LAS CARTAS DE LOS
MAHATMAS.
CARTA N°. 52
Carta del Mahatma
K.H. a A. P. Sinnett.
CARTA N° 52
Recibida en Simla,
en otoño de 1882.
No hay nada
"bajo la superficie", mi fiel amigo —absolutamente nada. Sencillamente, Hume está furiosamente celoso
de cualquiera que haya recibido, o que es probable que reciba, alguna información,
favores (?), atención o algo por el estilo, que venga de nosotros. La palabra
"celoso" es ridícula, pero exacta, a menos que lo denominemos
envidioso, lo que todavía es peor. Se siente agraviado porque no puede
convertirse en nuestro único centro de atracción; asume una actitud afectada
ante sí mismo y se siente lleno de furia al no encontrar a nadie que le admire;
escribe un pasaje hebreo que encuentra en un libro de Eliphas Levi, tal como yo
lo interpreté, y al fracasar al no cogerme en una nueva contradicción, con cuyo
propósito se tomó la molestia de citarlo, se inculca a sí mismo la ilusión de
que él es "mucho más Advaíta" de lo que M. o yo fuimos jamás (cosa
fácil de comprobar, puesto que nosotros nunca fuimos Advaitas), y escribe a la
V.D. una carta ofensiva dirigida contra nuestro sistema y contra nosotros, como
el fin de calmar sus propios sentimientos.
¿Es usted,
realmente, tan generoso como para no haber sospechado hace tiempo toda la verdad?
¿No se lo había advertido?
¿Y es posible que
usted no se haya dado cuenta de que él nunca permitirá que ni siquiera un
adepto sepa más o mejor que él mismo?
Y de que la suya era
una falsa humildad; de que es un actor que representa un papel en su propio
beneficio sin importarle el agrado o desagrado de su auditorio, aunque cuando
esto último se pone de manifiesto en lo más mínimo, cambia de actitud,
disimulando admirablemente su rabia, y silba y escupe por dentro. Cada vez que
le contradigo y le demuestro que está equivocado, tanto si se trata de una
cuestión de términos tibetanos como de cualquier otra trivialidad, la cantidad
que anota en mi debe aumenta, y él sale con alguna nueva acusación. Es inútil,
mi querido hermano, estar siempre repitiendo que no hay ni puede haber
contradicciones en lo que se le ha proporcionado a usted. Puede haber
incorrecciones en la forma de expresarse, o falta de detalles, pero acusarnos
de que desbarramos es, en realidad, demasiado ridículo. Le he pedido a usted
varias veces que tomara notas y me las enviara, pero ni el señor Hume ni usted
han pensado en hacerlo y, naturalmente, yo dispongo de poco tiempo para revisar
cartas viejas, comparar notas, penetrar en sus mentes, etc.
De todos modos,
confieso mi ignorancia en una cosa: no comprendo en absoluto por qué la expresión
empleada por mí respecto a la respuesta de H.P.B. a C.C.M. pudo haberle chocado
a usted tanto; y por qué usted habría de oponerse a que yo "hiciera uso de
mi ingenio". Si, por ventura, usted le da otro significado distinto al
mío, estamos confundidos otra vez —faute de s'entendre. Póngase por un momento
en mi lugar y vea si no tendría que poner en juego todo el ingenio de que
dispusiera en un caso como ése, entre C.C.M. y H.P.B. En realidad, no hay contradicción
entre ese pasaje en Js;s y nuestra última enseñanza; para cualquiera que nunca haya
oído hablar de los siete principios —de los que constantemente se hace mención
en Isís como una trinidad, sin ninguna otra explicación— parecería como si
realmente pudiera existir una clara contradicción. "Usted escribirá esto y
aquello, y dará a conocer hasta allí y no más"—le dijimos a ella
constantemente mientras escribía su libro. Era
en el mismo comienzo de un nuevo ciclo, en los días en que ni cristianos ni
espiritistas nunca pensaron, ni tan sólo mencionaron, más que dos principios en
el hombre —el cuerpo y el Alma, a la que ellos llamaban Espíritu. Si usted
tuviese tiempo para consultar la literatura espiritista de aquella época hallaría
que, tanto para los amantes del fenómeno como para los cristianos. Alma y Espíritu
eran sinónimos. Fue H.P.B. la que,
actuando bajo las órdenes de Atrya (alguien a quien usted no conoce) fue la
primera en explicar en el Spiritualist la diferencia que había entre psyche y
nous, nefesh y ruach —Alma y Espíritu. Tuvo que hacer acopio de todo el arsenal
de pruebas, citas tomadas de Pablo y Platón, de Plutarco y Santiago, etc. antes
de que los espiritistas admitieran que los teósofos tenían razón. Fue entonces
cuando se le ordenó que escribiera Isís, precisamente un año después de que se
hubiera fundado la Sociedad. Y como esto suscitó tantas batallas, interminables
polémicas y objeciones ante el impacto de que no podían existir dos almas en el
hombre —nosotros pensamos que era prematuro dar al público más de lo que
posiblemente podía asimilar, y antes de que se hubiera digerido lo de las
"dos almas"; y por
eso la subdivisión adicional de la trinidad en siete principios quedó sin mencionar
en Isis. Y
por el hecho de que ella obedeció nuestras órdenes y escribió ocultando intencionadamente
algunos hechos, ahora —cuando nosotros pensamos que ha llegado el momento de
dar a conocer la mayor parte, si no toda la verdad — ¿se la debe dejar
en la estacada? ¿La abandonaría yo nunca, o cualquiera de nosotros, como blanco
para que los espiritistas dispararan contra ella y se burlaran de las
contradicciones, que fueron totalmente aparentes, y que sólo procedían de la
misma ignorancia de ellos de toda la verdad; una verdad que no quisieron
escuchar y que no quieren aceptar ni siquiera ahora, excepto con protestas y con
las mayores reservas?
Ciertamente que no. Y cuando utilizo la palabra "ingenio" —que, después
de todo, puede que sea argot americano, según me imagino, y que sospecho que en
inglés tiene otro significado —no quiero decir ni "astucia" ni nada
parecido a "truco", sino que quiero
demostrar, sencillamente, la dificultad que tuve que superar para explicar el verdadero
significado de un párrafo interminable, mal construido ante mí, que hacía
hincapié en la no reencarnación, sin insertar una sola palabra en él para
demostrar que esta no reencarnación sólo se refería al alma animal, no al
Espíritu; a la mónada astral, no a la mónada Espiritual.
¿Querrá usted tener
la bondad de explicarme, en la primera oportunidad, qué quiso decir al referirse
a mi expresión como una "frase desafortunada"? Si usted le
pidiera a un amigo que dibujara para el Pioneer una vaca y ese amigo, con la
intención inicial de reproducirla, a causa de su ineptitud, dibujara un buey o
un búfalo y en la impresión apareciera así —porque usted, muy ocupado en otras
cosas, no tuvo tiempo de advertir el error— ¿no "utilizaría usted su ingenio", y no
trataría de hacer todo lo posible para aclarar a los lectores que, en realidad,
el artista había querido dibujar una vaca, confesando así la falta de habilidad
de su amigo y, al mismo tiempo, no haría usted todo lo posible para evitarle
una humillación inmerecida? Sí, usted
tiene razón. H. carece de delicadeza de percepción y sentimiento y de genuina
bondad de corazón. Es de los que sacrificarían a su propia familia, a sus más
queridos y allegados (si los tuviera, que lo dudo) por cualquier capricho
propio; y sería el primero en permitir una hecatombe de víctimas si necesitase
una gota de sangre, así como de insistir en la conveniencia de la Sutee (La incineración de
la viuda junto con el esposo. Costumbre de la vieja India. N.T.) si ésta fuera la
única cosa que le mantuviera caliente, para ayudar a sus entumecidos dedos a
realizar su trabajo y escribir diligentemente un tratado sobre un tema
filantrópico durante ese tiempo, entonando sinceramente para sí un
"Hosanna" en su pensamiento. ¿Cree usted que exagero? No es así;
porque usted no tiene ni idea, y nosotros la tenemos, del egoísmo potencial que
hay en él, de la cruel y despiadada vanidad que arrastra consigo desde su
última encarnación —un egoísmo y una vanidad que permanecen latentes sólo
debido a la incompatibilidad del ambiente del mundo en que se encuentra, a su
posición social y a su educación.
¿Puede usted creer
que escribió su famoso artículo en el Theosophist simplemente por la razón que
él le da —la de ayudar a detener la inevitable caída y salvar la situación, y
mediante su respuesta a Davidson y a C.C.M. etc. facilitar el trabajo— de contestar
en el futuro y conciliar las contradicciones del pasado?
No, de ninguna
manera. Si él en el artículo sacrifica
sin piedad a H.P.B. y al autor del artículo sobre "La Vía Perfecta",
y si muestra a los "Hermanos" como inferiores en inteligencia a los
"cultos caballeros europeos", y desprovistos además de cualquier idea
correcta sobre la honestidad, o sobre lo justo e injusto —en el sentido
europeo— egoístas y fríos, testarudos y dominantes —no es en absoluto porque se
interese en lo más mínimo por ninguno de ustedes, y mucho menos por la Sociedad;
sino, simplemente, porque —en vista de ciertos posibles acontecimientos que él
es demasiado inteligente para no haberlos previsto en su mente— quiere
protegerse; quiere ser el único que resurja incólume, si no inmaculado, en caso
de un derrumbamiento, y bailar, si es necesario, la "danza de la
muerte" de los Macabeos sobre el cuerpo postrado de la Sociedad Teosófica,
antes que arriesgarse a que ni siquiera el dedo meñique del gran "Yo
soy" de Simla pueda ser escarnecido. Conociéndole como le conocemos,
decimos que el señor Hume tiene perfecta libertad para citar la
"desafortunada frase" tantas veces al día como su aliento le permita
si, de algún modo, ello puede apaciguar sus irritados sentimientos. Y
justamente, porque Morya vio a través de él con tanta claridad como yo veo mi
escritura ante mí, permitió el "engaño", como usted lo llama. Más
aún, porque las cosas están de tal modo preparadas que, en caso de que la
"Ecléctica" se vaya a pique, él será el único que se hundirá con
ella; el único del que se burlarán, y así su egoísmo y sus planes
cuidadosamente elaborados no le servirán de nada. Creyendo que él sabía más que
yo, fue lo bastante amable y considerado para añadir sus explicaciones a las
mías en la respuesta de H.P.B. a C.C.M. y — con la excepción de Karma que
explicó bastante bien— se hizo un lío con el resto. Y ahora, cuando por primera
vez yo contradigo lo que él dice en su artículo, se pondrá hecho una furia, expresando
su disgusto de lo que el llamará mis (no sus) contradicciones. Siento tener que
acusarle, como le parecerá a usted. Pero debo llamar su atención sobre el hecho
de que, nueve de cada diez veces, cuando él me acusa de haber interpretado muy
mal lo que quería expresar, dice lo que cualquiera tiene derecho a juzgar como
una falsedad deliberada. El ejemplo de E. Levi ("Yo
soy aquel que soy".—Eds.) אתית אשד אתית es un buen ejemplo. Para pillarme en falta tuvo que
convertirse en Advaita y negar a su "Gobernador moral y Regente del
Universo", arrojándolo por la borda "para los últimos 20 años".
Esto no es honrado, amigo mío, y no veo remedio para ello. Porque, ¿quién puede
demostrar —cuando dice que los argumentos contenidos en las cartas que me
escribió no eran la expresión de sus propias creencias y opiniones personales,
sino que los presentaba de antemano, simplemente para responder a las probables
objeciones de un público teísta— que esto no es más que un engaño? Con
semejante acróbata intelectual, siempre dispuesto a trabajar en el "gran
trapecio", ya sea en relación a lo que declara verbalmente o escribe en el
papel, incluso nosotros hemos de aparecer como derrotados.
Personalmente, lo
último nos preocupa muy poco. Pero él está siempre dispuesto a cantar victoria
en sus cartas privadas e incluso en lo que publica. El no
tiene inconveniente en que nosotros existamos —es demasiado listo para
arriesgarse ante este estado de cosas a ser atrapado por falta de sagacidad,
puesto que sabe, por conducto de corresponsales que están en contra de los
"Fundadores", que realmente existe nuestra Fraternidad— pero él
siempre se negará a admitir esos poderes o ese conocimiento en nosotros, ya que
harían que su consejo y su intervención, que no se le piden, fueran tan ridículos
como inútiles —y trabaja en este sentido.
Yo no
tenía ningún derecho a suprimir el "ofensivo" artículo —como usted lo
califica— por distintas razones. Al permitir que nuestro nombre fuese
relacionado con la S.T. y que nosotros mismos fuéramos arrastrados a la
publicidad, hemos de sufrir (el verbo es una simple figura retórica, si lo
prefiere) "el castigo de nuestra grandeza", como diría Olcott.
Nosotros debemos permitir la expresión de todas las opiniones, tanto benévolas
como malévolas; sentirnos despedazados —un día; "sermoneados"— al
otro; venerados —al siguiente; y —pisoteados en el barro, el cuarto.
Razón número dos:
el Chohan lo ha ordenado así. Y con él esto significa nuevos desarrollos, resultados
imprevistos y PELIGRO, me temo. Los
dos nombres que usted encuentra encabezando las firmas de los 12 chelas que
protestan, pertenecen a los chelas de confianza del mismo Chohan. En este
sentido, no queda esperanza para el señor Hume — consumatum est. Se ha excedido
y yo nunca más tendré oportunidad de pronunciar su nombre ante nuestro
venerable Jefe.
Por otra parte, la
denuncia ha hecho bien. El Chohan dio órdenes para que el joven Jyotirmoy —un
muchacho de 14 años, hijo del Babu Nobin Banerjee, a quien usted conoce— sea
aceptado como alumno en una de nuestras lamaserías cercanas a Chamto-Dong, a
unas cien millas de Shigatse, y su hermana, una virgen Yoguin de 18 años, en el
monasterio femenino de Palli. De este modo los Fundadores, a su debido tiempo, tendrán
dos buenos testigos y no dependerá del capricho del señor Hume matarnos y resucitamos
cuando le plazca. En cuanto a demostrar si sabemos o no sabemos más de los misterios
de la naturaleza de lo que saben sus hombres de Ciencia y sus teólogos, eso
queda para usted y los que usted elija para que le ayuden en la importante
tarea.
Confío, mi querido
amigo, que usted tratará de hacer comprender al señor Hume los convertido, en
definitiva, en lo más importante y aunque pudiera haber dado los mejores frutos,
sin embargo, su artículo denunciatorio casi ha desbaratado la labor realizada
por él.
Ahora más que
nunca, la gente lo considerará un lunático —los miembros de la India le culparán
durante años y nuestros chelas nunca dejarán de considerarlo un iconoclasta, un
intruso arrogante, incapaz de gratitud alguna y —por lo tanto, incapacitado
para ser uno de ellos. Esto debe darlo a conocer como su propia opinión
personal y, desde luego, no puede darlo a menos que coincida con su propia
opinión y pueda ser manifestado como la propia expresión de sus verdaderos
sentimientos sobre la cuestión— porque a mí, personalmente, se me ha ordenado
que no rompa con él hasta el día en que estalle la crisis. Si él desea mantener
su posición oficial en la Ecléctica —ayúdele. Si no es así, le ruego, lo más
urgentemente posible, que acepte usted el cargo de Presidente. Pero dejo todo
esto a su juicio y discreción.
Hágale saber,
además, que la Protesta de los Chelas no es obra nuestra, sino el resultado de una
orden absoluta emanada del Chohan. La Protesta se recibió en la Sede Central
dos horas antes de que el cartero trajera el famoso artículo, y se recibieron
telegramas de varios chelas en la India el mismo día. Junto con la nota al pie
de página enviada por Djual Khool para ser añadida al artículo de W. Oxley, el
número de septiembre está proyectado para que cause sensación entre los
místicos de Inglaterra y América, y no sólo entre nuestros hindúes. El tema de
los "Hermanos" se mantiene muy vivo, y puede dar sus frutos. La gráfica pluma del señor Hume, bajo la
máscara de la filantropía, destila la más amarga hiel, atacándonos con armas
que, aunque presentadas, o más bien imaginadas como legales y legítimas y
utilizadas con el más honesto de los propósitos —se esgrimen a veces para
ridiculizar e insultar. Y con todo, él ha dado la impresión de creer tan
sinceramente en nuestro conocimiento, que es más que probable que en lo
venidero se nos recuerde tal como nos ha pintado, y no tal como somos en
realidad. Lo que dije una vez sobre él, lo sostengo. Externamente, algunas veces
puede perdonar sinceramente, pero nunca puede olvidar. Es aquello que se dice
que Jonhson admiraba mucho: "un buen aborrecedor".
¡Oh, amigo mío! Con
todos sus defectos y su pasado más bien demasiado realista, ¡cuánto y cuan
inconmensurablemente más elevado se halla usted ante nuestra opinión que
nuestro "Yo soy", con toda su elevada y "espléndida capacidad
mental" y su naturaleza externamente patética, ocultando la carencia
interna de algo como verdaderos sentimientos y corazón! M. quiere que le diga a
usted que se niega rotundamente a tomar cualquier precaución de la naturaleza
que usted sugiere. El desprecia
profundamente a H.; pero, en caso de un peligro real, sería el primero en
protegerle, por el afán que se ha tomado y la labor realizada para la S.T. Dice
que en caso de que H. llegue a reconocer su ridículo desatino, él estaría
dispuesto a demostrar a los demás la existencia de los poderes ocultos, pero no
dejará a H. ningún argumento en que apoyarse. Debe dejarse que su castigo
sea completo; de lo contrario, no tendrá ningún efecto sobre él y sólo se
desquitará con víctimas inocentes. H. nos ha presentado
ante el mundo como deshonestos y embusteros, antes de haber tenido una sola e irrefutable
prueba de que nosotros fuésemos eso, y antes de que eso estuviera justificado
en su denuncia, ni siquiera por una apariencia o un asomo de falsedad. Si H.
pretende mañana presentarnos como asesinos, M. intentará levantar un maya para
hacer buenas sus palabras, y luego lo destruirá para ponerlo en evidencia como
calumniador. Me
temo que tiene razón desde el punto de vista de nuestras reglas y costumbres
que son anti-europeas, lo confieso. A excepción
del telegrama, M. nunca escribió más que una sola carta a Fem; las cinco o seis
cartas restantes con su letra procedieron del Dugpa que tiene a su cargo Fern.
M. Confía que usted no echará a perder su trabajo y que seguirá siendo siempre
un amigo fiel y verdadero para él, como él lo será para usted. Fern nunca
repetirá experimento alguno con la servilleta, por la simple razón de que no se
le confiarán más cartas.
He recibido una
carta del Coronel Chesney y le contestaré dentro de unos días mediante un joven
chela que la entregará a su cuidado con mis respetuosos saludos. No asuste al
joven. Se le ha ordenado que conteste a todas las preguntas que pueda
contestar, pero no más. Desde Simla saldrá para Buddha Gaya y Bombay para otros
asuntos y regresará a casa en noviembre.
Con sincera
amistad,
Suyo,
K.H.
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