domingo, 23 de agosto de 2015

EL MUNDO OCULTO, CAPITULO DECIMO

EL MUNDO OCULTO
(SINNETT)

CAPITULO DECIMO
PROGRESOS DE LA CIENCIA, DENTRO DE LO RELATIVO
DE SU ATRASO.
LA CIENCIA ORIENTAL NO TIENE NADA DE HIPOTÉTICA Y ESTA SUJETA A LEYES DETERMINADAS.
REFLEXIONES DE KOUT-HOUMI, ACERCA DE LO MISMO.

Koot-Humi me puso en guardia, contra la tendencia que yo pudiera tener, de idealizar a los Hermanos; por los poderes de que dan muestras ante el vulgarismo europeo, con las maravillas que ejecutan.
«¿Estáis cierto, me dice él, que la impresión agradable que os produce nuestra correspondencia, no sería destruida en un instante si vos me vierais?
¿Y cuál de nuestros santos Shaberons, disfruta la débil educación universitaria y el ligero conocimiento de las costumbres europeas que yo he adquirido?..
Kout-Houmi me decía, con cierta circunspección, que comunicaría conmigo, en tanto esto le fuera posible, «ora por... cartas (con ó sin almohadones), ora por visitas personales, bajo su forma astral.
Pero pensad, «añadía», que Simla se halla a mayor altura que Állahabad en 7,000 pies; y que las, dificultades que se tienen que vencer para elevarse hasta esta última ciudad, son terribles (La fuerza ascensional dependen en más, ó en menos, de la mucha ó poca vitalidad del cuerpo físico y necesitándose por lo mismo, gastar más las fuerzas cuanto mayor sea el esfuerzo. Téngase en cuenta que el cuerpo es un dínamo que genera fuerza). »
Los espíritus vulgares, no hacen gran distinción entre nuestros fenómenos, y los de magia.
Esta alusión instructiva, que contiene la última frase, puede servir para hacernos comprender que todo lo mágico que aparece en los fenómenos producidos por los Hermanos, (dejando aparte la hipótesis estúpida de superchería), pertenece a una magia oficial, sujeta a leyes determinadas.
En la infancia de la química, la mayoría de los cuerpos en la naturaleza se consideraban como a elementos; pero el número de los cuerpos disminuye con el progreso y las investigaciones hechas en la ley de las combinaciones: así sucede en la magia. Hubo una época en donde hubiera sido magia, correr por las nubes metido en una cesta pendiente de un globo, o enviar noticias por debajo del mar; esto sin embargo, ha venido a ser una cosa corriente y vulgar.
* * *
Las manifestaciones de Simla, son mágicas para la mayoría de los hombres de nuestra generación, pero la telegrafía psicológica, será probablemente dentro de pocos siglos, sino propiedad del género humano; a lo menos un hecho científico, tan incontestable como el cálculo diferencial, y reconocido como propiedad de los que habrán estudiado como especialidad, este ramo.
Que la telegrafía psicológica u otros fenómenos del mismo género, sean más fáciles de producir, en ciertas capas de la atmósfera, que en otras, ved ahí una suposición que tiende a hacerlos descender del reino de la Ulagia (?), o a elevaros si se quiere, hacia las regiones de la ciencia exacta.
Puedo aquí insertar gran parte de una carta de Koot-Humi a ese amigo de quién me vengo ocupando, el cual tenía una correspondencia seguida con Koot-Humi respecto al proyecto que había formado de dedicarse enteramente, bajo ciertas condiciones, a estudiar el ocultismo.
Esta carta, presta alguna luz sobre las concepciones metafísicas de los ocultistas, y ha de recordarse que la metafísica, es algo más que una especulación abstracta.
* * *
«Querido señor:
Aprovecho mis primeros momentos de ocio, para contestar en forma, a vuestra carta: fecha del día 17 del mes último y vengo en participarle el resultado de mi entrevista con nuestros maestros respecto a la proposición que en ella se nos hizo, y probaré al mismo tiempo de contestar a todos sus razonamientos.
En primer lugar, he de agradeceros, en nombre de toda la sección de nuestra Fraternidad, que se interesa por la prosperidad de la India, vuestra oferta de asistencia, cuya importancia y sinceridad, no puede ponerlas en duda nadie.
Nosotros hacemos remontar el origen de nuestra raza, a través de las vicisitudes de la civilización india, en un pasado muy lejano, y nuestro amor por nuestra madre patria, es tan profundo y tan apasionado, que ha sobrevivido al afecto extensivo y cosmopolita (perdón si esta palabra no es inglesa) de nuestros estudios sobre las leyes de la naturaleza.
Así yo presiento, que para todo patriota indio, la más grande recomendación ha de ser para él, toda palabra amable o todo procedimiento simpático, para nuestra patria.
Ya podéis figuraros, desde luego, que estamos convencidos que la degradación de la India es debido, por una buena parte; al obscurecimiento de su antigua espiritualidad, y que para levantar su noble estandarte de ciencia y de moral, no se puede contar con una impulsión nacional; cada uno de nosotros está dispuesto, naturalmente, a impulsar adelante una Sociedad en formación, sobre todo, si en su objeto carece de todo móvil egoísta.
A la Sociedad, cuya finalidad sea hacer revivir la antigua ciencia, y rehabilitar nuestro país, en la estimación del mundo,
Tenednos por convencidos, sin necesidad de hacer nuevas afirmaciones.
Pero sabéis, como todos los que han leído la historia, que no basta que los patriotas tengan valor, si las circunstancias le son contrarias.
Sucede que no existe poder humano, ni tampoco fuerza humana, ni furor patriótico el más exaltado, capaz de desviar de su carrera fatal, un destino de hierro; y muchas naciones se han eclipsado precipitadas cual en una sima como antorchas sumergidas en el agua.
Nosotros, que tenemos el conocimiento de la caída de nuestro país, sin tener el poder de levantarlo cual quisiéramos, pronto no podemos hacer lo que quisiéramos, ni por los intereses generales, ni por los particulares y llenos de buena voluntad, pero no teniendo el derecho por delante más que a medias, nos vemos obligados a decir, que la idea sugerida por M. Sinnett y vos mismo, es en parte impracticable. En una palabra, me es imposible como a todo otro Hermano, excepto a un neófito avanzado, aceptar el papel especial de guía o jefe de la Rama anglo india.
Sabemos que sería una buena cosa, el daros una instrucción regular, así como a algunos de vuestros colegas, y enseñaros los fenómenos acompañados de su explicación.
Además, aunque vuestro grupo sería el solo instruido, aún habría una ventaja adquirida, cual fuera, tener algunos ingleses dotados de capacidad bastante, afiliados como estudiantes a la Psícología Asiática.
Estamos al corriente de todo esto... y otras cosas!...

No rehusamos por eso corresponder, ni dejar de ayudaros por todos los medios que estén a nuestro alcance: lo que no queremos, es tener otra responsabilidad que aquella que resulte de nuestra correspondencia periódica, y ayudaros con nuestros consejos cuando los necesitéis y sea ocasión propicia, y favoreciéndoos con pruebas tangibles o visibles si se hace posible, en forma bastante para convenceros de nuestra existencia, y del interés y afecto que por vos sentimos.
* * *
No queremos consentir en guiaros.
Bien que podamos hacer mucho, no nos podemos comprometer a daros más que en la justa medida de vuestros méritos.
Mereced mucha, y no nos mostraremos ingratos en la recompensa: mereced poco, y obtendréis lo que sea, en su justa medida.
Esto no es el texto ni el cuaderno de apuntes de, un estudiante; bien que parezca tal, es su expresión, bajo la forma vulgar de la ley.
En nuestra orden, no podemos contravenir a ella.
No estando, acostumbrados a la manera de pensar y obrar de los Occidentales, especialmente de los ingleses, si nos cuidábamos de una organización de tal especie, encontraríanse a cada instante nuestras costumbres y vuestras tradiciones, en oposición sino por ellas mismas, cuando menos, por los modos de realización.
No andaríamos juntos el camino por mucho tiempo.
* * *
He pedido a Mr. Sinnett redacte un plan, incorporando vuestras ideas comunes, para someterlas a nuestros maestros; este será, según creo, el mejor medio de llegar a un acuerdo mutuo.
Dirigidos por nosotros, vuestra rama no tendrá vida, porque no sois hombres para ser dirigidos, (en el mejor sentido de la palabra).
De modo que la Sociedad, sería un aborto, una bancarrota; parecería una cosa tan extraña como ver una carroza a lo Daumont parisién, arrastrada por un tronco de yaks o camellos indios.
Nos pedís que os enseñemos la verdadera ciencia, el aspecto oculto por el lado invisible de la naturaleza; y creéis que eso puede hacerse tan fácilmente como se dice?
No parecéis querer comprender que hay dificultades inmensas, en la manera de comunicar los rudimentos de nuestra ciencia, a los que han sido criados según métodos para vosotros familiares.
No podéis ver, que cuanto más imbuidos en vuestros modos de civilización estéis, menos capaces sois, para ser instruidos instintivamente
Permitidme algunos ejemplos.
Conforme a la ciencia exacta, no reconocéis más, que una fuerza cósmica; sin notar diferencia entre la   energía gastada por un viajero que arranca las malezas que obstruyen su marcha, y la de una suma igual que gasta un operador científico, para poner un péndulo en movimiento.
Nosotros juzgamos de otro modo; porque sabemos que hay un mundo de diferencia, entre las dos fuerzas.
El uno, disipa inútilmente la fuerza; el otro la concentra y enriquece. Y aquí veía, que no me ocupo de la utilidad relativa de las dos fuerzas, como se pudiera imaginar. El hecho solamente de que en un caso, no hay más que fuerza bruta, gastada, sin que se haya transformado esa energía grosera en una forma potencial más elevada en la dinámica espiritual, lo que sí sucede en el otro caso.
No lo consideréis solo como vagamente metafísica: La idea que quisiera comunicaros es, que la inteligencia superior en un cerebro científicamente ocupado, da resultado, la evolución en una forma de energía espiritual que, en la acción cósmica, puede producir unos efectos ilimitados; mientras que el cerebro que obra automáticamente no detiene o no recoge más, que una cierta cuantía de fuerza bruta, que no puede producir ningún beneficio, ni para el individuo, ni para la humanidad.
El cerebro humano, es un generador inagotable de fuerza cósmica, de calidad muy refinada, que saca su energía inferior, de la naturaleza más grosera.
El adepto completo, ha hecho de sí mismo un centro radiográfico, de virtualidades con las cuales, establece correlaciones sobre correlaciones, a través de las edades sin cuento.
Tal es la clave del misterioso poder que poseen para proyectar y materializar en el mundo visible, las formas que su imaginación ha construido en lo invisible, ayudándose con la materia cósmica inerte.
El adepto, no crea nada nuevo; no hace más, que emplear en su manipulación los materiales que la naturaleza tenga almacenados en torno de él; la materia primordial, que durante eternidades, de eternidades, ha pasado a través de todas las formas.
De ella, no escoge más, que aquélla que necesita, y trae a la existencia objetiva.
¿Esto, no parecerá a alguno de vuestros sabios biólogos, el sueño de un loco?'
Decís, que hay pocos ramos de la ciencia con los cuales dejéis de estar poco más ó menos familiarizado, y que pensáis hacer, un cierto resumen con ellos, después de muchos años de estudio lo que no habéis podido realizar?
No lo dudo, ¿pero queréis permitirme os trace más claramente la diferente naturaleza que existe, entre las ciencias físicas (llamadas exactas para lisonjearlas), y las ciencias metafísicas? . . .
Estas últimas, lo sabéis bien, son imposibles de demostrar ante un auditorio no instruido, siendo clasificadas por M. Tyndall, entre las ficciones de la poesía.
Por el contrario, la ciencia realista, es de hecho completamente prosaica.
Para nosotros, pobres filántropos desconocidos, un hecho en una o otra forma, de esas ciencias, nos es sólo interesante según el grado de virtualidad que tenga, y por los resultados morales que resulten como utilidad, para el género humano.
¿Es una cosa indiferente a todo y por todos, que en su desenvolvimiento, ligado estrechamente con los egoístas, se muestre esa ciencia de hecho, materialista y aislada en su orgullo?
¿Puédase preguntar lo que se tiene que hacer con la filantropía encerrada en las leyes de Faraday, Tyndall u otros, en sus relaciones abstractas con la humanidad considerada como un todo inteligente?
¿En qué se cuidan ellos del Hombre átomo, aislado de ese grande y harmonioso conjunto, bien que ellos tal vez pueden serle útiles?
La fuerza cósmica, es algo de eterno e incesante.
La materia es indestructible, y ahí páranse los hechos científicos.
Dudáis de ellos, sois un ignorante, los negáis, sois un loco peligroso o un beato, pretendéis progresar después de estas teorías, sois un charlatán impertinente.
Y nadie, en el mundo, haciendo experiencias, ha tenido la idea de sacar de estos hechos científicos las conclusiones siguientes:
* * *
La naturaleza, prefiere conscientemente, que la materia sea indestructible bajo la forma orgánica, que no bajo la forma inorgánica, y ella trabaja, incesantemente, para la realización de este objeto.

O sea, la evolución de la vida consciente, fuera de la materia inerte.
De ahí, su ignorancia en la dispersión o concentración de la energía cósmica, bajo su aspecto metafísico.
De ahí, sus divisiones respecto a las teorías de Darwin.
De ahí, su incertidumbre en el grado de la vida consciente que hay en cada elemento, y de ahí, necesariamente, su denegación despreciativa, cuando se trata de aceptar un fenómeno producido fuera de las condiciones establecidas para ellos; así como la idea, justa sin embargo, de que hay mundos de fuerza semi-inteligentes, como también intelectuales, trabajando en sitios ocultos de la naturaleza.
Pero voy a dar otro ejemplo instructivo. Nosotros vemos una diferencia grande entre las calidades de sumas iguales de energía gastadas por dos hombres, si suponemos que uno, se va a su trabajo cada día, en tanto que el otro, está en camino para hacer una de sus cotidianas y acostumbradas visitas al cuartelillo de la policía.
Mientras los sabios no ven en ellas diferencia alguna más que diferencia específica -nosotros vemos una,-entre la energía del viento en movimiento y la de una rueda que gira.
¿Por qué estas diferencias?
Porque cada pensamiento del hombre pasa, al momento de haber nacido, al mundo interior, en donde se une con una cantidad activa para su asociación, la que podríamos llamar su fusión, con un Elemental; es decir, con una de las fuerzas semi-inteligentes de los reinos de la naturaleza.
Ella sobrevive como inteligencia activa; criatura engendrada por el espíritu durante un tiempo más o menos largo; según la intensidad original de la acción cerebral, que le ha dado nacimiento.
Así, un buen pensamiento, se perpetúa como un poder activo benévolo; uno malo, como un demonio maligno.
De esta suerte, el hombre puebla continuamente en su marcha por el espacio, un mundo propio, suyo, donde da vida a sus niñeces, sus fantasías, sus deseos, sus ilusiones y pasiones.
En esa ruta, vive y resiste en proporción de o su intensidad dinámica, toda la organización sensitiva o nerviosa, que se ponga en su contacto.
El buddhista le llama SHANDBA, el Hindostano le da el nombre de Karma.
El adepto evalúa conscientemente estas formas: los demás hombres las dejan escapar, sin tener de ellas conciencia.
El adepto, para lograr y conservar su poder, debe vivir en la soledad y mejor o peor en el interior de su alma.
Menos aun, la ciencia puede comprender que sí de un lado, la hormiga que construye, la abeja que trabaja, el pájaro que hace su nido, acumulan cada uno en su humilde manera tanta energía cósmica en su forma potencial como un Haydn, un Platón, ó un labrador, labrando en la tierra el surco: de otro lado, el cazador que mata la caza por gusto o para su provecho, y el positivista que aplica su inteligencia en probar que + X + = —, (Que más por más, da menos.) gastan y derrochan la energía tanto, como un tigre al arrojarse sobre su presa.
Todos estos roban a la naturaleza en lugar de enriquecerla, Y, todos se harán responsables en proporción de su inteligencia.
«La ciencia exacta, experimental, no tiene nada que hacer con la moralidad, la virtud y la filantropía, así no puede pretender con nuestro apoyo, unirse algún día con la metafísica.
Como ella no es más en sí que una fría clasificación de hechos, exteriores para el hombre, existiendo antes y después de él!.. su parte de utilidad no se extiende para nosotros más, que hasta los límites de estos hechos; y se inquieta ella poco por las conclusiones y resultados que la humanidad pudiera sacar de los materiales adquiridos por su método.
Así, nuestra esfera es tan excéntrica a la ciencia, como la ruta de Urano lo es a la de la Tierra.
Rehusamos categóricamente presentar nuestra cabeza, para ser cortada.
Para ella: el calor no es más que una forma de movimiento, y el movimiento desarrolla el calor; pero todavía no se ha descubierto porque el movimiento mecánico de la rueda que gira, debe tener más valor metafísico, que el calor en el cual se transforma gradualmente.
Id pues a sostener ante hombres de ciencia, esta concepción filosófica y transcendental (por consiguiente absurda) de los teósofos algo instruidos; a saber, que el trabajo progresivo del hombre, ayudado de sus descubrimientos incesantes, podrá un día con un procedimiento semejante al que emplea la energía del Sol y en su calidad de motor directo, extraer los alimentos nutritivos de la materia orgánica!
Si el Sol, este gran padre que sustenta nuestro sistema planetario, hiciese mañana, en condiciones rigurosas de observación, salir de un guijarro, pollos de granito, ellos (los hombres de ciencia) aceptarían el hecho como científico, y no gastarían fósforo en su pensamiento, para asentir que los pollos, no servían para alimentar a los pobres y a los que se murieran de hambre.
Pero que un Shaberon, se atreva en el Himalaya en un tiempo de famin a multiplicar los sacos de arroz para la multitud en peligro, (como podría hacerla), es probable que nuestros magistrados y receptores lo alojasen en un calabozo, para que confesara de que granero lo había robado.
Ved ahí la ciencia exacta, y nuestro mundo real.
Vos mismo, bien que os quedéis absorto de la ignorancia del mundo en todas sus cosas, bien que vos definieseis muy justamente la ciencia como «una colección de algunos hechos palpables, torpemente generalizados, una jerga técnica inventada para esconder la ignorancia del hombre en todo cuanto toca a estos hechos,» bien que hablaseis de vuestra fe en las posibilidades infinitas de la naturaleza, sin embargo, continuáis gastando vuestra vida en un trabajo que no sirve más, que a una cierta parte de esta misma ciencia...
Entre las numerosas cuestiones que tocáis, discutiremos primeramente, si queréis, la que trata de la culpa que hubieran tenido según vuestra observación los Hermanos, al no haber dejado huella en la historia del mundo.»
Pensáis que ellos hubieran debido, con las ventajas extraordinarias que poseían, «reunir en sus escuelas un número moderado de alumnos, los más ilustrados de cada raza.»
¿Cómo sabéis que no han dejado huellas? ¿Tenéis conocimiento de sus esfuerzos, sus éxitos y sus faltas?
¿Tenéis algún tribunal para juzgarlos? ¿Cómo haría vuestro mundo, para presentar documentos que juzgasen la conducta de hombres, que tan cuidadosamente han cerrado las puertas para no ser espiados por la curiosidad?
La primera condición para su éxito, es la de no estar jamás vigilados, ni encerrados.
Los hechos que han llevado a cabo, ellos los conocen. Los que habían dejado percibir, no eran más que resultados donde las causas quedaban ocultas a todas las miradas.
Para explicar estos resultados, los hombres en varias épocas, han inventado teorías de intervenciones divinas, de providencias especiales, de destinos, de influencias hostiles ó benignas, de las estrellas.
No hay ninguna época ni aun antes del período llamado histórico, que nuestros antecesores no hayan moldeado sus acontecimientos y hecho la historia; cuyos hechos fueron después invariablemente desfigurados por los historiadores, para satisfacer las preocupaciones de sus contemporáneos.
Estáis bien seguros que las figuras heroicas que aparecen en esta sucesión de dramas, no han sido más que unos fantoches?
Nunca hemos pretendido ser capaces de arrastrar las naciones en masa, a tal ó cual crisis, a despecho del impulso general que procede de relaciones cósmicas del universo.
Los ciclos, deben correr sus revoluciones.
¡Los periodos de luz y obscuridad mental y moral se suceden, como el día sucede a la noche.
Los grandes y pequeños yugas deben cumplirse, según el orden establecido; y nosotros que somos llevados en la poderosa ola, no podemos dirigir y modificar más, que algunas de sus corrientes secundarias.
Si nosotros asumiéramos los poderes de un Dios personal, como se ha imaginado, y si las leyes universales e inmutables no eran otra cosa que juguetes, entonces en verdad nosotros hubiéramos, ciertamente, creado condiciones de existencia, que hubieran hecho de esta tierra una Arcadia, para las almas sublimes.
Pero teniendo que contar con una ley inmutable, y cuando somos nosotros mismos unas criaturas, hemos debido hacer lo que podíamos, y quedar agradecidos.
Fue un lejano tiempo, cuando un número considerable de espíritus ilustrados, eran enseñados en nuestras escuelas.
La India, ha tenido semejantes épocas, como la Persia, el Egipto, la Grecia y Roma.
Pero como lo hizo notar Mr. Sinnett, el adepto, es la eflorescencia de su época, y el número de los que aparecen en un siglo, es comparativamente reducido.


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