LAS CARTAS DE LOS
MAHATMAS.
CARTA N°. 82
Carta del Mahatma
K.H. a A. P. Sinnett.
LA AVENTURA DEL
"PHOENIX" Y LA CONDICIÓN DE LA INDIA.
CARTA Nº 82
Estrictamente
confidencial
El "quart
d'heure de Rabelais" ha llegado. De su contestación afirmativa o negativa
— depende la resurrección del Phoenix— postrado en un Samadhi parecido a la
muerte, si no en la muerte verdadera. Si usted cree en mi palabra y, dejando a
los Ryots (Campesinos.)
a
nuestro cuidado, está preparado para un trabajo en cierto modo incorrecto —desde
el punto de vista europeo, naturalmente— y consiente en oponerse
manifiestamente a nuestro trabajo, sirviendo en realidad a nuestros fines y
salvando así a nuestros respectivos países de un gran mal que se cierne sobre
ambos —entonces consienta en la proposición que se le hará desde la India.
En realidad, puede
usted trabajar para oponerse al proyecto de Ley de Arrendamientos de Bengala, pues, hagan lo que hagan, usted u otros,
nunca podrán obstaculizar nuestro trabajo en la dirección opuesta. Por lo
tanto —un poco menos de escrúpulos y un poco más de confianza no autorizada. Un
acertijo, en verdad.
Y ahora, buen
amigo, debo explicarme. Sólo que usted debe preparar a sus cultas ideas europeas
del bien y del mal para recibir un choque. Un plan de acción de carácter
puramente asiático se pone al descubierto ante usted; y puesto que yo no puedo
mover ni un solo dedo — ni lo haría en este caso aunque pudiera— para guiar su
comprensión o sus sentimientos, puede que lo encuentre usted demasiado
jesuítico para su gusto. Qué lástima para todos que esté usted tan poco versado
en el conocimiento de los antídotos ocultos, hasta el punto de no ser capaz de
percibir la diferencia entre el dicho jesuítico "tout chemin est bon qui
méne á Rome" (Todo
camino que lleva a Roma es bueno".) añadido al astuto y solapado —"el fin justifica
los medios"— y la necesidad de la aplicación práctica de aquellas sublimes
palabras de nuestro Señor y Maestro: —"¡Oh, vosotros, Bhikkhus y Arhats— sed buenos
con la raza de los hombres— nuestros hermanos! Sabed,
todos vosotros, que aquel que no sacrifica su propia vida para salvar la vida
de sus semejantes; y aquel que vacila en dar, más que su vida, su buen nombre y
su honor para salvar el buen nombre y el honor de los muchos, no es merecedor
del purificador, del inmortal, del trascendental Nirvana". Bien; no se puede
hacer nada.
Permítame que le
explique la situación. Es muy complicada, pero para alguien que, sin ninguna
preparación previa, fue capaz de asimilar tan bien algunas de nuestras
doctrinas, y de escribir El Buddhismo Esotérico —los resortes internos que
hemos de usar deberían ser comprensibles.
(1) Los Jefes Behar
proponen un lakh y medio para el Phoenix; otro tanto cuando le vean a usted de
regreso en la India, si el nuevo periódico se opone al proyecto de Ley de Arrendamientos
de Bengala y si usted promete prestarles su apoyo. A menos que usted acepte la
propuesta ya podemos prepararnos para la desaparición final de nuestro Phoenix
—y para siempre. Dejando de lado esta cantidad —150.000 Rs.— no podemos contar
más que con 45.000 Rs. en acciones —como máximo hasta el momento. Pero deje que
los Raises (Hacendados.—Eds.)
contribuyan
con su dinero y todos seguirán.
(2) Si usted se
niega, con seguridad que ellos buscarán otro editor; si existiera algún peligro
para los campesinos y para el Proyecto, ellos —los Raises o los Zemindars no
perderían nada con eso, excepto en el grado de habilidad de su editor; pero
ellos confían y son totalmente inconscientes de que, a la larga, están
predestinados al fracaso. El único y verdadero perdedor, en caso de rechazo,
será la India y —con el tiempo— vuestro propio país. Esto es una profecía.
(3) La oposición y
las intrigas impulsadas por los Hacendados contra el Proyecto son odiosas por
naturaleza —aunque muy naturales. Los que examinan las cosas a fondo, se dan
cuenta de que el verdadero culpable es Lord Cornwailis y la larga línea de sus
sucesores. Aunque esto pueda resultar odioso, como digo, es así y no se puede
evitar porque es propio de la naturaleza humana y desde el punto de vista legal
no hay mayor deshonor en apoyar las reclamaciones por parte de un Editor que
les conoce y que sabe que están destinados al fracaso, que el que pueda haber
en un abogado al defender a su cliente —un gran criminal condenado a la horca.
Ahora estoy
tratando de razonar desde su punto de vista europeo, por temor a que usted no
sea capaz de ver las cosas desde nuestro punto de vista asiático; o mejor
dicho, de la manera que las ve —aquel que es capaz de discernir los
acontecimientos futuros.
(4) Un editor
conservador, cuyo campo de acción se descubrirá que es paralelo al de un Virrey
conservador, se encontrará que no ha perdido nada en realidad, por una trivial
oposición que, después de todo, no puede perdurar. Hay grandes fallos en el
Proyecto actual si se examina desde el aspecto legal de una ley que, sin estar
abolida, no está en vigencia.
(5) Debido al
"Proyecto Ilbert y al caso de desacato todavía más necio de
"Saligram- Surendro", la agitación está llevando a la población de la
India al borde de su autodestrucción.
No crea usted que
estoy exagerando si digo, además, que los ingleses, y especialmente los
anglo-indios, están siguiendo el mismo camino desde direcciones opuestas.
Es usted libre de
rechazar mi advertencia: pero demostrará ser prudente si no lo hace. Pero, volvamos
a nuestro objetivo inmediato.
(6) Hay varios
ingleses con gran capacidad intelectual y habilidad que están dispuestos a defender
—(e incluso a aliarse— con) los Zemindars —y a oponerse al Proyecto, en contra
de sus propios principios y sentimientos —simplemente porque los Raises odian y
están en contra del hombre a quien, por el momento, el resto de los hindúes
idolatran y a quien exaltan con todo el ardor de las mentes sencillas y de
corta visión de la gente sin civilizar. Así es que los campesinos no pueden escapar
a su destino más que unos cuantos meses más, tanto si usted acepta como no el
ofrecimiento. En este último caso, naturalmente, el proyecto del periódico
llega a su fin.
(7) Al mismo
tiempo, es mejor que usted esté preparado para conocer los inevitables resultados;
hay noventa y nueve probabilidades contra una de que —si el ofrecimiento de los
zemindars es rechazado— el Phoenix no verá nunca la luz; no, en todo caso,
mientras subsista la presente agitación. Y cuando el proyecto fracase
finalmente, tal como está previsto, a menos que nosotros no nos hagamos dueños
de la situación, entonces tendremos que apartarnos. Para conseguir permiso del
Chohan para defender a los prolíficos millones de pobres y oprimidos de la
India, poniendo en juego todo nuestro conocimiento y nuestros poderes —tuve que
comprometerme, en el caso de que el Phoenix fracasara, que no intervendría más
en esos asuntos del mundo— y que diría adiós para siempre al elemento europeo.
M. y Djual Khool tendrían que ocupar mi lugar. Por otro lado, si usted
consintiera en aceptar el ofrecimiento, su oposición a la Ley de Rentas no
tendría más efecto en nuestro trabajo —para los Ryots— que una paja para evitar
que un barco se hunda; mientras que, si se eligiera otro editor, no tendríamos
pretexto para ejercer nuestra influencia en favor de ellos.
Esa es la
situación. Es un curioso embrollo sin ninguna otra raison d'etre según su
opinión.
Apenas si cabría
esperar que usted lo viera con claridad en el presente, ni tampoco es muy probable
que lo juzgue imparcialmente, debido a esta ofuscación egipcia de propósitos contrarios;
ni tampoco hay una necesidad especial de que lo haga, si el ofrecimiento ha de caer
en saco roto. Pero, si su respuesta es favorable tal vez yo pueda añadir
algunos detalles.
Sepa, pues, que a
pesar de la oposición, y precisamente a causa de ella, hará usted estallar el gran
hervidero nacional hasta el máximo, más pronto de lo que de otro modo podría
esperarse.
Así pues, al llevar
a la práctica con todo rigor su programa y la promesa hecha a los Raises, estará
usted ayudando a los acontecimientos que tienen que producirse para salvar a la
desgraciada población que ha estado sometida desde 1793 —el año del gran error
político de Lord Cornwailis. Al mismo tiempo, puede estar haciendo usted un
bien inmenso en todos los sentidos. Recuerde el pasado y eso le ayudará a
comprender con más claridad nuestras intenciones. Cuando ustedes arrebataron
Bengala a sus gobernantes nativos, hubo una serie de personas que ejercían el
oficio de recaudadores de impuestos para su gobierno. Esos hombres, como usted
muy bien sabe, recibían un porcentaje de lo que recaudaban. El espíritu de la
letra, del diezmo y el tributo bajo la dominación musulmana, jamás fue
comprendido por la Compañía de las Indias Orientales y mucho menos los derechos
de los campesinos a oponerse a la arbitraria sustitución de la Ley de Vfuzeefa
y Mukassímah Ahora bien, cuando los zemindars se dieron cuenta de que los
británicos no comprendían exactamente su posición, se aprovecharon de ello,
como los ingleses se habían aprovechado de su fuerza, y reclamaron el título de
Propietarios. Bastante a desgana, ustedes dieron por válida y aceptaron esta reclamación,
a pesar de las advertencias de los musulmanes que comprendían la verdadera situación
y no fueron sobornados como lo fue la mayor parte de la gente de la Compañía —y
ustedes hicieron el juego a unos cuantos contra los muchos, lo que dio como
resultado las actas del "Convenio Perpetuo". Esto es lo que condujo a
todos los males subsiguientes en Bengala. Teniendo en cuenta cómo son
considerados los desgraciados campesinos por parte de vuestra orgullosa nación
en pleno progreso del siglo diecinueve, al representar ellos para ustedes menos
valor que un caballo o una vaca, no es difícil imaginarse cómo eran considerados
por sus propios compatriotas de aquella época —cien años atrás— cuando todo inglés
era un piadoso cristiano de corazón y la Biblia le ordenaba hacer una amplia
distinción entre los descendientes de Ham y ellos mismos —los herederos del
pueblo escogido. El acuerdo establecido entre Lord Cornwailis y los Raises que
estipulaba que el "ganado negro humano" debería ser tratado por los
Zemindars de un modo justo y bondadoso, y que no deberían elevar los alquileres
de los Ryots, etc. fue una farsa legal. El Chohan estaba entonces en la India,
y fue testigo presencial del comienzo de los horrores. Apenas hubieron conseguido
el Acuerdo de Convenio Perpetuo, los Raises empezaron a hacer caso omiso de sus
compromisos. Y el dejar de cumplirlos tuvo como consecuencia que, de año en
año, llegara la ruina y el hambre a los miserables campesinos. Exigieron
tributos, les hicieron vender sus pertenencias por vía judicial y forjaron
falsas acusaciones contra ellos, bajo el nombre de Abwab. Esas
"puertas" y "aberturas" les permitió hacer lo que
quisieron, e impusieron y recaudaron durante más de cincuenta años los más
extraordinarios impuestos.
Todo esto y mucho
más han hecho los Zemindars, y con seguridad que se les pedirá cuentas.
Cosas demasiado
horribles para mencionarlas sucedieron ante los ojos y a menudo con el consentimiento
de los empleados de la Compañía, cuando la Insurrección (Se refiere al motín
de los cipayos en 1857.) se
presentó como un obstáculo que contribuyó a aportar como resultado otra forma
de gobierno.
Para reparar la
gran injusticia cometida, para remediar lo ya irremediable, es por lo que Lord Ripon
se empeñó en presentar el nuevo Proyecto. Por parte de sus consejeros (no
aquellos que usted conoce) no se creyó oportuno romper con el sistema de los
Zemindars sin asegurarse, al mismo tiempo, la popularidad de la mayoría en otro
sentido: este es el motivo del "Proyecto Ilbert" y otras bagatelas.
Digamos que, al parecer, el objeto del actual Proyecto de Ley de Arrendamientos
de Bengala, es reparar los errores del pasado. Amigo mío, usted es un editor extraordinariamente
inteligente y un político astuto y observador; y tal vez nadie, en toda la India,
profundiza tanto como usted en la constitución interna de los coups d'état
anglo-indios.
Sin embargo, no lo
hace lo suficiente y los primitivos estratos originales en el terreno político,
como génesis de algunos actos de milord Ripon, fueron y son térra incógnita
para usted y para muchos otros políticos tal vez más avezados que usted. Ni
Lord Ripon ni sus Consejeros (aquellos que se ocultan) esperan ningún resultado
importante mientras dure su mandato en la India. Ellos son más ocultistas de lo
que usted pueda imaginar. Sus reformas liberales no están destinadas a la
India, cuya prosperidad o adversidad les tiene sin cuidado; ellos van más allá y
tienen la mirada puesta en los resultados futuros muy lejanos y en la actuación
de la prensa, en los Proyectos Ilbert, en el de los Arrendamientos de Bengala y
el resto —está dirigido a la Inglaterra protestante, la cual muy pronto
demasiado pronto, si Alguien o Algo no lo remedia, se encontrará asfixiada en
los invisibles anillos de la Apofis (Según la mitología
egipcia, Apofis es la gran serpiente que dirige los ataques furiosos de los demonios
contra el sol, por el cual son vencidos todos los días, lo que simboliza la
lucha de las tinieblas contra la luz.) católico romana.
Amigo y Hermano, el
único de su raza al que yo miro con cálido y sincero afecto, ¡tenga cuidado! No
rechace demasiado a la ligera mi advertencia, porque es una advertencia solemne,
y la única insinuación que se me permite hacer. El escepticismo político, igual
que cualquier otro, desdeña y ridiculiza las observaciones de aquellos que no
pertenecen a su partido. Luego se dan cuenta de sus equivocaciones cuando ya
están en la fosa. ¡Tenga cuidado, pues no es en absoluto una simple fosa, sino
un abismo lo que se está preparando para ustedes!
Pero veamos con qué
razones un inglés honesto puede oponerse al Proyecto de Rentas. Por más grande
que sea incluso actualmente la miseria de los campesinos, por más justas que
sean las represalias que se están acumulando contra los Zemindars, en resumen,
por más humano y generoso que en apariencia sea el Proyecto de Rentas, sin
embargo, ningún gobierno honrado, hablando con exactitud, tiene el derecho de
romper, por su propia voluntad y a su placer, sus propias promesas y
compromisos. El hecho de que se haya descubierto que los Raises no han cumplido
su parte en el compromiso no da ningún derecho a la otra parte para repudiar su
firma y hacer pedazos el Acuerdo de Convenio Perpetuo. Los pecados de unos
pocos no pueden recaer sobre los muchos. Hay grandes imperfecciones en el
actual Proyecto de rentas, como las había en el antiguo sistema, y no hay
ninguna cláusula en el antiguo documento que estipule que el Convenio será
anulado a voluntad de los británicos. No entraré a analizar los defectos del
significado de la ley que, sin estar abolida, no está en vigencia ni en el uno
ni en el otro, sino que me limitaré a decirle que existen esas imperfecciones y
que, a menos que sean modificadas, tiene usted perfecto derecho a oponerse a
ellas. No se espera que sea usted la causa de que se retire el Proyecto, sino
simplemente, que ayude a los Zemindars a analizar sus defectos. Y esto, usted
puede prometerlo libremente. Sin embargo, no debe parecer que yo esté tratando
de influirle en uno u otro sentido. Algunas de las pretensiones de los Raises
son infamantes y no se puede pretender que ningún hombre honrado las apoye,
mientras que otras no dejan de tener una sólida base legal en su favor. El
gobierno en el poder, por ejemplo, jamás
fue hasta ahora y en ningún caso, el propietario de la tierra Khirajee —ni
siquiera bajo las leyes y el dominio de los musulmanes. Cuenta usted, pues, con
el Espíritu de Khíraj y de Oos ir para imponerse y que se cumpla la promesa que
ustedes hicieron a los terratenientes y distraerles durante unos meses, hasta
el día del "imparable aplastamiento" que les está reservado. Todo lo
que se le pide que haga en beneficio de su país, lo mismo que del mío, es soslayar
la fea fachada del edificio, tomando en consideración solamente la verdadera naturaleza
de la situación y los futuros resultados positivos, en el caso de que usted
logre superar sus muy naturales escrúpulos. Dentro de unos días es posible que
reciba usted una oferta formal. Medite sobre ella. No se deje influir por
ninguna consideración relacionada con mis deseos. Si usted considera,
honradamente, que el ofrecimiento es incompatible con el criterio de sus ideas
europeas sobre la verdad y el honor, rechácela sin vacilar y permita que me
despida de usted amistosamente, aunque con tristeza y con un eterno agradecimiento.
No puedo esperar que usted vea las cosas desde mi propio punto de vista. Usted mira hacia afuera, yo veo en lo
interno. Este no es momento para sentimentalismos. Todo el futuro de la "joya
más brillante" (!)—¡oh, cuan sombría sátira en ese nombre!— de la Corona
de Inglaterra, está en juego y yo estoy obligado a
dedicar todas mis fuerzas, mientras el Chohan lo permita, a ayudar a mi país en
esta hora nona de su desdicha. Yo no puedo trabajar más que con aquellos que quieran
trabajar con nosotros. No me acuse, amigo mío, porque usted no sabe, no puede
saber la extensión de las limitaciones a las que estoy sujeto. No crea que
estoy tratando de poner un cebo —un aliciente para que usted acepte aquello que
rechazaría en otras circunstancias, porque no es así. Al haber dado mi solemne
palabra de honor a Aquel a quien debo todo lo que soy y todo lo que sé, me encuentro
sencillamente impotente en el caso de que usted reúse, y —tendremos que
separarnos. Si el Proyecto de Rentas no hubiera ido acompañado del alboroto y
de la discordia por el Proyecto Ilbert y por el "caso de desacato", yo
hubiera sido el primero en aconsejarle que rehusara. Sin embargo, tal como está
ahora la situación, y habiéndoseme prohibido utilizar otra cosa fuera de los poderes
corrientes —soy incapaz de hacer las dos cosas a la vez y me veo obligado a
escoger entre ayudar a mi desventurada madre patria y nuestra relación futura.
Usted es el que debe decidir. Y si esta carta está destinada a ser la última,
le ruego que recuerde —por su bien, no por el mío— el mensaje que les envié a
usted y al señor Hume, a Simla, por mediación de H.P.B. "Lord Ripon no es un agente libre; el verdadero Virrey y
gobernador de la India no está en Simla, sino en Roma; y el arma efectiva del
que este último se sirve es —el confesor del Virrey".
Le ruego que
transmita mis mejores saludos a su señora y al "Morsel" (Fragmento,
pedazo pequeño. Con seguridad que se refiere al hijo del matrimonio Sinnett.). Tenga la seguridad de
que, a pesar de algunas omisiones y equivocaciones que pasan inadvertidas, su "Buddhismo
Esotérico" es la única exposición correcta —si bien incompleta— de
nuestras doctrinas Ocultas.
Usted no ha incurrido en errores básicos fundamentales; y sea lo que fuere lo
que se le dé a usted de ahora en adelante, no estará en contra ni de una sola
de las frases de su libro, sino que, al contrario, aclarará cualquier aparente
contradicción. Hasta qué punto era equivocada la teoría del señor Hume, se pone
de manifiesto por el "Chela" en el Theosophist.
Con todo, puede
usted estar seguro de que ni M. ni yo nos hemos contradicho mutuamente en nuestras
respectivas exposiciones. El habla de la Ronda interna; y yo de la externa. Hay
muchas cosas que usted no ha estudiado todavía, pero puede aprender algún día; ni
tampoco podrá comprender jamás el proceso de las oscuraciones, hasta que haya
dominado el progreso matemático de las Rondas internas y externas, y haya
aprendido más acerca de la diferencia específica entre las siete.
Y así, según la
conclusión filosófica del señor Massey, ¿no tenemos un Dios? El tiene razón —puesto que aplica el nombre a una
anomalía extracósmica y nosotros —no conociendo nada de esta última— descubrimos que
—cada hombres es su Dios— dentro de sí mismo, en su propio personal y al mismo
tiempo impersonal
Avalokiteswara. Y
ahora, adiós. Y si está decretado que dejemos de escribirnos, recuérdeme con el
mismo sentimiento afectuoso con el que usted será siempre recordado por mi.
K.H.
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