LAS CARTAS DE LOS
MAHATMAS.
CARTA N°. 90
Carta del W. Stainton Moses. a A. P. Sinnett.
ESPIRITISMO Y LOS
FENÓMENOS
CARTA Nº 90
University College,
Londres,
W.C. 26 de
noviembre de 1881.
Mi querido Sinnett,
Debería haber
contestado antes a su carta, pero he esperado a hacerlo hasta tener el placer
de sostener una conversación con la señora Sinnett. Es lo que he hecho y mi
satisfacción ha sido grande. Tal como usted me había indicado que era de
esperar, ella está totalmente convencida de la realidad de lo que ha visto y
oído. Como yo, ella no sabe cómo interpretar el último cambio, me refiero a mis
experiencias espiritistas. Realmente, no sé qué decir al respecto. No hay
manera de armonizar los hechos con lo que se ha pretendido; y en cuanto a su
creencia de que 'Los Hermanos, ¿no pueden ignorar ... no pueden equivocarse?'
yo sólo puedo contestar que, indudablemente, ambas cosas por lo que a mí
respecta. (Esta frase fue
subrayada por S. Moses.)
Sin embargo, ésta
sería tan sólo mi opinión, si no fuera que poseo una serie de documentación y
otras evidencias que están en absoluta correlación desde el primer momento que
Imperator apareció, hasta ayer. Todo son comunicaciones fechadas, notas e
informes que hablan por sí mismos y que, en esencia, pueden atestiguar aquellos
de mis amigos que se han interesado tanto como yo en esta cuestión.
Cuando la vieja
dama hizo alusión, por primera vez, a alguna conexión entre la
"Logia" y yo, me puse a examinar en seguida la cuestión con Imperator
y le consulté el caso muchas veces.
He aquí un
documento que transcribo: 24 de diciembre de 1876. "Hice algunas preguntas respecto a una carta de H.P.B. en la cual
ella dice, en respuesta a una de mía —'Si usted está profundamente convencido
de que yo no le he comprendido, tanto su intuición como sus cualidades
mediumnísticas le han fallado.... Yo nunca dije que usted había confundido a Imperator
con otro espíritu. A él no se le puede confundir cuando ya se le conoce. El
sabe, y bendito sea su nombre para siempre. Usted quiere una prueba objetiva de
la Logia. ¿No tiene usted a Imperator, y no puede usted preguntarle si yo digo
la verdad?'
La contestación por
escrito a esto fue larga y precisa. Entre otras cosas, hay esto:—Imperator siempre
utiliza la primera persona del plural). ¿Por qué?
"Ya le hemos
dicho a usted que sus amigos americanos no comprenden ni su carácter ni su preparación,
ni tampoco sus experiencias espirituales. . . Lejos de haberle fallado, su intuición
le ha protegido a usted. No podemos decir hasta qué punto (!) ninguno de
aquellos con los que está en comunicación su corresponsal PUEDE darle a ella
una verdadera descripción de usted. Es dudoso, por todo lo que sabemos, aunque
alguno tiene el poder de un Mago. Pues, ni siquiera él comprende. (! !) Yo
probaré a otro médium más honrado — Eglinton, cuando él se haya ido, y veré qué
resulta de ello. Incluso haré eso por la Sociedad.
Su trabajo es
diferente del nuestro y a él no le interesa la vida interior de usted. Si
alguien tiene poder, no ha querido
ejercerlo. No comprendemos si se pretende que nosotros hayamos dado alguna
información. PARECE que la sugerencia se lance sin ninguna afirmación formal.
Al mismo tiempo,
podemos decir claramente que en ningún momento hemos sostenido ninguna relación
con su amiga sobre el tema. Ella no nos conoce en absoluto y nosotros no sabemos
nada de esta Logia o Fraternidad".. . .
(En cuanto al hecho
de que yo hubiera podido tomar otro espíritu por Imperator, se me dice:) "Con seguridad que usted no confundiría
ningún otro espíritu con nosotros. Sería imposible.
Nosotros
somos los que nos hemos revelado ante usted; nadie más; y nuestros nombres y nuestras
apariencias no podrían ser tomadas por otros. Nosotros hemos sido
permanentemente su Guardián y nadie más ocupa nuestro lugar". No: el Sexto
Principio no puede ser desplazado.
Y, como
consecuencia, sin error posible. ¿Puedo decir aquí que Imperator afirmó, cuando
vino a mí por primera vez, y muchas veces después, que él había estado conmigo
toda mi vida, aunque yo no era consciente de su presencia hasta que él lo
reveló, — ¡NO en el Monte Athos, con
toda seguridad!— sino en otro lugar completamente distinto y de otra manera? El
desarrollo coherente de mi mediumnidad ha sido continuo. No hay ninguna LAGUNA.
Ahora la mediumnidad objetiva ha desaparecido y mi sentido espiritual interno
está abierto. Ayer mismo pedí y obtuve de Imper. que era claramente visible y
audible para mí una exacta y precisa reiteración de lo que tan a menudo ha
repetido, y me siento avergonzado de pedirle que repita su afirmación. Sea cual
sea la explicación, tenga usted la seguridad, sin lugar a dudas, de que él no
sólo no es un Hermano, sino que no conoce nada en absoluto de tales seres. (I)
Su advertencia por
lo que se refiere a estar sobre una pista falsa, suponiendo que esta historia fuera
un invento de la Vieja Dama, la he tenido en cuenta; uno debe atenerse a toda
suerte de teorías para explicar una cosa así; pero yo no habría estado
defendiéndola durante años contra todo tipo de calumnias si la creyera capaz de
un simple y vulgar fraude.
Sin embargo, no
escapará a su crítica mentalidad que, una alegación como ésta, cuando se confronta
con una evidencia tan simple y perfecta como la que yo aporto, debe ser
susceptible de alguna clase de prueba, si se ha de tomar en serio.
Desgraciadamente, está el hecho de que no sólo el alegato es incompatible con
todo lo sucedido, sino que los supuestos hechos que se exponen son precisamente
aquellos, y sólo aquellos que yo di a conocer; y las suposiciones que se hacen
están tan absurdamente alejadas de la verdad —como puede demostrarse por la evidencia
que no se apoya sólo en mí— que está muy claro que son simples conjeturas.
Esa es una crítica
destructiva del lado negativo.
Ahora bien, ¿qué prueba
positiva se ha presentado?
Ninguna.
¿Puede aportarse
alguna? Ese
Hermano que detuvo su mirada en mí en el Monte Athos, y que adoptó el estilo y
el nombre de Imperator, ¿qué
es lo que nunca me dijo o me contó? ¿Cuándo y dónde apareció, y qué prueba
puede dar del hecho? De
una relación tan larga como la que él alega seguramente que puede presentarse
alguna evidencia convincente para rebatir las conjeturas que se deducen más
arriba.
Si no es así,
cualquier persona en su sano juicio sabrá a qué atenerse.
Perdóneme por
extenderme tanto sobre este tema. Veo
que en realidad he llegado a un punto en que confluyen dos caminos: y constato
tristemente que Fragmentos de la Verdad Oculta demuestra que Espiritismo y
Ocultismo son incompatibles.
Sentiría de todo corazón que usted hubiera desperdiciado su tiempo y su energía
en algo que no puede demostrarse que esté basado en la Verdad. De ahí mi deseo
de llegar al fondo de la cuestión.
De otro modo, lo
descartaría con mucho desprecio. En cuanto a lo que usted dice de la Vieja Dama,
"considere sólo las oportunidades que he tenido de formarme una
opinión".
Con mis mejores y
cordiales deseos,
Siempre suyo,
W. STAINTON MOSES.
*Así
fue Madame Lebendorff para el niño médium ruso. . . . Así son Jesús y Juan el
Bautista para Edward Maitland —tan verdaderos y tan honrados y sinceros como
S.M.; aunque ninguno de ellos conoció al otro, y Juan el Bautista nunca oyó
hablar de Jesús, que es una abstracción espiritual y no un hombre que viviera
en aquella época. ¿Y
acaso E. Maitland no ve al primero y al segundo Hermes, y a Elias, etc.? Y finalmente, ¡¡no
se siente la señora Kingsford tan segura como S.M. por lo que respecta a +, de
que ella vio y conversó con Dios!!;
¿y eso sólo unas noches después que ella había hablado con el Espíritu de un
perro del que había recibido una comunicación escrita? Lea, lea una vez
más amigo mío lo escrito por Maitland en Soul, etc., vea las páginas
180-194-129-240 y 167-8-9 etc. ¡Y quién más puro o más sincero que esa mujer o
Maitland!
Misterio, exclamará
usted.
IGNORANCIA, contestamos:
la creación de aquello en lo que creemos y que queremos ver.
(1) ¿Un Hermano?
¿Sabe él, o ni siquiera usted mismo, qué se entiende por el nombre de Hermano?
¿Sabe él lo que nosotros entendemos por Dhyan Chohans o Espíritus Planetarios, por
los Lha, encarnados y desencarnados? Por —pero esto es y debe permanecer todavía, durante
algún tiempo, como un simple fastidio para el espíritu de todos ustedes. Mi
carta es privada. Usted puede servirse de sus argumentos, pero no de mi
autoridad ni de mi nombre.
Tenga la seguridad
de que todo le será explicado. Un Hermano viviente puede mostrarse y ser de
facto ignorante de muchas cosas. Pero un Espíritu, un Planetario omnisciente ¿puede ser tan completamente
ignorante de lo que está ocurriendo a su alrededor? Esto sí que es extraordinario.
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