LAS CARTAS DE LOS
MAHATMAS.
CARTA N°. 56
Carta del Mahatma
K.H. a A. P. Sinnett.
CARTA Nº 56
Recibida en enero
de 1883, en Allahabad
Ahora me toca a mí,
amable amigo, interceder para que se trate con indulgencia, especialmente con
una indulgencia muy prudente, al señor Hume, y le pido a usted que me preste
atención. No debe usted descuidar un elemento que tiene mucho que ver con su
bajeza moral, uno que ciertamente no excusa su culpa, aunque la mitiga un poco.
El se siente impulsado y medio
enloquecido por poderes malignos que ha atraído hacia él y ha quedado preso en
los mismos debido a la confusión innata de su moral. Cerca de él vive un faquir
que tiene a su alrededor un aura animálica; las maldiciones de la despedida
final del señor Fern — y no quisiera decir que fueron injustas o inmerecidas—
han provocado su efecto; y si bien el adoptado de su propia creación es
totalmente imaginario, sin embargo, ha desarrollado en sí, mediante prácticas
imprudentes de pranayam, cierta mediumnidad y ha quedado marcado para siempre.
Ha
abierto de par en par la puerta a influencias de mala procedencia y a partir de
ahora es casi impermeable a las buenas influencias. De modo que no debe ser juzgado indiscriminadamente
como una persona que ha pecado con entera, cabal y completa deliberación.
Evítelo, pero no lo enloquezca todavía más, porque ahora es más que peligroso para
alguien que, como usted, es incapaz de combatirlo con sus propias armas. Es
suficiente que lo conozca tal como es, de manera que esté prevenido y sea
prudente en el futuro, puesto que en el presente él ha conseguido echar a
perder nuestros planes más prometedores. El se encuentra ahora en un momento
—que durará semanas y, posiblemente, meses— de máxima vanidad egoísta y
combatividad, en el que es capaz de realizar las cosas más desesperadas.
Así pues, mi buen
amigo, piénselo dos veces antes de provocar una crisis cuyos resultados podrían
ser muy serios.
Respecto
a su relación con las cuestiones teosóficas, él es en gran parte chela de
usted; es el prisionero de su flecha y de su arco; pero, puesto que usted ha
actuado así siguiendo mis instrucciones —acepto la culpa, toda la culpa,
entiéndame bien— y no permitiré que una sola partícula del actual desastre llegue
a empañar el Karma de usted. Pero
esto último es una cosa del futuro y, mientras tanto, él puede jugar sucio con
usted y con la Sociedad. A usted le costó no pocos esfuerzos atraerlo y ahora
debe procurar estar en guardia para no expulsarlo prematuramente. Porque usted
ya ha visto, por la correspondencia de él, de cuanta malicia es capaz y con qué
laboriosidad puede actuar para alimentar la sospecha y el descontento, de manera
que se centralice en él el interés y la lealtad. Precisamente, la S.T. ha capeado sin novedad un temporal provocado por
otro engreído perturbador —Dayanand S.— y si el resultado ha sido favorable se
debe a que D.S. tiene poca memoria y se le hizo que olvidara todo lo
relacionado con los documentos que había publicado. Por lo tanto, es prudente
esperar y estar atentos y guardar las pruebas para la defensa para cuando
llegue el momento en que este nuevo iconoclasta "arremeta contra sus
trincheras" —si es que lo hace, lo cual, hasta el momento está por ver,
pero que sería casi inevitable si de repente usted lo denunciara. No le pido
que se muestre amistoso con él, (más aún, le aconsejaría vivamente que ni
siquiera le escriba durante algún tiempo, y si le pide alguna explicación,
pídale a su estimada esposa, a la que él teme y a la que está obligado a
respetar, que le diga, lisa y llanamente, la verdad —de la manera como sólo son
capaces de hacerlo las mujeres— pero, simplemente, para diferir su ruptura de
relaciones hasta que llegue el momento en que una demora más larga resultaría imperdonable.
Ninguno de nosotros debería hacer peligrar una causa cuya promoción es un deber
de capital importancia ante cualquier consideración personal.
No debo cerrar mi
carta con esta imagen tan lúgubre, pero le diré que en Madrás hay perspectivas
más favorables de éxito que en Calcuta. Dentro de unos días, sabrá usted los resultados
del trabajo de Subba Row.
¿Qué le parece la
obra "Mr. Isaacs"?
Como usted verá
(porque debe leerla y reflexionar sobre ella), el libro es el eco occidental
del libro anglo-indio "El Mundo Oculto". El ex-editor del "Indian
Herald" no ha alcanzado la talla del editor del Pioneer, pero algo se está
haciendo en ese sentido. El cruel enemigo de los años 1880-81 se ha convertido
en casi un admirador en 1882. Pienso que es algo más bien difícil que la gente
encuentre a K.H. "Lal Singh" — reflejado en "Ram Lal", el
Adepto "todo gris" de Mr. Marión Crawford. Si el libro se hubiera escrito
hace un año yo podría haber dicho que el autor mismo era gris cuando hizo
hablar a "Ram Lal" del amor y de la felicidad eternos en los reinos
del mundo del Espíritu. Pero, desde cierta visión provocada para él por el
famoso "Ski" —en quien no cree el señor C.C.M.— el hombre dejó de
beber por completo. Un hombre más salvado. ¡Yo le perdono mi apariencia muy
"gris" e incluso Shere-Ali!
Afectuosamente
suyo,
K.H.
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