sábado, 20 de febrero de 2016

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS. CARTA N°. 83

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS.
CARTA N°. 83
Carta del Mahatma K.H. a A. P. Sinnett.

LA AVENTURA DEL "PHOENIX" Y LA CONDICIÓN DE LA INDIA.

CARTA Nº 83
Recibida en Londres, el 8 de octubre de 1883.
Una ausencia temporal por asuntos imperativos me impidió, durante unos pocos días, estar al corriente de sus asuntos, y no ha sido hasta hoy que he podido disponer de tiempo para dedicarles un pensamiento. Después de haber leído su carta, la situación se me presentó con tal perspectiva que decidí dejarle a usted inmediatamente en libertad, y en ese sentido le envié un telegrama. Hice esto con el objeto de hacer desaparecer de su mente cualquier sensación de coacción moral o de cualquier clase, y dejarle a usted que aceptara o rechazara libremente las propuestas ulteriores que puedan llegarle desde cualquier parte de la India. Si cualquier consideración pudiera haber impulsado un curso distinto, hubiera quedado totalmente anulada por el tono de su carta del 16 de agosto. Según usted cree la defensa de las medidas tomadas sobre el Proyecto de Bengala, tal como se presenta el asunto, arruinaría cualquier perspectiva de éxito comercial del periódico propuesto. "Tal como está ahora ideado, The Phoenix no puede  ser un éxito comercial. Y un periódico que es un fracaso comercial puede tener muy poco peso político". Insistir, tal como puede ver, significaría comprometer a un grupo de personas en un inútil dispendio monetario. Porque "el proyecto así mutilado queda en realidad absolutamente despojado de sus grandes posibilidades financieras". Sin embargo, a pesar de todo esto, usted está dispuesto a seguir adelante, si yo lo deseo, descargando la responsabilidad moral sobre mí, y a "tragarse la, en cierto modo, repulsiva promesa".
Amigo mío, usted no hará nada de eso. La responsabilidad, a pesar de todo lo que yo pudiera hacer, y estoy dispuesto a hacer, recaería sobre usted, puesto que en mi última carta le dejé claramente la opción a elegir. A partir de ahora, si usted tiene algo más que ver con este desgraciado asunto, debe ser totalmente bajo su propio criterio y responsabilidad. Usted ha interpretado mal la Ley del Karma —(y mi carta)— si ha podido imaginar que yo me atrevería a provocar la tremenda reacción de la misma, obligándole a usted o a quien sea a tomar una línea de acción con esos sentimientos en su corazón. Conociéndole a usted, — (más aún, los sentimientos de cualquier persona honorable que tuviera que enfrentarse a esa situación) era fácil prever su repulsión— ante el trabajo propuesto. Por lo tanto, tuve gran cuidado en mi carta de inculcarle la idea de que usted quedaba absoluta y totalmente libre para elegir. Sólo me culpo de una cosa: de haberle dado a entender la probable consecuencia de su negativa —consecuencia implícita en mi promesa al Chohan, de abstenerme en adelante de colaborar con los europeos hasta un futuro más favorable. Esa es la causa que le decidió a usted, más que nada de lo que se dijo, "a tragarse la repulsiva promesa". Eso se inscribe en mi Karma. Pero, prescindiendo de esto, con referencia a mi última carta, observará usted que se insistía enérgicamente en la necesidad de una acción independiente e imparcial por su parte.
Yo esperaba —aún en contra de la desalentadora condición moral de mis compatriotas— y esforzándome casi hasta creerlo posible, fundar un periódico tan evidentemente necesario en esta gran crisis, sobre una base totalmente satisfactoria para usted y para todos aquellos que pudieran estar interesados. Había olvidado que las apariencias externas lo son todo en su  mundo y que, simplemente, le estaba exponiendo a ser mirado con desprecio. Pero tranquilícese; si el dinero se hubiera recogido tal como en principio se intentó, y si no se hubiera ejercido sobre usted ninguna presión para trabajar en un sentido determinado; y si se le hubiera dejado enteramente libre de seguir su propia línea política, a pesar de eso, en esta hora de amargura y de execración, de mala voluntad y de desprecio mutuo, el simple hecho de que usted estuviera defendiendo la causa de los despreciados y de la, ahora más que nunca, odiada y oprimida "gente de color", hubiera despojado al Phoenix de la más mínima sombra de cualquier "gran posibilidad financiera". Hace apenas un mes yo tenía tanta confianza —al ver los fuertes y profundos sentimientos agitándose en el alma nacional— que dejé que usted sintiera crecer igualmente su confianza, más incluso que yo mismo. Otros, cuya intuición y previsión no habían sido cegadas por sus superiores, pensaban en forma distinta, y algunos hubieran querido disuadirme; más, por ser el objetivo tan digno y por existir realmente posibilidades, se me permitió atender al proyecto y utilizar medios naturales externos para ayudar a su realización. Si fuera posible que usted aguardara, —sin precisar fecha— el esquema original podría realizarse; pero esto no es así, y por lo tanto, debo hacer desaparecer la última apariencia de coacción sobre su libre albedrío, y agradecerle el haber secundado tan lealmente el intento de beneficiar a la India, incluso a costa de sus sentimientos y de sus intereses económicos. No quisiera, de ninguna manera, independientemente de la regla de nuestra orden por lo que respecta al Karma, colocarle a usted en una posición en la que no pudiera recompensarle de alguna manera por la pérdida de su prestigio social o desengaños financieros. Hacer eso está más allá de mi poder. Yo no podría mirarle a usted si continuamente tuviera la sensación de que se le consideraba no mejor que un "bribón", y no tuviera "ningún peso político en la Sociedad en general, a causa de su reputación". Si su suerte estuviera unida a la nuestra, esas consideraciones no pesarían en ningún momento. Para todos aquellos, sean Chohans o chelas, que se han ofrecido voluntariamente para trabajar con nosotros, la primera y última consideración es si podemos hacer un bien a nuestro prójimo, sin importar lo humilde que sea; y no nos permitimos ni siquiera pensar en el peligro de cualquier ofensa, injuria o injusticia que se nos inflija. Estamos dispuestos a que se nos "escupa y se nos crucifique" diariamente —no una sola vez— si de ello puede resultar un verdadero bien para otro. Pero el caso es totalmente distinto con usted; usted tiene un camino más "práctico" a seguir en el mundo y su posición en él no debe ser puesta en peligro.
Por otra parte, además de usted, los que aportan su contribución al capital deben ser tratados con equidad. Entre ellos hay ricos Zemindars, pero también hay patriotas pobres, que han hecho grandes esfuerzos para hacer sus pequeñas aportaciones por pura devoción hacia nosotros y por amor a la madre patria. Por lo menos cincuenta de ellos están esperando el giro que tomarán los acontecimientos, y están reservando sus recursos hasta el último momento, antes de proceder a su envío a Calcuta. Teósofos de corazón, en diversas partes de la India, han estado solicitando activamente suscripciones, con la teoría de un posible beneficio sobre el capital expuesta en la circular del señor Morgan; el proyecto ha sido calurosamente recomendado por Olcott, el Coronel Cordón, Norendro y otros conocidos y no conocidos de usted. Un desastre financiero del Phoenix, de la naturaleza que usted anticipa, comprometería la influencia personal de todos. Además, con esas perspectivas su anterior ayudante el señor Daré, dejaría de interesarse en ayudarle, aunque el señor Alien se lo permitiera. Y finalmente, a menos que su fe personal en mí le cegara hasta el punto de reprimir su instinto de prudencia, no arriesgaría usted su propio capital, trabajosamente conseguido, en una empresa destinada al fracaso, de modo que, en conciencia, usted no podría permitir que nadie lo hiciera. Excepto —excepto que se le permitiera a usted "descargar la responsabilidad moral sobre mí"; en una palabra, obligarme, por medio de un milagro, a asegurar —si eso fuera posible— el éxito. Si esto hubiera estado permitido, el periódico ya estaría fundado y su voz se habría hecho escuchar entre el ruidoso clamor de los asuntos contemporáneos de la India.
Yo hubiera formulado mi comunicación de hoy todavía con más énfasis si no fuera porque, al decirle que abandone la empresa, asumiría además la responsabilidad de interceptar su libre decisión. Es mejor que usted proporcione al grupo de Bengala la oportunidad de exponer sus condiciones claramente, y en conclusión, y sobre eso contestar "sí" o "no". Para ahorrarle a usted tiempo y dinero le pedí a Olcott que haga que Babu Norendro le envíe a él las propuestas de los terratenientes, para que él pueda en seguida —conociendo su índole y sus puntos de vista— decir si vale la pena de que se las expongan a usted o no. Y si no, que él se comunicara inmediatamente con sus agentes en Calcuta, tal como usted solicitó.
Esta es la situación actual de las cosas y es muy mala para la India. Todavía es prematuro decirle a usted más sobre las influencias secretas que la han originado, pero más adelante podrá saber algo de esto. Tampoco puedo predecir el futuro, si no es para llamar su atención, más que nunca, sobre los negros nubarrones que se ciernen sobre el cielo político. Usted sabe que le dije hace tiempo que esperara muchos y grandes disturbios de todas clases, ya que cuando un ciclo termina el otro empieza sus fatales actividades. Usted mismo ya ve en los últimos fenómenos sismológicos algunas de las pruebas y pronto verá muchas más. Y si tenemos que lamentar que nuestro proyecto humanitario quede arruinado, al menos debería servir de lenitivo, para mitigar la gravedad de su desilusión, pensar que en una época mala como ésta hay que luchar contra influencias visibles e invisibles de la naturaleza más hostil.
Y ahora, una palabra más grata antes de terminar. Su decisión de seguir mi iniciativa en lo que atañe al Phoenix, aún con la certeza de un deterioro de sus relaciones sociales y de una pérdida económica, ya ha tenido su recompensa Kármica. En todo caso, eso es lo que deduzco a juzgar por los resultados. Si bien no existió la intención de ponerle a usted a prueba — (cosa que usted odia tanto)— sin embargo, prácticamente, fue probado y no se acobardó. El mandato condicionando la continuidad de nuestras relaciones ha sido parcialmente revocado.
La prohibición con relación a otros europeos es tan estricta como siempre, pero en su caso ha sido suprimida. Y este consentimiento, yo sé que tiene una relación directa con su consentimiento —el gran sacrificio de sus sentimientos personales en la actual situación. Ha quedado claro que "Este Peling" ¡tiene "realmente cualidades redentoras! Pero manténgase alerta, amigo mío, porque ésta no es la última de sus pruebas. No soy yo quien las crea, sino usted mismo —en su lucha por la luz y la verdad contra las influencias tenebrosas del mundo.
Sea más prudente en lo que diga sobre materias prohibidas. El misterio de la "octava esfera" es un tema muy confidencial y usted está muy lejos de comprender ni siquiera el aspecto general. Se le puso reiteradamente en guardia y no debería haberlo mencionado. Sin quererlo, ha cubierto usted de ridículo una cuestión solemne. No tengo nada que ver con las Respuestas al señor Myers, pero tal vez pueda usted reconocer en ellas la brusca influencia de M.
K.H.
Se me aconseja pedirle que en el futuro las comunicaciones que sean para mí se envíen sea por medio de Damodar, sea por medio de Henry Olcott. La discreción de Madame B. no mejora en proporción a su debilidad fisiológica.



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