sábado, 15 de agosto de 2015

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS. CARTA N°. 21

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS.
CARTA N°. 21
Carta del Mahatma K.H. a A. P. Sinnett.

CARTA Nº 21
Devuelta el 22.8.82
12 de agosto.
Mi querido Tutor,
Me temo que las actuales cartas sobre Teosofía no merezcan la pena, porque he tomado demasiado al pie de la letra algunos pasajes de su larga carta sobre el Devachán. El resultado de esto sería que los "accidentados", así como los "suicidas" corrían peligro de ser atraídos por las sesiones espiritistas. Usted escribió:
"Pero existe otra clase de espíritus que hemos perdido de vista —los suicidas y los muertos por accidente. Las dos clases pueden comunicarse y las dos tienen que pagar un elevado precio por esas visitas......." Exacto.
Y más adelante, después de referirse con detalle al caso de los suicidas, usted dice:
"Por lo que se refiere a las víctimas de accidente, todavía lo pasan peor...... sombras desgraciadas...... arrebatadas en la plenitud de las pasiones humanas...... son los pisachas, etc...... No solamente arruinan a sus víctimas, etc......." Exacto también. Tenga presente que las excepciones confirman la regla.
Y si las "víctimas de accidente o violencia" no son ni muy buenas ni muy malas, obtienen una nueva serie de skandhas del médium que las atrae. Ya he explicado la situación en el margen de las pruebas. Vea la nota.
Fue sobre este texto que estuve trabajando.
Si esto no va a sostenerse, o si de alguna manera que yo todavía no puedo comprender, las palabras presentan un significado distinto al que parece corresponderles, tal vez sería mejor destruir esas dos cartas a la vez o bien reservarlas para una total modificación. La advertencia está expresada en un tono demasiado solemne y se ha dado demasiada importancia al peligro si se trata simplemente de aplicarlo a los suicidas; y en la última hoja de la prueba de imprenta, la eliminación de "los accidentes y" hace que el resto resulte más bien ridículo, porque entonces ¡sólo estamos dividiendo a los suicidas en muy puros y elevados de un lado! y el común de la gente, etc., del otro.
Me parece que estaría mal retener ni siquiera la carta (1) —si bien ésta no contiene el error, porque no tendría raison d'etre, a menos de ir seguida de la carta (2).
Las dos cartas han sido enviadas a Inglaterra, a casa de Stainton Moses, para que las remita a Light —la primera lo fue por el correo que salió de aquí el 21 de julio; la segunda ayer, por el último correo. Ahora bien, si usted decide que es mejor retenerlas y anularlas, me quedará el tiempo justo para telegrafiar a casa de Stainton Moses con ese fin, y lo haré directamente si recibo un telegrama de usted o de la Vieja Dama en ese sentido.
Si no se hace nada aparecerán en Light tal como están escritas —es decir, tal como los manuscritos que se enviaron con las presentes pruebas, con la excepción hecha de unos cuantos errores sin importancia que veo que mi esposa ha cometido al copiarlas.
Todo esto es una confusión embarazosa. Parece que me he precipitado al enviarlas a mi país, pero creí que había seguido fielmente las indicaciones de su larga carta sobre el Devachán.
Esperando sus órdenes,
Siempre suyo, devotamente,
A.P.S.


En el margen dije "raramente", pero no pronuncié la palabra "nunca". Los accidentes ocurren bajo las circunstancias más variadas; y los hombres no sólo se matan en accidentes o mueren por suicidio, sino que también son asesinados —algo que todavía no hemos abordado. Puedo comprender perfectamente su perplejidad, pero difícilmente puedo ayudarle. Tenga siempre presente que existen excepciones para cada regla y que, para estas excepciones, hay además otra línea de excepciones, y esté siempre preparado para aprender algo nuevo. Puedo comprender fácilmente que se nos acuse de contradictorios e incongruentes, más aún, que nos acusen de escribir una cosa hoy y negarla mañana.
Lo que se le enseñó a usted es la REGLA. Los "accidentados" buenos y puros duermen en el Akasa, ignorantes del cambio sufrido; los muy malos e impuros sufren todas las torturas de una horrible pesadilla. La mayoría de los ni muy buenos ni muy malos, las víctimas de accidentes o violencia (incluyendo el asesinato), —algunos duermen, otros se convierten en pisachas de la Naturaleza, mientras una pequeña minoría puede caer víctima de los médiums y obtener una nueva serie de skandhas del médium que los atrae. Por pequeño que pueda ser el número de los que componen esta minoría, su destino es el más lamentable. Lo que dije en mis notas escritas en sus manuscritos fue en respuesta a los cálculos estadísticos del señor Hume que le habían llevado a deducir que, en ese caso, "había más Espíritus que cascarones en las sesiones espiritistas".
Usted tiene mucho que aprender, y nosotros tenemos mucho que enseñar, y no nos negamos a ir hasta el límite extremo. Pero, realmente, hemos de pedirle que no se lance a conclusiones precipitadas. Yo no le censuro, mi querido y fiel amigo; antes me censuraría a mí mismo si en este caso hubiera alguien a quien censurar, prescindiendo de nuestros respectivos modos de pensar y de nuestras costumbres tan diametralmente opuestas. Acostumbrados como estamos a enseñar a discípulos que saben lo suficiente para situarse más allá de las necesidades de los "sí,... pero", durante las lecciones, me es muy fácil olvidar que estoy haciendo con usted el trabajo que, por lo general, confiamos a estos chelas. De aquí que, de ahora en adelante, me tomaré más tiempo para contestar a sus preguntas. Sus cartas a Londres no pueden causar ningún daño, al contrario, estoy seguro de que harán bien. Están admirablemente escritas y las excepciones pueden mencionarse y todo el tema puede abordarse en una de las cartas futuras.
No tengo ninguna objeción a que saque usted extractos para el Coronel Chesney — excepto una— no es teósofo. Sólo que tenga cuidado y no olvide sus detalles y excepciones cuando usted explique sus reglas. Sin embargo, recuerde que, incluso en el caso de los suicidas, existen muchos que no se dejarán atraer nunca hasta el vórtice de la mediumnidad, y le ruego que no me acuse de "incongruente" o de contradictorio cuando lleguemos a ese punto. Si pudiera saber cómo escribo mis cartas y el tiempo que puedo dedicarles, tal vez sería menos crítico y exigente. Bien ¿qué le parece a usted la idea y el arte de Djual Khool? Durante los últimos diez días no he dedicado ni una sola  ojeada a Simla.
Afectuosamente suyo,
K.H.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario