jueves, 21 de abril de 2016

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS. CARTA N°. 96

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS.
CARTA N°. 96
Carta del Mahatma Morya a A. P. Sinnett.

ESPIRITISMO Y LOS FENÓMENOS

CARTA N° 96
¿Recibida en 1883, o en 1884?
Mis humildes pranams, Sahib. Su memoria no es buena. ¿Ha olvidado usted el acuerdo concertado en Prayag y la contraseña que debe preceder a toda comunicación genuina que llegue de nosotros por intermedio de un Bhoot-dak o médium? ¡Cuán verosímil la sesión del 15 de diciembre —¡tarjeta nobiliaria, mi carta y todo lo demás! ¡Muy verosímil! — como diría un pundit (Título que se da a los sabios en la India. N.T.) Peling. Sí, primero un cariñoso saludo de la vieja mujer a Lome, escrito erróneamente Louis en la tarjeta, después a C.C. Massey, cuyo nombre ella no pronuncia nunca ahora, y ese saludo que llegó después de la cena —cuando C.C.M. ya se había ido. Después, mi mensaje falseando mi letra, aún cuando yo no estoy nada satisfecho de la mía propia. Además se me hace fechar mi supuesto mensaje desde Ladhak, el 16 de diciembre, cuando puedo jurar que estaba en Ch-in-ki (Lhasa), fumando en la pipa que usted me regaló. Lo mejor de todo fue que yo le pidiera a usted que se "preparara para nuestra llegada ¡¡¡tan pronto como hubiéramos conquistado al señor Eglinton!!!" Al haber fracasado Lord Dunraven, ¿por qué no intentarlo de nuevo un sábado? Una tarde solemne, la de aquel sábado, en Piccadilly, en el piso de arriba del viejo Sotheran, el mugriento librero. Identifiqué el local y, con su permiso, me sentí muy divertido y a la espectativa.
¿Por qué sentirse tan disgustado?
Los fantasmas trabajaron muy bien, sin sentirse cohibidos por mi presencia, de la cual ni W.E. ni su guardaespaldas no se enteraron. Mi atención se sintió atraída al ver que falsificaban la escritura de H.P.B. Entonces, dejé mi pipa y me mantuve alerta. Demasiada luz para las criaturas que llegaban de Piccadilly Street, aunque las emanaciones de Sotheran ayudaban mucho. Yo quisiera llamar la atención de su amigo, el Sr. Myers, sobre la realidad psíquica de las emanaciones corrompidas. Provocan una buena cosecha de Bhoots [médiums].
Sí; la habitación con ventanas abriéndose sobre Piccadilly es un buen lugar para el desarrollo psíquico. ¡Pobre infeliz el que estaba en estado de trance!
"Con objeto de evitar cualquier futuro mal entendido, deseamos manifestar que, cualesquiera que sean los fenómenos que se puedan presentar ante ustedes esta tarde, nosotros no somos en absoluto responsables de ellos, y no tenemos nada que ver en su creación". Esto es pura abnegación —la palabra modestia no basta para designarlo. El medía con sus pasos la habitación, y yo le seguía a distancia. Se dirigió hacia el escritorio del señor Ward y tomó una hoja de papel con su monograma, —y yo me agencié otra— para demostrarle a usted que vigilaba. Por lo que respecta a todos ustedes, ninguno le observaba de cerca mientras era guiado para que colocara el papel y el sobre entre las hojas de un libro, ni cuando lo dejó sobre la mesa, pues hubieran observado algo muy interesante para la ciencia. El péndulo plateado del reloj tocó las diez y cuarto y la forma de K.H., descendiendo por una colina a caballo —(él se encuentra ahora en los lejanos bosques de Camboya)— se presume que cruza el horizonte de la visión del "Tío Sam" y perturba la actividad de los Pisachas. La perturbación astral obstaculiza la lenta marcha de éstos. Sus campanillas son muy bonitas — mucho.
Y ahora, Sahib, no debe usted ser demasiado severo con el infeliz joven. Esa noche él era totalmente irresponsable. Desde luego, su pertenencia a su Rama Londres de la Sociedad Teosófica es pura insensatez, porque un médium sospechoso y que cobra, no es digno de alternar con los caballeros ingleses. Sin embargo, a su manera, es honrado, y a pesar de que K.H. bromeara sobre él en su tarjeta dirigida a los Gordons —que todos ustedes se tomaron en serio en aquel momento— él es realmente honesto, a su manera, y digno de compasión. Se trata de un pobre epiléptico, sujeto a ataques, especialmente los días que se espera que cene con usted. Pienso pedirle a K.H. que solicite un favor al señor Ward; que libere al pobre infeliz de los dos elementarios que se han pegado a él como dos lapas. Es fácil para el buen "Tío Sam" conseguir para él un empleo en alguna parte, y librarle así de una vida de ignominia que le está matando; realizaría así un acto meritorio de caridad teosófica. El señor Ward se equivoca. W.E. no es culpable de ninguna manipulación deliberada y consciente aquella noche. El sentía un apasionado deseo de unirse a la R.L. y como que el deseo es el padre de la acción, sus garrapatas astrales fabricaron aquella carta mía por sus propios medios. Si la hubiera hecho él mismo se habría dado cuenta de que no era mi caligrafía, puesto que está familiarizado con ella a través de los Cordón. ¡Ay, de los espiritistas! Su Karma está cargado con la ruina de hombres y mujeres que ellos incitan a la mediumnidad, y que luego se quitan de encima para que mueran de hambre, como perros sin dientes. De todos modos, pídale la tarjeta de Upasika con la pretendida escritura de ella. Es bueno conservarla y mostrarla ocasionalmente a los Masseys de la R.L. que se creen las puras mentiras y sospechan de fraude allí donde no lo hay. Tiene usted libertad para considerarme un "cara tiznada" o un salvaje, Sahib. Pero, aunque soy el primero en aconsejar la reelección de la señora K. —sin embargo, más pronto confiaría en la clarividencia de W.E. que en la de la señora K., o mejor dicho, en la manera de interpretar ella sus visiones. Pero esto terminará pronto. Subba Row le está vindicando a usted. — Escribiendo una respuesta al converso australiano.

M.

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