LA CLAVE DE LA TEOSOFÍA
EXPOSICIÓN CLARA EN FORMA DE PREGUNTAS Y
RESPUESTAS DE LA ÉTICA, CIENCIA Y FILOSOFÍA
PARA CUYO ESTUDIO HA SIDO FUNDADA LA
SOCIEDAD TEOSÓFICA
Dedicada por H. P. B.
a todos sus discípulos
para que aprendan y puedan enseñar a su
vez.
(Parte 3)
(En la medida de lo
posible trataré de poner este extraordinario libro en el blog en formato de
tabla, con el objetivo, como dice mas arriba la propia autora H.P.B. para que
aprendamos mas teosofía y la vez poder explicarle al mundo este Cuerpo de
Doctrina)
LA RELIGIÓN DE LA SABIDURÍA ESOTÉRICA EN TODAS
LAS EDADES
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Puesto que Ammonio nunca confió a la
escritura sus ideas, ¿cómo podernos cerciorarnos de la verdad respecto a sus
doctrinas?
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Ni Buddha, ni
Pitágoras, ni Confucio, ni Orfeo, ni Sócrates, ni el mismo Jesús, dejaron
escrito alguno tras de sí. Sin embargo, la mayor parte de ellos son
personajes históricos, y todas sus doctrinas han sobrevivido. Los discípulos
de Ammonio (entre los que se cuentan Orígenes y Herennius) escribieron
tratados y explicaron su ética. Indudablemente, esta última es tan histórica
como los escritos Apostólicos, si no más. Además, sus discípulos Orígenes,
Plotino y Longino (consejero de la famosa reina Zenobia) legaron todos
abundantes datos acerca del Sistema Filaleteo, al menos en la medida que
podía ser conocida públicamente su profesión de fe, pues la escuela dividía
sus enseñanzas en exotéricas y esotéricas.
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Siendo esotérica lo que se llama propiamente
la Religión de la Sabiduría, según afirmáis, ¿cómo pudieron ser transmitidos
sus dogmas o principios hasta nuestros días?
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La Religión de la
Sabiduría fue siempre una y la misma, y siendo la última palabra del
conocimiento humano posible, fue cuidadosamente conservada. Existían edades antes
de los Teósofos Alejandrinos, alcanzó a los modernos y sobrevivirá a todas
las demás religiones y filosofías.
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¿Por quienes y en dónde fue conservada?
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Entre los Iniciados de
cada nación; entre los profundos investigadores de la verdad, sus discípulos;
y en aquellas partes del mundo en donde estas materias fueron siempre más
apreciadas e investigadas; en la India, el Asia Central y Persia.
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¿Puede usted darme alguna prueba de
su esoterismo?
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La mejor prueba que
podéis tener consiste en el hecho de que cada culto religioso, o mejor dicho,
filosófico antiguo, comprendía una enseñanza esotérica o secreta, y un culto
exotérico (público). Es además un hecho bien sabido que los misterios de los
antiguos consistían en “Mayores” (secretos) y “Menores” (públicos); como en
las solemnidades famosas llamadas en Grecia
Eleusinas. Desde los Hierofantes de Samotracia, Egipto, los
Brahmanes iniciados de la India Antigua, hasta los Rabinos hebreos,
todos, por temor a la profanación, ocultaron sus verdaderas creencias.
Llamaban los Rabinos hebreos a sus series religiosas seculares, la
Mercavah (o cuerpo exterior), “el vehículo” o la cubierta que oculta
al alma, es decir, a su Ciencia Secreta más elevada. Jamás en la
antigüedad divulge nación alguna, por conducto de sus sacerdotes, sus
verdaderos secretos filosóficos a las masas, dando sólo a éstas la parte
exterior de los mismos. El Buddhismo del Norte tiene sus “vehículos”
“mayores” y “menores”, conocidos bajo el nombre de Mahayana el
esotérico, y de Hinayana el exotérico, que son dos Escuelas. No se los
debe censurar por el secreto guardado, pues seguramente a nadie se lo ocurri-ría
dar en pasto, a un rebaño de ovejas, disertaciones científicas eruditas sobre
botánica, en vez de hierba. Pitágoras denominaba a su Gnosis “el conocimiento de las cosas que son”,
y reserva esos conocimientos sólo para sus discípulos, que habían jurado guardar
el secreto; para aquellos que podían asimilarse ese alimento mental y hallar
en él satisfacción; a los que juramentaba para guardar el secreto y el
silencio. Los alfabetos ocultos y
las cifras secretas son el desarrollo de los antiguos escritos
hieráticos Egipcios, cuyo secreto estaba antiguamente en poder de los
Hierogramatistas, Sacerdotes Egipcios iniciados. Según nos dicen sus
biógrafos, Ammonio Saccas juramentaba a sus discípulos para que no
divulgasen sus doctrinas superiores, excepto a aquellos que ya habían
sido instruidos en los conocimientos preliminares, y que también estaban
ligados por juramento.
Finalmente ¿no hallamos la misma
costumbre en el Cristianismo primitivo, entre los Gnósticos, y
hasta en las enseñanzas de Cristo? ¿Acaso no habla él a las masas en
parábolas de doble sentido, explicando únicamente a los discípulos sus
motivos? “A vosotros –dice– es dado
el conocer los misterios del reino de los cielos; pero a aquellos de fuera
todas esas cosas se explican en parábolas” (Marcos, IV, 11). Los Esenios de Judea y del Carmelo hacían
igual distinción, dividiendo a sus miembros en neófitos, hermanos y perfectos
o iniciados. (Véase: Neoplatonismo y
Alquimia; por A. Wilder). Ejemplos acerca de este particular pueden
sacarse de todos los países.
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¿Puede alcanzarse la “Sabiduría Secreta”
únicamente por el estudio? Las Enciclopedias definen la Teosofía en sentido
parecido al que lo hace el Diccionario de Webster, es decir, como una
supuesta comunicación con Dios y los espíritus superiores, y la adquisición
consiguiente del conocimiento sobrehumano por medios físicos y procedimientos
químicos. ¿Es esto exacto?
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No lo creo, ni existe
lexicógrafo alguno capaz de aplicarse a sí mismo, o explicara los demás, cómo
puede alcanzarse el conocimiento sobrehumano por medio de procedimientos
físicos o químicos. Si Webster hubiese dicho por medios metafísicos
y alquímicos, hubiese sido la definición casi correcta, aproximada
a la verdad; lo que ha escrito es absurdo. Los antiguos Teósofos, así como
los modernos, sostenían que lo infinito no puede ser conocido por lo finito,
es decir, percibido por el yo finito; pero que la esencia divina puede ser
comunicada al Ego Espiritual en estado de éxtasis. Difícilmente puede
alcanzarse esa condición, como sucede con el hipnotismo, por
“procedimientos físicos y químicos.”
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¿Cómo explicáis esto?
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Plotino definió el verdadero
éxtasis como “la liberación de la
inteligencia de sus conocimientos finitos, y su unión e identificación con lo
infinito.” Ésta es la condición más elevada –dice el Prof. Wilder–, pero
su duración no es permanente, y solo a muy pocos les es dado
alcanzarla. Tal condición es idéntica al estado que se conoce en la India con
el nombre de Samâdhi. Este último es practicado por los yoguis,
que lo facilitan físicamente por la mayor abstinencia en la comida y bebida,
y por un esfuerzo mental continuo para purificar y elevar la mente. La
meditación es silenciosa y no pronunciada, o como lo expresa Platón,
“es el ardiente anhelo del alma
hacia lo divino; no para pedir alguna gracia o favor particular (como sucede
con la oración común), sino por el bien en sí, por el Bien Supremo
Universal” (del que somos en la tierra una parte, y de cuya esencia
todos procedemos).
“Así pues –añade Platón–,
guarda silencio en presencia de los seres divinos, hasta que se disipen las nubes ante tus ojos y te
permitan ver con la luz que de ellos emana, no aquello que se te presenta
como bueno, sino aquello que es intrínsecamente bueno.” (Esto es lo que el
ilustrado autor de Neoplatonismo, el profesor A. Wilder, M.S.T.,
describe como fotografía espiritual: “El alma es la cámara en la que todos los hechos y acontecimientos
futuros, pasados y presentes están fijados; y la mente llega a tener
conciencia de ellos. Más allá de nuestro mundo de límites, todo es un día
sólo o estado –el pasado y el futuro comprendidos en el presente…”– La muerte es el último éxtasis en la
tierra. El alma entonces se ve libre de las trabas del cuerpo, y
su parte más noble se une a la naturaleza superior, participando así de la
sabiduría y presciencia de los seres superiores. La verdadera Teosofía es
para los místicos aquel estado que Apolonio de Tyana describía así: “Puedo ver el presente y el futuro como en
un claro espejo. No necesita el sabio contemplar los vapores de la tierra y
la corrupción del aire para prever los acontecimientos… Los theoi o dioses ven lo futuro; los
hombres comunes, el presente; los sabios, aquello que va a tener lugar.”
La Teosofía de los sabios que habla, queda bien expresada en la afirmación:”El
Reino de Dios está en nosotros.”
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¿No es, por lo tanto, la Teosofía un
sistema nuevo como creen algunos?
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Sólo la gente
ignorante puede considerarla de esta manera. En su ética y enseñanza, si no
de nombre, es tan antigua como el mundo, así como es, entre todos, el sistema
más amplio y católico (universal).
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¿Cómo se explica entonces que haya
sido tan desconocida la Teosofía en las naciones del Hemisferio Occidental?
¿Por qué fue un libro cerrado para las razas, sin duda alguna más cultas y
adelantadas?
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Creemos que
antiguamente han existido naciones tan cultas, y con seguridad
espiritualmente más “adelantadas”, que lo estamos nosotros. Pero hay varias
razones que motivan esa ignorancia voluntaria. Una de ellas la dio San
Pablo a los cultos Atenienses: la
falta, durante largos siglos, de verdadero conocimiento espiritual, y hasta
de interés por él, debida a una inclinación exagerada a las cosas sensuales y
a una larga sujeción a la letra muerta del dogma y del ritualismo.
Pero la razón
principal consiste en el hecho de haberse conservado siempre secreta la
verdadera Teosofía.
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Habéis presentado pruebas de la existencia
del secreto; pero ¿cuál era la causa real del mismo?
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Las causas eran las
siguientes: Primeramente, la perversidad de la
naturaleza del hombre vulgar y su egoísmo, tendiendo siempre a
la satisfacción de sus deseos personales en detrimento del prójimo. A
semejantes seres jamás se les hubiese podido confiar secretos divinos. En segundo término, su incapacidad para
conservar los conocimientos sagrados y divinos limpios de toda degradación.
Esta última fue la causa de la perversión de las verdades y símbolos más
sublimes, y de la transformación gradual de las cosas espirituales en
formas antropomórficas y comunes; en otras palabras, el rebajamiento de la
idea divina y la idolatría.
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