LAS CARTAS DE LOS
MAHATMAS.
CARTA N°. 7
Carta del Mahatma
K.H. a A. P. Sinnett.
Incluida en una
carta de Blavatsky desde Bombay. Recibida el 30 de enero de 1881.
En todo este asunto
no existe ninguna culpa por su parte. Siento que usted haya creído que yo le
hacía responsable de algo. Al contrario, sería usted el que podría reprocharme
el haberle hecho concebir esperanzas sin tener el menor derecho a hacerlo. Yo
debería haber sido menos optimista, y entonces usted hubiera sido menos
confiado en sus expectativas. ¡Me siento como si realmente le hubiera
perjudicado! ¡Dichosos, tres
veces dichosos y benditos, aquellos que nunca consintieron en visitar el mundo
que se extiende más allá de sus montañas coronadas de nieve; cuyos ojos físicos
nunca perdieron de vista, ni un solo día, las infinitas cordilleras montañosas
y la larga línea ininterrumpida de las nieves eternas! Realmente y en verdad
que han encontrado y viven en su Ultima Thule (Región que los
antiguos consideraban que era la más septentrional del mundo.).....
¿Por qué decir que
usted es una víctima de las circunstancias, si todavía nada ha cambiado seriamente,
y mucho, si no todo, depende de los futuros acontecimientos? No se le pedía, ni
se esperaba de usted que cambiara sus hábitos de vida, pero al mismo tiempo se
le advirtió que no debía esperar demasiado, tal como usted es.
Si lee entre
líneas, debe haberse fijado en lo que dije sobre el margen tan limitado en el
que me está permitido actuar cuando yo intervengo en el asunto. Pero no se
desanime, porque todo es tan sólo cuestión de tiempo. El mundo no evolucionó
entre dos monzones, mi buen amigo. De
haberme conocido cuando era un muchacho de 17 años, antes de que el mundo
hubiera puesto sobre usted su pesada mano, su tarea hubiera sido veinte veces
más fácil. Y ahora, tenemos que aceptarlo como es y usted debe verse tal como
es y no como la imagen ideal humana que nuestra fantasía emocional proyecta
siempre para nosotros en el espejo.
Tenga paciencia,
amigo y hermano; y tengo que repetirlo otra vez: sea nuestro servicial colaborador,
pero en su propia esfera y de acuerdo con su mejor criterio. Realmente hemos de
esperar, puesto que nuestro venerable Khobilgan (En el Tibet es el sucesor de un Kutuktu o Lama de un
grado superior.) con su
sabia previsión ha decidido que yo no tenía ningún derecho a animarle a usted
para que entrara en un sendero donde tendría que hacer rodar la piedra de
Sísifo, cuando con toda seguridad, usted se sentiría vacilante ante sus más sagrados
y previos deberes.
Sé
que sus motivos son sinceros y verdaderos y que se ha producido en usted un
verdadero cambio en la buena dirección, aunque, incluso para usted mismo, ese
cambio sea imperceptible. Y
los Jefes también lo saben. Pero ellos dicen
que los motivos son vapores tan impalpables como la humedad de la atmósfera y
que, como esta última, no desarrollan su energía dinámica para uso del hombre
más que cuando están concentrados y se aplican como energía o fuerza hidráulica,
de modo que el valor práctico de los buenos motivos se aprecia más cuando éstos
se manifiestan en obras....
"Sí,
esperaremos y veremos" —dicen ellos. Y ahora le he dicho todo lo que me
estaba permitido decir. Más de una vez usted ya ha ayudado a esta Sociedad, aún
cuando no le diera demasiada importancia y estos hechos están registrados. Aún más, todavía
son más meritorios en usted de lo que lo serían en cualquier otra persona, si tenemos
en cuenta sus ideas tan arraigadas sobre esa pobre organización en el momento
presente. Y por eso ha conquistado usted un amigo —que está muy por encima de
mí y es mucho mejor que yo— y que en el futuro me ayudará a defender su causa,
ya que está capacitado para hacerlo con mucha más eficacia que yo, porque
pertenece a la "Sección Extranjera".
Creo haber esbozado
para usted, en líneas generales, cómo deseamos que se desarrolle —si es posible—
el trabajo de organización de la Rama Anglo-India; los detalles tienen que
dejarse a su cargo —si es que todavía quiere ayudarme.
Si tiene algo que
decir o algo que preguntar es mejor que me escriba y yo siempre contestaré a sus
cartas. Pero, por el momento, no pida fenómenos ya que son sólo esas
despreciables manifestaciones las que obstaculizan ahora su camino.
Siempre
sinceramente suyo,
K.H.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario