LAS CARTAS DE LOS
MAHATMAS.
CARTA N°. 17
Carta del Mahatma
K.H. a A. P. Sinnett.
CARTA N° 17
Recibida en Simla,
junio 1882.
(1)
Algunos hombres de la quinta ronda ya han comenzado a aparecer en la Tierra.
¿En qué se diferencian de los hombres de la cuarta ronda de la séptima
encarnación terrestre? Yo supongo que están en la primera encarnación de la
quinta ronda y que cuando la gente de la quinta ronda alcance su séptima
encarnación se conseguirá un avance extraordinario.
(1) Los Videntes y
clarividentes de nacimiento del tipo de la señora Kingsford y del señor Maitland;
los grandes adeptos de cualquier país; los genios —tanto en arte como en
política o en reformas religiosas. Todavía no presentan las características
físicas señaladas: sería muy prematuro y esto llegará más tarde.
Exactamente así. Si
usted mira el Apéndice nº I (Véase carta n°
18.—Ed.) lo encontrará
explicado.
(2)
Pero si un hombre de la primera quinta ronda se consagrara al Ocultismo y se
convirtiera en adepto, ¿se evitaría posteriores encarnaciones en la tierra?
(2) No, si exceptuamos al Buddha, un ser de la sexta
ronda, que, por haber recorrido con tanto acierto el paso por sus anteriores
encarnaciones, dejó atrás incluso a sus predecesores. Pero un hombre así se
encuentra sólo una vez entre un billón de criaturas humanas. Se diferencia de los otros hombres tanto en su
apariencia física como en espiritualidad y conocimiento. Sin embargo, se libró de más encamaciones sólo en esta
tierra; y cuando los últimos hombres de la sexta ronda del tercer anillo desaparezcan
de esta tierra, el Gran Instructor tendrá que reencarnar en el planeta
siguiente. Sólo que, puesto que El sacrificó la beatitud y el Reposo Nirvánico por la
salvación de sus semejantes, renacerá en lo más superior —en el séptimo anillo—
del planeta más elevado. Hasta entonces El velará cada diez mil años
(digamos más bien y añadamos que ya "ha velado") sobre individuos
escogidos que, generalmente, cambiaron el destino de las naciones. Véase
"Isis", Vol. I pp. 34 y 35, último párrafo de la primera y primero de
la segunda.
(3)
¿Existe alguna diferencia espiritual esencial entre un hombre y una mujer, o es
el sexo un simple accidente de cada nacimiento —proporcionando el futuro final
del individuo las mismas oportunidades?
(3) Un simple
accidente, como usted dice. En general, obra del destino guiado, sin embargo, por
el Karma individual —las aptitudes morales, las características y las acciones
de la encarnación anterior.
(4)
En la época actual, la mayoría de las clases superiores en los países
civilizados de la Tierra, entiendo que son gente del séptimo "anillo"
(es decir, de la séptima encarnación terrestre) de la cuarta ronda. ¿Debo
entender que los aborígenes australianos pertenecen a un anillo inferior? ¿A
cuál? ¿Pertenecen las clases más bajas e inferiores de los países civilizados a
anillos diferentes, o bien al anillo inmediatamente inferior al séptimo? ¿Y
nacen todas las personas del séptimo anillo en las clases superiores, o bien
pueden encontrarse algunas de ellas entre los pobres?
(4) No,
necesariamente. El refinamiento, la
urbanidad y una brillante educación, en el sentido que ustedes dan a estas
palabras, tienen muy poco que ver con el curso de la ley de la Naturaleza
superior. Tómese un africano del séptimo anillo o un mongol del quinto, y
usted puede educarle —si comienza desde la cuna— y, excepto en su apariencia
física, puede usted transformarlo en el más brillante y perfecto caballero
inglés. Sin embargo, seguirá siendo un loro de intelectualidad superficial.
(Vea apéndice nº II).
(5)
La Vieja Dama me dijo que la mayor parte de los habitantes de este país, en
algunos aspectos, está menos adelantada que los europeos, aunque son más
espirituales. ¿Pertenece esa mayoría a un anillo más inferior de la misma
ronda, —o bien la diferencia atañe a algún principio de ciclos nacionales que
no tienen nada que ver con el progreso individual?
(5) La mayor parte
de la gente de la India pertenece a la ramificación más primitiva o más antigua
de la quinta Raza humana. He querido que M. concluyera su carta dirigida a
usted con un breve resumen de las últimas teorías científicas de sus eruditos
etnógrafos y naturalistas para ahorrarme trabajo. Lea lo que le escribe y
después vuelva al nº III de mi Apéndice.
¿Cuál es la
explicación de "Ernest" y del otro guía de Eglinton?
¿Son Elementarios
que obtienen de él su vitalidad consciente o son elementales encubiertos?
Cuando "Ernest" tomó aquel papel de carta del "Pioneer",
¿cómo se las ingenió para conseguirlo sin recurrir a la mediumnidad con este
fin?
Puedo asegurarle
que no vale la pena que estudie usted ahora la verdadera naturaleza de los "
Ernests " y "Joeys" y "otros guías", pues, a menos que
no se vaya familiarizando con la manera como evolucionan las corrupciones de la
escoria elemental, y con los siete principios del hombre, siempre se encontrará
sin saber qué hacer para comprender lo que son realmente.
Para ellos no
existe ninguna regla escrita y difícilmente puede esperarse que correspondan a sus
amigos y admiradores con el cumplimiento de la verdad, del silencio y de la
abstención.
Si algunos están
relacionados con ellos, como lo están algunos desalmados médiums físicos, e
encontrarán. Si no, mejor es dejarlos solos. No se decantan más que hacia sus
congéneres —los médiums—; y su relación no se establece más que a la fuerza a
través de imprudentes y pecaminosos comerciantes de fenómenos. Lo mismo que se
trate de elementales o de elementarios y, en el mejor de los casos, se trata de
una jungla de baja estofa, malévola y corrupta. Usted quiere abarcar demasiado
conocimiento de una vez, mi querido amigo: pero no puede alcanzar de golpe
todos los misterios. No obstante, vea el Apéndice, que en realidad es una
carta.
No conozco a Subba
Row, que es un discípulo de M. Al menos, él sabe muy poco de mí. Sin embargo,
yo sé que nunca consentirá en ir a Simla. Pero si Morya se lo ordena, enseñará desde
Madras, es decir, corregirá los manuscritos como lo hizo M., hará comentarios sobre
ellos, contestará preguntas y será muy, muy útil. Siente un absoluto respeto y
devoción por H.P.B.
K.H.
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