LAS CARTAS DE LOS
MAHATMAS.
CARTA N°. 64
Carta del Mahatma
K.H. a A. P. Sinnett.
CARTA Nº 64
Recibida en
Londres, en el verano de 1884.
Estrictamente
reservada, excepto para Mohini y F.A.
Buen amigo— Esta no
es una respuesta a su última carta. La que me dirigió a través de Mohini no fue
nunca escrita por usted. En realidad fue escrita por alguien que en ese momento
estaba por completo bajo la influencia de una criatura de Attavada—
"El pecado del
yo, que en el Universo ve reflejado como en un espejo su querido rostro".
—y sólo el de ella;
en cada una de cuyas palabras él confiaba entonces implícitamente; posiblemente
(esto es, hasta cierto punto, una justificación) porque desde nuestro lugar no llegó
ninguna intervención, a medias esperada, ninguna palabra de aviso. De ahí que
no haya ninguna respuesta para ello, pues más bien preferimos pasar la página.
¡Ah,
por cuánto tiempo aún los misterios del estado de chela han de abrumar y
desviar del sendero de la verdad, tanto al sabio y al perspicaz como al tonto y
al crédulo! Cuan pocos de los
muchos peregrinos que tienen que empezar sin carta ni compás de navegación en
ese ilimitado Océano del Ocultismo alcanzan la tierra deseada. Créame,
fiel amigo, que nada que no sea una completa confianza en nosotros, en nuestros
buenos motivos, si no en nuestra sabiduría, en nuestra prudencia, si no en nuestra
omnisciencia —la cual no se va a encontrar en esta tierra— puede ayudarle a uno
a cruzar desde su propia tierra de sueños y ficciones hasta nuestra tierra de
la Verdad, la región de la firme realidad de los hechos. De otro modo, el
océano demostrará que, en verdad, no tiene orillas; sus olas ya no le mecerán a
uno sobre las aguas de la esperanza, sino que cada rizo de sus olas se
convertirá en dudas y sospechas y ellas demostrarán que son más amargas para
aquel que sale a ese funesto y agitado océano de lo Desconocido con la mente
llena de prejuicios.
Sin embargo, no se
sienta demasiado perplejo. La hora de la
prueba casi ha pasado; trate más bien de comprender los "por qué" y
los "para qué" de la situación, de estudiar más seriamente las leyes
que gobiernan nuestro "Mundo Oculto". Le concedo que, muy a menudo,
esas leyes parecen injustas, e incluso a veces crueles. Pero se debe al hecho
de que ellas no estaban destinadas ni a la inmediata reparación de las
injusticias ni a ayudar directamente a aquellos que ofrecen, sin reflexionar,
su fidelidad a los legisladores. Sin embargo, los males aparentemente reales, los males
evanescentes y pasajeros que ellas aportan, son tan necesarios para el
crecimiento, progreso y afianzamiento definitivo de su pequeña Sociedad
Teosófica, como lo son para la humanidad aquellos cataclismos de la naturaleza
que a menudo diezman poblaciones enteras. Porque todo el mundo sabe que un
terremoto puede ser una bendición y un maremoto puede resultar la salvación de
los muchos a expensas de los pocos. Se ha visto que los "más aptos" sobreviven a
la destrucción de cada vieja raza, y se hace que se sumerjan en la nueva y
queden asimilados, pues la naturaleza es más vieja que Darwin. Entonces, dígase
más bien a sí mismo: "sea lo que sea lo que ocurra, no puede ser motivo de
lamentación", pues no se trata tanto de nuevos hechos que deberían ser
revelados al "grupo interno", como de antiguos enigmas y misterios
que deberían haber sido explicados y aclarados a los pocos miembros totalmente
fieles.
Incluso un inocente signo de comillas salido de mi lápiz y que usted desaprobó,
hubiera tenido un mundo de significado para alguien que no hubiera estado tan
obcecado como usted lo estaba cuando escribió su última carta —basada por
completo en las ladinas insinuaciones de su supuesta sibila. Fue absolutamente
necesario que el Karma desarrollara su trabajo secreto en la experiencia
personal de esos pocos miembros fieles (incluido usted); que el profundo significado
del mismo fuera ilustrado prácticamente (como también sus efectos) —sobre esos
obstinados voluntarios y candidatos a chelas que se precipitarán bajo la
misteriosa sombra de sus ruedas.
Contra lo indicado,
algunos dirán —¿qué
hay, pues, de la gran clarividencia de ella, de su calidad de chela, de su
selección entre muchos, por parte de los Maestros?
La clarividencia de
ella es una realidad, que fuera elegida y que sea un chela, otra. Pero
por muy bien preparado que esté, psíquica y fisiológicamente, para responder a
esa selección, a menos que posea un altruismo tanto espiritual como físico, un
chela, seleccionado o no, a la larga debe sucumbir como chela. El personalismo, la
vanidad y el engreimiento albergados en los principios superiores, son
infinitamente más peligrosos que los mismos defectos inherentes sólo a la
naturaleza física inferior del hombre.
Esas son las
rompientes contra las cuales la causa del chela —en su etapa de probación, se
hará pedazos con seguridad, a menos que el aspirante a discípulo lleve consigo
el blanco escudo de la perfecta fe y confianza en aquellos que él escogerá para
que le guíen sin peligro a través de montes y valles hacia la Luz del
Conocimiento.
El
mundo se mueve y vive bajo la sombra del mortífero árbol upas del Mal; pero su
exudación es peligrosa y puede alcanzar sólo a aquellos cuyas naturalezas, superior
y media, son tan susceptibles a la infección como su naturaleza inferior. Sus
semillas venenosas solamente pueden germinar en un suelo apto y bien preparado. Tenga presentes
los casos de Fern, Moorad Alí y Bishen Lal, buen amigo, y recuerde lo que ha
aprendido. El conjunto
de pecados y flaquezas humanas se distribuye a lo largo de la vida del hombre
que se contenta con ser un mortal común. Se acumula y se concentra, por así
decirlo, durante un solo período de la vida de un chela —el período de
probación. Aquello que se acumula generalmente para
encontrar legítima salida sólo en el próximo renacimiento de un hombre corriente,
se acelera y se aviva en la existencia del chela —especialmente en el candidato
presuntuoso y egoísta que se lanza al camino del discipulado sin haber
calculado sus fuerzas.
"La que cavó
tantas y tan profundas trampas para sus amigos y hermanos se precipitó en ellas"
—dijo
M. a H.P.B. en la noche de las revelaciones mutuas. Yo traté de salvarla pero
no pude hacerlo. Ella había entrado, o mejor yo diría —se había metido a la
fuerza en el peligroso sendero, con un doble propósito en mente:
(1) Trastornar toda
la estructura en la que ella no tenía parte alguna y obstruir así el sendero para
todos los demás, si no encontraba el sistema y la Sociedad al nivel de sus
expectativas; y
(2) Permanecer fiel
y trabajar en pro de su condición de chela y de sus dotes naturales que, en verdad
son considerables, sólo si aquellas expectativas encontraran todas sus
respuestas.
Fue la intensidad
de esa resolución lo que atrajo, al principio, mi atención. Conducida gradualmente
y con suavidad hacia la verdadera dirección, la adquisición de una
individualidad así hubiera sido muy valiosa. Pero hay personas que, sin mostrar signos externos de
egoísmo, son intensamente egoístas en sus internas aspiraciones espirituales.
Esos seres seguirán el sendero, una vez escogido por ellos, con sus ojos
cerrados a los intereses de todos menos a los de ellos mismos, y no verán nada
fuera del estrecho camino que han llenado con su propia personalidad. Están tan intensamente absortos en la
contemplación de su propia supuesta "rectitud" que nunca les parecerá
bien nada que esté fuera del foco de su propia visión, distorsionada por la
auto-complacencia de ellos mismos y de su juicio sobre lo que está bien y lo
que está mal. ¡Ay!, una persona así es nuestra nueva mutua amiga L.C.H. (Laura
Carter Holloway) "Lo
recto en ti es de baja ley, lo equivocado es una maldición", dijo nuestro
Señor el Buddha refiriéndose a seres como ella; porque el bien y el mal
"engañan a los que se aman a sí mismos", y a los demás los aman sólo
en proporción a los beneficios que les reportan —aunque esos beneficios sean
puramente espirituales.
Despertada hace unos 18 meses a una espasmódica e histérica curiosidad por la
atenta lectura de su obra El Mundo Oculto, y a una fanática envidia posteriormente,
por El Buddhismo Esotérico, ella decidió "descubrir la verdad", tal
como dijo.
En primer lugar y
ante todo —o ella se convertiría en un chela para escribir libros, eclipsando así
a su "laico" competidor, o bien pondría de manifiesto la completa
impostura en la cual ella no tenía nada que ver. Decidió ir a Europa y buscarle
a usted. Su fantasía sobreexcitada, al colocar una máscara a cada fantasma
errabundo, creó el "Estudiante", y lo utilizó para sus propósitos y
deseos. Ella creía en él sinceramente. En esa ocasión, y viendo de antemano el nuevo
peligro, intervine yo. Se envió a Dharb Nath (Dharbagiri Nath,
discípulo de K.H.-(N.T).) y se
hizo que la impresionara tres veces, en mi nombre. Durante algún tiempo, sus
pensamientos fueron guiados y se hizo que su clarividencia sirviera a un
propósito. Si
sus sinceras aspiraciones hubieran vencido la intensa personalidad de su yo
inferior, yo hubiera proporcionado a la S.T. una excelente ayuda y una
colaboradora. La pobre mujer es buena y moral por naturaleza, pero esa misma
pureza es de una clase tan estrecha, de un carácter tan presbiteriano, si se me
permite utilizar esta palabra, que la incapacita para verla reflejada en
cualquiera otra cosa que no sea su propio Yo.
Sólo ella es buena
y pura. Todos los demás deben ser y serán sospechosos. Se le ofreció un gran
don —su díscolo espíritu no le permitiría aceptar a nadie que no se adaptara a
su propio modelo.
Y
ahora ella recibirá una carta mía que contendrá mi ultimátum y mis condiciones.
Ella no las aceptará, pero se quejará amargamente a algunos de ustedes,
sugiriendo nuevas indirectas e insinuaciones contra alguien a quien ella
manifiesta adorar. Prepárese. A ella se le ofrece una tabla de salvación, pero
hay muy poca esperanza de que la acepte. Sin embargo, lo intentaré una vez más,
pero no tengo derecho a influir en ella en ningún sentido. Si usted quiere
aceptar mi consejo, absténgase de cualquier correspondencia con ella, hasta que
se presente algún acontecimiento nuevo. Trate de salvar a "Man"
vigilándolo con Mohini, y borrando de él las pretendidas inspiraciones y
dictados del "Estudiante". Habiendo tenido, además, "un objetivo
y un propósito" en mente, tuve que dejarla con su propia ilusión de que
este nuevo libro estaba escrito con la intención de "corregir los
errores" de El Buddhismo Esotérico (—de destruirlo— era el verdadero
pensamiento) —y fue sólo en la víspera de su partida cuando se le ordenó a
Upasika que cuidara de que Mohini expurgara de él cuidadosamente todos los pasajes
inconvenientes.
Durante su estancia en Inglaterra, la señora H. no le hubiera permitido a usted
nunca que viera su libro antes de la publicación definitiva. Pero yo quisiera
salvar la labor de cinco meses de Mohini, y no permitiré que quede sin
publicar. A pesar de lo mucho que queda sin explicar, lo poco que usted puede
haber sacado de esta carta servirá a su propósito. Hará que sus pensamientos
tomen otra dirección y habrá levantado el velo do otra esquina en el dominio de
la Isis psicológica.
Si usted quiere
aprender y adquirir Conocimiento Oculto, debe recordar, amigo mío, que esa enseñanza
abre en la corriente del estado de chela muchos cauces imprevistos, a cuya corriente
incluso un chela "laico" debe entregarse por fuerza, o de lo
contrario quedará varado en los bajíos; y sabiendo esto, debe abstenerse
siempre de juzgar por la simple apariencia. El
hielo está roto, una
vez más.
Aprovéchese de
ello, si puede.
K.H.
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