sábado, 15 de agosto de 2015

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS. CARTA N°. 16 Parte 2

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS.
CARTA N°. 16
Carta del Mahatma K.H. a A. P. Sinnett.

Parte 2

(6) ¿Y cómo puede ser compatible una existencia espiritual, en la que todo está sumergido en el sexto principio, con esa conciencia de la vida material, individual y personal que debe ser asignada al Ego en el Devachán si él retiene su conciencia terrenal, como se afirma en la Nota del Theosophist?
(6) Creo que la pregunta ya se ha aclarado suficientemente: los principios sexto y séptimo, aparte de los demás, constituyen la eterna e imperecedera, pero también inconsciente "Mónada". Para despertar en ella a la vida la conciencia latente, especialmente la de la individualidad personal, se requiere la mónada más los atributos más elevados del quinto principio —el "Alma animal"; y eso es lo que constituye el Ego etéreo que vive y disfruta de bienaventuranza en el Devachán. Siendo el espíritu las puras emanaciones del UNO — formando estas últimas la triada superior con el sexto y séptimo principios— ninguna de las dos emanaciones es capaz de asimilar más que aquello que es bueno, puro y santo; de aquí que ningún recuerdo sensual, material o profano pueda acompañar a la memoria purificada del Ego en la región de la Bienaventuranza. El Karma de estos recuerdos de acciones y pensamientos malos, alcanzará al Ego cuando éste cambie su personalidad en el siguiente mundo de causas. La Mónada o "Individualidad Espiritual", permanece inmaculada en todos los casos. "No hay dolor ni pena para los que han nacido allí (en el Rupa-loka del Devachán); porque ése es el País de la pureza. Todas las regiones del Espacio poseen zonas parecidas (Sakwala), pero este país de Bienaventuranza es el más puro". En el Jnána Prastana Shastra se dice: "Por la pureza personal y la seria meditación, traspasamos los límites del Mundo del deseo y entramos en al Mundo de las Formas".

(7) El período de gestación entre la Muerte y el Devachán ha sido concebido por mí, hasta el presente, como algo muy largo a todos los efectos. Ahora bien, se dice que en algunos casos sólo dura unos cuantos días y que, en ningún caso, (esto se da a entender) dura más de unos cuantos años. Esto parece estar expuesto con claridad, pero yo pregunto si se puede confirmar explícitamente, porque se trata de una cuestión que afecta a muchas cosas.
(7) Otro lindo ejemplo del desorden habitual en el que se mantiene el contenido mental de Madame H.P.B. Ella habla de "Bardo" ¡y ni siquiera dice a sus lectores lo que esta palabra significa! Igual como en su sala de trabajo la confusión se eleva a la décima potencia, de la misma manera, en su mente se amontonan multitud de ideas en un caos tal, que cuando quiere expresarlas asoma antes la cola que la cabeza. "Bardo" no tiene nada que ver con la duración del tiempo en el caso al que usted se refiere. "Bardo" es el período entre muerte y renacimientoy puede durar desde unos cuantos años hasta un kalpa.
Está dividido en tres subperíodos:
(1) cuando el Ego, libre de la envoltura mortal, entra en al Kama-Loka (El Yu-Kai tibetano.) (la morada de los Elementarios);
(2) cuando entra en su "Etapa de Gestación";
(3) cuando renace en el Rupa-Loka del Devachán.

El subperíodo (1) puede durar desde unos cuantos minutos hasta varios años —la frase "unos cuantos años" resultaría enigmática y totalmente inútil sin una explicación más completa.
El subperíodo (2) es "muy largo", tal como usted dice, algunas veces más largo de lo que ni siquiera usted podría imaginar; sin embargo, es proporcional a la fortaleza espiritual del Ego.
El subperíodo (3) dura en proporción al KARMA bueno, después del cual la mónada vuelve a reencarnar.
La frase del Agama Sufra —"en todos estos Rupalokas, los Devas (Espíritus) están sujetos igualmente al nacimiento, decadencia, vejez y muerte", sólo quiere decir que un Ego que nace allí después empieza a decaer y, finalmente, "muere", es decir, cae en aquella condición inconsciente que precede al renacimiento; y termina el Sloka con estas palabras:
"Cuando los devas emergen de estos cielos, entran de nuevo en el mundo inferior"; es decir, abandonan un mundo de beatitud para renacer en un mundo de causas.

(8) En ese caso, y suponiendo que el Devachán no es exclusivamente herencia de los Adeptos y personas casi tan elevadas como ellos, ¡hay una condición de existencia equivalente realmente al Cielo y desde la cual la vida de la Tierra puede ser observada por un inmenso número de aquellos que se fueron antes!
(8) Categóricamente, el Devachán no es exclusivamente herencia de los adeptos e, indiscutiblemente, existe un "cielo" —si es que tiene usted que utilizar este término astrogeográfico cristiano— para "un inmenso número de aquellos que se fueron antes". Pero "la vida de la Tierra" no puede ser observada por ninguno de éstos por las razones ya expuestas de la Ley de Bienaventuranza, además del Maya.

(9) ¿Y por cuánto tiempo? ¿Este estado de beatitud espiritual, dura años, décadas, siglos?
(9) Durante años, décadas, siglos y milenios, a menudo multiplicados por algo más. Todo depende de la duración del Karma.
Llene de aceite la tacita de Den y llene también de aceite uno de los depósitos de agua de la ciudad, y encendiendo ambos, vea cuál arde durante más tiempo. El Ego es la mecha, y el Karma el aceite; la diferencia entre la cantidad de aceite (en la tacita y en el depósito), le hará comprender la gran diferencia de duración de los diferentes Karmas. Todo efecto ha de ser proporcionado a la causa.

Del mismo modo que para el hombre la duración de la existencia encarnada es breve en comparación con los períodos de existencia inter-natal en el ciclo manvantárico, de la misma manera los buenos pensamientos, palabras y acciones en una cualquiera de estas "vidas" en un globo generan efectos que para que se agoten exigen mucho más tiempo del que ha tomado el desarrollo de las causas. Por lo tanto, cuando lea en los Jats y otras fabulosas narraciones de las Escrituras Buddhistas, que ésta o aquella buena acción fue recompensada por Kalpas de beatitud equivalentes a un número de años de varias cifras, no sonría como si se tratara de una absurda exageración, sino que tenga presente lo que he dicho. Usted sabe que de una pequeña semilla brotó un árbol cuya existencia cuenta ya 22 siglos; me refiero al árbol Bo de Anuradha-pura. Tampoco debe usted reírse si alguna vez tropieza con el Pinda-Dana o con cualquier otro Sufra buddhista y lee estas líneas: "Entre el Kama-Loka y el Rupa-Loka hay un lugar, la morada de 'Mará' (la Muerte). Esta Mará, llena de pasión y de codicia, destruye todos los principios virtuosos como una piedra muele el grano. (Esta Mará, como bien puede imaginárselo, es la imagen alegórica de la esfera llamada "El Planeta de la Muerte" —el remolino donde desaparecen las vidas condenadas a la destrucción. Esa lucha tiene lugar entre los Kama y Rupa-Lokas.) Su palacio abarca 7.000 yojanas cuadradas, y está rodeado por un séptuplo muro". Ahora se encontrará más preparado para comprender la alegoría.
Así también, cuando Beal o Bumouf o Rhys Davids, con la inocencia de sus almas cristianas y materialistas se complacen haciendo traducciones como las que generalmente hacen, no les achacamos malicia a sus comentarios, puesto que no saben hacerlo mejor.

Pero, ¿qué puede significar lo siguiente?:
—"Los nombres de los cielos" (una mala traducción; lokas no son cielos, sino lugares o moradas) del Deseo, Kama-loka, —llamados así porque los seres que los ocupan están sujetos a los deseos de comer, beber, dormir y amar. También se les llama las moradas de las cinco (?) órdenes de criaturas sencientes —Devas, hombres, asuras, bestias y demonios". (Lautan Sutra, traducido por S. Beal).
Esto significa, simplemente, que si el respetable traductor hubiera estado un poco más familiarizado con la verdadera doctrina
—(1) hubiera dividido los Devas en dos clases— y les hubiera llamado los "Rupa-devas" y los "Arupa-devas" (los Dhyan Chohans con "forma" u objetivos, y los Dhyan Chohans "sin forma" o subjetivos); y
(2) —hubiera hecho lo mismo para su categoría de "hombres", puesto que hay cascarones y "Mara-rupas" —es decir, cuerpos destinados a la aniquilación.

Todas estas categorías son:
(1) Los "Rupa-devas" —Dhyan Chohans (Los Espíritus Planetarios de nuestra Tierra no son de los más elevados, como bien puede imaginar, puesto que, como dice Subba Row en su crítica sobre la obra de Oxley, a ningún Adepto oriental le gustaría ser comparado con un ángel o un Deva.), que tienen formas;
(2) Los "Arupa-devas"—Dhyan Chohans, que no tienen ninguna forma;
(3) Los "Pisachas" —espectros (con dos principios).
(4) Los "Mara-rupa" —destinados a morir (con tres principios).
(5) Los Asuras —Elementales— que tienen forma humana.
(6) Las Bestias —Elementales de segunda clase —Elementales animales.
(7) Los Rakshasas (Demonios) Almas o Formas Astrales de hechiceros; hombres que han alcanzado la cumbre del conocimiento en las artes prohibidas. Muertos o vivos, han estafado, por así decirlo, a la naturaleza; pero esto es solo temporalmente —hasta que nuestro planeta entre en el período de oscuración, después de lo cual ellos nolens volens tienen que ser aniquilados.

Estos siete grupos son los que forman las divisiones principales de los Moradores del mundo subjetivo que nos rodea. A la categoría nº 1 pertenecen los inteligentes Gobernantes de este mundo de Materia, los cuales, con todo y su inteligencia, no son más que ciegos instrumentos obedientes del UNO; los agentes activos de un Principio Pasivo.

Y de esta manera son mal interpretados y mal traducidos casi todos nuestros Sutras; pero incluso bajo esa mezcla confusa de doctrinas y palabras hay base firme en la que apoyarse para aquel que conoce, aunque sea superficialmente, la verdadera doctrina.
Así, por ejemplo, al enumerar los siete lokas del "Kama-Loka", el Avatamsaka Sutra cita como séptimo el "Territorio de la Duda". Yo le pediría a usted que recordara el nombre, puesto que tendremos que volver a hablar de él. Cada uno de esos "mundos" dentro de la Esfera de los Efectos, tiene un Tathágata o "Dhyan Chohan" para protegerlo y vigilarlo, no para interferir en sus actividades.
Desde luego, de todos los hombres, los espiritistas serán los primeros en rechazar nuestras doctrinas y relegarlas al "limbo de las desacreditadas supersticiones". Si les aseguráramos que cada una de sus "Tierras de Estío" tiene siete casas de huéspedes con el mismo número de "Espíritus-Guías" para "dirigirlas", y si llamáramos a estos "ángeles" San Pedro, San Juan y San Ernesto, nos darían la bienvenida con los brazos abiertos. Pero, ¿quién ha oído hablar jamás de Tathágatas y de Dhyan Chohans, de Asuras y Elementales? ¡Qué disparate! Sin embargo, felizmente, nuestros amigos (el señor Eglinton, al menos) nos reconocen "cierto conocimiento de las Ciencias Ocultas". (Véase "Light").
Y así, incluso esta pizca de "Conocimiento" está a su disposición y me ayuda ahora a contestar su siguiente pregunta:
¿Existe alguna condición intermedia entre la beatitud espiritual del Devachán y la sombría y desdichada vida de lo que sólo son restos rudimentarios elementales, semiconscientes, de seres humanos que han perdido su sexto principio? Porque, si fuera así eso podría ofrecer un locus standi en imaginación para los Ernestos y Joeys de los médiums espiritistas —de "espíritus" guía de la mejor clase. En tal caso, seguramente ése debe ser un mundo muy poblado, y desde él podrían llegar incontables comunicaciones "espirituales", ¿no es así? ¡Qué lástima! no, amigo mío; no que yo sepa. Desde el "Sukhavati" para abajo hasta el "Territorio de la Duda" existe una diversidad de Estados Espirituales; pero no conozco ninguna "condición intermedia" semejante. Le he hablado de los Sakwalas (aunque no puedo enumerarlos, porque resultaría inútil) e incluso le he hablado del Avitchi —el "Infierno" del cual no se regresa,  (En el Abhidharma Shastra (Metafísica) leemos: —"Buddha enseñó que en los lindes de todos los Sakwaias existe un intervalo negro sin Sol ni claridad lunar para el que cae en él. No hay renacimiento desde allí. Es el frío Infierno, el gran Naraka". Esto es el Avitchi.)
y no tengo nada que añadir sobre ello. La "desdichada sombra" debe arreglárselas como pueda. Tan pronto como el Ego se ha salido del Kama-Loka y ha cruzado el "Fuente de Oro" que conduce a las "Siete Montañas de Oro", ya no puede platicar más con médiums indolentes. Ningún "Ernesto" ni ningún "Joey" han vuelto jamás del Rupa-Loka —y no digamos del Arupa-Loka —para mantener una agradable relación con los mortales.
Desde luego, existe una "clase mejor" de restos del pasado; y los "cascarones" o "los vagabundos de la tierra", como se les conoce aquí, no son todos malos necesariamente. Pero, incluso los que son buenos, se vuelven malos —en el entretanto— por culpa de los médiums.

Puede que a los "cascarones" les tenga sin cuidado porque, en cualquier caso, no tienen nada que perder. Pero hay otra clase de "Espíritus" que hemos perdido de vista:
los suicidas y los muertos por accidente. Unos y otros pueden comunicarse, y ambos tienen que pagar caras esas visitas. Y ahora voy a explicar otra vez lo que quiero decir. Pues bien, esos seres son lo que los espiritistas franceses llaman —"les Esprits Soufrants" [las almas en pena]. Son una excepción a la regla, puesto que tienen que permanecer sujetos a la atracción de la Tierra y en su atmósfera —el Kama-Loka— hasta el último momento de lo que habría sido la duración natural de sus vidas. En otras palabras, esa oleada particular de evolución de la vida tiene que seguir avanzando hasta alcanzar su orilla. Pero es un pecado y una crueldad reavivar su memoria e intensificar su sufrimiento proporcionándoles la oportunidad de vivir una vida artificial; la oportunidad de sobrecargar su Karma atrayéndoles hacia las puertas abiertas, es decir, hacia los médiums y los sensitivos porque, en definitiva, tendrán que pagar por cada uno de esos placeres. Me explicaré. Los suicidas que, insensatamente, esperando escapar de la vida, se encontraron todavía vivos, —tienen suficiente sufrimiento reservado para ellos en esa misma vida. La intensidad de esa vida constituye su castigo. Al haber perdido, a causa de su acto temerario, sus principios sexto y séptimo, aunque no para siempre ya que pueden volver a recuperarlos —en lugar de aceptar su castigo y de aprovechar sus oportunidades de redención, se les hace añorar con frecuencia la vida y desear recuperar un asidero en ella por medios pecaminosos. En el Kama-Loka, la región de los intensos deseos, ellos sólo pueden satisfacer sus ansias terrenales a través de un agente vivo; y al hacerlo así pierden, generalmente, su mónada para siempre, al expirar el término natural. Por lo que respecta a las víctimas de accidente —para éstas todavía es peor. A menos que sean tan virtuosas y puras como para quedar ancladas de inmediato en el Samadhi Akásico, es decir, como para caer en un estado de silencioso adormecimiento, en un sueño lleno de sueños optimistas durante el cual no tengan ningún recuerdo del accidente, sino que se muevan y vivan entre sus escenarios conocidos y sus familiares hasta que el termino natural de su vida finalice al encontrarse nacidos en el Devachán —el suyo es un triste destino. Pero, si fueron pecadores y sensuales vagan como sombras desdichadas (no como cascarones, porque su relación con sus dos principios superiores no está completamente rota), hasta que llegue la hora de su muerte. Segado el pleno fluir de sus pasiones terrenales que los ataban al escenario familiar, quedan seducidos por las oportunidades que los médiums les facilitan indirectamente para complacerles. Son los Pisachas, los Incubi y Succubi de los tiempos medievales. Los demonios del deseo, de la glotonería, la lujuria y la avaricia, Elementarios de acrecentada astucia, perversidad y crueldad, ¡incitando a sus víctimas a cometer espantosos crímenes y recreándose en su cometido! No sólo arruinan a sus víctimas, sino que estos vampiros psíquicos movidos por el torrente de sus impulsos infernales, en el momento fijado para el término de su vida natural, son al fin expulsados fuera del aura de la Tierra a las regiones donde, durante edades soportan indecibles sufrimientos y donde terminan con la destrucción total.
Pero, si la víctima del accidente o de la violencia no era ni muy buena ni muy mala —sino una persona corriente— entonces lo que puede ocurrir es esto: un médium puede atraerla y crearle las cosas más indeseables: una nueva combinación de Skandhas y un Karma nuevo y malo. Pero permítame que le dé una idea más clara de lo que quiero significar por Karma en este caso.
En relación con esto, deje que antes le diga que, puesto que usted parece tan interesado en el tema, lo menos que puede hacer es estudiar las dos doctrinas —Karma y Nirvana— y que profundice tanto como pueda. A menos que no esté totalmente familiarizado con estas dos doctrinas —la doble llave para la metafísica de Abhidharma— siempre se encontrará desorientado al tratar de comprender el resto.
Hay diferentes clases de Karma y de Nirvana que se aplican diferentemente al Universo, al mundo, a los Devas, Buddhas, Bodhisattvas, hombres y animales —incluyendo los siete reinos del mundo. El Karma y el Nirvana no son más que dos de los siete grandes MISTERIOS de la metafísica buddhista; y sólo cuatro de los siete son conocidos por los mejores orientalistas, y esto muy imperfectamente.
Si usted pregunta a un docto sacerdote buddhista ¿qué es el Karma? él responderá que el Karma es lo que un cristiano podría llamar Providencia (sólo en cierto sentido), y un musulmán Kismet, hado o destino (también sólo en cierto sentido). Que se trata de esa doctrina fundamental que nos enseña que tan pronto como un ser consciente o sensible muere, tanto que se trate de un hombre, un deva o un animal, se produce un nuevo ser que reaparece en otro nacimiento, en el mismo o en otro planeta, bajo condiciones que él mismo ha creado anteriormente.
O bien, en otras palabras: que Karma es el poder guía, y Trishna (en Pali Tanha), el ansia o deseo de vida sensible —la fuerza o energía que le corresponde— resultante de las acciones humanas (o animales) que a partir de los viejos Skandhas (Observo que, tanto en la segunda como en la primera edición de su Mundo Oculto aparece el mismo error tipográfico, y es que la palabra Skandha está escrita shandha —en la página 130 [ed. inglesa]. Tal como ahora está impresa hace que yo me exprese de una manera muy original para un supuesto Adepto.) produce el nuevo grupo que forma el nuevo ser y determina la misma naturaleza del nacimiento.
O para clarificarlo más todavía: el nuevo ser es recompensado y castigado por los actos meritorios y por las infracciones del antiguo; el Karma representa un Libro-Registro en el cual todos los actos del hombre, buenos, malos o neutros, son cuidadosamente anotados en su Debe o en  su Haber por él mismo, por así decirlo, o mejor dicho, por sus mismas acciones.
Allí donde la fantasía poética cristiana creó y ve un Ángel Custodio "Registrador", la austera y realista lógica buddhista, percatándose de la necesidad de que toda causa tenga su efecto,  enseña la verdadera presencia del mismo. Los adversarios del buddhismo han dado mucha importancia a la supuesta injusticia que existiría si el culpable escapara al castigo y si una víctima inocente tuviera que sufrir, puesto que el culpable y la víctima son seres distintos. En realidad, si bien en un sentido pueden ser considerados así, sin embargo, en otro sentido son idénticos. El "antiguo ser" es el único progenitor —padre y madre a la vez— del "nuevo ser".
De hecho, el primero crea y modela al segundo; y a decir verdad, mucho más de lo que lo hace un padre según la carne. Y una vez que haya llegado usted a conocer a fondo el significado de los Skandhas verá lo que quiero decir.
El grupo de los Skandhas es el que forma y constituye la individualidad física y mental que llamamos hombre (o cualquier ser).
Este grupo consta (en la enseñanza exotérica) de cinco Skandhas, a saber:
Rupa —los atributos o propiedades materiales;
Vedana —las sensaciones;
Sanna —las ideas abstractas;
Samkara —las tendencias, tanto físicas como mentales; y
Vinnana —los poderes mentales, una ampliación del cuarto —indicando las predisposiciones mentales, físicas y morales.
Nosotros les añadimos dos más, cuyo nombre y naturaleza usted puede aprender en lo sucesivo. Por el momento, es suficiente que sepa que están relacionados y dan nacimiento a Sakkayadítthi "la herejía o ilusión de la individualidad" y a Attavada, "la doctrina del Yo" y ambas (en el caso del quinto principio, el alma) conducen al maya de la herejía y de la creencia en la eficacia de ritos y ceremonias vanas y en plegarias e intercesiones.

Y ahora, volviendo a la pregunta de la identidad entre el "Ego" antiguo y el nuevo, puedo recordarle, una vez más que, incluso vuestra Ciencia ha aceptado el hecho antiguo, muy antiguo, enseñado claramente por nuestro Señor, (Vea el Abhidharma Kosha Vyakhya, el Sutta Pitaka o cualquiera de los libros del Buddhismo del Norte, todos los cuales presentan a Gautama Buddha diciendo que ninguno de estos Skandhas es el alma, puesto que el cuerpo está cambiando constantemente, y que ni el hombre ni el animal ni la planta son nunca los mismos durante dos días seguidos, ni siquiera durante dos minutos. "¡Mendicantes! recordad que en el hombre no existe principio duradero alguno, y que sólo el discípulo instruido que adquiere la sabiduría, al exclamar 'yo soy' sabe lo que está diciendo.") esto es, —que un hombre de cualquier edad, por más que se sienta conscientemente el mismo, sin embargo, físicamente no es el que era unos años atrás (nosotros decimos siete años y estamos dispuestos a sostenerlo y a demostrarlo). En términos Buddhistas diremos que sus Skandhas han cambiado. Al mismo tiempo siguen siempre trabajando sin cesar, preparando la forma abstracta, la "particularidad " del futuro nuevo ser. Pues bien, si es justo que un hombre de 40 años disfrute o sufra por las acciones del hombre de 20, también es igualmente justo que el ser del nuevo nacimiento, que esencialmente es idéntico al anterior —ya que es su resultado y su creación— experimente las consecuencias de aquel yo o personalidad que lo engendró. Vuestra ley occidental, que castiga al hijo inocente de un padre culpable, privándole de su progenitor, de sus derechos y de sus bienes; vuestra civilizada sociedad que marca con el estigma de la infamia a la inocente hija de una madre criminal e inmoral; vuestra Iglesia Cristiana y sus Escrituras que enseñan que el "Señor Dios castiga los pecados de los padres que recaen sobre los hijos hasta la tercera y la cuarta generación", ¿no es todo esto más injusto y cruel que cualquier cosa hecha por el Karma? En lugar de castigar al inocente junto con el culpable, el Karma vindica y recompensa al primero lo que nunca pensó hacer ninguna de las tres potestades occidentales antes mencionadas. Pero tal vez a nuestras observaciones de orden fisiológico, los objetores puedan contestar que sólo es el cuerpo el que cambia, que sólo hay una transformación molecular que no tiene nada que ver con la evolución mental, y que los Skandhas representan no sólo una serie de cualidades materiales, sino también una serie de cualidades mentales y morales. Sin embargo, yo pregunto, ¿existe alguna sensación, alguna idea abstracta, una tendencia de la mente o un poder mental que pudiera calificarse como fenómeno absolutamente no molecular? ¿Puede, incluso, una sensación o el más abstracto de los pensamientos, que son algo, salir de la nada o no ser nada?
Ahora bien, las causas que producen un "nuevo ser" y determinan la naturaleza del Karma son, como ya se ha dicho, Trishna (o "Tanha") —ansia, deseo de existencia sensoria y Upadana,— que es la realización o consumación de Trishna, o ese deseo. Y los médiums contribuyen a despertar y a desarrollar nec plus ultra a ambos en un Elementario, sea éste un suicida o una víctima. (Sólo los Cascarones y los Elementales no sufren daño alguno, pero la moralidad de los sensitivos no puede mejorar en absoluto con la comunicación.)
La regla es que una persona que muere de muerte natural permanecerá en la esfera de atracción de la Tierra, es decir, en el Kama-Loka, "desde unas cuantas horas a unos pocos años". Pero hay excepciones en el caso de los suicidas y, en general, en el caso de aquellos que mueren de muerte violenta. De ahí que uno de esos Egos, por ejemplo, que estuviera destinado a vivir, digamos 80 o 90 años, pero que se suicidó o murió de accidente, supongamos a los 20, tendrá que pasar en el Kama-Loka no "unos pocos años", sino que, en este caso, tendrá que pasar 60 o 70 como Elementario, o más bien como "alma errante", puesto que, desgraciadamente para él o para ella, no es ni siquiera un cascarón. ¡Dichosas, tres veces dichosas en comparación, son aquellas entidades desencarnadas que duermen su largo sueño y viven soñando en el seno del Espacio! Y ¡ay! De aquellos a quienes Trishna atrae hacia los médiums, y ¡ay! de los médiums que los tientan con un Upadana tan asequible. Porque al atraerlos y al permitirles satisfacer sus ansias de vida, el médium ayuda a que se desarrolle en ellos —y de hecho es la causa de ello— una nueva serie de Skandhas, un nuevo cuerpo con tendencias y pasiones mucho peores que las del cuerpo que perdieron. Así, pues, todo el futuro de este nuevo cuerpo estará determinado no sólo por el mal Karma de demérito de la serie o grupo precedente de Skandhas, sino también por el de la nueva serie de la futura existencia. Si, tal como he dicho, los médiums y los espiritistas supieran tan sólo que a cada nuevo "ángel-guía" al que dan la bienvenida con entusiasmo le arrastran hacia un Upadana que será motivo de una serie de males incontables para el nuevo Ego que nacerá bajo su sombra nefasta, y que en cada sesión —especialmente cuando se trata de materializaciones— multiplican las causas de infortunio, causas que harán que el desgraciado Ego fracase en su nacimiento espiritual, o que renazca en una existencia peor que nunca —tal vez estos médiums serían menos pródigos en su hospitalidad.
Y ahora puede usted comprender por qué nos oponemos tan enérgicamente al Espiritismo y a la mediumnidad. Y también verá por qué, para satisfacer al señor Hume —al menos en un sentido— me vi en un apuro con el Chohan, y ¡miserabile dictu!, con ambos sahibs, (Sahib, nombre que se da en la India a los europeos.—N.T.) "los jóvenes cuyos nombres son:" Scott y Banon. Para que se distraiga pediré a H.P.B. que, junto con ésta, le envíe una página del "papiro Banon", un artículo de éste que termina con un terrible vapuleo literario a mi pobre persona. ¡Sombras de los Asuras, qué furor se desató en ella al leer esta crítica bastante irrespetuosa! Lamento que ella no la publique por  consideraciones al "honor de la familia", como dijo el "Desheredado". En cuanto al Chohan, el asunto es más grave y estuvo muy lejos de quedar satisfecho de que yo hubiese dejado creer a Eglinton que se trataba de mi. El había permitido que esta prueba de poder en un hombre vivo se diera a los espiritistas a través de uno de sus médiums, pero había dejado a nuestro cargo el programa y sus detalles: de ahí su descontento ante algunas consecuencias sin importancia. Le digo, mi querido amigo, que soy mucho menos libre de hacer lo que quiero de lo que usted lo es en la cuestión del Pioneer. Ninguno de nosotros, excepto los Chutuktus más elevados, es por completo dueño de sí mismo. Pero esto es una digresión.
Y ahora que se le ha dicho mucho y que se le han explicado tantas cosas, puede también leer esta carta a nuestra incontrolable amiga, la señora Cordón. Puede que las razones expuestas sean como un jarro de agua fría a su celo espiritista, aunque tengo mis razones para dudarlo.
De cualquier modo, le demostrará a ella que no estamos en contra del verdadero Espiritismo, sino en contra solamente de la mediumnidad indiscriminada y, especialmente, en contra de las manifestaciones físicas —como materializaciones y posesiones por medio de trance.

Si los espiritistas pudieran llegar a comprender la diferencia entre la individualidad y la personalidad, entre la inmortalidad individual y la personal, y algunas otras verdades, podrían aceptar con más facilidad que los ocultistas pueden estar totalmente convencidos de la inmortalidad de la mónada y, sin embargo, niegan la del alma —el vehículo del Ego personal; de que pueden creer firmemente y entablar ellos mismos relaciones y comunicaciones espirituales con los Egos desencarnados del Rupa-Loka, y sin embargo pueden reírse ante la absurda idea de "estrechar la mano" de un "Espíritu"; y de que, finalmente, tal como están las cosas, son los Ocultistas y los teósofos los verdaderos espiritistas, mientras que la moderna secta con ese nombre se compone simplemente de fenomenalistas materialistas.
Y ya que estamos hablando de "individualidad" y de "personalidad", es curioso que H.P.B., mientras sometía a tortura al pobre cerebro del señor Hume con sus embrolladas explicaciones, no se diera cuenta —hasta haber recibido de él la explicación de la diferencia entre la individualidad y la personalidad— que se trataba de la misma doctrina en la que ella había sido instruida: la de Pacceka-Yana y la de Amata-Yana. Estos dos términos citados por él son la traducción correcta y literal de los nombres técnicos en las lenguas pali, sánscrita e incluso en la chino-tibetana, de las numerosas entidades personales fundidas en una sola Individualidad —la larga sarta de vidas emanando de la misma MÓNADA inmortal. Tendrá usted que recordarlos:—
(1) El Pacceka-Yana —(en sánscrito "Pratyeka") significa literalmente el "vehículo personal", o Ego personal, una combinación de los cinco principios inferiores.
Mientras que—
(2) El Amata-Yana —(en sánscrito "Amrita") se traduce por "el vehículo inmortal" o la Individualidad, el Alma Espiritual o la Mónada Inmortal —una combinación de los principios quinto, sexto y séptimo. (Para evitar una nueva sorpresa y confusión con la noticia de que el quinto hace compañía al sexto y al séptimo,sírvase consultar la pág. 3 y sig. De esta carta, [p.p. 146-148. —Ed.])

Me parece que una de nuestras mayores dificultades al tratar de comprender el progreso de las cosas estriba en que ignoramos, hasta ahora, las divisiones de los siete principios. Se nos dijo que cada uno de ellos tiene, a su vez, siete elementos: ¿se nos podría decir algo más sobre la constitución septenaria, en especial de los principios cuarto y quinto? Es evidente que en la divisibilidad de éstos es donde reside el secreto del futuro, así como de muchos fenómenos psíquicos durante la vida.
Totalmente exacto. Pero déjeme que dude de que la dificultad desaparecería con la explicación deseada, y de que ustedes serían capaces de penetrar "el secreto de los fenómenos psíquicos". Usted, mi buen amigo, a quien en una o dos ocasiones he tenido el placer de oir tocar el piano en los tranquilos intervalos entre vestirse para la cena y tomar una comida amenizada con carnes y vino, dígame: ¿podría obsequiarme tan fácilmente si se tratara de una de las Grandes Sonatas de Beethoven como lo hace con uno de sus valses? Se lo ruego, ¡tenga paciencia! Sin embargo, de ningún modo quisiera dejar de atenderle. Si tengo tiempo, (No tuve tiempo. Se la enviaré dentro de uno o dos días.) encontrará usted en una hoja aparte, incluida en la presente, los principios cuarto y quinto divididos en raíces y Ramas. Y ahora, ¿durante cuánto tiempo se propone usted abstenerse de hacer más preguntas?

Fielmente,
K.H.


P.D.—Espero haber alejado todo motivo de reproche —a pesar de mi retraso en dar respuesta a sus preguntas— y espero que mi reputación quede a salvo de nuevo. Usted y el señor Hume han recibido ahora más información sobre la Antigua Filosofía Esotérica de la que jamás se haya dado a los no-iniciados, que yo sepa. Su perspicacia, mi bondadoso amigo, le habrá sugerido hace ya tiempo que esto es así, no tanto a causa del conjunto de sus virtudes personales (aunque el señor Hume, debo confesarlo, ha hecho grandes méritos desde su conversión), ni o a causa de mis preferencias personales por alguno de ustedes dos, como por otras y muy manifiestas razones. De todos nuestros semi-chelas, ustedes dos parecen ser los más capaces para utilizar, en bien de todos, los conocimientos que se les han dado. Deben considerar que los han recibido en fideicomiso y en beneficio de toda la Sociedad; para ser entregados cuando llegue el momento y utilizados y vueltos a utilizar de muchas maneras y de todas las formas que sean buenas. Si usted (señor Sinnett) quisiera complacer a su amigo trans-himaláyico, no permita que pase ningún mes sin escribir un Fragmento, largo o corto, para la revista, y sin publicarlo luego en forma de fascículo, puesto que así lo llama usted.
Puede firmarlos como "Un Chela Laico de K.H.", o como usted prefiera. No me atrevo a pedirle el mismo favor al señor Hume quien, por otra parte, ya ha hecho más de lo que le corresponde.
No contestaré a su pregunta sobre su relación con el Pioneer por ahora; algo podría decirse por ambas partes. Pero, por lo menos, no tome una decisión precipitada. Estamos al final del ciclo y usted está conectado con la S.T.
Con permiso de mi Karma pienso contestar mañana la larga y amable carta personal del señor Hume. La abundancia de manuscritos míos últimamente indica que he encontrado un poco de tiempo libre; su apariencia con borrones, irregular y corregida, demuestra también que mi tiempo libre ha sido a intervalos, con interrupciones constantes, y que he escrito acá y allá, en lugares singulares, con aquellos materiales que pude conseguir. A no ser por la REGLA, que nos prohibe que utilicemos el más mínimo poder hasta apurar todos los medios ordinarios y que éstos hayan fracasado, evidentemente, podría haberle proporcionado una bonita "precipitación" como caligrafía y composición. Me consuelo ante el pésimo aspecto de mis cartas pensando que tal vez usted no las valorará menos por estos signos de mi dependencia personal a las molestias de procedimiento que ustedes, los ingleses, reducen tan ingeniosamente al mínimo con toda una serie de recursos. Tal como su señora señaló una vez amablemente, estos recursos diluyen de la manera más eficaz la cualidad milagrosa y nos convierten a nosotros en seres humanos, en entidades más creíbles —una sabia reflexión que le agradezco.
H.P.B. está desesperada: el Chohan le negó a M. el permiso de dejarla pasar este año más allá de la Roca Negra, y M. la obligó, tranquilamente, a desempaquetar su equipaje. Trate de consolarla, si es posible. Además, ella es realmente más necesaria en Bombay que en Penlor.
Olcott está en camino hacia Lanka, y a Damodar se le ha enviado a Poona durante un mes, al haber agotado su constitución física debido a sus imprudentes austeridades y a su duro trabajo. Tendré que ocuparme de él y tal vez tendré que alejarlo si las cosas se ponen peor.
Ahora sí que puedo darle algo de información que hace referencia a la cuestión, tantas veces debatida, de los fenómenos que nosotros autorizamos. Las operaciones de sus benditos compatriotas en Egipto implican tales consecuencias locales para la organización de ocultistas que todavía permanece allí, y para lo que ellos custodian, que dos de nuestros adeptos ya están allí, habiéndose unido a algunos hermanos drusos, y otros tres están en camino. Se me ofreció el agradable privilegio de ser testigo presencial de la carnicería humana, pero decliné aceptar, dando las gracias. Nuestra fuerza está reservada para grandes emergencias como ésta y —por consiguiente, no nos aventuramos a desperdiciarla en una tamasha elegante.
Dentro de una semana, más o menos, tendremos nuevas ceremonias religiosas, nuevas pompas de jabón irisadas para divertir a los niños, y yo estaré de nuevo ocupado día y noche, mañana, mediodía y tarde. A veces siento un pesar pasajero de que los Chohans no desarrollen la feliz idea de otorgarnos también una "concesión suplementaria" en forma de un poco de tiempo disponible. ¡Oh, el reposo final! Ese Nirvana donde —"se es Uno con la Vida— y sin embargo no se vive". jAy, ay! —habiendo comprobado personalmente que:— "... El Alma de las Cosas es dulce,

El Corazón del Ser es el Reposo Celestial", uno ansia —¡el REPOSO eterno!

Suyo,

K.H.

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