LAS CARTAS DE LOS
MAHATMAS.
CARTA N°. 6
Carta del Mahatma
K.H. a A. P. Sinnett.
Recibida en
Allahabad, aproximadamente el 10 de diciembre de 1880.
No, usted no
"escribe demasiado". Únicamente siento disponer de tan poco tiempo,
lo que me impide contestarle tan pronto como quisiera. Desde luego, tengo que leer cada palabra que usted
escribe: de otro modo, en menudo lío me metería. Y tanto que lo haga con mis ojos físicos
o con mis ojos espirituales, el tiempo que necesito para hacerlo es prácticamente
el mismo. Lo mismo podría
decirse de mis contestaciones. Porque, tanto
que "precipite", dicte, o escriba mis respuestas yo mismo, la
diferencia en tiempo economizado es muy pequeña.
Tengo
que pensar, tengo que fotografiar cada palabra y cada frase cuidadosamente en
mi cerebro, antes de que pueda ser repetida por "precipitación". Del mismo modo que
el fijar químicamente sobre unas superficies preparadas las imágenes formadas
por la cámara requiere una preparación previa de enfoque del objeto que se ha
de reproducir, porque de otro modo, tal como se observa a menudo en las malas
fotografías, las piernas del que está sentado saldrían desproporcionadas
respecto a la cabeza, etc., igualmente, nosotros hemos de
arreglar nuestras frases e imprimir primero en nuestras mentes, antes de que
esté a punto para ser leída cada carta que tenga que aparecer en el papel. Por ahora, es todo
lo que puedo decirle.
Cuando
la ciencia haya aprendido algo más sobre el misterio del litofil (o
litobiblion) y de cómo las hojas se imprimen originalmente en las piedras,
entonces podré hacerle comprender mejor el proceso. Pero usted debe saber y
recordar una cosa: nosotros no hacemos más que seguir a la Naturaleza y
copiarla fielmente en sus obras.
No, no es necesario
seguir hablando del desgraciado asunto de "Un día con Madame Blavatsky".
Resulta inútil, puesto que usted dice que no tienen ustedes derecho a machacar
ni a pulverizar en el Pioneer a sus incivilizados y, a menudo, desvergonzados
adversarios, ni siquiera en defensa propia, al ser contrarios sus propietarios
a que se mencione el Ocultismo. Como son cristianos,
ésto no debe extrañamos en absoluto. Seamos caritativos y confiemos que
recibirán su propia recompensa: morir y convertirse en ángeles de luz y de
Verdad; pobres seres alados del cielo cristiano.
Si usted no
consigue reunir a unas cuantas personas y organizarlas de un modo o de otro, me
temo que en la práctica le seré de poca ayuda. Mi querido amigo, yo
también dependo de mis "propietarios". Por razones que ellos sabrán
mejor que yo, están en contra de la idea de instruir a individuos por separado.
Mantendré correspondencia con usted y, de vez en cuando, le daré pruebas de mi
existencia y de mi presencia. Pero enseñarle o instruirle es una cuestión totalmente
distinta. Por consiguiente, reunirse con su señora es inútil. Sus magnetismos
son demasiado parecidos y no conseguirán ustedes nada.
Traduciré mi Ensayo
y se lo mandaré tan pronto como pueda. Su idea de mantener correspondencia con
sus amigos y correligionarios es lo mejor que puede hacer ahora. Pero no deje
de escribir a Lord Lindsay.
Soy un poco
"demasiado severo" con Hume, dice usted. ¿Lo soy? Confieso que la de él es también una
naturaleza superiormente intelectual y espiritual. Pero, de los pies a la
cabeza, él es el "Señor oráculo". Puede que ello se deba a la misma
exuberancia de ese gran intelecto que busca salida a través de cada rendija, y
que nunca pierde la oportunidad de aligerar la carga del cerebro, la cual se
desborda en pensamientos. Encontrando en su tranquila vida diaria demasiado
insulsa, un campo con sólo "Moggy" y Davison para sembrar en él, su intelecto
rompe el dique y se desborda sobre todo acontecimiento imaginado, sobre todo
posible, aunque improbable hecho que su imaginación pueda sugerirle, para
interpretarlo a su propia manera y según su criterio. Y no me sorprende que un
fabricante tan experto en mosaicos intelectuales como él, que descubre de
repente la más fértil de las canteras, la más preciosa existencia de coloridos
en esta idea de nuestra Fraternidad y de la Sociedad Teosofica, extraiga ingredientes
de la misma para embadurnar con ellos nuestros rostros. Y colocándonos ante un espejo
que nos refleja tal como él nos ve en su fértil imaginación, nos dice:
"Ahora, viejas reliquias de un remoto Pasado, ¡contemplaros tal como
realmente sois!". Un hombre excelente, realmente excelente, nuestro amigo
el señor Hume, pero totalmente inepto para convertirse en adepto.
Al igual que usted,
sólo que mucho menos todavía, él no parece darse cuenta de nuestro verdadero
objetivo en la formación de una Rama Anglo-India. Las verdades y los misterios del
Ocultismo constituyen, realmente, un conjunto de la mayor importancia
espiritual, profundo y práctico a la vez para el mundo en general. Sin embargo,
no se lo están dando a usted como simple añadido a la confusa cantidad de
teorías y especulaciones del mundo científico, sino para su puesta en práctica
en interés de la humanidad. Los términos "acientífico",
"imposible", "alucinación", "impostor", se han
utilizado hasta ahora de una manera anárquica y despreocupada, como
involucrando en los fenómenos ocultos algo misterioso y anormal, o bien un
engaño premeditado. Y por eso nuestros jefes decidieron proyectar más luz sobre
el particular en unas cuantas mentes receptivas y demostrarles que semejantes
manifestaciones están tan sujetas a la ley como los fenómenos más simples del universo
físico.
Los pseudosabios dicen: "La edad de los milagros
ha pasado", pero nosotros contestamos: "¡Nunca existió!". Aunque
estos fenómenos, que no dejan de tener su paralelismo y su contrapartida en la
historia universal, deben alcanzar y ALCANZARÁN una influencia irresistible en
un mundo de escépticos y de fanáticos. Estos fenómenos tienen que mostrarse a
la vez destructivos y constructivos: destructivos para los errores perniciosos
del pasado, para las antiguas creencias y supersticiones que, al igual que la
marihuana mexicana asfixian con su venenoso abrazo a casi toda la humanidad;
pero constructivos de las nuevas instituciones para una genuina y práctica
Fraternidad de la Humanidad, en la que todos se convertirán en colaboradores de
la naturaleza, trabajarán para el bien del género humano con y a través de los
Espíritus Planetarios superiores, los únicos "Espíritus" en los que
creemos.
Elementos
fenomenales nunca imaginados ni soñados pronto empezarán a manifestarse, día tras
día, con creciente fuerza y, finalmente, se descubrirán los secretos de su
misterioso modo de actuar. Platón tenía razón: (Para los párrafos omitidos de la Carta original del
Maestro sobre este punto, véase la carta n° 93, esta carta en días proximos la
pondremos aquí en el blog siguiendo el orden que tenemos) las ideas gobiernan
el mundo, y a medida que las mentes de los hombres reciban nuevas ideas dejando
de lado las viejas e inútiles, el mundo avanzará; poderosas revoluciones
surgirán de ellas; creencias e incluso poderes se desmoronarán ante su marcha
arrolladora, aplastados por la fuerza irresistible. Será tan imposible resistir
su empuje cuando llegue el momento, como querer detener el avance de la marea.
Pero todo esto llegará gradualmente y antes de que llegue tenemos ante nosotros
un deber que cumplir: el de barrer, tanto como sea posible, los desperdicios
que nos dejaron nuestros piadosos antepasados.
Las nuevas
ideas tienen que cultivarse en lugares limpios, porque estas ideas abarcan
temas de máxima importancia. No son los fenómenos físicos, sino estas ideas
universales lo que nosotros estudiamos, ya que, para comprender los primeros,
primero hemos de comprender las últimas.
Ellas tratan de la
verdadera posición del hombre en el universo, en relación con sus anteriores y
posteriores nacimientos;
de su origen y
de su último
destino;
de la relación de lo
mortal con lo inmortal;
de lo temporal con
lo eterno;
de lo finito con lo
infinito;
ideas más grandes,
más elevadas, más completas que reconocen el reino universal de la Ley
Inmutable, que no cambia ni puede cambiarse, y en relación con lo cual sólo
existe un ETERNO AHORA; mientras que, para los mortales no iniciados, el tiempo
es pasado o futuro, según se relacione con su existencia finita en esta
partícula de barro.
Esto es lo que
estudiamos y lo que muchos ya han resuelto.
Y ahora le
corresponde a usted decidir qué es lo que desea: la filosofía más elevada o una
simple exhibición de poderes ocultos. Desde luego que esto no es, ni con mucho,
la última palabra entre nosotros —y tendrá usted tiempo para meditarlo.
Los Jefes quieren que se establezca una "Hermandad de la Humanidad", el
inicio de una verdadera Fraternidad Universal; una institución que se dé a
conocer en todo el mundo y que llame la atención de las mentes más elevadas.
Le enviaré mi
Ensayo. ¿Quiere
usted ser mi colaborador y esperar pacientemente fenómenos menores? Creo que puedo
imaginar su respuesta.
De todos modos, mientras
la lámpara sagrada de la luz espiritual (por débil que sea) brille en usted,
hay esperanza para usted —y también para mí. Sí; póngase a buscar nativos si no puede encontrar ingleses.
Pero, ¿cree
usted que el espíritu de persecución y su poder han desaparecido de esta era de
las luces? El
tiempo lo demostrará.
Mientras
tanto, como soy humano, tengo que descansar. Llevo más de sesenta horas sin
dormir.
Sinceramente suyo,
KOOT´ HOOMI
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