LAS CARTAS DE LOS
MAHATMAS.
CARTA N°. 18
Carta del Mahatma
K.H. a A. P. Sinnett.
CARTA N° 18
Recibida en Simla,
en junio de 1882.
APÉNDICE
(I) Cada
Individualidad Espiritual tiene que emprender un gigantesco viaje evolutivo,
tiene que completar un tremendo progreso giratorio.
Primero, —en el mismo principio de la gran rotación
Mahamanvantárica, desde el primero al último de los planetas gestadores de hombres,
ya que en cada uno de ellos la mónada tiene que pasar a través de siete razas humanas
sucesivas: desde la muda progenie del simio (muy distinta de las especies ahora
conocidas) hasta la actual quinta raza, o más bien variedad, y sólo a través de
dos razas más antes de que haya terminado en esta Tierra; y luego en el siguiente planeta más y más
elevado todavía. . . . Pero limitaremos nuestra atención sólo a éste. Cada una de estas siete razas se extiende
desde la Rama Madre en siete ramificaciones, y el hombre tiene que evolucionar a través de cada una de ellas,
sucesivamente, antes de pasar a la siguiente raza superior; y eso —siete veces.
Y bien, mi buen amigo, puede usted abrir sus ojos y sentirse confundido —es así.
Las ramificaciones representan diferentes
tipos de humanidad —física y espiritualmente— y ninguno de nosotros puede
saltarse un solo peldaño de la escalera. Con todo y eso, ninguna
reencarnación es tal como lo enseña la vidente de Londres, señora A.K., ya que los intervalos entre nacimiento y nacimiento
son inconmensurablemente demasiado largos para acomodarse a cualquier
fantástica idea por el estilo. Le ruego que tenga presente que cuando digo
"hombre" me refiero a un ser humano de nuestro tipo. Existen
otras e innumerables cadenas manvantáricas de globos en los que evolucionan
seres inteligentes —dentro y fuera de nuestro sistema solar— representando la
culminación o el punto supremo de la evolución de los seres en sus cadenas
respectivas, algunas —física e intelectualmente— inferiores, y otras inconmensurablemente
superiores al hombre de nuestra cadena. Pero, por el momento, aparte de
mencionarlas, no hablaremos de ellas.
A través de cada
raza, pues, el hombre tiene que efectuar siete entradas y siete salidas sucesivas
y además ha de desarrollar, gradualmente, el intelecto, desde lo más bajo a lo
más alto, en sucesión. En resumen: su
ciclo terrestre, con sus anillos y sub-anillos, es la contrapartida del Gran
Ciclo, sólo que en miniatura. Tenga presente también que, incluso entre
estas particulares "reencarnaciones de raza", los intervalos son
enormes ya que hasta el más lerdo de los bosquimanos africanos tiene que
cosechar la recompensa de su Karma, al igual que su hermano, bosquimano, que
puede ser seis veces más inteligente.
Vuestros etnógrafos
y vuestros antropólogos harían bien en tener siempre presente esta ley septenaria invariable que rige toda la
obra de la naturaleza. Desde Cuvier —el desaparecido gran maestro de la
teología protestante— cuyo cerebro atiborrado de Biblia le hizo dividir el género
humano en sólo tres variedades raciales distintas —hasta Blumenbach, que la
dividió en cinco, todos estaban equivocados. Solamente Pritchard que, proféticamente,
sugirió siete, se acerca a la verdad. He leído en el Pioneer del 12 de junio
que me envió H.P.B., una carta de A.P.W. (Un extracto a
propósito de esta Carta aparece en The Early Teaching ofthe Masters. (Las
Primitivas Enseñanzas de los Maestros). Ed. Jinarajadasa, en la pág. 19. —Eds.)
sobre
la Teoría del Mono, con una más que excelente exposición de la hipótesis darwiniana.
El último párrafo, página 6, columna 1, debería tenerse en cuenta, —suprimiendo
algunos errores— como una revelación en un millar de años o así, si se conservara
hasta entonces. Leyendo las nueve líneas a partir de la línea 21 (empezando por
abajo), encuentra usted un hecho cuya prueba pocos naturalistas están
dispuestos a aceptar todavía. Con las razas quinta, sexta y séptima de la
Quinta Ronda —y con cada raza sucesiva evolucionando y siguiendo el paso, por
así decirlo, de las rondas del "Gran Ciclo",— y teniendo que distinguirse
perceptiblemente la quinta raza de la quinta ronda, de su cuarta
"raza" o "encarnación terrestre", tanto en diferencias
físicas como intelectuales y morales, tiene usted razón al decir que se
conseguirá un "formidable adelanto cuando la gente de la quinta ronda alcance
su séptima encarnación".
(II) Ni la riqueza ni la pobreza, ni el
nacimiento humilde o elevado, influyen en ello para nada porque todo esto es el
resultado de su Karma. Ni lo que ustedes llaman civilización tiene mucho que
ver con el progreso. Es el hombre
interno, la espiritualidad, la iluminación del cerebro físico por medio de la
luz de la inteligencia espiritual o divina la piedra de toque. Los australianos,
los esquimales, los bosquimanos, los veddahs, etc., todos son
"ramificaciones laterales" de la rama que ustedes llaman
"hombres de las cavernas" —la Tercera Raza (según vuestra ciencia, la
Segunda) que evolucionó en el globo. Es el remanente de los hombres de las
cavernas del séptimo anillo, remanente "que ha dejado de desarrollarse y
que son las formas de vida en suspensión condenadas a una desintegración final
en la lucha por la existencia", según palabras de vuestro corresponsal.
Vea
"Isis", capítulo I, —". .... la Esencia Divina
(Purusha), como un arco luminoso" procede a formar
un círculo: —la cadena mahamanvantárica; y habiendo alcanzado el punto más elevado
(o su primer punto de partida) se curva otra vez de vuelta y vuelve a la Tierra
(el primer globo), introduciendo en su vorágine un tipo más elevado de
humanidad— "y así siete veces. Al irse acercando a nuestro planeta se
va oscureciendo cada vez más hasta que, al tocar tierra se vuelve tan negra como
la noche", —es decir, externamente es materia, quedando el Espíritu o
Purusha escondido bajo la quíntuplo armadura de los cinco primeros principios.
Mire ahora las tres
líneas subrayadas de la página 5: en lugar de "género humano" lea
"razas humanas", y en lugar de "civilización" lea evolución
Espiritual de esa raza en particular y tendrá usted la verdad que tuvo que ser
encubierta en esa etapa inicial y de prueba de la Sociedad Teosófica.
Vea de nuevo el
último párrafo de la página 13 y el primero de la 14, y observe los renglones subrayados
que hablan de Platón. Luego vea la página 32 y recuerde la diferencia entre Manvántaras,
según están calculados, y los MAHAMANVANTARAS (siete rondas completas entre dos
Pralayas, —los cuatro Yugas retornando siete veces, una vez por cada raza.
Hecho esto, tome su pluma y calcule. Renegará de ese trabajo, pero esto no
perjudicará mucho su Karma; éste es sordo ante la irreverencia que sólo brota
de los labios. A este respecto, lea atentamente (no por lo que se refiere a
renegar, sino respecto a la evolución) la página 301, última línea, "y
ahora viene el misterio . . .", y continúe hasta la página 304. El velo de
"Isis" no fue levantado, pero se hicieron aberturas suficientemente
grandes para permitir rápidas ojeadas para ser completadas por la propia
intuición. He aquí nuestra doctrina, disimulada a propósito en este cúmulo de
referencias de varias verdades filosóficas y esotéricas, doctrina que ahora se
está impartiendo, parcialmente y por primera vez, a los europeos.
(III) Tal como le
dije en mi respuesta a las preguntas de sus notas, la mayor parte de la gente de
la India —excepto los mongoles semitas (?) — pertenecen a la ramificación más
antigua de la actual quinta raza Humana, la cual se desarrolló en Asia Central
hace más de un millón de años. La Ciencia occidental encuentra buenas razones
para defender la teoría de que seres humanos habrían habitado en Europa 400.000 años
antes de nuestra era: esto no puede sorprenderle tanto que le impida beber su
vino esta noche en su cena. Sin embargo, Asia, lo mismo que Australia, África,
América y las regiones más septentrionales, tienen sus restos — los de la
cuarta raza— e incluso de la tercera raza (los hombres de las cavernas y los
íberos).
Al mismo tiempo,
nosotros tenemos más hombres del séptimo anillo de la cuarta raza que en Europa
y más del primer anillo de la quinta ronda, puesto que, más antiguos que las ramificaciones
europeas, nuestros hombres, evidentemente, llegaron antes. El hecho de que estén "menos adelantados" en civilización y
refinamiento, no perturba demasiado su espiritualidad, al ser el Karma un animal
que permanece indiferente ante escarpines y blancos guantes de cabritilla. Ni vuestros cuchillos ni vuestros tenedores,
ni vuestras óperas ni vuestros salones os acompañarán en vuestro progreso
interno, de la misma manera que los trajes de color de hoja marchita de los
Estetas británicos no evitarán que los propietarios de ellos que los usan hayan
nacido entre las filas de aquellos que, —hagan lo que hagan— serán considerados
por los hombres de las futuras 6a y 7a rondas,
como "salvajes" comedores de carne y bebedores de alcohol del
"Período de la Royal Society".
De usted depende inmortalizar
hasta tal punto su nombre que las razas superiores venideras se vean obligadas
a subdividir nuestra época y llamar a esta subdivisión "el Período
Pleisto-Sinnéttico"; pero eso nunca podrá ser en tanto que usted actúe
bajo la impresión de que "los objetivos que tenemos en perspectiva se
conseguirán con una templanza y una moderación razonables". La Ciencia Oculta
es una amante celosa y no permite ni una sombra de indulgencia para uno mismo;
y es "fatal", no sólo para el que lleva una vida conyugal normal,
sino incluso para la costumbre de comer carne y beber vino. Me temo que algún
día, cuando los arqueólogos de la séptima ronda desentrañen y saquen a la luz
la futura Pompeya de Punjab-Simla, en lugar de descubrir las preciosas
reliquias de la "Ecléctica" Teosófica, sólo descubrirán algunos
restos petrificados o itreos de la
"Espléndida herencia". Este es el más reciente vaticinio que corre por
Shigatsé. (Los
Maestros deletrean el nombre de esta ciudad de muchas maneras. Aquí hemos
utilizado la expresión moderna.—Eds.)
Y ahora pasemos a
la última pregunta. Bien, tal como digo, los "guías" son a la vez
elementales y Elementarios, y ni siquiera una razonable "mitad y
mitad", sino la simple espuma de la jarra de cerveza mediumnística. Las
diversas "apropiaciones" de esas hojas de papel de carta se consiguieron
durante la estancia de E. En Calcuta, en el ambiente social de la señora G.
—puesto que ella recibía frecuentemente cartas de usted. Fue entonces una cosa fácil
para esas criaturas seguir el deseo inconsciente de E. para atraer otras
partículas desintegradas de la caja de usted, con objeto de crear un doble. Es
un médium poderoso, y sin su buena y bondadosa naturaleza innata y otras buenas
cualidades, fuertemente contrarrestadas por la vanidad, la indolencia, el
egoísmo, el ansia de dinero y otros aspectos de la civilización moderna y una
total falta de voluntad, podría convertirse en un soberbio Dugpa; sin embargo,
tal como he dicho, es un "buen chico" de pies a cabeza; sincero por naturaleza
pero, bajo control— todo lo contrario. Si pudiera, quisiera salvarlo de ....
NOTA.—En la 1ª y en
la 2ª edición aparece una Nota Editorial indicando que el resto de esta Carta
se perdió. Un estudiante ha hecho observar ahora que la parte perdida
corresponde exactamente a la Carta n° 95, en las pp. 614-616.—Eds.
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