jueves, 18 de diciembre de 2014

CONCEPTOS ERRÓNEOS

LA CLAVE DE LA TEOSOFÍA

EXPOSICIÓN CLARA EN FORMA DE PREGUNTAS Y RESPUESTAS DE LA ÉTICA, CIENCIA Y FILOSOFÍA
PARA CUYO ESTUDIO HA SIDO FUNDADA LA SOCIEDAD TEOSÓFICA

Dedicada por H. P. B.
a todos sus discípulos
para que aprendan y puedan enseñar a su vez.

(Parte 55)

CONCEPTOS ERRÓNEOS ACERCA 
DE LA SOCIEDAD TEOSÓFICA TEOSOFÍA 
Y ASCETISMO
Oí decir a ciertas personas que vuestras reglas exigen a todos los miembros ser vegetarianos, solteros y ascetas rigurosos, pero hasta ahora nada de esto me habéis dicho. ¿Podéis decirme la verdad sobre ello?
La verdad es que nuestras reglas no exigen nada por el estilo. La Sociedad Teosófica ni siquiera espera, y mucho menos exige de ninguno de sus miembros, que sean ascetas en modo alguno, a no ser que llaméis ascetismo a que deben esforzarse en hacer bien a los demás, y no ser egoístas.
Sin embargo, muchos de los miembros son vegetarianos estrictos, y confiesan abiertamente su propósito de permanecer solteros. También sucede esto muy a menudo con los que desempeñan un papel importante relacionado con la obra de vuestra Sociedad.
Esto es muy natural, porque muchos de nuestros celosos trabajadores son miembros de la Sección Interna de la Sociedad, de que hablé antes.

¿Exigís, entonces, prácticas ascéticas en esta Sección Interna?
No; ni siquiera en ésta las exigimos o imponemos; pero veo que será mejor os explique nuestro punto de vista respecto del ascetismo en general, y comprenderéis entonces lo del vegetarianismo y lo demás.
Proseguid.
Como ya os dije, muchos de los que se convierten realmente en verdaderos estudiantes de Teosofía, y en trabajadores activos dentro de nuestra Sociedad, desean hacer algo más que estudiar teóricamente las verdades que enseñamos. Desean conocer la verdad por experiencia personal y directa, y estudiar Ocultismo con el objeto de adquirir la sabiduría y el poder que sienten que necesitan para ayudar a los demás eficaz y juiciosamente, en vez de obrar a ciegas y a la ventura. Por esto, tarde o temprano entran en la Sección Interna.
Acabáis de decir que ni tampoco en esa Sección Internas necesarias las “prácticas ascéticas”.

No lo son; pero lo primero que en ella aprenden los miembros es un concepto exacto y verdadero de la relación del cuerpo o envoltura física con el hombre interno, o sea con el hombre verdadero. La relación y la acción intermedia mutua entre estos dos aspectos de la naturaleza humana les es explicada y demostrada; así es que pronto quedan penetrados de la importancia suprema del hombre interno, comparada con la cubierta exterior o cuerpo. Se les enseña que el ascetismo ciego e inteligente es una locura; que conducirse como San Labro, del que ya hemos hablado, o como los faquires hindúes y los ascetas de los bosques, que cortan, queman y mortifican su cuerpo del modo más cruel y horrible, no es más que un tormento propio para alcanzar fines egoístas; es decir, para desarrollar el poder de la voluntad, pero que es perfectamente inútil para el objeto de lograr el desarrollo espiritual, real y verdadero, o sea teosófico.
Comprendo; consideráis solamente como necesario el ascetismo moral. Es como un medio para un fin, siendo este fin el perfecto equilibrio de la naturaleza interna del hombre, y la consecución del dominio completo sobre el cuerpo, con todas sus pasiones y deseos.
Precisamente. Pero hay que usar de esos medios inteligente y juiciosamente, y no a ciegas y sin discernimiento; como un atleta que se ejercita y prepara para una gran lucha, no como el avaro que para poder seguir satisfaciendo su pasión del oro se mata de hambre hasta caer enfermo.
Comprendo ahora la idea general, pero veamos cómo la aplicáis en la práctica, respecto al vegetarianismo, por ejemplo.

Uno de los grandes sabios alemanes ha demostrado que toda clase de carne animal, sea cual fuese el modo de guisarla, conserva siempre ciertas propiedades características del cuerpo del que ha formado parte, y las cuales pueden reconocerse.
Aparte de esto, todos sabemos, por el gusto, qué clase de carne estamos comiendo. Nosotros vamos más lejos, y probamos que cuando la carne de los animales es asimilada como alimento por el hombre, le transmite, fisiológicamente, algunas de las propiedades características del animal a que pertenecía. Además, la ciencia oculta lo enseña y prueba a sus estudiantes por la demostración ocular, haciendo ver igualmente que ese efecto de “animalización” en el hombre es mayor proviniendo de la carne de los animales más grandes, menor si se trata de la de las aves, aún menos siendo de pescado y otros animal es de sangre fría, y mínimo cuando sólo come vegetales.
¡Mejor sería entonces que no comiese nada!
Indudablemente, si pudiese vivir sin comer. Mas, hoy por hoy, ha de comer para vivir; así es que aconsejamos a los estudiantes realmente celosos que tomen el alimento que tenga influencia menos pesada sobre su cerebro y su cuerpo, y cuyo efecto de estorbar y retrasar el desarrollo de su intuición, facultades internas y poderes sea el menor posible.
¿No adoptáis entonces todos los argumentos de que suelen valerse generalmente los vegetarianos?

Ciertamente que no. Algunos de sus argumentos son muy débiles y a menudo basados en suposiciones enteramente falsas. Pero, por otra parte, muchas de las cosas que dicen son por completo ciertas. Creemos, por ejemplo, que muchas enfermedades, y particularmente la gran predisposición para las mismas que tanto se viene observando en nuestra época, son debidas en gran parte al uso de la carne y especialmente de la carne en conserva. Más sería muy largo el tratar a fondo la cuestión del vegetarianismo desde el punto de vista de sus méritos. Pasemos, si queréis, a otro asunto.
Una pregunta más. ¿Qué deben hacer cuando están enfermos los miembros de la Sección Interna con respecto a los alimentos?

Seguir, como es natural, el mejor consejo práctico posible. ¿No comprendéis aún que jamás imponemos obligaciones absolutas sobre este punto? Tened presente para siempre que en todas las cuestiones de este género consideramos las cosas racionalmente, y nunca en sentido fanático. Si por causa de enfermedad o larga costumbre no puede un hombre privarse de carne, que no se abstenga de ella en ningún modo. No es un crimen;  sólo retrasará algo su progreso, porque, después de todo, los actos y funciones corporales tienen mucha menos importancia que lo que el hombre piensa y siente; que los deseos que anima su mente, permitiéndoles echar raíces y desarrollarse.
Supongo que no aconsejaréis el uso del vino y de los alcoholes.
Son peores para el desarrollo moral y espiritual que la carne, porque el alcohol, en todas sus formas, tiene una influencia directa, marcada y muy deletérea, en la condición psíquica del hombre. El uso del vino y los licores sólo es inferior, como destructor del desarrollo de los poderes internos, al uso habitual del haxix, del opio y otras drogas semejantes.


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