LA CLAVE DE LA TEOSOFÍA
EXPOSICIÓN CLARA EN FORMA DE PREGUNTAS Y
RESPUESTAS DE LA ÉTICA, CIENCIA Y FILOSOFÍA
PARA CUYO ESTUDIO HA SIDO FUNDADA LA
SOCIEDAD TEOSÓFICA
Dedicada por H. P. B.
a todos sus discípulos
para que aprendan y puedan enseñar a su
vez.
(Parte 32)
DE LA
INDIVIDUALIDAD Y PERSONALIDAD*
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* En su Catecismo Budista, el
mismo Coronel Olcott, obligado por la lógica de la filosofía esotérica, tuvo necesidad
de corregir los errores de Orientalistas anteriores que no hicieran esa diferencia,
y dar al lector sus razones para ello. Dice: “las
apariciones sucesivas sobre la Tierra o descenso en la generación de las partes
tanhaicamente coherentes
(skandhas) de un ser determinado son una sucesión de personalidades. La PERSONALIDAD
difiere en cada nacimiento de un nacimiento anterior o sucesivo. Karma, el
DEUS EX MACHINA, se oculta (¿diremos más bien que se refleja? ) a sí mismo
ora en la personalidad de un sabio, ya bajo la forma de un artesano, y así sucesivamente,
a través de toda serie de existencias. Pero, aunque las personalidades
siempre cambian, la línea única de vida que las ensarta como las cuentas de
un rosario,permanece unida, es siempre esa línea particular, jamás otra alguna. Es, por lo tanto, una ondulación individual y vital que empezó
en Nirvana, o lado subjetivo de la Naturaleza, como la ondulación de la luz o
del calor, propagada a través del éter, nació en un origen dinámico; recorre
el lado objetivo de la Naturaleza bajo el impulso de Karma, y la dirección
creadora de Tanhâ (deseo de
vivir no satisfecho); y conduce, a través de muchos cambios cíclicos, de
nuevo al Nirvana. Mr. Rhys–Davis llama a aquello que pasa de personalidad a personalidad
por la cadena individual, “carácter” o “acción”. Puesto que el “carácter” no
es una simple abstracción metafísica, sino la suma de nuestras propias cualidades
mentales y propensiones morales, ¿no contribuiría a rechazar o a desvanecer
lo que Mr. Rhys–Davis llama “ el desesperado expediente de un misterio” (Budismo, pág. 101) el considerar
la ondulación de la vida como la individualidad, y a cada una de sus series
de manifestaciones natales como una personalidad separada? El individuo
perfecto, buddhísticamente hablando, es un Buda; pero Buda no es más que la
flor rara de la humanidad, sin la menor mezcla sobrenatural. Y como son
necesarias un sinnúmero de generaciones –“cuatro asankheyyas y cien mil ciclos”, según Fansböll y Rhys–Davis (Buddhist Birth Stories, pág.13)–
para convertir a un hombre en
Buddha, y la voluntad de hierro para
convertirse en tal permanece a través de todos los nacimientos futuros, ¿Cómo llamaremos a aquello que de
este modo quiere y persevera? ¿El carácter? ¿Nuestra individualidad; una
individualidad manifestada sólo en parte en cualquier nacimiento nuestro,
pero constituida por fragmentos de todos los nacimientos? ”
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Pero ¿cuál es la
diferencia entre las dos? Confieso que aún me hallo a oscuras respecto a este
punto.
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Me
esfuerzo en explicarlo; pero, por desgracia, más difícil es con algunos conseguirlo
que el infundirles un sentimiento de respeto hacia imposibilidades
infantiles, únicamente porque son ortodoxas y porque la ortodoxia es
respetable. Para comprender bien la idea, tenéis que estudiar primeramente
las dos series de “principios”: los espirituales o aquellos que
pertenecen al Ego imperecedero, y los materiales o los principios que constituyen
los cuerpos, constantemente variables, o series de personalidades de aquel Ego.
Démosles nombres permanentes y digamos que:
I. Âtma,
el Yo Supremo, no es ni vuestro espíritu ni el mío, sino que, como el
sol, resplandece sobre todos. Es el principio divino universalmente
difundido, inseparable de su meta–espíritu
uno y absoluto, del mismo modo que el rayo solar es inseparable de la
luz del sol.
II. Buddhi (el alma
espiritual) es tan sólo su vehículo. Ni Âtma ni Buddhi por sí, ni los dos colectivamente,
son más útiles al cuerpo del hombre que lo pueden ser, a una masa de granito
sepultada en la tierra, la luz del sol y sus rayos; a menos “que la dualidad divina sea asimilada por
alguna conciencia, y
reflejada en ella.” Ni es el más elevado aspecto de Karma, su propio
agente activo, en su sentido; y el segundo es inconsciente en este
plano.
Aquella
conciencia o mente es:
III.
Manas (MAHAT o la MENTE UNIVERSAL es el
origen de manas. Este último es el mahat, es decir, la mente en el
hombre. También se llama a Manas Kshetrajña, espíritu encarnado,
porque, según nuestra filosofía, los Mânasa–putras o “ Hijos de la
Mente Universal” son los que crearon o mejor dicho produjeron al
hombre pensador, manu, encarnado en la tercera raza de la humanidad
en nuestra Ronda. Es Manas por consiguiente, el verdadero y permanente Ego
Espiritual que se encarna, la INDIVIDUALIDAD, y nuestras innumerables y diferentes
personalidades no son sino sus aspectos externos.), el derivado o
producto, en una forma reflejada, de Ahamkâra, “el concepto del yo o
egoidad”. Es, por consiguiente, llamado el EGO ESPIRITUAL, cuando está inseparablemente
unido a los dos primeros; así como Taijasa (el radiante). Ésta es la verdadera
Individualidad real, o el hombre divino. Este Ego es el que, habiéndose encarnado
originariamente en la forma humana sin entendimiento, animada par la
presencia en sí misma de la Mónada dual, pero inconsciente de ella (puesto
que no tenía conciencia), hizo de esa forma, humana en apariencia, un verdadero
hombre. Este Ego es aquel “Cuerpo–Causal” que cobija a cada personalidad
en que Karma lo obliga a encarnarse. Este EGO es el responsable de todos los
pecados cometidos por cada nuevo cuerpo o personalidad (apariencias pasajeras
que ocultan al verdadero Individuo a través de las largas series de
renacimientos).
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¿Pero es justo
esto? ¿Por qué ha de ser castigado ese Ego como resultado de hechos que ha olvidado?
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No
los ha olvidado; sabe y recuerda sus malas acciones tan bien como vos os acordáis
de lo que hicisteis ayer. ¿Acaso porque la memoria de ese
conjunto de compuestos físicos llamado “cuerpo” no recuerde lo que su predecesor
(la personalidad anterior) hizo, imagináis que el Ego real lo ha olvidado?
Tanto valdría decir que es injusto que sea castigada por una cosa de la que
nada sabe la chaqueta nueva que usa un muchacho a quien vapulean por haber
robado manzanas.
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Pero ¿no existen
medios de comunicación entre la conciencia o memoria espiritual y la humana?
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Seguramente
los hay; pero jamás fueron reconocidos por vuestros psicólogos científicos
modernos. ¿A
qué atribuís la intuición, la “voz de la conciencia”, las reminiscencias en
forma de aviso, vagas e indefinidas, etc., sino a tales comunicaciones? ¡Ojalá
la mayoría de los hombres, los cultos al menos, estuviesen dotados de las
delicadas percepciones espirituales de Coleridge, quien demuestra hasta qué
punto llega su intuición en algunos de sus comentarios! Ved lo que dice
respecto a la probabilidad de que “todos los pensamientos sean en sí mismos
imperecederos”. “Si fuese más comprensiva la facultad inteligente [despertar
súbito de la memoria], sólo se necesitaría para traer ante cada alma
humana la experiencia colectiva de toda su existencia pasada existencias más
bien, una organización diferente y apropiada, el cuerpo celeste en vez del
terrestre”. Este cuerpo celeste es nuestro Ego Manásico.
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