lunes, 15 de febrero de 2016

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS. CARTA N°. 58

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS.
CARTA N°. 58
Carta del Mahatma K.H. a A. P. Sinnett.

CARTA Nº 58
Recibida en Madras, en marzo de 1883.
Mi querido "Pupilo":
Si a usted le parece, no trataremos ahora de la situación relativa a las "estrellas" y oscuraciones, por las razones que, con mucha claridad, le ha explicado a usted H.P.B. esta mañana. Con cada carta, mi tarea se hace más peligrosa. Resulta en extremo difícil enseñarle a usted y, al mismo tiempo, atenernos estrictamente al programa original; "hasta aquí llegaremos y no más allá". Sin embargo, atengámonos a él; debemos hacerlo y lo haremos.
Usted ha equivocado por completo el significado de mi telegrama. Las palabras "más en Adyar" se referían a la verdadera explicación de su visión, pero de ninguna manera a la promesa en ese sentido de que yo realizaría algunos experimentos psicológicos posteriores. La visión se debió a un intento de D.K., quien está enormemente interesado en el progreso de usted. Si bien él tuvo éxito en hacerle salir a usted de su cuerpo, fracasó por completo en sus esfuerzos para abrir su visión interna, por razones bien plausibles en aquel momento para usted mismo. Yo no tuve ninguna participación activa en el intento.
De ahí mi contestación "suposiciones correctas —más en Adyar". Precisamente ahora me encuentro en una posición muy falsa y —para no poner en peligro las posibilidades del futuro— tengo que ser doblemente precavido.
¿La fecha probable de su marcha? Bien, hacia el 7 de abril. Si su impaciencia no está de acuerdo con mi deseo, es usted libre de proceder como guste. Sin embargo, lo consideraría como un favor personal. Estoy profundamente disgustado por la apatía de mis compatriotas en general. Más que nunca, sólo confío en los pocos y leales trabajadores de la desdichada y desventurada S.T. La carta del Virrey podría ser de la máxima ayuda si pudiera ser utilizada juiciosamente. Pero veo que en esas cuestiones no soy ningún juez, como adivino en este momento por la impresión dejada en su mente por R. Srinavasa Rao y los demás. Quedando explicado el incidente del 7 de febrero, su pregunta referente a las "antiguas restricciones" ya está cumplimentada.
¿Puedo solicitarle otros dos favores personales e importantes?
Primero —tener siempre presente que en cualquier tiempo que sea y en todo lo posible, se hará siempre lo que se pueda por usted sin que lo pida; en consecuencia, nunca lo pida ni lo sugiera usted, ya que ello significará, simplemente, evitarme la tarea sumamente desagradable de tener que rechazar la petición de un amigo sin estar, además, en posición de poder explicar la razón de la negativa; y
segundo —recordar que, aunque personalmente y en su propio interés yo pueda estar preparado para hacer mucho, no estoy en modo alguno obligado a hacer nada parecido por los miembros de la S.T. Británica. De todos modos, le he dado a usted mi palabra de enseñarles nuestra filosofía mediante su amable colaboración, si lo aceptan. Pero nunca me he comprometido a convencer a ninguno de ellos acerca del alcance de nuestros poderes, ni siquiera de nuestra existencia personal. El que ellos crean o dejen de creer en esto último, en verdad, es una cuestión de relativa importancia para nosotros. Si ellos se han de beneficiar alguna vez de nuestra promesa, debe ser sólo a través de usted y de los propios esfuerzos personales de usted. Ni tampoco podrá verme nunca en mi cuerpo carnal —ni siquiera en una visión claramente definida— a menos que esté dispuesto a prometer por su honor que jamás revelará el hecho a nadie mientras viva, (salvo que reciba permiso para ello). Por el momento, lo que deseamos es precisamente que la consecuencia de tal promesa sea la de crear una duda nunca satisfecha y siempre reiterada en las mentes de los miembros británicos. Demasiado, o demasiado poco, se dijo y se demostró de nosotros, tal como acertadamente señaló el señor M.A. Oxon. Se los ha ordenado que nos pongamos a trabajar para hacer desaparecer toda huella —por cuya nueva política usted se ve mezclado en las constantes y solapadas intrigas de nuestro ex-amigo el señor Hume —(ahora enteramente en manos de los Hermanos de la Sombra)— y cuanto más se ponga en duda nuestra real existencia, mejor. En cuanto a experimentos y pruebas convincentes para los saduccos de Europa en general y, especialmente para los de Inglaterra —esto es algo que hay que dejar completamente de lado en nuestro programa futuro. A menos que se nos permita utilizar nuestro propio criterio y nuestros medios —el curso de los acontecimientos futuros no se deslizará en absoluto por terreno llano. Por eso, ustedes no deberían emplear nunca frases tales como "en consideración y para consolidar a los amigos de nuestro país", ya que pueden estar seguros de que no hacen ningún bien y, simplemente, serán causa de más irritación para los oíros "poderes existentes" —si hemos de usar la ridícula frase. No es siempre halagador, querido amigo, ser colocado, incluso por aquellos que uno aprecia más, en el mismo nivel que los cascarones y los médiums —con motivo de los experimentos. Pensé que, afortunadamente, usted había superado esta etapa. Atengámonos en el presente al simple aspecto intelectual de nuestra relación, y ocupémonos sólo de    filosofía y de su futura publicación y dejemos el resto en manos del tiempo y de los acontecimientos imprevistos.
Precisamente porque yo sigo y percibo el trabajo dual de su mente al hacer estas peticiones, es por lo que yo mismo firmo invariablemente,
Su afectísimo amigo,
K.H.



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