domingo, 23 de agosto de 2015

EL MUNDO OCULTO, CAPITULO SEPTIMO

EL MUNDO OCULTO
(SINNETT)

CAPITULO SEPTIMO
FACILIDADES OCULTISTAS DE MADAME  BLAVATSKY PARA LA TRANSMISION A DISTANCIA DE UN MENSAJE.
KOUT-HOUMI SE INTERESA POR LA SOCIEDAD TEOSÍFCA. PRINCIPIO DE UNA CORRESPONDENCIA.

Naturalmente una persona familiarizada con la prestidigitación, dirá que el hecho referido puede imitarlo cualquiera, dotado de cierta ligereza de manos, sin más que coger dos hojas de papel y desgarrar los ángulos juntos, de manera que la escotadura, sea semejante en las dos hojas; entonces liáis un cigarrillo con una de las hojas, y no hay más que colocarlo en el sitio donde será encontrado más tarde.
La segunda hoja, se tiene en tanto escondida debajo de la otra que se rasga en presencia del testigo, y se le da uno de los ángulos rasgados, en vez de aquel, que ha visto romper; hacéis vuestro cigarrillo y disponéis de él como os parece; entonces hacéis descubrir el cigarrillo que habéis escondido.
Puede uno figurarse tras este procedimiento, otras combinaciones, y para las personas que no han visto a Mad. Blavatsky ejercer su clarividencia con el cigarro, inútil seria explicar que ella no procede como un prestidigitador, y que es imposible al testigo dotado del mejor buen sentido dudar un instante, de la autenticidad del papel que tiene en la mano, que ha visto desgarrar, y que además, está cubierto con las señales que el lápiz ha trazado antes en sus hojas.
Sin embargo, aunque la experiencia me haya demostrado que generalmente se mira como sospechoso el fenómeno citado, siempre ha sido convincente, para las gentes aun las más meticulosas y desconfiadas.
Por científicas que sean las noticias que se puedan tener respecto al fenómeno, no se llegará nunca ha hacerlas asequibles a la inteligencia del observador, que no tenga de ellas formado concepto.
Hoy comprendo esa verdad, por el mayor conocimiento que ya tengo, y que no tenia, en la época de la cual hablo.
Pondré todo mi empeño en poder obtener unas experiencias en forma que sus detalles, no admitan ni la suposición de un fraude.
Parecerá difícil lograrlo; porque Mad. Blavatsky es de una irritabilidad asombrosa y sumamente excitada.
Por otra parte, no sería ella el instrumento receptor de los favores de los Hermanos en la producción de los fenómenos algo importantes. Por otra parte pensaba yo, los Hermanos no se formarán una idea exacta, de lo que es el espíritu incrédulo de los europeos, respecto a milagros, tales como los que hemos referido, y por consiguiente no deben comprender bastante la necesidad en que están, de hacer los fenómenos perfectos e inatacables, hasta en sus más pequeños pormenores.
Sabía muy bien, que no iban a causar la envidia del vulgo ni a convencerle; pero ayudaba poderosamente a Mad. Blavatsky a producir los fenómenos cuyo objeto era ciertamente llamar la atención de las personas que pertenecían al mundo vulgar, y en estas circunstancias, no podían hacer menos que no dejar ningún resquicio por donde se pudiera dar lugar a sospecha o fraude.
Pregunté un día a Mad. Blavatsky si le sería posible enviar a uno de los Hermanos, una carta en la cual expondría mis conveniencias.
Sabiendo como todos sabemos en general, que los Hermanos son poco asequibles, no creía a la verdad en la posibilidad, de lo que deseaba.
Mad. Blavatsky me contestó, que lo probaría.
Escribí una carta, dirigida al Hermano desconocido, y se la entregué para saber el resultado.
Fue una inspiración afortunada que tuve;, porque así principió entre nosotros una correspondencia interesante, de cuyo privilegio puedo congratularme, y lo digo con alegría, promete continuar.
Nada más que a los fenómenos, de los que todavía no he descrito aun, los más sorprendentes, se debe la creación de este libro.
Cuando escribí la carta de que he hablado, tenía la idea más completa de todos los fenómenos más notables, según lo expresé desde la India en un ejemplar del Times de Londres, en aquella fecha.
Y decía, que con tantos datos de convicción, a lo menos traería en masa a todos los habitantes de Simla capaces de unir dos ideas una tras otra, y que el agente oculto puede producir unos resultados, que desafían el análisis de la ciencia oficial.
Siento no tener copia de esta carta, ni de las siguientes, porque hubieran ayudado a esclarecer el texto con sus respuestas no pudiendo prever a la sazón la resonancia que mis cartas habían de tener.
Después de todo, al que les interese esta correspondencia, integra puede hallarla en las cartas que he recibido; las mías no tienen aquí, gran importancia.
Durante días ignoré lo que habría acontecido a mis cartas, pero Mad. Blavatsky me dio aviso que tendría pronto contestación.
Supe, pero más tarde, que no había podido desde luego encontrarse un hermano que quisiera recibir mi carta.
A los que se había dirigido al principio rehusaron molestarse por tan poco.
Por fin, su telégrafo psicológico le había transmitido a Mad. Blavatsky una contestación favorable, procedente de un Hermano, con el que no había estado en relación desde hacía tiempo.
Este, quiso aceptar la carta y contestarla.
Al recibir aquélla noticia, sentí no haber hecho más extensa mi carta, considerando todo el alcance de la concesión que me dispensaban.
Me propuse volver a escribir, sin aguardar la primera contestación.
Días después, encontré encima de mi escritorio, la carta de mi nuevo corresponsal.
Era natural del Punjab, y me informaron más tarde, que los estudios de ocultismo le habían llamado la atención desde su más tierna infancia.
Merced a uno de sus parientes, que era ocultista, fue mandado a Europa para ser educado en la ciencia occidental, y después se había hecho iniciar por completo, en la ciencia superior de Oriente.
Desde cierto punto de vista, vanidosos como son generalmente todos los europeos, esto les parecerá un extraño trastorno en el orden de las cosas, pero no necesito pararme aquí, para examinar esa consideración.
Conozco a mi corresponsal con el nombre de «Kout- Houmi Lal Sing».
Esto es su «nombre místico, de origen thibétano»; los ocultistas al parecer toman nuevos nombres en el momento de su iniciación.
Práctica que, sin duda ha dado nacimiento a las costumbres equivalentes -que se encuentran en el culto y en las ceremonias y toma de hábito en la Iglesia católica romana.
La carta empezaba, in medias res, respecto del fenómeno que había propuesto.
Después Kout-Houmi, «precisamente porque la experiencia del diario de Londres cerraría la boca a los escépticos» era inadmisible «bajo cualquier aspecto que se considere, que el mundo no está todavía en su primer grado de manumisión», por consiguiente, no está preparado.
Obramos ciertamente, con la ayuda de leyes naturales y no sobrenaturales; Pero como por un lado, la ciencia tal como es al presente, sería incapaz de darse cuenta de las maravillas producidas en su nombre, y qué de otra parte las masas ignorantes, considerarían el fenómeno como un milagro, el espíritu de los que     serían testigos de ello perdería su equilibrio, y la conclusión sería deplorable.
Sobre todo lo sería, creedme, para vosotros mismos que habéis dado salida a la idea, y para la mujer que impetuosa se lanzaría al ver la ancha puerta abierta hacia el camino que parecería conducir a la notoriedad.
¿Se apercibirían pronto que la puerta aquella, amistosamente abierta por vuestras manos, no era más que una trampa fatal para ella?..
¡Seguramente no sería ese vuestro objeto!..
¿Si accedíamos a vuestros deseos, sabéis que consecuencias seguirían al éxito?
La sombra cruel, que persigue a todas las innovaciones humanas, está ahí, amenazadora, y sin embargo poco numerosos son los que de ello se aprovechan y tienen conciencia de los peligros que puede causar.
Sabéis lo que les aguardaría, a los que se atreviesen a ofrecer al mundo la innovación de un prodigio, que la ignorancia humana si creyera en ella, no dejaría de atribuir a ciertas inteligencias con las tinieblas, pues las dos terceras partes de vuestra raza de hoy día, tiembla y todavía tiene miedo,..
Para que una tentativa de esta índole que os propusierais lograr resultara, tenía que ser calculada de antemano, y apoyada en un hondo conocimiento del pueblo que os rodease.
El éxito dependería enteramente de las condiciones morales y sociales de ese pueblo, y de su manera de mirar estas misteriosas cuestiones; las más extensas que el espíritu humano pueda mover con los poderes deíficos encerrados en el hombre, y las posibilidades contenidas en la naturaleza,
¿Cuantos hay entre vuestros mejores amigos, mismos, aun entre los que os rodean, que se cuiden de estos problemas abstrusos, de otro modo que de una manera superficial? Podéis contarlos con vuestros cinco dedos.
Nuestro siglo se vanagloria, de haber libertado al Genio, tanto tiempo encarcelado en el tabernáculo estrecho del dogmatismo y de la intolerancia, ¡genio de la ciencia, de la moderación y del libre pensamiento!
Pretendéis que a su turno, la preocupación ignorante, y la beatería religiosa, encerrados en su botella, como el malo de Djinn de la leyenda, y sellados por los Salomones de la ciencia, que yacen en el fondo del mar, no volverán jamás á subir á la superficie, para procrear nuevamente y reinar en el mundo como en los días antiguos?
El espíritu no le contiene trabas, decís vosotros, y está pronto a aceptar toda verdad demostrada.
¿Estáis, ciertos que así sea verdaderamente, respetable amigo?
La ciencia experimental no tiene fecha exacta, sino desde el año 1662 en que Bacon, Robert Boyle y el obispo de Chester, transformaron por carta Real su invisible colegio, en una Sociedad para adelantamiento de la ciencia experimental.
Siglos antes, que la Real Sociedad fuese una realidad en el «Plano profético» unos ciertos hombres, en cada generación, apartados de la corriente del mundo y atraídos por un amor innato a lo desconocido y cierta pasión por conocer la naturaleza, habían estudiado ya, y penetrado sus secretos, mucho antes que sus contemporáneos lo hubieran hecho.
Roma ante Romulum fuit: es un axioma, que se nos enseña en nuestras escuelas inglesas.
El Vril de la Coming Race, (La Raza Futura de Lytton.-M. Tr.) pertenecía en común a unas razas hoy desaparecidas.
La existencia de aquellos antepasados gigantes se pone hoy en duda todavía, aun cuando en los Himavats, en el mismo territorio nuestro, existe una caverna con esqueletos de esos gigantes, y si bien encontráis sus armazones grandiosas, los miráis invariablemente como si fuesen rarezas de la naturaleza!
Lo mismo hacéis con el Vril, ó Akasa (así llamado) que lo consideráis como una imposibilidad, ¡un Mito!
¿Cómo la ciencia ha de poder darse cuenta de nuestros fenómenos, sin tener un conocimiento exacto del Akasa, de sus combinaciones y de sus propiedades?
Ciertamente, vuestros hombres de ciencia, se hallan predispuestos a la convicción, pero es menester que los hechos, les hayan sido demostrados, que sean de su dominio y se dobleguen fácilmente a sus medios de investigación, antes de admitirlos como tales hechos.
Si os fijáis únicamente en el prólogo de la Micrografía, veréis que el fruto íntimo de las cosas, son de menor importancia para M. Hookes que la acción exterior que obra sobre los sentidos.
Newton por otra parte, encuentra en él su mayor adversario para sus tan bellas teorías.

Los modernos Rookes, suelen ser numerosos.
Se parecen a aquel hombre que pudiera ser instruído e ignorante a un mismo tiempo.
Nuestros sabios hoy día, se hayan menos que nunca dispuestos, para encontrar por el lógico encadenamiento de los hechos físicos, la llave que abriría para ellos el recinto donde se hallan las fuerzas ocultas de la naturaleza, haciendo una clasificación ordenada de experiencias científicas, en vez de que para ellos es la realidad esencial de una hipótesis, no el de ser verdadera, sino hipotética.
Esto es, cuanto a la ciencia que nosotros cuando menos conocemos.
Respecto a la naturaleza humana en general, es la misma hoy día, cual lo fue hace un millón de años atrás.
La nota característica de nuestra época actual, es el prejuzgar, teniendo como base el egoísmo; rehusando por lo general, seguir el orden establecido para poder abrazar nuevos puntos de vista, así como de pensamiento.
Pues el estudio oculto pide esto, y muchas cosas más.
También el orgullo y la rebeldía contra toda verdad luchan, cuando chocan contra las ideas ya preconcebidas, ya también personales.
¿Cuál sería entonces el resultado y que se obtendría con los fenómenos aun los más convincentes y fenomenales, aun suponiendo poderlos producir a voluntad?
Que con el resultado crecería la exigencia seguramente, no quedando otro remedio más que satisfacer de continuo la curiosidad in crescendo y vencer o caer; siendo víctimas nosotros mismos de nuestras propias armas
Nos pedirán de continuo, pruebas y más pruebas, y sería menester darlas.
Cada fenómeno, tendría que ser más sorprendente y más maravilloso que el anteriormente verificado, acabando quizás por decir: yo no puedo creer, sino soy testigo de vista.
La vida entera de un hombre no bastaría para satisfacer completamente al grupo de esos escépticos.
Fácil sería en Simla, aumentar el número de los creyentes por centenares y miles, pero ¿y las otras personas que serían en mucho mayor número, las que se quedarían diciendo que nada habían visto, cómo y con qué se las contentaría?..
¡Imposible, de toda imposibilidad, satisfacer la curiosidad de una vil muchedumbre!
Más llegará el día y no muy lejano, en que los ignorantes no pudiendo chocar contra los invisibles, desahogarán su rabia, contra los agentes que sirvieron de intermediarios y maniobraron a su vista.
Las clases superiores o ilustradas, continuarán como siempre y es costumbre, criticando y vituperando por que no se las descubre el secreto.
¡La experiencia de los siglos pasados, es la que nos ha instruido, sobre la naturaleza humana!
Los siglos lo han enseñado; sabemos que en tanto la ciencia tenga que aprender algo, en tanto que una sombra de dogmatismo religioso reste en el corazón de las multitudes, las preocupaciones del mundo habrán de ser destruidas paso a paso, y no de un solo salto.
La antigüedad en el pasado tuvo más de un Sócrates.
Lo mismo en el futuro, porvenir, se dará nacimiento a más de un mártir.
La ciencia oficial, desechó desdeñosamente la teoría de Copérnico cuando renovó las teorías de Aristarco de Samio, quien «aseguraba que la tierra movíase circularmente alrededor de su centro» unos años antes de que la Iglesia soñase en sacrificar a Galileo en holocausto a la Biblia.
El famoso matemático de la corte de Eduardo VI, Roberto Recorde, murió de hambre en una celda, abandonado de sus colegas, que se burlaban de su Castle of knowledge y trataban sus descubrimientos de sueños vanos!
Esta es la historia antigua, se dirá; perfectamente, pero las crónicas de nuestra época moderna, no quieren mucho de las de otros tiempos.
Solamente hay que recordar las persecuciones recientes de médiums en Inglaterra; las de hechiceras y hechiceros quemados como tales en la América del Sur, así como en Rusia y las persecuciones de España, y os persuadiréis que la salvación de los verdaderos depositarios de la ciencia oculta, se apoya únicamente, sobre el escepticismo del vulgo pecio.
Los charlatanes y juglares, sirven como de murallas naturales contra los adeptos.
Velamos por la seguridad de los demás guardando secretas las armas formidables que poseemos y que de no hacerla así, pudieran volverse contra todos, como se ha dicho.
Serían instrumentos de muerte, en manos de los perversos y egoistas.»
El resto de la carta, contenía cosas que me son personales, y no hay necesidad de hablar de ellas.
Cuando me ocuparé de las cartas de Kout-Houmi, dejaré naturalmente aparte, todo lo que me sea rigurosamente personal, y no tenga alguna importancia bajo el punto de vista de la discusión pública.
Recordaré sin embargo, que en ningún caso cambiaré una sola silaba, de los hechos que relate.
Es muy importante hacer esta declaración, para los que no conociendo bien la India, quieran negar los hechos; diciendo que las cartas de Kout-Houmi publicadas en este libro, no han sido escritas por un natural de la India.
Y sin embargo, es un hecho tal, del que no cabe duda.


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