lunes, 15 de febrero de 2016

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS. CARTA N°. 56

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS.
CARTA N°. 56
Carta del Mahatma K.H. a A. P. Sinnett.

CARTA Nº 56
Recibida en enero de 1883, en Allahabad
Ahora me toca a mí, amable amigo, interceder para que se trate con indulgencia, especialmente con una indulgencia muy prudente, al señor Hume, y le pido a usted que me preste atención. No debe usted descuidar un elemento que tiene mucho que ver con su bajeza moral, uno que ciertamente no excusa su culpa, aunque la mitiga un poco. El se siente impulsado y medio enloquecido por poderes malignos que ha atraído hacia él y ha quedado preso en los mismos debido a la confusión innata de su moral. Cerca de él vive un faquir que tiene a su alrededor un aura animálica; las maldiciones de la despedida final del señor Fern — y no quisiera decir que fueron injustas o inmerecidas— han provocado su efecto; y si bien el adoptado de su propia creación es totalmente imaginario, sin embargo, ha desarrollado en sí, mediante prácticas imprudentes de pranayam, cierta mediumnidad y ha quedado marcado para siempre. Ha abierto de par en par la puerta a influencias de mala procedencia y a partir de ahora es casi impermeable a las buenas influencias. De modo que no debe ser juzgado indiscriminadamente como una persona que ha pecado con entera, cabal y completa deliberación. Evítelo, pero no lo enloquezca todavía más, porque ahora es más que peligroso para alguien que, como usted, es incapaz de combatirlo con sus propias armas. Es suficiente que lo conozca tal como es, de manera que esté prevenido y sea prudente en el futuro, puesto que en el presente él ha conseguido echar a perder nuestros planes más prometedores. El se encuentra ahora en un momento —que durará semanas y, posiblemente, meses— de máxima vanidad egoísta y combatividad, en el que es capaz de realizar las cosas más desesperadas.
Así pues, mi buen amigo, piénselo dos veces antes de provocar una crisis cuyos resultados podrían ser muy serios.
Respecto a su relación con las cuestiones teosóficas, él es en gran parte chela de usted; es el prisionero de su flecha y de su arco; pero, puesto que usted ha actuado así siguiendo mis instrucciones —acepto la culpa, toda la culpa, entiéndame bien— y no permitiré que una sola partícula del actual desastre llegue a empañar el Karma de usted. Pero esto último es una cosa del futuro y, mientras tanto, él puede jugar sucio con usted y con la Sociedad. A usted le costó no pocos esfuerzos atraerlo y ahora debe procurar estar en guardia para no expulsarlo prematuramente. Porque usted ya ha visto, por la correspondencia de él, de cuanta malicia es capaz y con qué laboriosidad puede actuar para alimentar la sospecha y el descontento, de manera que se centralice en él el interés y la lealtad. Precisamente, la S.T. ha capeado sin novedad un temporal provocado por otro engreído perturbador —Dayanand S.— y si el resultado ha sido favorable se debe a que D.S. tiene poca memoria y se le hizo que olvidara todo lo relacionado con los documentos que había publicado. Por lo tanto, es prudente esperar y estar atentos y guardar las pruebas para la defensa para cuando llegue el momento en que este nuevo iconoclasta "arremeta contra sus trincheras" —si es que lo hace, lo cual, hasta el momento está por ver, pero que sería casi inevitable si de repente usted lo denunciara. No le pido que se muestre amistoso con él, (más aún, le aconsejaría vivamente que ni siquiera le escriba durante algún tiempo, y si le pide alguna explicación, pídale a su estimada esposa, a la que él teme y a la que está obligado a respetar, que le diga, lisa y llanamente, la verdad —de la manera como sólo son capaces de hacerlo las mujeres— pero, simplemente, para diferir su ruptura de relaciones hasta que llegue el momento en que una demora más larga resultaría imperdonable. Ninguno de nosotros debería hacer peligrar una causa cuya promoción es un deber de capital importancia ante cualquier consideración personal.
No debo cerrar mi carta con esta imagen tan lúgubre, pero le diré que en Madrás hay perspectivas más favorables de éxito que en Calcuta. Dentro de unos días, sabrá usted los resultados del trabajo de Subba Row.
¿Qué le parece la obra "Mr. Isaacs"?
Como usted verá (porque debe leerla y reflexionar sobre ella), el libro es el eco occidental del libro anglo-indio "El Mundo Oculto". El ex-editor del "Indian Herald" no ha alcanzado la talla del editor del Pioneer, pero algo se está haciendo en ese sentido. El cruel enemigo de los años 1880-81 se ha convertido en casi un admirador en 1882. Pienso que es algo más bien difícil que la gente encuentre a K.H. "Lal Singh" — reflejado en "Ram Lal", el Adepto "todo gris" de Mr. Marión Crawford. Si el libro se hubiera escrito hace un año yo podría haber dicho que el autor mismo era gris cuando hizo hablar a "Ram Lal" del amor y de la felicidad eternos en los reinos del mundo del Espíritu. Pero, desde cierta visión provocada para él por el famoso "Ski" —en quien no cree el señor C.C.M.— el hombre dejó de beber por completo. Un hombre más salvado. ¡Yo le perdono mi apariencia muy "gris" e incluso Shere-Ali!
Afectuosamente suyo,
K.H.



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