LAS CARTAS DE LOS
MAHATMAS.
CARTA N°. 61
Carta del Mahatma
Morya a A. P. Sinnett.
CARTA Nº 61
Con mis respetuosos
saludos se informa al señor Sinnett que su "guardián" está tan
ocupado con asuntos oficiales que no puede dedicar un solo momento a la R.L. o
a sus miembros, ni tampoco escribirle personalmente, ya sea por medio de la pluma o de
precipitación —que
es el método más difícil, por no decir el más costoso de los dos— al menos para
nuestra reputación en Occidente.
Mohini no puede
quedarse indefinidamente en Londres, ni por más tiempo, pues tiene obligaciones
que cumplir en otro lugar —obligaciones hacia su familia, así como también hacia
la Sociedad Teosófica. Además
de ser un chela, y por lo tanto no un hombre libre —en la corriente acepción de
la palabra— tiene numerosas bocas que alimentar en Calcuta y, además, tiene que
ganar lo suficiente para devolver al amigo las 125 libras que le adelantó para
los gastos de su misión actual, independientemente de lo que K.H. pueda o no
hacer por él, algo con lo que le está prohibido contar como a cualquier otro
chela. Al
mismo tiempo sepa usted que él necesita temporalmente un cambio de clima. Pasó mucho frío en
casa de usted, en aquella habitación de arriba donde no hay chimenea, y K.H.
tuvo que rodearlo con una doble protección contra el frío mortal que lo
amenazaba.
Tenga presente que los indios son como plantas exóticas en su inclemente y frío
país (Escrito pays en la
ed. inglesa. Según los ed. podría ser "days" (días), o bien
"pays", en francés, que significa país o tierra.—Eds.) y aquellos que los
necesitan tienen que preocuparse por ellos. (Si cuando molesté a Olcott, el
domingo pasado, para que le diera a usted esta información no hice que se la
comunicara a usted y añadiera esto, fue porque quise evitar que pensara en él,
ya que la mente de usted está predispuesta contra él y se inclina a creer que
habla por cuenta propia).
Además, si necesita
usted la ayuda de Mohini en Londres, los teósofos de París la necesitan todavía
más, puesto que la instrucción oculta de ellos es inferior a la de ustedes. Se
ha planeado que él dividiera su tiempo equitativamente entre todos los
"centros de actividad espiritual" en Europa, y si ahora se le
necesita en París el 11 del presente, también se le permitirá que regrese a
Londres cuando el movimiento en el Continente esté definitivamente puesto en
marcha. De cualquier forma, usted tendrá a Olcott la mayor parte del tiempo.
Pero no tema: si se le permite a Henry que prolongue su estancia en Londres, él
no será causa de "preocupación" para ustedes dos, presentándose con
su extravagante vestimenta asiática de estar por casa —pues no se alojará con
ustedes, sino con las señoras Arundale— como ya se ordenó con anterioridad,
habiendo sido reiterada la orden por mí, cuando su señora hizo observar que era
mejor que él se alojara donde ya estaba, después que Upasika se fuera.
Olcott no es peor
que muchos otros, y aunque algunas personas no lo reconozcan, hay peores alborotadores
que él. No debo cerrar ésta sin hacerle saber que en la disputa con Kingsford
la justicia ya no está totalmente de parte de usted. Aunque no esté dispuesto a
confesarlo — usted demuestra despecho, Sahib, despecho personal. Usted la
derrotó, y ahora quisiera mortificarla y castigarla. Eso no está bien. Usted
debería aprender a no asociar la conciencia de su yo externo más de lo que lo
hace, si no quiere perder a K.H. Porque está muy molesto con lo que sucede. Excuse mis
observaciones, pero las hago por su bien.
Así es que le ruego
me perdone.
M.
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