lunes, 15 de febrero de 2016

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS. CARTA N°. 52


LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS.
CARTA N°. 52
Carta del Mahatma K.H. a A. P. Sinnett.

CARTA N° 52
Recibida en Simla, en otoño de 1882.
No hay nada "bajo la superficie", mi fiel amigo —absolutamente nada. Sencillamente, Hume está furiosamente celoso de cualquiera que haya recibido, o que es probable que reciba, alguna información, favores (?), atención o algo por el estilo, que venga de nosotros. La palabra "celoso" es ridícula, pero exacta, a menos que lo denominemos envidioso, lo que todavía es peor. Se siente agraviado porque no puede convertirse en nuestro único centro de atracción; asume una actitud afectada ante sí mismo y se siente lleno de furia al no encontrar a nadie que le admire; escribe un pasaje hebreo que encuentra en un libro de Eliphas Levi, tal como yo lo interpreté, y al fracasar al no cogerme en una nueva contradicción, con cuyo propósito se tomó la molestia de citarlo, se inculca a sí mismo la ilusión de que él es "mucho más Advaíta" de lo que M. o yo fuimos jamás (cosa fácil de comprobar, puesto que nosotros nunca fuimos Advaitas), y escribe a la V.D. una carta ofensiva dirigida contra nuestro sistema y contra nosotros, como el fin de calmar sus propios sentimientos.
¿Es usted, realmente, tan generoso como para no haber sospechado hace tiempo toda la verdad? ¿No se lo había advertido?
¿Y es posible que usted no se haya dado cuenta de que él nunca permitirá que ni siquiera un adepto sepa más o mejor que él mismo?
Y de que la suya era una falsa humildad; de que es un actor que representa un papel en su propio beneficio sin importarle el agrado o desagrado de su auditorio, aunque cuando esto último se pone de manifiesto en lo más mínimo, cambia de actitud, disimulando admirablemente su rabia, y silba y escupe por dentro. Cada vez que le contradigo y le demuestro que está equivocado, tanto si se trata de una cuestión de términos tibetanos como de cualquier otra trivialidad, la cantidad que anota en mi debe aumenta, y él sale con alguna nueva acusación. Es inútil, mi querido hermano, estar siempre repitiendo que no hay ni puede haber contradicciones en lo que se le ha proporcionado a usted. Puede haber incorrecciones en la forma de expresarse, o falta de detalles, pero acusarnos de que desbarramos es, en realidad, demasiado ridículo. Le he pedido a usted varias veces que tomara notas y me las enviara, pero ni el señor Hume ni usted han pensado en hacerlo y, naturalmente, yo dispongo de poco tiempo para revisar cartas viejas, comparar notas, penetrar en sus mentes, etc.
De todos modos, confieso mi ignorancia en una cosa: no comprendo en absoluto por qué la expresión empleada por mí respecto a la respuesta de H.P.B. a C.C.M. pudo haberle chocado a usted tanto; y por qué usted habría de oponerse a que yo "hiciera uso de mi ingenio". Si, por ventura, usted le da otro significado distinto al mío, estamos confundidos otra vez —faute de s'entendre. Póngase por un momento en mi lugar y vea si no tendría que poner en juego todo el ingenio de que dispusiera en un caso como ése, entre C.C.M. y H.P.B. En realidad, no hay contradicción entre ese pasaje en Js;s y nuestra última enseñanza; para cualquiera que nunca haya oído hablar de los siete principios —de los que constantemente se hace mención en Isís como una trinidad, sin ninguna otra explicación— parecería como si realmente pudiera existir una clara contradicción. "Usted escribirá esto y aquello, y dará a conocer hasta allí y no más"—le dijimos a ella constantemente mientras escribía su libro. Era en el mismo comienzo de un nuevo ciclo, en los días en que ni cristianos ni espiritistas nunca pensaron, ni tan sólo mencionaron, más que dos principios en el hombre —el cuerpo y el Alma, a la que ellos llamaban Espíritu. Si usted tuviese tiempo para consultar la literatura espiritista de aquella época hallaría que, tanto para los amantes del fenómeno como para los cristianos. Alma y Espíritu eran sinónimos. Fue H.P.B. la que, actuando bajo las órdenes de Atrya (alguien a quien usted no conoce) fue la primera en explicar en el Spiritualist la diferencia que había entre psyche y nous, nefesh y ruach —Alma y Espíritu. Tuvo que hacer acopio de todo el arsenal de pruebas, citas tomadas de Pablo y Platón, de Plutarco y Santiago, etc. antes de que los espiritistas admitieran que los teósofos tenían razón. Fue entonces cuando se le ordenó que escribiera Isís, precisamente un año después de que se hubiera fundado la Sociedad. Y como esto suscitó tantas batallas, interminables polémicas y objeciones ante el impacto de que no podían existir dos almas en el hombre —nosotros pensamos que era prematuro dar al público más de lo que posiblemente podía asimilar, y antes de que se hubiera digerido lo de las "dos almas"; y por eso la subdivisión adicional de la trinidad en siete principios quedó sin mencionar en Isis. Y por el hecho de que ella obedeció nuestras órdenes y escribió ocultando intencionadamente algunos hechos, ahora —cuando nosotros pensamos que ha llegado el momento de dar a conocer la mayor parte, si no toda la verdad — ¿se la debe dejar en la estacada? ¿La abandonaría yo nunca, o cualquiera de nosotros, como blanco para que los espiritistas dispararan contra ella y se burlaran de las contradicciones, que fueron totalmente aparentes, y que sólo procedían de la misma ignorancia de ellos de toda la verdad; una verdad que no quisieron escuchar y que no quieren aceptar ni siquiera ahora, excepto con protestas y con las mayores reservas? Ciertamente que no. Y cuando utilizo la palabra "ingenio" —que, después de todo, puede que sea argot americano, según me imagino, y que sospecho que en inglés tiene otro significado —no quiero decir ni "astucia" ni nada parecido a "truco", sino que quiero demostrar, sencillamente, la dificultad que tuve que superar para explicar el verdadero significado de un párrafo interminable, mal construido ante mí, que hacía hincapié en la no reencarnación, sin insertar una sola palabra en él para demostrar que esta no reencarnación sólo se refería al alma animal, no al Espíritu; a la mónada astral, no a la mónada Espiritual.
¿Querrá usted tener la bondad de explicarme, en la primera oportunidad, qué quiso decir al referirse a mi expresión como una "frase desafortunada"? Si usted le pidiera a un amigo que dibujara para el Pioneer una vaca y ese amigo, con la intención inicial de reproducirla, a causa de su ineptitud, dibujara un buey o un búfalo y en la impresión apareciera así —porque usted, muy ocupado en otras cosas, no tuvo tiempo de advertir el error— ¿no "utilizaría usted su ingenio", y no trataría de hacer todo lo posible para aclarar a los lectores que, en realidad, el artista había querido dibujar una vaca, confesando así la falta de habilidad de su amigo y, al mismo tiempo, no haría usted todo lo posible para evitarle una humillación inmerecida? Sí, usted tiene razón. H. carece de delicadeza de percepción y sentimiento y de genuina bondad de corazón. Es de los que sacrificarían a su propia familia, a sus más queridos y allegados (si los tuviera, que lo dudo) por cualquier capricho propio; y sería el primero en permitir una hecatombe de víctimas si necesitase una gota de sangre, así como de insistir en la conveniencia de la Sutee (La incineración de la viuda junto con el esposo. Costumbre de la vieja India. N.T.) si ésta fuera la única cosa que le mantuviera caliente, para ayudar a sus entumecidos dedos a realizar su trabajo y escribir diligentemente un tratado sobre un tema filantrópico durante ese tiempo, entonando sinceramente para sí un "Hosanna" en su pensamiento. ¿Cree usted que exagero? No es así; porque usted no tiene ni idea, y nosotros la tenemos, del egoísmo potencial que hay en él, de la cruel y despiadada vanidad que arrastra consigo desde su última encarnación —un egoísmo y una vanidad que permanecen latentes sólo debido a la incompatibilidad del ambiente del mundo en que se encuentra, a su posición social y a su educación.
¿Puede usted creer que escribió su famoso artículo en el Theosophist simplemente por la razón que él le da —la de ayudar a detener la inevitable caída y salvar la situación, y mediante su respuesta a Davidson y a C.C.M. etc. facilitar el trabajo— de contestar en el futuro y conciliar las contradicciones del pasado?
No, de ninguna manera. Si él en el artículo sacrifica sin piedad a H.P.B. y al autor del artículo sobre "La Vía Perfecta", y si muestra a los "Hermanos" como inferiores en inteligencia a los "cultos caballeros europeos", y desprovistos además de cualquier idea correcta sobre la honestidad, o sobre lo justo e injusto —en el sentido europeo— egoístas y fríos, testarudos y dominantes —no es en absoluto porque se interese en lo más mínimo por ninguno de ustedes, y mucho menos por la Sociedad; sino, simplemente, porque —en vista de ciertos posibles acontecimientos que él es demasiado inteligente para no haberlos previsto en su mente— quiere protegerse; quiere ser el único que resurja incólume, si no inmaculado, en caso de un derrumbamiento, y bailar, si es necesario, la "danza de la muerte" de los Macabeos sobre el cuerpo postrado de la Sociedad Teosófica, antes que arriesgarse a que ni siquiera el dedo meñique del gran "Yo soy" de Simla pueda ser escarnecido. Conociéndole como le conocemos, decimos que el señor Hume tiene perfecta libertad para citar la "desafortunada frase" tantas veces al día como su aliento le permita si, de algún modo, ello puede apaciguar sus irritados sentimientos. Y justamente, porque Morya vio a través de él con tanta claridad como yo veo mi escritura ante mí, permitió el "engaño", como usted lo llama. Más aún, porque las cosas están de tal modo preparadas que, en caso de que la "Ecléctica" se vaya a pique, él será el único que se hundirá con ella; el único del que se burlarán, y así su egoísmo y sus planes cuidadosamente elaborados no le servirán de nada. Creyendo que él sabía más que yo, fue lo bastante amable y considerado para añadir sus explicaciones a las mías en la respuesta de H.P.B. a C.C.M. y — con la excepción de Karma que explicó bastante bien— se hizo un lío con el resto. Y ahora, cuando por primera vez yo contradigo lo que él dice en su artículo, se pondrá hecho una furia, expresando su disgusto de lo que el llamará mis (no sus) contradicciones. Siento tener que acusarle, como le parecerá a usted. Pero debo llamar su atención sobre el hecho de que, nueve de cada diez veces, cuando él me acusa de haber interpretado muy mal lo que quería expresar, dice lo que cualquiera tiene derecho a juzgar como una falsedad deliberada. El ejemplo de E. Levi ("Yo soy aquel que soy".—Eds.) אתית אשד אתית es un buen ejemplo. Para pillarme en falta tuvo que convertirse en Advaita y negar a su "Gobernador moral y Regente del Universo", arrojándolo por la borda "para los últimos 20 años". Esto no es honrado, amigo mío, y no veo remedio para ello. Porque, ¿quién puede demostrar —cuando dice que los argumentos contenidos en las cartas que me escribió no eran la expresión de sus propias creencias y opiniones personales, sino que los presentaba de antemano, simplemente para responder a las probables objeciones de un público teísta— que esto no es más que un engaño? Con semejante acróbata intelectual, siempre dispuesto a trabajar en el "gran trapecio", ya sea en relación a lo que declara verbalmente o escribe en el papel, incluso nosotros hemos de aparecer como derrotados.
Personalmente, lo último nos preocupa muy poco. Pero él está siempre dispuesto a cantar victoria en sus cartas privadas e incluso en lo que publica. El no tiene inconveniente en que nosotros existamos —es demasiado listo para arriesgarse ante este estado de cosas a ser atrapado por falta de sagacidad, puesto que sabe, por conducto de corresponsales que están en contra de los "Fundadores", que realmente existe nuestra Fraternidad— pero él siempre se negará a admitir esos poderes o ese conocimiento en nosotros, ya que harían que su consejo y su intervención, que no se le piden, fueran tan ridículos como inútiles —y trabaja en este sentido.
Yo no tenía ningún derecho a suprimir el "ofensivo" artículo —como usted lo califica— por distintas razones. Al permitir que nuestro nombre fuese relacionado con la S.T. y que nosotros mismos fuéramos arrastrados a la publicidad, hemos de sufrir (el verbo es una simple figura retórica, si lo prefiere) "el castigo de nuestra grandeza", como diría Olcott. Nosotros debemos permitir la expresión de todas las opiniones, tanto benévolas como malévolas; sentirnos despedazados —un día; "sermoneados"— al otro; venerados —al siguiente; y —pisoteados en el barro, el cuarto.
Razón número dos: el Chohan lo ha ordenado así. Y con él esto significa nuevos desarrollos, resultados imprevistos y PELIGRO, me temo. Los dos nombres que usted encuentra encabezando las firmas de los 12 chelas que protestan, pertenecen a los chelas de confianza del mismo Chohan. En este sentido, no queda esperanza para el señor Hume — consumatum est. Se ha excedido y yo nunca más tendré oportunidad de pronunciar su nombre ante nuestro venerable Jefe.
Por otra parte, la denuncia ha hecho bien. El Chohan dio órdenes para que el joven Jyotirmoy —un muchacho de 14 años, hijo del Babu Nobin Banerjee, a quien usted conoce— sea aceptado como alumno en una de nuestras lamaserías cercanas a Chamto-Dong, a unas cien millas de Shigatse, y su hermana, una virgen Yoguin de 18 años, en el monasterio femenino de Palli. De este modo los Fundadores, a su debido tiempo, tendrán dos buenos testigos y no dependerá del capricho del señor Hume matarnos y resucitamos cuando le plazca. En cuanto a demostrar si sabemos o no sabemos más de los misterios de la naturaleza de lo que saben sus hombres de Ciencia y sus teólogos, eso queda para usted y los que usted elija para que le ayuden en la importante tarea.
Confío, mi querido amigo, que usted tratará de hacer comprender al señor Hume los convertido, en definitiva, en lo más importante y aunque pudiera haber dado los mejores frutos, sin embargo, su artículo denunciatorio casi ha desbaratado la labor realizada por él.
Ahora más que nunca, la gente lo considerará un lunático —los miembros de la India le culparán durante años y nuestros chelas nunca dejarán de considerarlo un iconoclasta, un intruso arrogante, incapaz de gratitud alguna y —por lo tanto, incapacitado para ser uno de ellos. Esto debe darlo a conocer como su propia opinión personal y, desde luego, no puede darlo a menos que coincida con su propia opinión y pueda ser manifestado como la propia expresión de sus verdaderos sentimientos sobre la cuestión— porque a mí, personalmente, se me ha ordenado que no rompa con él hasta el día en que estalle la crisis. Si él desea mantener su posición oficial en la Ecléctica —ayúdele. Si no es así, le ruego, lo más urgentemente posible, que acepte usted el cargo de Presidente. Pero dejo todo esto a su juicio y discreción.
Hágale saber, además, que la Protesta de los Chelas no es obra nuestra, sino el resultado de una orden absoluta emanada del Chohan. La Protesta se recibió en la Sede Central dos horas antes de que el cartero trajera el famoso artículo, y se recibieron telegramas de varios chelas en la India el mismo día. Junto con la nota al pie de página enviada por Djual Khool para ser añadida al artículo de W. Oxley, el número de septiembre está proyectado para que cause sensación entre los místicos de Inglaterra y América, y no sólo entre nuestros hindúes. El tema de los "Hermanos" se mantiene muy vivo, y puede dar sus frutos. La gráfica pluma del señor Hume, bajo la máscara de la filantropía, destila la más amarga hiel, atacándonos con armas que, aunque presentadas, o más bien imaginadas como legales y legítimas y utilizadas con el más honesto de los propósitos —se esgrimen a veces para ridiculizar e insultar. Y con todo, él ha dado la impresión de creer tan sinceramente en nuestro conocimiento, que es más que probable que en lo venidero se nos recuerde tal como nos ha pintado, y no tal como somos en realidad. Lo que dije una vez sobre él, lo sostengo. Externamente, algunas veces puede perdonar sinceramente, pero nunca puede olvidar. Es aquello que se dice que Jonhson admiraba mucho: "un buen aborrecedor".
¡Oh, amigo mío! Con todos sus defectos y su pasado más bien demasiado realista, ¡cuánto y cuan inconmensurablemente más elevado se halla usted ante nuestra opinión que nuestro "Yo soy", con toda su elevada y "espléndida capacidad mental" y su naturaleza externamente patética, ocultando la carencia interna de algo como verdaderos sentimientos y corazón! M. quiere que le diga a usted que se niega rotundamente a tomar cualquier precaución de la naturaleza que usted sugiere. El desprecia profundamente a H.; pero, en caso de un peligro real, sería el primero en protegerle, por el afán que se ha tomado y la labor realizada para la S.T. Dice que en caso de que H. llegue a reconocer su ridículo desatino, él estaría dispuesto a demostrar a los demás la existencia de los poderes ocultos, pero no dejará a H. ningún argumento en que apoyarse. Debe dejarse que su castigo sea completo; de lo contrario, no tendrá ningún efecto sobre él y sólo se desquitará con víctimas inocentes. H. nos ha presentado ante el mundo como deshonestos y embusteros, antes de haber tenido una sola e irrefutable prueba de que nosotros fuésemos eso, y antes de que eso estuviera justificado en su denuncia, ni siquiera por una apariencia o un asomo de falsedad. Si H. pretende mañana presentarnos como asesinos, M. intentará levantar un maya para hacer buenas sus palabras, y luego lo destruirá para ponerlo en evidencia como calumniador. Me temo que tiene razón desde el punto de vista de nuestras reglas y costumbres que son anti-europeas, lo confieso. A excepción del telegrama, M. nunca escribió más que una sola carta a Fem; las cinco o seis cartas restantes con su letra procedieron del Dugpa que tiene a su cargo Fern. M. Confía que usted no echará a perder su trabajo y que seguirá siendo siempre un amigo fiel y verdadero para él, como él lo será para usted. Fern nunca repetirá experimento alguno con la servilleta, por la simple razón de que no se le confiarán más cartas.
He recibido una carta del Coronel Chesney y le contestaré dentro de unos días mediante un joven chela que la entregará a su cuidado con mis respetuosos saludos. No asuste al joven. Se le ha ordenado que conteste a todas las preguntas que pueda contestar, pero no más. Desde Simla saldrá para Buddha Gaya y Bombay para otros asuntos y regresará a casa en noviembre.
Con sincera amistad,
Suyo,

K.H.

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