LAS CARTAS DE LOS
MAHATMAS.
CARTA N°. 16
Carta del Mahatma
K.H. a A. P. Sinnett.
Parte 2
(6)
¿Y cómo puede ser compatible una existencia espiritual, en la que todo está
sumergido en el sexto principio, con esa conciencia de la vida material,
individual y personal que debe ser asignada al Ego en el Devachán si él retiene
su conciencia terrenal, como se afirma en la Nota del Theosophist?
(6) Creo que
la pregunta ya se ha aclarado suficientemente: los principios sexto y séptimo, aparte
de los demás, constituyen la eterna e imperecedera, pero también inconsciente "Mónada".
Para despertar en ella a la vida la conciencia latente, especialmente la de la individualidad
personal, se requiere la mónada más los
atributos más elevados del quinto principio —el "Alma animal"; y
eso es lo que constituye el Ego etéreo que vive y disfruta de bienaventuranza
en el Devachán. Siendo el espíritu las puras emanaciones del UNO — formando
estas últimas la triada superior con el sexto y séptimo principios— ninguna de
las dos emanaciones es capaz de asimilar más que aquello que es bueno, puro y
santo; de aquí que ningún recuerdo sensual, material o profano pueda acompañar
a la memoria purificada del Ego en la región de la Bienaventuranza. El Karma de
estos recuerdos de acciones y pensamientos malos, alcanzará al Ego cuando éste
cambie su personalidad en el siguiente mundo de causas. La Mónada o
"Individualidad Espiritual", permanece inmaculada en todos los casos.
"No hay dolor ni pena para los que
han nacido allí (en el Rupa-loka del Devachán); porque ése es el País de la
pureza. Todas las regiones del Espacio poseen zonas parecidas (Sakwala), pero
este país de Bienaventuranza es el más puro". En el Jnána Prastana
Shastra se dice: "Por la pureza
personal y la seria meditación, traspasamos los límites del Mundo del deseo y
entramos en al Mundo de las Formas".
(7)
El período de gestación entre la Muerte y el Devachán ha sido concebido por mí,
hasta el presente, como algo muy largo a todos los efectos. Ahora bien, se dice
que en algunos casos sólo dura unos cuantos días y que, en ningún caso, (esto
se da a entender) dura más de unos cuantos años. Esto parece estar expuesto con
claridad, pero yo pregunto si se puede confirmar explícitamente, porque se
trata de una cuestión que afecta a muchas cosas.
(7) Otro lindo
ejemplo del desorden habitual en el que se mantiene el contenido mental de Madame
H.P.B. Ella habla de "Bardo" ¡y ni siquiera dice a sus lectores lo
que esta palabra significa! Igual como en su sala de trabajo la confusión se
eleva a la décima potencia, de la misma manera, en su mente se amontonan
multitud de ideas en un caos tal, que cuando quiere expresarlas asoma antes la
cola que la cabeza. "Bardo" no
tiene nada que ver con la duración del tiempo en el caso al que usted se
refiere. "Bardo" es el período entre muerte y renacimiento —y puede
durar desde unos cuantos años hasta un kalpa.
Está dividido en
tres subperíodos:
(1) cuando el Ego,
libre de la envoltura mortal, entra en al Kama-Loka (El Yu-Kai tibetano.) (la morada de los
Elementarios);
(2) cuando entra en
su "Etapa de Gestación";
(3) cuando renace en
el Rupa-Loka del Devachán.
El subperíodo (1)
puede durar desde unos cuantos minutos hasta varios años —la frase "unos
cuantos años" resultaría enigmática y totalmente inútil sin una
explicación más completa.
El subperíodo (2)
es "muy largo", tal como usted dice, algunas veces más largo de lo
que ni siquiera usted podría imaginar; sin embargo, es proporcional a la fortaleza
espiritual del Ego.
El subperíodo (3)
dura en proporción al KARMA bueno, después del cual la mónada vuelve a
reencarnar.
La frase del Agama
Sufra —"en todos estos Rupalokas, los Devas (Espíritus) están sujetos
igualmente al nacimiento, decadencia, vejez y muerte", sólo quiere decir
que un Ego que nace allí después empieza a decaer y, finalmente, "muere",
es decir, cae en aquella condición inconsciente que precede al renacimiento; y termina
el Sloka con estas palabras:
"Cuando
los devas emergen de estos cielos, entran de nuevo en el mundo inferior"; es decir, abandonan
un mundo de beatitud para renacer en un mundo de causas.
(8)
En ese caso, y suponiendo que el Devachán no es exclusivamente herencia de los
Adeptos y personas casi tan elevadas como ellos, ¡hay una condición de
existencia equivalente realmente al Cielo y desde la cual la vida de la Tierra
puede ser observada por un inmenso número de aquellos que se fueron antes!
(8) Categóricamente, el Devachán no es
exclusivamente herencia de los adeptos e, indiscutiblemente, existe un
"cielo" —si es que tiene usted que utilizar este término
astrogeográfico cristiano— para "un inmenso número de aquellos que se
fueron antes". Pero "la vida de la Tierra" no puede ser
observada por ninguno de éstos por las razones ya expuestas de la Ley de
Bienaventuranza, además del Maya.
(9)
¿Y por cuánto tiempo? ¿Este estado de beatitud espiritual, dura años, décadas,
siglos?
(9) Durante años, décadas, siglos y milenios, a
menudo multiplicados por algo más. Todo depende de la duración del Karma.
Llene de aceite la
tacita de Den y llene también de aceite uno de los depósitos de agua de la
ciudad, y encendiendo ambos, vea cuál arde durante más tiempo. El Ego es la
mecha, y el Karma el aceite; la diferencia entre la cantidad de aceite (en la
tacita y en el depósito), le hará comprender la gran diferencia de duración de
los diferentes Karmas. Todo efecto ha de ser proporcionado a la causa.
Del mismo modo que
para el hombre la duración de la existencia encarnada es breve en comparación
con los períodos de existencia inter-natal en el ciclo manvantárico, de la
misma manera los buenos pensamientos, palabras y acciones en una cualquiera de
estas "vidas" en un globo generan efectos que para que se agoten
exigen mucho más tiempo del que ha tomado el desarrollo de las causas. Por lo tanto,
cuando lea en los Jats y otras fabulosas narraciones de las Escrituras
Buddhistas, que ésta o aquella buena acción fue recompensada por Kalpas de
beatitud equivalentes a un número de años de varias cifras, no sonría como si
se tratara de una absurda exageración, sino que tenga presente lo que he dicho.
Usted sabe que de una pequeña semilla brotó un árbol cuya existencia cuenta ya
22 siglos; me refiero al árbol Bo de Anuradha-pura. Tampoco debe usted reírse
si alguna vez tropieza con el Pinda-Dana o con cualquier otro Sufra buddhista y
lee estas líneas: "Entre el Kama-Loka y el Rupa-Loka hay un lugar, la
morada de 'Mará' (la Muerte). Esta Mará, llena de pasión y de codicia, destruye
todos los principios virtuosos como una piedra muele el grano. (Esta
Mará, como bien puede imaginárselo, es la imagen alegórica de la esfera llamada
"El Planeta de la Muerte" —el remolino donde desaparecen las vidas
condenadas a la destrucción. Esa lucha tiene lugar entre los Kama y Rupa-Lokas.)
Su
palacio abarca 7.000 yojanas cuadradas, y está rodeado por un séptuplo
muro". Ahora se encontrará más preparado para comprender la alegoría.
Así también, cuando
Beal o Bumouf o Rhys Davids, con la inocencia de sus almas cristianas y
materialistas se complacen haciendo traducciones como las que generalmente hacen,
no les achacamos malicia a sus comentarios, puesto que no saben hacerlo mejor.
Pero, ¿qué puede significar
lo siguiente?:
—"Los nombres
de los cielos" (una mala traducción; lokas no son cielos, sino lugares o
moradas) del Deseo, Kama-loka, —llamados así porque los seres que los ocupan
están sujetos a los deseos de comer, beber, dormir y amar. También se les llama
las moradas de las cinco (?) órdenes de criaturas sencientes —Devas, hombres,
asuras, bestias y demonios". (Lautan Sutra, traducido por S. Beal).
Esto significa,
simplemente, que si el respetable traductor hubiera estado un poco más
familiarizado con la verdadera doctrina
—(1) hubiera
dividido los Devas en dos clases— y les hubiera llamado los "Rupa-devas"
y los "Arupa-devas" (los Dhyan Chohans con "forma" u
objetivos, y los Dhyan Chohans "sin forma" o subjetivos); y
(2) —hubiera hecho
lo mismo para su categoría de "hombres", puesto que hay cascarones y
"Mara-rupas" —es decir, cuerpos destinados a la aniquilación.
Todas estas
categorías son:
(1) Los
"Rupa-devas" —Dhyan Chohans (Los Espíritus
Planetarios de nuestra Tierra no son de los más elevados, como bien puede
imaginar, puesto que, como dice Subba Row en su crítica sobre la obra de Oxley,
a ningún Adepto oriental le gustaría ser comparado con un ángel o un Deva.), que tienen
formas;
(2)
Los "Arupa-devas"—Dhyan Chohans, que no tienen ninguna forma;
(3)
Los "Pisachas" —espectros (con dos principios).
(4)
Los "Mara-rupa" —destinados a morir (con tres principios).
(5)
Los Asuras —Elementales— que tienen forma humana.
(6)
Las Bestias —Elementales de segunda clase —Elementales animales.
(7)
Los Rakshasas (Demonios) Almas o Formas Astrales de hechiceros; hombres que han
alcanzado la cumbre del conocimiento en las artes prohibidas. Muertos o vivos,
han estafado, por así decirlo, a la naturaleza; pero esto es solo temporalmente
—hasta que nuestro planeta entre en el período de oscuración, después de lo
cual ellos nolens volens tienen que ser aniquilados.
Estos siete grupos
son los que forman las divisiones principales de los Moradores del mundo subjetivo
que nos rodea. A la categoría nº 1 pertenecen los inteligentes Gobernantes de
este mundo de Materia, los cuales, con todo y su inteligencia, no son más que
ciegos instrumentos obedientes del UNO; los agentes activos de un Principio
Pasivo.
Y de esta manera
son mal interpretados y mal traducidos casi todos nuestros Sutras; pero incluso
bajo esa mezcla confusa de doctrinas y palabras hay base firme en la que
apoyarse para aquel que conoce, aunque sea superficialmente, la verdadera
doctrina.
Así, por ejemplo, al
enumerar los siete lokas del "Kama-Loka", el Avatamsaka Sutra cita
como séptimo el "Territorio de la Duda". Yo le pediría a usted que
recordara el nombre, puesto que tendremos que volver a hablar de él. Cada uno
de esos "mundos" dentro de la Esfera de los Efectos, tiene un
Tathágata o "Dhyan Chohan" para protegerlo y vigilarlo, no para
interferir en sus actividades.
Desde luego, de
todos los hombres, los espiritistas serán los primeros en rechazar nuestras
doctrinas y relegarlas al "limbo de las desacreditadas
supersticiones". Si les aseguráramos que cada una de sus "Tierras de
Estío" tiene siete casas de huéspedes con el mismo número de
"Espíritus-Guías" para "dirigirlas", y si llamáramos a
estos "ángeles" San Pedro, San Juan y San Ernesto, nos darían la
bienvenida con los brazos abiertos. Pero, ¿quién ha oído hablar jamás de
Tathágatas y de Dhyan Chohans, de Asuras y Elementales? ¡Qué disparate! Sin
embargo, felizmente, nuestros amigos (el señor Eglinton, al menos) nos reconocen
"cierto conocimiento de las Ciencias Ocultas". (Véase
"Light").
Y así, incluso esta
pizca de "Conocimiento" está a su disposición y me ayuda ahora a
contestar su siguiente pregunta:
¿Existe alguna
condición intermedia entre la beatitud espiritual del Devachán y la sombría y desdichada
vida de lo que sólo son restos rudimentarios elementales, semiconscientes, de seres
humanos que han perdido su sexto principio? Porque, si fuera así eso podría ofrecer un locus
standi en imaginación para los Ernestos y Joeys de los médiums espiritistas —de
"espíritus" guía de la mejor clase. En tal caso, seguramente ése debe
ser un mundo muy poblado, y desde él podrían llegar incontables comunicaciones
"espirituales", ¿no es así? ¡Qué lástima! no, amigo mío; no que yo
sepa. Desde el "Sukhavati" para abajo hasta el "Territorio de la
Duda" existe una diversidad de Estados Espirituales; pero no conozco ninguna
"condición intermedia" semejante. Le he hablado de los Sakwalas
(aunque no puedo enumerarlos, porque resultaría inútil) e incluso le he hablado
del Avitchi —el "Infierno" del cual no se regresa, (En el Abhidharma
Shastra (Metafísica) leemos: —"Buddha enseñó que en los lindes de todos
los Sakwaias existe un intervalo negro sin Sol ni claridad lunar para el que
cae en él. No hay renacimiento desde allí. Es el frío Infierno, el gran Naraka".
Esto es el Avitchi.)
y no tengo nada que
añadir sobre ello. La "desdichada sombra" debe arreglárselas como
pueda. Tan pronto como el Ego se ha salido del Kama-Loka y ha cruzado el
"Fuente de Oro" que conduce a las "Siete Montañas de Oro",
ya no puede platicar más con médiums indolentes. Ningún "Ernesto" ni
ningún "Joey" han vuelto jamás del Rupa-Loka —y no digamos del
Arupa-Loka —para mantener una agradable relación con los mortales.
Desde luego, existe
una "clase mejor" de restos del pasado; y los "cascarones"
o "los vagabundos de la tierra", como se les conoce aquí, no son
todos malos necesariamente. Pero, incluso los que son buenos, se vuelven malos
—en el entretanto— por culpa de los médiums.
Puede que a los
"cascarones" les tenga sin cuidado porque, en cualquier caso, no
tienen nada que perder. Pero hay otra clase de "Espíritus" que hemos
perdido de vista:
los suicidas y los
muertos por accidente. Unos y otros pueden comunicarse, y ambos tienen que
pagar caras esas visitas. Y ahora voy a explicar otra vez lo que quiero decir.
Pues bien, esos seres son lo que los espiritistas franceses llaman —"les
Esprits Soufrants" [las almas en pena]. Son una excepción a la regla,
puesto que tienen que permanecer sujetos a la atracción de la Tierra y en su
atmósfera —el Kama-Loka— hasta el último momento de lo que habría sido la
duración natural de sus vidas. En otras palabras, esa oleada particular
de evolución de la vida tiene que seguir avanzando hasta alcanzar su orilla.
Pero es un pecado y una crueldad reavivar su memoria e intensificar su
sufrimiento proporcionándoles la oportunidad de vivir una vida artificial; la
oportunidad de sobrecargar su Karma atrayéndoles hacia las puertas abiertas, es
decir, hacia los médiums y los sensitivos porque, en definitiva, tendrán que
pagar por cada uno de esos placeres. Me explicaré. Los suicidas que,
insensatamente, esperando escapar de la vida, se encontraron todavía vivos,
—tienen suficiente sufrimiento reservado para ellos en esa misma vida. La
intensidad de esa vida constituye su castigo. Al haber perdido, a causa de su
acto temerario, sus principios sexto y séptimo, aunque no para siempre ya que
pueden volver a recuperarlos —en lugar de aceptar su castigo y de aprovechar
sus oportunidades de redención, se les hace añorar con frecuencia la vida y
desear recuperar un asidero en ella por medios pecaminosos. En el Kama-Loka, la
región de los intensos deseos, ellos sólo pueden satisfacer sus ansias
terrenales a través de un agente vivo; y al hacerlo así pierden, generalmente,
su mónada para siempre, al expirar el término natural. Por lo que respecta a
las víctimas de accidente —para éstas todavía es peor. A menos que sean tan virtuosas
y puras como para quedar ancladas de inmediato en el Samadhi Akásico, es decir,
como para caer en un estado de silencioso adormecimiento, en un sueño lleno de
sueños optimistas durante el cual no tengan ningún recuerdo del accidente, sino
que se muevan y vivan entre sus escenarios conocidos y sus familiares hasta que
el termino natural de su vida finalice al encontrarse nacidos en el Devachán
—el suyo es un triste destino. Pero, si fueron pecadores y sensuales vagan como
sombras desdichadas (no como cascarones, porque su relación con sus dos
principios superiores no está completamente rota), hasta que llegue la hora de
su muerte. Segado el pleno fluir de sus pasiones terrenales que los ataban al
escenario familiar, quedan seducidos por las oportunidades que los médiums les
facilitan indirectamente para complacerles. Son los Pisachas, los Incubi y
Succubi de los tiempos medievales. Los demonios del deseo, de la glotonería, la
lujuria y la avaricia, Elementarios de acrecentada astucia, perversidad y
crueldad, ¡incitando a sus víctimas a cometer espantosos crímenes y recreándose
en su cometido! No sólo arruinan a sus víctimas, sino que estos vampiros psíquicos
movidos por el torrente de sus impulsos infernales, en el momento fijado para
el término de su vida natural, son al fin expulsados fuera del aura de la
Tierra a las regiones donde, durante edades soportan indecibles sufrimientos y
donde terminan con la destrucción total.
Pero, si la víctima
del accidente o de la violencia no era ni muy buena ni muy mala —sino una
persona corriente— entonces lo que puede ocurrir es esto: un médium puede
atraerla y crearle las cosas más indeseables: una nueva combinación de Skandhas
y un Karma nuevo y malo. Pero permítame que le dé una idea más clara de lo que
quiero significar por Karma en este caso.
En relación con
esto, deje que antes le diga que, puesto que usted parece tan interesado en el tema,
lo menos que puede hacer es estudiar las dos doctrinas —Karma y Nirvana— y que profundice
tanto como pueda. A menos que no esté totalmente familiarizado con estas dos doctrinas
—la doble llave para la metafísica de Abhidharma— siempre se encontrará desorientado
al tratar de comprender el resto.
Hay diferentes
clases de Karma y de Nirvana que se aplican diferentemente al Universo, al
mundo, a los Devas, Buddhas, Bodhisattvas, hombres y animales —incluyendo los
siete reinos del mundo. El Karma y el
Nirvana no son más que dos de los siete grandes MISTERIOS de la metafísica
buddhista; y sólo cuatro de los siete son conocidos por los mejores
orientalistas, y esto muy imperfectamente.
Si usted pregunta a
un docto sacerdote buddhista ¿qué
es el Karma? él
responderá que el Karma es lo que un cristiano podría llamar Providencia (sólo
en cierto sentido), y un musulmán Kismet, hado o destino (también sólo en
cierto sentido). Que se trata de esa doctrina fundamental que nos enseña que tan
pronto como un ser consciente o sensible muere, tanto que se trate de un
hombre, un deva o un animal, se produce un nuevo ser que reaparece en otro
nacimiento, en el mismo o en otro planeta, bajo condiciones que él mismo ha
creado anteriormente.
O bien, en otras
palabras: que Karma es el poder guía, y Trishna (en Pali Tanha), el ansia o
deseo de vida sensible —la fuerza o energía que le corresponde— resultante de
las acciones humanas (o animales) que a partir de los viejos Skandhas (Observo
que, tanto en la segunda como en la primera edición de su Mundo Oculto aparece
el mismo error tipográfico, y es que la palabra Skandha está escrita shandha
—en la página 130 [ed. inglesa]. Tal como ahora está impresa hace que yo me
exprese de una manera muy original para un supuesto Adepto.) produce el nuevo
grupo que forma el nuevo ser y determina la misma naturaleza del nacimiento.
O para clarificarlo
más todavía: el nuevo ser es recompensado y castigado por los actos meritorios
y por las infracciones del antiguo; el Karma representa un Libro-Registro en el
cual todos los actos del hombre, buenos, malos o neutros, son cuidadosamente
anotados en su Debe o en su Haber por él
mismo, por así decirlo, o mejor dicho, por sus mismas acciones.
Allí donde la
fantasía poética cristiana creó y ve un Ángel Custodio "Registrador",
la austera y realista lógica buddhista, percatándose de la necesidad de que
toda causa tenga su efecto, enseña la
verdadera presencia del mismo. Los adversarios del buddhismo han dado mucha importancia
a la supuesta injusticia que existiría si el culpable escapara al castigo y si
una víctima inocente tuviera que sufrir, puesto que el culpable y la víctima
son seres distintos. En realidad, si bien en un sentido pueden ser considerados
así, sin embargo, en otro sentido son idénticos. El "antiguo ser" es el
único progenitor —padre y madre a la vez— del "nuevo ser".
De
hecho, el primero crea y modela al segundo; y a decir verdad, mucho más de lo
que lo hace un padre según la carne. Y una vez que haya llegado usted a conocer
a fondo el significado de los Skandhas verá lo que quiero decir.
El
grupo de los Skandhas es el que forma y constituye la individualidad física y
mental que llamamos hombre (o cualquier ser).
Este
grupo consta (en la enseñanza exotérica) de cinco Skandhas, a saber:
Rupa —los atributos
o propiedades materiales;
Vedana —las
sensaciones;
Sanna —las ideas
abstractas;
Samkara —las
tendencias, tanto físicas como mentales; y
Vinnana —los poderes
mentales, una ampliación del cuarto —indicando las predisposiciones mentales,
físicas y morales.
Nosotros
les añadimos dos más, cuyo nombre y naturaleza usted puede aprender en lo
sucesivo. Por el momento, es suficiente que sepa que están relacionados y dan
nacimiento a Sakkayadítthi "la
herejía o ilusión de la individualidad" y a Attavada,
"la doctrina del Yo" y ambas (en el caso del quinto principio, el
alma) conducen al maya de la herejía y de la creencia en la eficacia de ritos y
ceremonias vanas y en plegarias e intercesiones.
Y ahora, volviendo
a la pregunta de la identidad entre el "Ego" antiguo y el nuevo,
puedo recordarle, una vez más que, incluso vuestra Ciencia ha aceptado el hecho
antiguo, muy antiguo, enseñado claramente por nuestro Señor, (Vea
el Abhidharma Kosha Vyakhya, el Sutta Pitaka o cualquiera de los libros del
Buddhismo del Norte, todos los cuales presentan a Gautama Buddha diciendo que
ninguno de estos Skandhas es el alma, puesto que el cuerpo está cambiando
constantemente, y que ni el hombre ni el animal ni la planta son nunca los
mismos durante dos días seguidos, ni siquiera durante dos minutos.
"¡Mendicantes! recordad que en el hombre no existe principio duradero
alguno, y que sólo el discípulo instruido que adquiere la sabiduría, al
exclamar 'yo soy' sabe lo que está diciendo.") esto es, —que un
hombre de cualquier edad, por más que se sienta conscientemente el mismo, sin
embargo, físicamente no es el que era unos años atrás (nosotros decimos siete
años y estamos dispuestos a sostenerlo y a demostrarlo). En términos Buddhistas
diremos que sus Skandhas han cambiado. Al mismo tiempo siguen siempre
trabajando sin cesar, preparando la forma abstracta, la "particularidad
" del futuro nuevo ser. Pues bien, si es justo que un hombre de 40 años
disfrute o sufra por las acciones del hombre de 20, también es igualmente justo
que el ser del nuevo nacimiento, que esencialmente es idéntico al anterior —ya
que es su resultado y su creación— experimente las consecuencias de aquel yo o
personalidad que lo engendró. Vuestra ley occidental, que castiga al hijo
inocente de un padre culpable, privándole de su progenitor, de sus derechos y
de sus bienes; vuestra civilizada sociedad que marca con el estigma de la
infamia a la inocente hija de una madre criminal e inmoral; vuestra Iglesia
Cristiana y sus Escrituras que enseñan que el "Señor Dios castiga los
pecados de los padres que recaen sobre los hijos hasta la tercera y la cuarta
generación", ¿no es todo esto más injusto y cruel que cualquier cosa hecha
por el Karma? En lugar de castigar al inocente junto con el culpable, el Karma
vindica y recompensa al primero lo que nunca pensó hacer ninguna de las tres
potestades occidentales antes mencionadas. Pero tal vez a nuestras
observaciones de orden fisiológico, los objetores puedan contestar que sólo es
el cuerpo el que cambia, que sólo hay una transformación molecular que no tiene
nada que ver con la evolución mental, y que los Skandhas representan no sólo
una serie de cualidades materiales, sino también una serie de cualidades
mentales y morales. Sin embargo, yo pregunto, ¿existe alguna sensación, alguna
idea abstracta, una tendencia de la mente o un poder mental que pudiera
calificarse como fenómeno absolutamente no molecular? ¿Puede, incluso,
una sensación o el más abstracto de los pensamientos, que son algo, salir de la
nada o no ser nada?
Ahora bien, las
causas que producen un "nuevo ser" y determinan la naturaleza del
Karma son, como ya se ha dicho, Trishna (o "Tanha") —ansia,
deseo de existencia sensoria y Upadana,— que es la realización o
consumación de Trishna, o ese deseo. Y los médiums contribuyen a despertar y a
desarrollar nec plus ultra a ambos en un Elementario, sea éste un suicida o una
víctima. (Sólo
los Cascarones y los Elementales no sufren daño alguno, pero la moralidad de
los sensitivos no puede mejorar en absoluto con la comunicación.)
La regla es que una
persona que muere de muerte natural permanecerá en la esfera de atracción de la
Tierra, es decir, en el Kama-Loka, "desde unas cuantas horas a unos pocos
años". Pero hay excepciones en el caso de los suicidas y, en general, en
el caso de aquellos que mueren de muerte violenta. De ahí que uno de esos Egos,
por ejemplo, que estuviera destinado a vivir, digamos 80 o 90 años, pero que se
suicidó o murió de accidente, supongamos a los 20, tendrá que pasar en el
Kama-Loka no "unos pocos años", sino que, en este caso, tendrá que
pasar 60 o 70 como Elementario, o más bien como "alma errante",
puesto que, desgraciadamente para él o para ella, no es ni siquiera un cascarón.
¡Dichosas, tres veces dichosas en comparación, son aquellas entidades desencarnadas
que duermen su largo sueño y viven soñando en el seno del Espacio! Y ¡ay! De aquellos
a quienes Trishna atrae hacia los médiums, y ¡ay! de los médiums que los
tientan con un Upadana tan asequible. Porque al atraerlos y al permitirles
satisfacer sus ansias de vida, el médium ayuda a que se desarrolle en ellos —y
de hecho es la causa de ello— una nueva serie de Skandhas, un nuevo cuerpo con
tendencias y pasiones mucho peores que las del cuerpo que perdieron. Así, pues,
todo el futuro de este nuevo cuerpo estará determinado no sólo por el mal Karma
de demérito de la serie o grupo precedente de Skandhas, sino también por el de la
nueva serie de la futura existencia. Si, tal como he dicho, los médiums y los
espiritistas supieran tan sólo que a cada nuevo "ángel-guía" al que
dan la bienvenida con entusiasmo le arrastran hacia un Upadana que será motivo
de una serie de males incontables para el nuevo Ego que nacerá bajo su sombra
nefasta, y que en cada sesión —especialmente cuando se trata de
materializaciones— multiplican las causas de infortunio, causas que harán que
el desgraciado Ego fracase en su nacimiento espiritual, o que renazca en una
existencia peor que nunca —tal vez estos médiums serían menos pródigos en su
hospitalidad.
Y ahora puede usted
comprender por qué nos oponemos tan enérgicamente al Espiritismo y a la
mediumnidad. Y también verá por qué, para satisfacer al señor Hume —al menos en
un sentido— me vi en un apuro con el Chohan, y ¡miserabile dictu!, con ambos
sahibs, (Sahib, nombre que
se da en la India a los europeos.—N.T.) "los jóvenes cuyos nombres son:" Scott y
Banon. Para que se distraiga pediré a H.P.B. que, junto con ésta, le envíe una
página del "papiro Banon", un artículo de éste que termina con un terrible
vapuleo literario a mi pobre persona. ¡Sombras de los Asuras, qué furor se
desató en ella al leer esta crítica bastante irrespetuosa! Lamento que ella no
la publique por consideraciones al
"honor de la familia", como dijo el "Desheredado". En
cuanto al Chohan, el asunto es más grave y estuvo muy lejos de quedar satisfecho
de que yo hubiese dejado creer a Eglinton que se trataba de mi. El había
permitido que esta prueba de poder en un hombre vivo se diera a los
espiritistas a través de uno de sus médiums, pero había dejado a nuestro cargo
el programa y sus detalles: de ahí su descontento ante algunas consecuencias
sin importancia. Le digo, mi querido
amigo, que soy mucho menos libre de hacer lo que quiero de lo que usted lo es
en la cuestión del Pioneer. Ninguno de nosotros, excepto los Chutuktus más elevados,
es por completo dueño de sí mismo. Pero esto es una digresión.
Y ahora que se le
ha dicho mucho y que se le han explicado tantas cosas, puede también leer esta
carta a nuestra incontrolable amiga, la señora Cordón. Puede que las razones
expuestas sean como un jarro de agua fría a su celo espiritista, aunque tengo
mis razones para dudarlo.
De cualquier modo,
le demostrará a ella que no estamos en contra del verdadero Espiritismo, sino
en contra solamente de la mediumnidad indiscriminada y, especialmente, en
contra de las manifestaciones físicas —como materializaciones y posesiones por
medio de trance.
Si los espiritistas
pudieran llegar a comprender la diferencia entre la individualidad y la personalidad,
entre la inmortalidad individual y la personal, y algunas otras verdades,
podrían aceptar con más facilidad que los ocultistas pueden estar totalmente
convencidos de la inmortalidad de la mónada y, sin embargo, niegan la del alma
—el vehículo del Ego personal; de que pueden creer firmemente y entablar ellos
mismos relaciones y comunicaciones espirituales con los Egos desencarnados del
Rupa-Loka, y sin embargo pueden reírse ante la absurda idea de "estrechar
la mano" de un "Espíritu"; y de que, finalmente, tal como están
las cosas, son los Ocultistas y los teósofos los verdaderos espiritistas, mientras
que la moderna secta con ese nombre se compone simplemente de fenomenalistas
materialistas.
Y ya que estamos
hablando de "individualidad" y de "personalidad", es
curioso que H.P.B., mientras sometía a tortura al pobre cerebro del señor Hume
con sus embrolladas explicaciones, no se diera cuenta —hasta haber recibido de
él la explicación de la diferencia entre la individualidad y la personalidad—
que se trataba de la misma doctrina en la que ella había sido instruida: la de
Pacceka-Yana y la de Amata-Yana. Estos dos términos citados por él son la
traducción correcta y literal de los nombres técnicos en las lenguas pali,
sánscrita e incluso en la chino-tibetana, de las numerosas entidades personales
fundidas en una sola Individualidad —la larga sarta de vidas emanando de la
misma MÓNADA inmortal. Tendrá usted que recordarlos:—
(1) El Pacceka-Yana —(en sánscrito
"Pratyeka") significa literalmente el "vehículo personal", o Ego personal, una combinación
de los cinco principios inferiores.
Mientras que—
(2) El Amata-Yana —(en sánscrito
"Amrita") se traduce por "el vehículo inmortal" o la Individualidad, el Alma Espiritual o la Mónada Inmortal —una combinación
de los principios quinto, sexto y séptimo. (Para evitar una
nueva sorpresa y confusión con la noticia de que el quinto hace compañía al
sexto y al séptimo,sírvase consultar la pág. 3 y sig. De esta carta, [p.p.
146-148. —Ed.])
Me parece que una
de nuestras mayores dificultades al tratar de comprender el progreso de las cosas
estriba en que ignoramos, hasta ahora, las divisiones de los siete principios.
Se nos dijo que cada uno de ellos tiene, a su vez, siete elementos: ¿se nos podría
decir algo más sobre la constitución septenaria, en especial de los principios
cuarto y quinto? Es
evidente que en la divisibilidad de éstos es donde reside el secreto del
futuro, así como de muchos fenómenos psíquicos durante la vida.
Totalmente exacto.
Pero déjeme que dude de que la dificultad desaparecería con la explicación
deseada, y de que ustedes serían capaces de penetrar "el secreto de los
fenómenos psíquicos". Usted, mi buen amigo, a quien en una o dos ocasiones
he tenido el placer de oir tocar el piano en los tranquilos intervalos entre
vestirse para la cena y tomar una comida amenizada con carnes y vino, dígame:
¿podría obsequiarme tan fácilmente si se tratara de una de las Grandes Sonatas
de Beethoven como lo hace con uno de sus valses? Se lo ruego, ¡tenga paciencia!
Sin embargo, de ningún modo quisiera dejar de atenderle. Si tengo tiempo, (No
tuve tiempo. Se la enviaré dentro de uno o dos días.) encontrará usted en
una hoja aparte, incluida en la presente, los principios cuarto y quinto divididos
en raíces y Ramas. Y ahora, ¿durante cuánto tiempo se propone usted abstenerse
de hacer más preguntas?
Fielmente,
K.H.
P.D.—Espero haber
alejado todo motivo de reproche —a pesar de mi retraso en dar respuesta a sus
preguntas— y espero que mi reputación quede a salvo de nuevo. Usted y el señor
Hume han recibido ahora más información sobre la Antigua Filosofía Esotérica de
la que jamás se haya dado a los no-iniciados, que yo sepa. Su perspicacia, mi
bondadoso amigo, le habrá sugerido hace ya tiempo que esto es así, no tanto a
causa del conjunto de sus virtudes personales (aunque el señor Hume, debo
confesarlo, ha hecho grandes méritos desde su conversión), ni o a causa de mis
preferencias personales por alguno de ustedes dos, como por otras y muy
manifiestas razones. De todos nuestros semi-chelas, ustedes dos parecen ser los
más capaces para utilizar, en bien de todos, los conocimientos que se les han
dado. Deben considerar que los han recibido en fideicomiso y en beneficio de
toda la Sociedad; para ser entregados cuando llegue el momento y utilizados y
vueltos a utilizar de muchas maneras y de todas las formas que sean buenas. Si
usted (señor Sinnett) quisiera complacer a su amigo trans-himaláyico, no
permita que pase ningún mes sin escribir un Fragmento, largo o corto, para la
revista, y sin publicarlo luego en forma de fascículo, puesto que así lo llama
usted.
Puede firmarlos
como "Un Chela Laico de K.H.", o como usted prefiera. No me atrevo a pedirle
el mismo favor al señor Hume quien, por otra parte, ya ha hecho más de lo que
le corresponde.
No contestaré a su
pregunta sobre su relación con el Pioneer por ahora; algo podría decirse por
ambas partes. Pero, por lo menos, no tome una decisión precipitada. Estamos al
final del ciclo y usted está conectado con la S.T.
Con permiso de mi
Karma pienso contestar mañana la larga y amable carta personal del señor Hume.
La abundancia de manuscritos míos últimamente indica que he encontrado un poco
de tiempo libre; su apariencia con borrones, irregular y corregida, demuestra
también que mi tiempo libre ha sido a intervalos, con interrupciones
constantes, y que he escrito acá y allá, en lugares singulares, con aquellos
materiales que pude conseguir. A no ser por la REGLA, que nos prohibe que
utilicemos el más mínimo poder hasta apurar todos los medios ordinarios y que
éstos hayan fracasado, evidentemente, podría haberle proporcionado una bonita "precipitación"
como caligrafía y composición. Me consuelo ante el pésimo aspecto de mis cartas
pensando que tal vez usted no las valorará menos por estos signos de mi
dependencia personal a las molestias de procedimiento que ustedes, los
ingleses, reducen tan ingeniosamente al mínimo con toda una serie de recursos.
Tal como su señora señaló una vez amablemente, estos recursos diluyen de la
manera más eficaz la cualidad milagrosa y nos convierten a nosotros en seres
humanos, en entidades más creíbles —una sabia reflexión que le agradezco.
H.P.B. está
desesperada: el Chohan le negó a M. el permiso de dejarla pasar este año más
allá de la Roca Negra, y M. la obligó, tranquilamente, a desempaquetar su
equipaje. Trate de consolarla, si es posible. Además, ella es realmente más
necesaria en Bombay que en Penlor.
Olcott está en
camino hacia Lanka, y a Damodar se le ha enviado a Poona durante un mes, al haber
agotado su constitución física debido a sus imprudentes austeridades y a su
duro trabajo. Tendré que ocuparme de él y tal vez tendré que alejarlo si las
cosas se ponen peor.
Ahora sí que puedo
darle algo de información que hace referencia a la cuestión, tantas veces debatida,
de los fenómenos que nosotros autorizamos. Las operaciones de sus benditos compatriotas
en Egipto implican tales consecuencias locales para la organización de
ocultistas que todavía permanece allí, y para lo que ellos custodian, que dos
de nuestros adeptos ya están allí, habiéndose unido a algunos hermanos drusos,
y otros tres están en camino. Se me ofreció el agradable privilegio de ser
testigo presencial de la carnicería humana, pero decliné aceptar, dando las
gracias. Nuestra fuerza está reservada para grandes emergencias como ésta y
—por consiguiente, no nos aventuramos a desperdiciarla en una tamasha elegante.
Dentro de una
semana, más o menos, tendremos nuevas ceremonias religiosas, nuevas pompas de
jabón irisadas para divertir a los niños, y yo estaré de nuevo ocupado día y
noche, mañana, mediodía y tarde. A veces siento un pesar pasajero de que los
Chohans no desarrollen la feliz idea de otorgarnos también una "concesión
suplementaria" en forma de un poco de tiempo disponible. ¡Oh, el reposo
final! Ese Nirvana donde —"se es Uno con la Vida— y sin embargo no se
vive". jAy, ay! —habiendo comprobado personalmente que:— "... El Alma
de las Cosas es dulce,
El Corazón del Ser
es el Reposo Celestial", uno ansia —¡el REPOSO eterno!
Suyo,
K.H.
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