A partir de esta parte 7ma. de LA CLAVE DE LA TEOSOFÍA,
pondré el titulo del tema que se trata en cuestión con vistas a no hacer tan monótonas
la presentación del tema en cuestión del que trata cada parte de este libro ya
que el mismo lo he dividido en 60 partes aproximadamente.
LA CLAVE DE LA TEOSOFÍA
EXPOSICIÓN CLARA EN FORMA DE PREGUNTAS Y
RESPUESTAS DE LA ÉTICA, CIENCIA Y FILOSOFÍA
PARA CUYO ESTUDIO HA SIDO FUNDADA LA
SOCIEDAD TEOSÓFICA
Dedicada por H. P. B.
a todos sus discípulos
para que aprendan y puedan enseñar a su
vez.
(Parte 7)
DIFERENCIA ENTRE TEOSOFÍA Y
OCULTISMO
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Habláis de Teosofía y de Ocultismo;
¿son ambos idénticos?
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De ninguna manera. Puede
un hombre ser muy buen Teósofo, dentro o fuera de la Sociedad, sin ser
en modo alguno Ocultista. Pero nadie puede ser un verdadero Ocultista sin
ser Teósofo en toda la extensión de la palabra; de otro modo, no es
más que un mago negro, consciente o inconsciente.
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¿Qué queréis decir?
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Ya he dicho que un Teósofo
verdadero debe poner en práctica el ideal moral más elevado; debe esforzarse
en reconocer la unidad con la humanidad entera, y trabajar incesantemente
para los demás. Ahora bien; si un Ocultista no lleva esto a cabo, obrará de un modo
egoísta para su beneficio personal; y si ha adquirido mayores poderes prácticos que
los demás hombres, por lo común se convierte, por esto mismo, en enemigo del
mundo y de los que lo rodean, mucho más temible que el simple mortal. Esto es claro.
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Entonces, ¿un ocultista es
sencillamente un hombre que posee mayor poder que los demás?
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Mucho mayor, si es
Ocultista práctico y realmente instruido, y no se contenta tan sólo
con serlo de nombre. No son las ciencias ocultas “aquellas ciencias
imaginarias de la Edad Media que trataban de la supuesta acción o influencia
de cualidades Ocultas o poderes sobrenaturales, como la alquimia, la magia,
la nigromancia y la astrología”, según nos las describen las Enciclopedias;
porque son ciencias reales, verdaderas y muy peligrosas. Enseñan la fuerza e
influencia secretas de las cosas de la Naturaleza, desarrollando y cultivando
los poderes ocultos “latentes en el hombre”, dándole enormes ventajas sobre
los mortales más ignorantes. Buen ejemplo de ello es el Hipnotismo, hoy día
tan común y objeto de las indagaciones científicas. Fue descubierto el poder
hipnótico casi por casualidad, habiendo preparado el camino el mesmerismo.
Hoy día, un hipnotizador experimentado puede con su poder hacer casi todo
cuanto se le ocurra: desde obligar a un hombre a hacer el tonto
inconscientemente, hasta hacerle cometer un crimen. (A menudo, por medio de
un cómplice del hipnotizador y en beneficio de este último.) ¿No es
éste un terrible poder si se entrega en manos de personas sin escrúpulos? Y,
sin embargo, tened presente que ésta no es más que una de las ramas menores
del Ocultismo.
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¿Pero no están todas esas ciencias
Ocultas, magia y hechicería, consideradas por la gente más culta e ilustrada
como restos de la antigua ignorancia y superstición?
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Permitidme que os haga
notar que esta observación resuelve de golpe los distintos puntos de vista. Los
más “cultos e ilustrados” entre vosotros, también consideran al Cristianismo
y todas las, demás religiones como restos de ignorancia y superstición.
La gente ahora empieza a creer en el hipnotismo, y algunos (hasta
entre los más cultos), en la Teosofía y los fenómenos. ¿Pero quién,
excepto los predicadores y los fanáticos ciegos, se atreverá a confesar su
creencia en los milagros Bíblicos? Aquí es donde nace la diferencia.
Hay Teósofos muy puros y buenos, que pueden creer en los milagros sobrenaturales,
incluso los divinos; pero no creerá en ellos Ocultista alguno. El Ocultista practica
la Teosofía científica, basada en el conocimiento exacto de los trabajos y
secretos de la Naturaleza, mientras que el Teósofo que practique los
poderes llamados anormales, pero sin la luz del Ocultismo, tenderá simplemente
hacia una forma peligrosa del mediumnismo, porque, aunque profese la Teosofía
y su más elevado código de ética, obra a oscuras, apoyado en sincera PERO
CIEGA FE. Cualquiera, sea
Teósofo o Espiritista, que intente cultivar una de las ramas de la ciencia
Oculta por ejemplo, Hipnotismo, Mesmerismo o siquiera los secretos para
producir ciertos fenómenos físicos, etc. sin el conocimiento de la racional
filosófica de esos poderes. Es como una nave sin
timón en medio del océano embravecido.
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