LAS CARTAS DE LOS
MAHATMAS.
CARTA N°. 48
Carta del Mahatma
K.H. a A. P. Sinnett.
CARTA Nº 48
Recibida en
Allahabad, el 3 de marzo de 1882.
Buen
amigo, yo "sé" —por supuesto. Y sabiendo, y sin que me lo pidiera, si
estuviera autorizado a influenciarle en una u otra dirección —le diría con
mucho gusto: "ese conocimiento lo compartirás conmigo algún día". Cuándo o cómo
—"no está en mí decirlo, ni por mí mismo saberlo", pues usted, y sólo
usted tiene que tejer su destino. Quizás pronto, o acaso —nunca; pero ¿por qué
sentirse "desesperado" o incluso receloso? Créame; todavía podemos
marchar juntos por la escabrosa senda. Aún podemos encontrarnos y si, de alguna
manera, eso sucede, ha de ser paralelamente y sobre —aquellas "rocas
inquebrantables con las que nuestras reglas ocultas nos rodean"— nunca fuera de
ellas, por muy amargamente que nos lamentemos. No, nunca podremos proseguir nuestra jornada más allá, —si no es de la
mano— a lo largo de ese elevado sendero rodeados por la multitud que circula y
en la que espiritistas y místicos, profetas y videntes, se codean entre sí, hoy
en día. Sí, en verdad: la abigarrada multitud de candidatos puede gritar
durante una eternidad venidera pidiendo que el Sésamo se abra.
Nunca se abrirá en
tanto que ellos se mantengan al margen de esas reglas. Vuestros videntes modernos
y sus profetisas se deslizan en vano por cada grieta y hendidura sin salida ni
continuidad, que descubren por casualidad; y todavía será más en vano cuando,
una vez dentro, eleven sus voces y griten: "¡Eureka! —hemos recibido una
Revelación del Señor!"—porque en verdad, no han logrado nada parecido. No
han conseguido más que alborotar a los murciélagos, menos ciegos que esos
intrusos, los cuales, sintiéndolos revolotear a su alrededor, los confunden,
frecuentemente, con ángeles —¡porque ellos también tienen alas!
No lo dude, amigo
mío: sólo desde la misma cima de esas "rocas
inquebrantables" nuestras, y no desde su base, es desde donde uno es
siempre capaz de percibir la Verdad integra, al abarcar todo el horizonte
ilimitado. Y
aunque pueda parecerle que son un obstáculo en su camino, esto es simplemente
porque, hasta ahora, usted
ha fallado al no descubrir, o más aún, al no sospechar la razón y el funcionamiento
de esas leyes; de ahí que éstas aparezcan ante sus ojos tan frías, despiadadas
y egoístas; aunque usted mismo ha reconocido intuitivamente en ellas el
resultado de edades de sabiduría.
Sin
embargo, de seguirlas uno con obediencia, podría hacer que éstas se plegaran
gradualmente a sus deseos y le concedieran todo lo que les pide. Pero nadie
podrá nunca quebrantarlas por la violencia sin convertirse en la primera víctima
de su propia culpa; hasta el extremo, además, de arriesgarse a perder aquí y
allá su inmortalidad, tan duramente conquistada.
Recuerde: una expectativa demasiado ansiosa, no
solamente es fastidiosa, sino que también es peligrosa.
Cuanto más cálido y
rápido el latido del corazón, tanto más se desgasta la vida.
Aquel que busca
SABER no debe abandonarse a las pasiones ni a los afectos; porque "agotan el
cuerpo terrestre con su misma fuerza secreta; y aquel que desee alcanzar la
meta —debe ser frío". No debe ni siquiera
desear con demasiada ansia o con demasiada pasión el objeto que desea alcanzar:
de lo contrario, el mismo deseo impedirá la posibilidad de su cumplimiento —y,
en el mejor de los casos, lo retrasará y lo contrarrestará. . . .
Encontrará usted en
el próximo número dos artículos que debe leer y no necesito decirle por qué,
pues lo dejo a su intuición. Como de costumbre es una indiscreción que, sin
embargo, me he permitido, si es que hay alguien —excepto usted— que pueda
comprender las alusiones que contienen. Sin embargo, hay más de una alusión y
por lo tanto se le pide que preste atención al "Elixir de Vida" y a
la "Filosofía del Espíritu", de W. Oxley: El primer escrito contiene
referencias y explicaciones cuya vaguedad puede recordarle a un hombre que, acercándose
a uno furtivamente, le asesta un golpe por la espalda y luego echa a correr desapareciendo;
ya que estas explicaciones y referencias
pertenecen, sin discusión alguna, a la categoría de esa "buena
suerte" que le llega a uno como ladrón en la noche y durante el sueño y se
marcha al no encontrar quien responda a su ofrecimiento —de lo cual usted se
lamenta en su carta al Hermano. Esta vez usted está prevenido, mi buen
amigo, así que deje de lamentarse. El artículo no 2
está escrito por Oxley —el clarividente de Manchester. No habiendo recibido respuesta
a sus requerimientos a K.H., él critica —tan suavemente como puede— las
expresiones de ese "Poder Interno" —nuevo título por el cual yo le
doy las gracias. Ante este amable reproche, nuestra excitable editora no tardó
en estallar. No quería calmarse, hasta que Djual Khul, con quien la famosa
revista estaba tratando —(acuerdo que usted no debería haber permitido que
saliera nunca a la luz) fue autorizado, bajo el inofensivo seudónimo de
"Crítico de la Revista", a contestar (corrigiendo algunos de sus
desatinos) al clarividente, con algunas inocentes notas al pie de página. No
obstante, debo decir que de todos los "profetas" ingleses actuales,
W. Oxley es el único que tiene algún indicio de la verdad, y por lo tanto, el
único que tiene probabilidades de ayudar con eficacia a nuestro movimiento. El
hombre entra y sale constantemente del camino recto, desviándose de él cada vez
que cree haber hallado una nueva senda; pero, al encontrarse en un callejón sin
salida retorna, invariablemente, a la verdadera dirección. Debo admitir que hay
mucha sana filosofía diseminada en lo que escribe; y aunque su historia de
"Busiris", en su presentación antropomórfica, es ridiculamente
insensata y su traducción de nombres sánscritos es, por lo general, errónea; y
aunque parece no tener más que ideas muy confusas sobre lo que él llama la
"base astro-masónica del Bhagavad Gita" y del Mahabharata"
—obras que, evidentemente, atribuye al mismo autor— sin embargo, es total y
absolutamente el único cuya comprensión general del Espíritu y de sus
capacidades y funciones después de la primera separación que nosotros llamamos
muerte es, en general, si no totalmente exacta, al menos muy aproximada a la
Verdad. Léalo cuando aparezca, especialmente el párrafo 3, col. I, páginas 152
y siguientes, donde lo encontrará. Entonces podrá usted comprender por qué, en
vez de contestar de forma directa a su pregunta, abordo un tema hasta ahora
perfectamente indiferente para usted. Siga, por ejemplo, su definición del
término "ángel" (estará en la línea 30) y trate de seguir y comprender
su pensamiento, tan desmañadamente pero sin embargo tan correctamente expresado,
y entonces compárelo con la enseñanza tibetana. ¡Pobre, pobre Humanidad! ¿Cuándo tendrás
toda la Verdad sin adulterar?
Contemple a cada uno de los "privilegiados" diciendo: "¡Sólo yo
tengo razón! No hay ninguna laguna. . . ." No, ninguna; —no en aquella página
especial abierta ante él y la cual es la única que él está leyendo en el
interminable volumen de "Revelación del Espíritu" —titulada Videncia.
Pero, ¿por qué tan
porfiado olvido de la importante realidad de que hay otras innumerables páginas
antes y después de esa página en solitario, que cada uno de los
"Videntes" hasta ahora a duras penas ha aprendido a descifrar?
¿Por qué cada uno
de esos "Videntes" se cree el Alfa y el Omega de la Verdad?
De ese
modo, a S.M. se le enseña que no hay "Seres" tales como los Hermanos
y a rechazar la doctrina de la frecuente aniquilación, y la de los Elementarios
y la de los Espíritus no humanos. A Maitland y a la señora K. se les ha
revelado —por mediación del mismo Dios y de Jesús — (sólo esto bastaría para
derrotar a +) que muchos de los supuestos "Espíritus" que controlan a
los médiums y conversan con los asistentes —los espiritistas, no son en
absoluto espíritus "desencarnados", sino solamente "reflejos",
y restos de perros, gatos y cerdos, ayudados a comunicarse con los mortales por
los espíritus de "árboles", vegetales y minerales.
Aunque
más confusos que los humanos y prudentes discursos del pretendido +, estas
enseñanzas se acercan más al objetivo que nada de lo que se haya proclamado
hasta la fecha a través de los médiums, y le diré por qué. Cuando a la
"clarividente" se le hace revelar que la "inmortalidad no es de
ningún modo un lugar común para todos" . . . que "las almas se contraen
y desaparecen, y expiran", siendo propio de "su naturaleza consumirse
y gastarse" . . . etc., ella está emitiendo hechos reales e incontrovertibles.
Y ¿por qué? Porque tanto
Maitland como ella, así como su círculo, son vegetarianos estrictos, mientras
que S.M. es un carnívoro y un bebedor de vinos y licores. Los espiritistas nunca encontrarán médiums y
clarividentes dignos y fiables (ni siquiera en parte) en tanto que estos y su
"círculo" se saturen de sangre animal y de los millones de infusorios
de los líquidos fermentados. Desde mi regreso, me resulta imposible respirar —¡ni
siquiera en la atmósfera de la Sede Central'. M. (Morya?) tuvo que intervenir y
obligar a todos a renunciar a la carne y fue necesario purificarlos y limpiarlos
completamente con varios productos desinfectantes antes de que yo pudiera
incluso tomar las cartas que me habían sido escritas. Y yo
no soy, como usted pudiera imaginar, ni la mitad de sensible a las repugnantes
emanaciones de lo que lo sería un cascarón desencarnado suficientemente
respetable —dejando aparte una PRESENCIA verdadera, aunque no fuera más que una
"proyección". En un año más o menos, o tal vez antes, puede que me
endurezca otra vez. Por el momento me resulta imposible —aunque lo intente.
Y ahora, después de
un Prefacio como éste, en lugar de contestarle, le haré una pregunta.
Usted conoce a S.
Moses y conoce también a Maitland y a la señora K. personalmente. Y usted ha oído hablar y ha leído acerca de
varios Clarividentes de los siglos pasados y presente, tales como Swedenborg,
Boehme y otros. No hay ninguno entre ellos que no fuese totalmente honrado y
sincero, y tan inteligente como instruido —e incluso sabio. Cada uno de ellos, además
de esas cualidades, tiene o tenía un + propio; un "Guardián" y un
Revelador —bajo cualquier nombre "misterioso" y "místico"
—cuya misión es— o ha sido describir con todo detalle a su pupilo espiritual
—un nuevo sistema de abarcar todos los detalles del mundo del Espíritu.
Dígame, amigo mío: ¿conoce usted a dos
que estén de acuerdo?
¿Y por qué, puesto que
la verdad es una —y dejando totalmente a un lado la cuestión de las discrepancias
en los detalles— vemos que no están de acuerdo ni siquiera en los problemas más
vitales —aquellos que deben "ser o no ser", y para los cuales no
puede haber dos soluciones?
Resumiendo, se deduce
lo siguiente:
Todos
los "Rosacruces", todos los místicos medievales, Swedenborg, P.B.
Randolf, Oxley, etc. etc. dicen que "existen Fraternidades secretas de
Iniciados en Oriente, y en especial en el Tibet y en Tartaria;
que
sólo allí puede hallarse LA PALABRA PERDIDA (que no es ninguna palabra)";
que
hay Espíritus de los Elementos y Espíritus- Llamas que nunca estuvieron
encarnados (en este ciclo) y que la inmortalidad es condicional.
Según los médiums y
los clarividentes (del tipo de S. Moses),
"no
hay Hermanos en el Tibet ni en la India; y la Palabra Perdida',
dicen,
está sólo bajo la custodia de mi 'Guardián', quien conoce la palabra, pero no
sabe que haya Hermanos.
Y la
inmortalidad es para todos e incondicional, no habiendo más Espíritus que los
humanos y los desencarnados, etc. etc." — sistema éste de
negación radical de lo primero, y en completo antagonismo con ello.
Mientras que Oxley
y la señora H. Billing están en comunicación directa con los
"Hermanos", S.M. rechaza la idea misma de que exista uno. Mientras
que "Busiris" es un "ángel" en plural, o sea el Espíritu de
una aglomeración de Espíritus (Dhyan Chohans), el + es el alma de un solo Sabio
desencarnado. Sus enseñanzas son de autoridad y sin embargo, encontramos
siempre en ellas un tono de incertidumbre y de vacilación cuando dice:
"Nosotros no podemos decir, ahora" . . . "Es dudoso" . . .
"No comprendemos si se pretende" . . . "Parece que" . . .
"no estamos seguros", etcétera.
Así es como se
expresa un hombre condicionado y limitado en sus medios de obtener el conocimiento
absoluto; pero,
¿por qué usaría
semejante fraseología cautelosa y vacilante, un alma dentro del "Alma
Universal", un "Espíritu Sabio", si la verdad es conocida para
él?
¿Por qué no, en
respuesta a la valiente y desafiante observación de ella diciendo:
¿Quiere usted una
prueba objetiva de la Logia?
¿No tiene usted a +
? ¿Y no puede preguntarle a él si yo digo la verdad?
—¿Por qué no hay
una respuesta— (si es + quien contesta) —sea de una manera o de otra, y dice:
—"la pobre mujer está alucinada"; o bien, (cómo no puede haber una
tercera alternativa sí S.M. tiene razón): "ella miente intencionadamente
por tal o cual motivo, ¡desconfíe de ella!".
¿Por qué tanta
confusión? — ¡Ah!,
en verdad, porque "él (+) sabe" y "bendito sea su nombre",
—pero él (S.M.) no sabe; porque, igual que sus "espíritus", + según
él cree— le recuerdan reiteradamente: "No parece que usted haya captado
exactamente lo que nosotros dijimos . . .", la controversia excita su mente
y sus sentimientos, y en lugar de un médium transparente, nos da uno que es
turbio . . . necesitamos una mente pasiva y no podemos actuar sin ella" .
. . (véase Light del 4 de febrero). Como nosotros no "pedimos una mente
pasiva", sino al contrario, estamos buscando las más activas que puedan
sacar conclusiones una vez que estén en la pista verdadera, si a usted le place,
daremos por terminado el asunto. Deje que su mente resuelva el problema por sí misma.
Sí, estoy en verdad
satisfecho de su último artículo, aunque no convencerá a ningún espiritista.
Con todo, hay más filosofía y acertada lógica que en una docena de sus más pretenciosas
publicaciones. Los hechos vendrán luego. Así, poco a poco, lo que ahora es incomprensible
se hará evidente por sí mismo; y muchas frases de significado místico brillarán
entonces ante los Ojos de su Espíritu como una transparencia, iluminando las tinieblas
de su mente. Tal es el curso del progreso gradual; uno o dos años atrás usted
podía haber escrito un artículo más brillante, pero nunca más profundo. Mi buen
Hermano, no abandone pues al humilde, al ridiculizado periódico de su Sociedad
y no se preocupe ni por su peculiar y pretenciosa portada ni por los
"montones de basura" que contiene —si hemos de repetir la caritativa
y para usted demasiado conocida observación empleada frecuentemente en Simla.
Pero deje que su atención sea atraída más bien por las pocas perlas de
Sabiduría y de verdades ocultas que, de vez en cuando, se descubren bajo esa
"basura". Nuestros propios modos y maneras son tal vez tan originales
como extraños —y aún más que eso. Subba Row tiene razón; el que conoce algo de
los métodos de los Siddhas estará de acuerdo con los puntos de vista expresados
en la tercera página de su incompleta carta; muchos de nosotros podríamos ser
tachados de locos por vuestros caballeros ingleses. Pero el que quiera convertirse
en hijo de la Sabiduría siempre puede ver debajo de la tosca superficie. Así
ocurre con el pobre querido Periódico. Contemple su mística y pomposa
vestidura, sus numerosas imperfecciones y sus fallos literarios —y con todo,
esa portada es el símbolo más perfecto de su contenido, la parte principal de
la novedad de su tema, densamente velado, totalmente confuso y tan negro como
la noche, en medio del cual asoman puntos grises, líneas, palabras e incluso
—frases. Para el verdadero sabio esas roturas del gris pueden sugerir una
alegoría llena de significado, tal como las líneas oscuras del firmamento
oriental en un temprano amanecer después de una noche de intensa oscuridad, o
la aurora de un ciclo más "espiritualmente intelectual". ¡Y quién
sabe cuántos de aquellos que, sin desanimarse por la poco atractiva apariencia,
por su horrible estilo embrollado y por los otros muchos fallos de la impopular
revista, continuarán abriendo sus páginas, y pueden sentirse recompensados
algún día por su perseverancia! En cualquier momento pueden resplandecer ante
ellos frases iluminadas, derramando una brillante luz sobre algunos de los
antiguos y complicados problemas. Usted mismo, una buena mañana, mientras
reflexione sobre sus torcidas columnas, con el afilado ingenio de un cerebro
bien descansado, y atisbando con curiosidad en lo que usted considera ahora
como especulaciones confusas o intangibles con sólo la consistencia del vapor
—usted mismo, probablemente, podrá percibir en ellas la solución inesperada de
un viejo, confuso y olvidado "sueño" suyo, el cual, una vez recordado,
se imprimirá como una imagen indeleble en su memoria externa desde la interna,
para no desvanecerse nunca más. Todo esto es
posible y puede suceder, porque nuestros métodos son métodos de
"locos" . . .
Entonces, ¿por qué
sentirse "desgraciado" y "decepcionado"? Mi bueno y leal
amigo, recuerde que una esperanza diferida no es una esperanza perdida. Las
"condiciones" pueden cambiar para mejorar, porque también nosotros,
como los fantasmas, necesitamos nuestras condiciones, y difícilmente podemos
trabajar sin ellas; y entonces la vaga depresión del Espíritu que se está
afianzando ahora en usted como una pesada nube sobre una visión paisajística,
puede disolverse con la primera brisa favorable. Bhavani Shanker está con O., y
en muchos aspectos es más fuerte y más capaz que Damodar o incluso que nuestra
mutua amiga.
No. A usted no se
le separará de sus estudios antes de que haya dominado por completo el alfabeto
para que aprenda a leer por sí mismo, y depende sólo de usted retener para
siempre la "tan atractiva visión" que ahora le parece que se
desvanece..... (Falta una página
entera en la carta original.) ....toda
la situación. Que yo no soy un
"Serafín" todavía se demuestra por el hecho de que le estoy escribiendo
esta interminable carta. Cuando se compruebe que usted no ha interpretado mal
lo que quiero decir, puede que le diga más. Morya, para
capacitarle a usted, como él dice, para enfrentarse con sus enemigos, los que
creen en la materialización de las "almas individuales", me pidió que
le familiarizara con la totalidad de los cuerpos sutiles y con su conjunto
colectivo, así como con el conjunto distributivo, es decir, con las envolturas. Yo creo que es
prematuro. Antes
de que el mundo pueda comprender la diferencia entre "Sutratma" (filamento
del alma) y "Taijasa" (lo brillante o lo luminoso) ha de enseñársele
la naturaleza de los elementos más densos. De lo que le culpo a él es de que le haya dejado a
usted empezar desde el extremo menos indicado —el más difícil, si no se ha
dominado por completo el terreno preparatorio. He echado un vistazo a los
manuscritos que usted le ha enviado y más de una vez he descubierto en el
margen en blanco la sombra de su rostro, con la mirada ansiosa e interrogante
de sus ojos, proyectando el pensamiento de la imagen que usted tenía en la
mente y que anhelaba recibir de vuelta, colmada —al estar "ávido",
como usted dice— de más notase información. Bien; si su pereza es superior a
sus buenas intenciones durante mucho tiempo más, tendré que hacerlo yo mismo,
aunque mi tiempo es limitado. En todo caso, escribir para usted no es una tarea
ingrata, ya que hace el mejor uso de lo poco que recoge aquí y allá. En verdad, cuando usted se lamenta de ser
incapaz de comprender lo que Eliphas Levi quiere decir, es sólo porque falla, como
otros muchos lectores, en encontrar la clave de su modo de escribir.
Con una atenta
observación usted se dará cuenta de que nunca fue intención de los ocultistas esconder
realmente a los estudiantes decididos y ansiosos lo que habían estado escribiendo,
sino más bien guardar su información por razones de seguridad en una caja
fuerte bien segura, cuya llave es —la intuición.
El
grado de diligencia y de celo con el cual el estudiante busca el significado
oculto es, en general, la prueba de hasta dónde está cualificado para la
posesión de un tesoro tan escondido. Y, ciertamente, si usted es capaz de extraer lo que se
ha ocultado bajo la tinta roja de M. —no necesita desesperarse por nada. Creo
que ya es tiempo de despedirme de usted, confiando que hallará menos molesto
leer los jeroglíficos en azul que en rojo. O. estará pronto con usted y por su
parte debería sacar el mejor partido de esa oportunidad que puede ser la última
para ambos. Y ahora, ¿necesito recordarle
que esta carta es ESTRICTAMENTE confidencial?
Suyo, ocurra lo que
ocurra,
K.H.
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