domingo, 24 de abril de 2016

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS. CARTA N°. 112


LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS.
CARTA N°. 112
Carta del Mahatma K.H. a A. P. Sinnett.

CARTAS DIVERSAS

CARTA Nº 112
Cuando recibí la suya, aconsejándome que no mantuviera correspondencia con él, mi respuesta a la carta del Coronel Chesney ya estaba escrita y lista para ser enviada a través de mi joven ayudante. Por lo tanto, se la envío a usted para que la lea y, si lo cree conveniente — para que la haga llegar a su destino. No me parece correcto no acusarle recibo de su carta — independientemente de que él sienta o no sienta simpatía por el movimiento.
Sin embargo, buen amigo, dejo esto enteramente en sus manos, y le ruego que utilice su propio criterio en este asunto. Usted debería saber que, decididamente, el joven Fern es un pequeño farsante y, peor aún —un mentiroso de nacimiento, aunque a menudo irresponsable.
En su última carta trata de engañar a M., y hacerle creer que él, Fern, es un nuevo Zanoni en herbé. (En ciernes. N.T.)  Nos está poniendo a prueba de todas formas y maneras, y a pesar de las constantes escaramuzas tiene cierta influencia muy fuerte sobre Hume, al cual engaña con "poderes" imaginarios, cuya misión es la de suplantar a los Hermanos. Indirectamente, le hizo creer que pertenecía a una Sociedad cuyo "nombre no se puede mencionar", una Sociedad que no busca a nadie, en la que un miembro no conoce al otro, ni lo conocerá hasta que la verdadera naturaleza de los "Hermanos" se haga pública, si bien el sistema con el que trabaja esta sociedad prevé de antemano cualquier superchería, etc. etc. A M. le escribe que confiesa que "no debería haber puesto la tentación" en su camino (el de Hume) pues, al haber sobreestimado su fortaleza, él ha sido, "inconscientemente, la causa de su caída"(H) Este individuo está en el fondo de mucho de lo que ha ocurrido. Vigile y tenga cuidado con él. Una cosa es cierta, sin embargo. Este no es el momento de castigar con severidad las culpas de los "chelas laicos", demasiado indiscretos pero fíeles a medias. Ahora que el señor Hume ha alejado al Chohan y a M., sólo quedo yo para llevar a cabo la difícil tarea. Usted leyó la carta de H. ¿Qué le parece a usted esta enorme sombra de Yogui, extendiendo solemnemente la mano, con una altanera mirada desafiadora, negando con un gesto desdeñoso la intención de perjudicar a la Sociedad?
Déjeme que suspire con usted por la pobre Sociedad y que, antes de volver a desaparecer en la nebulosa distancia entre Simla y Phari Jong, le reitere a usted mis siempre amistosos sentimientos.
K.H.
El señor W. Oxley desea unirse a la Ecléctica. Le diré a H.P.B. que le reexpida a usted la carta de él. Le ruego que tenga la bondad de escribirle a él diciéndole que no se sienta molesto por mi negativa. Yo sé que es totalmente sincero y que es incapaz de un engaño, ni siquiera de una exageración, igual que usted. Pero él confía demasiado en los que dependen de él. Que sea cauteloso y muy cuidadoso y si entra en la Sociedad yo puedo ayudarle e incluso puedo sostener correspondencia con él a través de usted. Es un hombre valioso y, desde luego, más digno de sincero respeto que cualquier otro místico Espiritista de los que conozco. Y aunque, astralmente, nunca me he acercado a él, ni he conversado con él, a menudo lo he examinado mentalmente. No deje de escribirle por el primer barco.
K.H.


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