martes, 16 de febrero de 2016

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS. CARTA N°. 63

LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS.
CARTA N°. 63
Carta del Mahatma K.H. a A. P. Sinnett.

CARTA Nº 63
Recibida en Londres, en el verano de 1884.
Buen amigo—
Cuando comenzó nuestra primera correspondencia no se tenía la menor idea de que surgiera ninguna publicación que tuviera como base las respuestas que usted pudiera recibir. Usted seguía haciendo preguntas al azar, y al ser dadas las respuestas en momentos diferentes, ante preguntas que no guardaban ninguna relación entre sí, y por así decirlo, bajo una disimulada protesta, a menudo resultaban necesariamente imperfectas desde diferentes puntos de vista.
Cuando se permitió la publicación de algunas de estas respuestas en El Mundo Oculto, se tenía la esperanza de que entre sus lectores algunos pudieran ser capaces, como lo era usted, de reunir las diferentes partes y sacar de ellas el armazón o una sombra de nuestro sistema, el cual, aunque no fuera exactamente el original —pues esto sería imposible— se parecería a éste tanto como eso fuera posible puesto que se trata de la obra de un no-iniciado. ¡Pero los resultados han demostrado ser casi desastrosos! Hemos ensayado un experimento y ¡hemos fracasado lamentablemente! Ahora vemos que nadie, a no ser aquellos que han pasado al menos su tercera iniciación, es capaz de escribir sobre esos temas con comprensión. Un Herbert Spencer se hubiera hecho un lío con ello, en sus circunstancias. Y Mohini no tiene ciertamente toda la razón; en realidad, en algunos detalles se equivoca, pero también lo hace usted, mi viejo amigo, aunque el lector profano no es el más inteligente para darse cuenta y, hasta ahora, ninguno se ha dado cuenta de los errores vitales en El Buddhismo Esotérico y en El Hombre; ni es probable que lo noten. No podemos dar más información sobre el tema que ya ha sido tratado por usted, y hemos de dejar que los hechos ya comunicados se incorporen a una filosofía consistente y sistemática por parte de los chelas de la Sede Central. La Doctrina Secreta explicará muchas cosas y orientará a más de un perplejo estudiante.
Por lo tanto, exponer ante el mundo todo el material original y complicado que obra en su poder en forma de viejas cartas —en las cuales, debo confesarlo, mucho fue escrito confusamente a propósito— sólo haría que la confusión aumentara. En vez de resultar de ello algún bien para usted y para los demás, sólo le colocaría en una posición todavía más difícil, atrayendo la crítica sobre las cabezas de los "Maestros" y originándose así una influencia que retardaría el progreso humano y el de la S.T. Por eso yo protesto con la mayor energía contra su nueva idea. Deje a La Doctrina Secreta la tarea de vindicarlo. Mis cartas no deben ser publicadas en la forma que usted sugiere, sino al contrario, si usted quisiera evitarle el trabajo a Djual K., deberían enviarse copias de algunas al Comité Literario en Adyar —sobre el cual Damodar ya le ha escrito a usted— de manera que, con la ayuda de S.T.K. Charya, Djual K., Subba Row y el Comité Secreto (del cual excluimos, a propósito, a H.P.B. para evitar nuevas suspicacias y calumnias), ellos podrían ser capaces de utilizar la información para la  consecución del objetivo por el cual se inició el Comité, tal como lo explicó Damodar en la carta que escribió, siguiendo órdenes. No es un nuevo "asunto Kiddle" lo que trato de evitar, ni la crítica dirigida contra mí personalmente, la cual, en verdad, apenas puede alcanzarme, sino que más bien trato de evitarle a usted y a la Sociedad nuevas contrariedades, que esta vez serían serias. Para abreviar: las cartas no fueron escritas para ser publicadas ni para ser comentadas en público, sino para uso privado, y ni M. ni yo daremos nunca nuestro consentimiento para que se vean manipuladas de esa manera.
En cuanto a su primera carta, Dj.K. ha recibido instrucciones de atenderla. En cosas tan delicadas todavía soy menos competente para aconsejar que para satisfacer a aspirantes a "chelas" de la clase de "L.C.H." Me temo que la "pobre y querida señora Holloway" está enseñando sus blancos dientes, y con dificultad se la calificaría ahora de "compañera encantadora". Siguiendo instrucciones, Olcott escribió una carta a Finch, la cual proporciona la clave del pequeño problema. Se trata de nuevo de Fern, Moorad Alí, Bishen Lal y otros náufragos. ¡Por qué los "aspirantes" a chelas que tienen una personalidad y un sentido del yo tan marcados quieren entrar a la fuerza en el círculo encantado y peligroso de la probación! Perdone mi breve carta: ahora estoy muy ocupado con el nuevo año que empieza.
K.H.




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