LAS CARTAS DE LOS
MAHATMAS.
CARTA N°. 76
Carta del Mahatma
K.H. a A. P. Sinnett.
CARTA Nº 76 (La
primera parte de esta carta y escrita en negrilla se encontrará a continuación
de la carta n° 132 de Subba Row a
H.P.B., que fue escrita en papel de arroz muy fino, mientras que la continuación
está escrita sobre papel áspero parecido a pergamino, totalmente distinto.—Ed.)
X . . .
entrenamiento del Chela. El pobre Subba Row se encuentra "en un
aprieto" —es por eso que no le contesta. Por un lado, tiene a la indomable
H.P.B. que le dificulta la vida a Morya pidiéndole que le recompense a usted, y
al mismo M. que, si pudiera, quisiera satisfacer las aspiraciones de usted; por
el otro, se encuentra ante la infranqueable muralla china de las reglas y la
Ley. Créame,
buen amigo, aprenda lo que pueda según las circunstancias, —a saber— la
filosofía de los fenómenos y nuestras doctrinas sobre Cosmogonía, el hombre
interno, etc. Subba
Row le ayudará a aprender esto, aunque sus términos —por ser él un Brahmín
iniciado y en posesión de las enseñanzas esotéricas Brahmánicas— serán
diferentes de la terminología del "Arhat Buddhista". Pero, en esencia, ambas
son las mismas —de hecho, son idénticas. Mi corazón se derrite cuando leo la noble y sincera
carta del señor Hume —en especial lo que percibo entre líneas. Sí; para alguien
con sus puntos de vista nuestro sistema debe parecerle egoísta y cruel. ¡Yo
quisiera ser el Maestro! En cinco o seis años más espero convertirme en mi
propio "guía" y entonces las cosas tendrán que cambiar algo. Pero, ni
un César encadenado puede sacudirse las cadenas y transferírselas a Hippo o al
carcelero Thraso. Esperemos. No puedo pensar en el señor Hume sin acordarme
cada vez de una alegoría de mi propio país: el genio del Orgullo vigilando un tesoro;
la inagotable riqueza de todas las virtudes humanas, el don divino de Brahma al
hombre. El Genio se ha quedado dormido ahora sobre su tesoro y, una a una, las
virtudes van asomándose a hurtadillas.. . . ¿Se despertará él antes de que todas ellas se liberen
de las ataduras de toda su vida? Esa es la cuestión—
K.H.
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