LAS CARTAS DE LOS
MAHATMAS.
CARTA N°. 96
Carta del Mahatma Morya
a A. P. Sinnett.
ESPIRITISMO Y LOS
FENÓMENOS
CARTA N° 96
¿Recibida en 1883,
o en 1884?
Mis humildes
pranams, Sahib. Su memoria no es buena. ¿Ha olvidado usted el acuerdo concertado
en Prayag y la contraseña que debe preceder a toda comunicación genuina que llegue
de nosotros por intermedio de un Bhoot-dak o médium? ¡Cuán verosímil la sesión
del 15 de diciembre —¡tarjeta nobiliaria, mi carta y todo lo demás! ¡Muy
verosímil! — como diría un pundit (Título que se da a
los sabios en la India. N.T.) Peling. Sí, primero un cariñoso saludo de la vieja
mujer a Lome, escrito erróneamente Louis en la tarjeta, después a C.C. Massey,
cuyo nombre ella no pronuncia nunca ahora, y ese saludo que llegó después de la
cena —cuando C.C.M. ya se había ido. Después, mi mensaje falseando mi letra, aún cuando yo
no estoy nada satisfecho de la mía propia. Además se me hace fechar mi supuesto
mensaje desde Ladhak, el 16 de diciembre, cuando puedo jurar que estaba en
Ch-in-ki (Lhasa), fumando en la pipa que usted me regaló. Lo mejor de todo
fue que yo le pidiera a usted que se "preparara para nuestra llegada
¡¡¡tan pronto como hubiéramos conquistado al señor Eglinton!!!" Al haber
fracasado Lord Dunraven, ¿por qué no intentarlo de nuevo un sábado? Una tarde
solemne, la de aquel sábado, en Piccadilly, en el piso de arriba del viejo
Sotheran, el mugriento librero. Identifiqué el local y, con su permiso, me
sentí muy divertido y a la espectativa.
¿Por qué sentirse
tan disgustado?
Los
fantasmas trabajaron muy bien, sin sentirse cohibidos por mi presencia, de la cual
ni W.E. ni su guardaespaldas no se enteraron. Mi atención se sintió atraída al
ver que falsificaban la escritura de H.P.B. Entonces, dejé mi pipa y me mantuve
alerta. Demasiada luz para las criaturas que llegaban de Piccadilly Street,
aunque las emanaciones de Sotheran ayudaban mucho. Yo quisiera llamar la atención
de su amigo, el Sr. Myers, sobre la realidad psíquica de las emanaciones corrompidas.
Provocan una buena cosecha de Bhoots [médiums].
Sí; la habitación
con ventanas abriéndose sobre Piccadilly es un buen lugar para el desarrollo psíquico.
¡Pobre infeliz el que estaba en estado de trance!
"Con objeto de
evitar cualquier futuro mal entendido, deseamos manifestar que, cualesquiera que
sean los fenómenos que se puedan presentar ante ustedes esta tarde, nosotros no
somos en absoluto responsables de ellos, y no tenemos nada que ver en su
creación". Esto es pura abnegación —la palabra modestia no basta para
designarlo. El medía con sus pasos la habitación, y yo le seguía a distancia.
Se dirigió hacia el escritorio del señor Ward y tomó una hoja de papel con su
monograma, —y yo me agencié otra— para demostrarle a usted que vigilaba. Por lo
que respecta a todos ustedes, ninguno le observaba de cerca mientras era guiado
para que colocara el papel y el sobre entre las hojas de un libro, ni cuando lo
dejó sobre la mesa, pues hubieran observado algo muy interesante para la
ciencia. El péndulo plateado del reloj tocó las diez y cuarto y la forma de
K.H., descendiendo por una colina a caballo —(él se encuentra ahora en los
lejanos bosques de Camboya)— se presume que cruza el horizonte de la visión del
"Tío Sam" y perturba la actividad de los Pisachas. La perturbación
astral obstaculiza la lenta marcha de éstos. Sus campanillas son muy bonitas — mucho.
Y ahora, Sahib, no
debe usted ser demasiado severo con el infeliz joven. Esa noche él era totalmente
irresponsable. Desde luego, su
pertenencia a su Rama Londres de la Sociedad Teosófica es pura insensatez,
porque un médium sospechoso y que cobra, no es digno de alternar con los
caballeros ingleses. Sin embargo, a su manera, es honrado, y a pesar de que K.H.
bromeara sobre él en su tarjeta dirigida a los Gordons —que todos ustedes se
tomaron en serio en aquel momento— él es realmente honesto, a su manera, y
digno de compasión. Se trata de un pobre epiléptico, sujeto a ataques, especialmente
los días que se espera que cene con usted. Pienso pedirle a
K.H. que solicite un favor al señor Ward; que libere al pobre infeliz de los
dos elementarios que se han pegado a él como dos lapas. Es fácil para el
buen "Tío Sam" conseguir para él un empleo en alguna parte, y
librarle así de una vida de ignominia que le está matando; realizaría así un
acto meritorio de caridad teosófica. El señor Ward se equivoca. W.E. no es
culpable de ninguna manipulación deliberada y consciente aquella noche. El sentía un
apasionado deseo de unirse a la R.L. y como que el deseo es el padre de la acción,
sus garrapatas astrales fabricaron aquella carta mía por sus propios medios. Si
la hubiera hecho él mismo se habría dado cuenta de que no era mi caligrafía, puesto
que está familiarizado con ella a través de los Cordón. ¡Ay, de los
espiritistas! Su Karma está cargado con la ruina de hombres y mujeres que ellos
incitan a la mediumnidad, y que luego se quitan de encima para que mueran de
hambre, como perros sin dientes. De
todos modos, pídale la tarjeta de Upasika con la pretendida escritura de ella.
Es bueno conservarla y mostrarla ocasionalmente a los Masseys de la R.L. que se
creen las puras mentiras y sospechan de fraude allí donde no lo hay. Tiene
usted libertad para considerarme un "cara tiznada" o un salvaje,
Sahib. Pero, aunque soy el primero en aconsejar la reelección de la señora K.
—sin embargo, más pronto confiaría en la clarividencia de W.E. que en la de la señora
K., o mejor dicho, en la manera de interpretar ella sus visiones. Pero esto
terminará pronto. Subba Row le está vindicando a usted. — Escribiendo una
respuesta al converso australiano.
M.
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