domingo, 24 de abril de 2016

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS. CARTA N°. 105

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS.
CARTA N°. 105
Carta del Mahatma K.H. a A. P. Sinnett.

CARTAS DIVERSAS

CARTA Nº 105
Mi querido amigo—
Antes de darle a usted una respuesta precisa sobre su carta de negocios deseo consultar a nuestro venerable Chohan. Tal como usted dice, tenemos ante nosotros doce meses. Ahora tengo una pequeña cuestión entre manos que es muy importante, pues depende de una serie de otras mentiras deliberadas cuyo verdadero carácter se acerca el momento de comprobar. Se nos llama "mentirosos" (sic) con todas sus letras, y se nos acusa de "vil ingratitud". El lenguaje es fuerte, y por más deseosos que estuviéramos de adoptar muchas cosas buenas de los ingleses, me temo que no es la cortesía lo que nos sentiríamos inclinados a aprender de la clase de caballeros que representa el señor Hume. Mirándolo desapasionadamente, puede que usted considere realmente de muy poca importancia el asunto del que ahora me ocupo; unido a otros hechos —tiende a convertirse en una causa que producirá efectos desagradables y que arruinará toda la empresa, a menos que, basándose en testimonios buenos e impecables, se demuestre que es una tergiversación de los hechos, por no decir otra cosa peor. Por lo tanto, le ruego que no se detenga a discutir la total falta de importancia de este pequeño recuerdo, pero si confía en nuestra visión del futuro que permanece oculto para usted, le ruego que conteste a mis preguntas como amigo y hermano. Cuando haya hecho eso sabrá por qué se ha escrito esta carta.
H.P.B. acaba de discutirse con Djual Khool, el cual sostenía que el desagradable proceso Davison no lo había hecho constar en las actas, mientras que ella afirmaba lo contrario. Desde luego, él tenía razón y ella estaba equivocada. Sin embargo, si la memoria le falló sobre este particular, en cuanto al hecho en sí, le fue de utilidad. Naturalmente, usted recuerda el hecho.
Reunión de los Eclécticos en el salón de billar. Testigos —usted mismo, la pareja Hume, el matrimonio Cordón, Davison y H.P.B. Tema: S.K. Chatterji, su carta a Hume expresando su desprecio por la Teosofía y sus sospechas por lo que se refiere a la buena fe de H.P.B. Pasándole al señor Hume la carta que yo le había devuelto a ella, dijo que yo había dado órdenes al Consejo General a través suyo, para que se invitara al Babu a dimitir. Luego, el señor Hume exclamó con mucho énfasis: "En tal caso, su Koot Hoomi no es un caballero. La carta es una carta privada y bajo estas circunstancias ningún caballero pensaría jamás en actuar como él quiere". Ahora bien, la carta no era una carta privada, desde el momento en que el señor H. la hizo circular entre los miembros. En aquel momento yo no presté ninguna atención a esa indirecta. Ni tampoco llegué a enterarme de ella por H.P.B., sino por D. Khool, que la había escuchado por sí mismo y que posee una excelente memoria.
Ahora bien, ¿quiere usted hacerme el favor de escribirme dos líneas contándome el incidente, tal como usted lo recuerda?
Las palabras "no es un caballero" ¿iban destinadas a su humilde servidor o bien era una generalización? Se lo pido como caballero, no como amigo. Esto tiene una relación muy importante con el futuro. Cuando lo haya hecho, permitiré que vea usted el último resultado de la infinita "abundancia de recursos" a disposición de nuestro mutuo amigo. Puede que bajo cualquier otra circunstancia las fanfarronadas del señor Hume sobre la elevada opinión que tiene Lord Ripon de la Teosofía del señor Hume, y sus "baladronadas" sobre sus servicios literarios, económicos y demás que nos ha prestado, pudieran pasar desapercibidas, porque todos nosotros conocemos sus debilidades; pero, en el caso actual, estas debilidades tienen que abordarse, de manera que no le quede el menor resquicio por donde escapar, porque la última carta que me envió (la cual usted verá) —no solamente está en desacuerdo total con todas las reglas de urbanidad conocidas, sino que, además, si no se demuestra que ha tergiversado realmente los hechos, en el futuro se jactará de haber desmentido a nuestra Fraternidad, cosa que ningún miembro de la misma podrá permitir jamás. Usted no puede dejar de consignar lo absurdo del contraste entre su aparente confianza en sus extraordinarios poderes y en su superioridad, y la amargura que demuestra ante la más ligera alusión sobre él por mi parte. Debe dársele a entender que si él fuera realmente tan grande como afirma, o incluso si estuviera completamente satisfecho de su grandeza y de la infalibilidad del poder de su memoria, permanecería indiferente a todo lo que los adeptos pudieran pensar y, en todo caso, no se mostraría tan vulgarmente ofensivo como ahora. Su misma sensibilidad es, en sí, la evidencia de las dudas que se ocultan en su mente sobre la validez de las pretensiones que, con tanta jactancia, expone; he aquí el motivo de su irritabilidad excitada por cualquier cosa y por todo aquello que pudiera perturbar sus propias ilusiones.
Confío en que usted no negará una respuesta directa y clara a mi pregunta clara y directa.
Siempre afectuosamente suyo,
K.H.


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