extiende más allá de sus montañas coronadas de nieve; cuyos ojos físicos nunca perdieron de vista, ni un solo día, las infinitas cordilleras montañosas y la larga línea ininterrumpida de las nieves eternas! Realmente y en verdad que han encontrado y viven en su Ultima Thule (Región que los antiguos consideraban que era la más septentrional del mundo.).....

¿Por qué decir que usted es una víctima de las circunstancias, si todavía nada ha cambiado seriamente, y mucho, si no todo, depende de los futuros acontecimientos? No se le pedía, ni se esperaba de usted que cambiara sus hábitos de vida, pero al mismo tiempo se le advirtió que no debía esperar demasiado, tal como usted es.
Si lee entre líneas, debe haberse fijado en lo que dije sobre el margen tan limitado en el que me está permitido actuar cuando yo intervengo en el asunto. Pero no se desanime, porque todo es tan sólo cuestión de tiempo. El mundo no evolucionó entre dos monzones, mi buen amigo. De haberme conocido cuando era un muchacho de 17 años, antes de que el mundo hubiera puesto sobre usted su pesada mano, su tarea hubiera sido veinte veces más fácil. Y ahora, tenemos que aceptarlo como es y usted debe verse tal como es y no como la imagen ideal humana que nuestra fantasía emocional proyecta siempre para nosotros en el espejo.
Tenga paciencia, amigo y hermano; y tengo que repetirlo otra vez: sea nuestro servicial colaborador, pero en su propia esfera y de acuerdo con su mejor criterio. Realmente hemos de esperar, puesto que nuestro venerable Khobilgan (En el Tibet es el sucesor de un Kutuktu o Lama de un grado superior.) con su sabia previsión ha decidido que yo no tenía ningún derecho a animarle a usted para que entrara en un sendero donde tendría que hacer rodar la piedra de Sísifo, cuando con toda seguridad, usted se sentiría vacilante ante sus más sagrados y previos deberes.

Sé que sus motivos son sinceros y verdaderos y que se ha producido en usted un verdadero cambio en la buena dirección, aunque, incluso para usted mismo, ese cambio sea imperceptible. Y los Jefes también lo saben. Pero ellos dicen que los motivos son vapores tan impalpables como la humedad de la atmósfera y que, como esta última, no desarrollan su energía dinámica para uso del hombre más que cuando están concentrados y se aplican como energía o fuerza hidráulica, de modo que el valor práctico de los buenos motivos se aprecia más cuando éstos se manifiestan en obras....

"Sí, esperaremos y veremos" —dicen ellos. Y ahora le he dicho todo lo que me estaba permitido decir. Más de una vez usted ya ha ayudado a esta Sociedad, aún cuando no le diera demasiada importancia y estos hechos están registrados. Aún más, todavía son más meritorios en usted de lo que lo serían en cualquier otra persona, si tenemos en cuenta sus ideas tan arraigadas sobre esa pobre organización en el momento presente. Y por eso ha conquistado usted un amigo —que está muy por encima de mí y es mucho mejor que yo— y que en el futuro me ayudará a defender su causa, ya que está capacitado para hacerlo con mucha más eficacia que yo, porque pertenece a la "Sección Extranjera".

Creo haber esbozado para usted, en líneas generales, cómo deseamos que se desarrolle —si es posible— el trabajo de organización de la Rama Anglo-India; los detalles tienen que dejarse a su cargo —si es que todavía quiere ayudarme.
Si tiene algo que decir o algo que preguntar es mejor que me escriba y yo siempre contestaré a sus cartas. Pero, por el momento, no pida fenómenos ya que son sólo esas despreciables manifestaciones las que obstaculizan ahora su camino.

Siempre sinceramente suyo,
K.H.



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