El
Ciclo Espíritu-Materia
"¿Para qué sirve
todo el proceso cíclico si sólo se trata de que el espíritu emerja, al final de
todas las cosas, tan puro e impersonal como lo era al principio, antes de
descender a la materia?" (¿Y las partes que
se han separado de la quinta ronda?)
Respuesta del Mahatma K.H. a la pregunta de Alfred P. Sinnett
Lo que emerge al
final de todas las cosas no es solamente el
"espíritu puro e impersonal", sino los recuerdos
"personales" en conjunto, libres de impurezas en cada nuevo quinto
principio a lo largo de la serie de existencias. Y si al final de todas las cosas —digamos dentro de millones de
millones de años, el Espíritu tuviera que descansar en su pura no-existencia
impersonal, como el UNO o lo Absoluto, todavía tiene que haber "algo
bueno" en el proceso cíclico, puesto que cada Ego purificado tiene la oportunidad,
en los largos intervalos entre las existencias objetivas en los planetas, de
existir como Dhyan Chohan —desde el "Devachánico" más humilde, hasta
el Planetario más elevado— disfrutando de los resultados de todas sus vidas.
Pero,
¿Qué es
"Espíritu" puro e impersonal per se?
¿Es posible que
usted no se haya dado cuenta todavía de que lo que queremos decir es que ese
Espíritu no es una entidad, es una abstracción pura, un vacío absoluto para
nuestros sentidos, incluso para el más espiritual de ellos?
Este
Espíritu sólo se convierte en algo en unión con la materia; de aquí que
siempre sea algo, puesto que la materia es
infinita, indestructible e inexistente sin el Espíritu, el cual es la Vida en
la materia. Separado de la materia el Espíritu se convierte en la negación
absoluta de la vida y del ser, puesto que la materia es inseparable de él.
Pregunte a los que
ponen objeciones si conocen algo de la "vida" y de la
"conciencia" que vaya más allá de lo que ellos experimentan ahora en
la tierra.
¿Qué concepto
pueden tener —a menos que sean videntes por naturaleza— del estado y de la conciencia
de una individualidad después que ésta se ha separado del cuerpo denso terrestre?
¿De qué vale todo
el proceso de la vida en la tierra — puede usted preguntarles a su vez— si
somos tan buenos como entidades inconscientes "puras" antes del
nacimiento, durante el sueño y al final del curso de nuestra vida?
Según las enseñanzas
de la ciencia,
¿es que la muerte
no va seguida del mismo estado de inconsciencia que el de antes de nacer?
¿Acaso la vida,
cuando abandona nuestro cuerpo, no se vuelve tan impersonal como lo era antes
de que animara al feto?
Después de todo, la
vida —el problema más grande al alcance de la comprensión humana— es un
misterio que los más grandes de sus hombres de ciencia no resolverán jamás. Para ser comprendido correctamente, debe ser estudiado
en la serie entera de sus manifestaciones; de otra manera, nunca puede ser, no
tan sólo sondeado, sino ni siquiera comprendido en su forma más simple: la vida como un estado del ser en esta
tierra.
Nunca podrá ser
comprendida mientras siga estudiándose por separado y aparte de la vida universal.
Para resolver el
importante problema, uno tiene que convertirse en ocultista; tiene que
analizarla y experimentarla personalmente en todas sus fases:
-como
vida en la tierra,
-como
vida más allá del límite de la muerte física, como vida mineral, vegetal, animal
y espiritual;
-como
vida en conjunción con la materia concreta, a la vez que como vida presente en
el átomo imponderable.
Tratemos de
examinar o de analizar la vida aparte del organismo, y ¿qué es lo que
queda?
Simplemente,
un modo de movimiento que tiene que quedar sin resolver, a menos que se acepte
nuestra doctrina de la Vida omnipenetrante, infinita, omnipresente —aunque sólo
lo fuera en términos de una hipótesis un poco más razonable que sus hipótesis
científicas, que son totalmente absurdas. Tendrán algo que objetar: les contestaremos
utilizando sus propias armas.
Diremos
que está demostrado de una vez por todas que, puesto que el movimiento es omnipenetrante
(lo invade todo), y puesto que el descanso absoluto es inconcebible, en
cualquier forma o máscara que aparezca el movimiento, ya sea como luz, calor,
magnetismo, afinidad química o electricidad —todas estas manifestaciones no
deben ser más que fases de la misma Fuerza Una universal, omnipotente, un
Proteo ante el cual ellas se someten como ante el Gran "Desconocido" y a lo que nosotros denominamos simplemente
la "Vida Una", la "Ley Una" y el "Elemento Uno".
Las mentes más
grandes, las más científicas de la tierra, han estado avanzando ansiosamente
hacia una solución del misterio, no dejando ninguna senda por recorrer, ningún
cabo suelto o flojo en el que, para ellos, es el más oscuro de los laberintos;
y todos tuvieron que llegar a la misma conclusión (la de los ocultistas, aunque
sólo la den parcialmente), es decir, que la vida, en sus manifestaciones concretas,
es el legítimo resultado y la consecuencia de la afinidad química; en cuanto a
la vida en su sentido abstracto, la vida pura y simple —bien, ellos no
saben más hoy de lo que sabían en los primeros días de su Royal Society. Sólo
saben que en ciertas soluciones químicas exentas previamente de vida, ésta se
manifiesta espontáneamente (a pesar de Pasteur y su piedad bíblica) debido a
ciertas combinaciones químicas de esas substancias. Si dentro de unos años,
como espero, me convierto por entero en mi propio maestro, puede que tenga el
placer de demostrarle a usted, y sobre su propia mesa de trabajo, que la vida como vida no sólo es transformable en
otros aspectos o fases de la Fuerza que todo lo penetra, sino que puede ser
realmente infundida en un hombre artificial. Frankenstein tan sólo es un
mito en la medida en que es el héroe de un relato místico; en la naturaleza él
es una posibilidad; y los físicos y médicos de la última Subraza de la sexta
Raza inocularán la vida y harán revivir cadáveres de la misma manera que ahora
inoculan la viruela y, a menudo, otras enfermedades aún menos agradables.
El
espíritu, la vida y la materia, no son principios naturales que existan independientemente
el uno del otro, sino que son los efectos de combinaciones producidas por el
movimiento eterno en el Espacio; y es mejor que lo aprendan.
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