LAS CARTAS DE LOS
MAHATMAS.
CARTA N°. 112
Carta del Mahatma
K.H. a A. P. Sinnett.
CARTAS DIVERSAS
CARTA Nº 112
Cuando recibí la
suya, aconsejándome que no mantuviera correspondencia con él, mi respuesta a la
carta del Coronel Chesney ya estaba escrita y lista para ser enviada a través
de mi joven ayudante. Por lo tanto, se la envío a usted para que la lea y, si
lo cree conveniente — para que la haga llegar a su destino. No me parece
correcto no acusarle recibo de su carta — independientemente de que él sienta o
no sienta simpatía por el movimiento.
Sin embargo, buen
amigo, dejo esto enteramente en sus manos, y le ruego que utilice su propio criterio
en este asunto. Usted debería saber que, decididamente, el joven Fern es un pequeño
farsante y, peor aún —un mentiroso de nacimiento, aunque a menudo
irresponsable.
En su última carta
trata de engañar a M., y hacerle creer que él, Fern, es un nuevo Zanoni en herbé. (En
ciernes. N.T.) Nos está poniendo a
prueba de todas formas y maneras, y a pesar de las constantes escaramuzas tiene
cierta influencia muy fuerte sobre Hume, al cual engaña con "poderes"
imaginarios, cuya misión es la de suplantar a los Hermanos. Indirectamente,
le hizo creer que pertenecía a una Sociedad cuyo "nombre no se puede
mencionar", una Sociedad que no busca a nadie, en la que un miembro no
conoce al otro, ni lo conocerá hasta que la verdadera naturaleza de los
"Hermanos" se haga pública, si bien el sistema con el que trabaja
esta sociedad prevé de antemano cualquier superchería, etc. etc. A M. le
escribe que confiesa que "no debería haber puesto la tentación" en su
camino (el de Hume) pues, al haber sobreestimado su fortaleza, él ha sido,
"inconscientemente, la causa de su caída"(H) Este individuo está en
el fondo de mucho de lo que ha ocurrido. Vigile y tenga cuidado con él. Una
cosa es cierta, sin embargo. Este no es el momento de castigar con severidad
las culpas de los "chelas laicos", demasiado indiscretos pero fíeles
a medias. Ahora que el señor Hume ha alejado al Chohan y a M., sólo quedo yo
para llevar a cabo la difícil tarea. Usted leyó la carta de H. ¿Qué le parece a
usted esta enorme sombra de Yogui, extendiendo solemnemente la mano, con una
altanera mirada desafiadora, negando con un gesto desdeñoso la intención de perjudicar
a la Sociedad?
Déjeme que suspire
con usted por la pobre Sociedad y que, antes de volver a desaparecer en la nebulosa
distancia entre Simla y Phari Jong, le reitere a usted mis siempre amistosos sentimientos.
K.H.
El señor W. Oxley
desea unirse a la Ecléctica. Le diré a H.P.B. que le reexpida a usted la carta de
él. Le ruego que tenga la bondad de escribirle a él diciéndole que no se sienta
molesto por mi negativa. Yo sé que es totalmente sincero y que es incapaz de un
engaño, ni siquiera de una exageración, igual que usted. Pero él confía
demasiado en los que dependen de él. Que sea cauteloso y muy cuidadoso y si
entra en la Sociedad yo puedo ayudarle e incluso puedo sostener correspondencia
con él a través de usted. Es un hombre valioso y, desde luego, más digno de
sincero respeto que cualquier otro místico Espiritista de los que conozco. Y
aunque, astralmente, nunca me he acercado a él, ni he conversado con él, a
menudo lo he examinado mentalmente. No deje de escribirle por el primer barco.
K.H.
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